No se sabe si es una estrategia deliberada, pero Javier Milei está logrando confundir al progresismo. Toda una vida combatiendo al capitalismo para descubrir ahora, gracias a la claridad del Presidente, que en realidad estaban del mismo lado. El líder que confiesa que jamás tuvo "la ambición de hacer política" (y llegó a presidente) acusó nada menos que a la ONU de promover "políticas colectivistas" a través de la Agenda 2030 y el Pacto del Futuro, políticas de "corte socialista". ¿Cuáles son esos países? Estados Unidos, Alemania, Francia, Japón, China, Israel, entre muchos otros que firmaron aquella agenda con compromisos múltiples y foco en el combate al cambio climático y la guerra nuclear. ¿Cuáles no firmaron, como la Argentina? Rusia, Nicaragua, Irán, Venezuela y Corea del Norte. Todos "enemigos" (se supone) para Milei. ¿Entonces? Ricardo Lorenzetti, juez de la Corte y estudioso del tema climático, dijo esta semana que, si se pone en contra de esa agenda, "la Argentina está a punto de perder el tren hacia donde va el mundo". Y que puede perder mercados de exportación y créditos sujetos a cláusulas ambientales. Lorenzetti es quien le propuso a Milei que promueva a Ariel Lijo como miembro de la Corte. Paradojas.
El mandatario argentino cuestionó a su par español por anunciar "acciones destinadas a acotar privilegios"."Fatal arrogancia e ignorancia en temas de economía en la frase resulta espeluznante", apuntó el libertario.
El escándalo que disparó el chavismo con la manipulación de las elecciones, la represión siguiente y el giro cuasi mafioso del poder, es el extremo de un periodo en el cual las falsas izquierdas exhiben una sucesión de batallas simbólicas perdidas.