La Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) incorporó el uso de sedación consciente por inhalación de oxígeno y óxido nitroso en sus tratamientos, una herramienta clave para mejorar la atención de pacientes con condiciones médicas especiales, como fobias, espectro autista y síndrome de Down, entre otras.Así lo anunciaron este martes a través de un comunicado. También contaron que la iniciativa fue impulsada por el área de Atención de Pacientes con Riesgo Médico y Discapacidad. Para esto, trabajaron en conjunto odontólogos y cardiólogos pertenecientes a la cátedra de Medicina Interna, quienes desarrollaron un protocolo seguro y eficaz para su implementación. Esta sedación está dirigida especialmente a personas con condiciones como autismo, síndrome de Down, déficit cognitivo, encefalopatía crónica no evolutiva o Alzheimer. Aunque, como asegura el comunicado, su implementación aún se encuentra en una etapa experimental.Pablo Rodríguez, decano de la Facultad de Odontología, explicó, en diálogo con LA NACIÓN, la diferencia entre este método y el de la anestesia general, y por qué es importante para ciertos pacientes. En esta última, el componente principal suele ser el Propofol, y su aplicación debe ser controlada por un anestesista y un cardiólogo. Pero en el caso de la sedación consciente, el efecto se logra con inhalación de oxígeno y de óxido nitroso. "La diferencia es que, con la general, se suele entrar en un estado como 'comatoso', es decir, sin consciencia. Se regula con el control de los signos vitales, tanto de la frecuencia cardíaca como la renal y demás", detalló Rodríguez. Un ejemplo claro para entender la diferencia es el del control posoperatorio de rutina: si el paciente orina, significa que la función renal volvió a trabajar; si no lo hace, hay que poner una sonda. Recuperar la función renal significa que "el cuerpo está funcionando nuevamente". Esta recuperación paulatina proviene, justamente, de esa sedación general.En cambio, la metodología de la inhalación es, justamente, todo lo contrario. "El paciente está consciente mediante la inhalación de gas, se logra un nivel de analgesia tal que se pueden hacer procedimientos indoloros sin perder el estado de conciencia. Está sedado, pero está consciente. Es decir, los signos vitales y restos funcionan normalmente. Si bien hay un control cardiológico, no necesita un anestesista. Ese Propofol es la medicación que induce a una anestesia general, digamos, a una pérdida de la conciencia", agregó.Teresita Ferrari, directora del posgrado en Riesgo Médico de Discapacidad, contó a través del documento que compartió la UBA, que se trata, en definitiva, de un tipo de sedación muy leve, "el primer nivel" según la clasificación de la Asociación de Anestesiología. Por eso el paciente no se duerme, sino que se relaja y disminuye la ansiedad, lo que permite colocar la anestesia local sin que sienta dolor.La incorporación de este proceso podría, en principio, beneficiar a cerca de 4500 pacientes, aunque, destacó el decano, no es un servicio excluyente: podrá acceder a él quien tenga cualquier tipo de fobia. De hecho, la primera persona que se atendió, cuenta el comunicado, presentaba un cuadro de fobia de atención odontológica tradicional. La nueva práctica empezó a implementarse hace un mes, y desde entonces, se trataron tres casos. Ell proceso tardó dos años en ponerse a prueba, contó Rodríguez, tanto la maquinaria, que fue donada, como los tubos y la adecuación de los lugares. A su vez, se tuvo que integrar el equipo interdisciplinario â??por ejemplo, con la cardióloga Liliana Nicolosi y Ferrari, encargadas del servicio de la cátedra de Medicina Interna y Riesgo Médico y la especialización en pacientes de alto riesgoâ??, aprobarlo por el consejo directivo de la facultad y armar un nomenclador. La sedación consciente es habitual en Estados Unidos y en Europa. En la región, también lo aplican en Brasil y Paraguay. En cuanto al país, de la facultad informaron que no hay registros de que se esté haciendo en otras partes, ya sea del sector público o privado, aunque tampoco se descarta. La atención se realiza en la Clínica de Atención de Pacientes de Alto Riesgo (Clapar II). El criterio de selección se centra en los pacientes que, como se explicó, no pueden acceder a la atención con técnicas de anestesia tradicionales, como la local, ya sea por una discapacidad o por una fobia excesiva que impide la atención. Para pedir turnos hay que comunicarse a turnos.discapacidad@odontologia.uba.ar.
La nueva implementación implicó un trabajo de dos años de un equipo interdisciplinario. Permite la atención de personas con condiciones médicas complejas o necesidades especiales. Leer más
Es el primer lugar público en implementar este tratamiento para asistir a quienes no pueden ser tratados con técnicas convencionales de anestesia local y que, hasta ahora, no contaban con alternativas para recibir atención dental