Después de cuatro años de su promulgación, esta semana la ley que prohíbe la salmonicultura en Tierra del Fuego corre riesgo de perderse. Se trata de la ley provincial 1355, promulgada en 2021, que prohíbe la cría y producción de tres tipos de salmónidos "con el fin de asegurar la protección, preservación y resguardo de los recursos naturales, los recursos genéticos y los ecosistemas lacustres y marinos" de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.Ayer se debatieron dos proyectos de reforma y abrieron el micrófono a científicos, personalidades, pueblos originarios, pescadores artesanales y organizaciones ambientalistas. Ellos expusieron los riesgos de las modificaciones impulsadas por los legisladores libertarios y lograron pasar a cuarto intermedio. "Antes del 25 de julio, esta discusión se congela", aseguraron a LA NACION fuentes que participaron ayer de la sesión. A pesar de ello, ven que incluso bloqueando la reforma, varios grupos interesados presionarán para flexibilizar la normativa ambiental. "Va a haber más amenazas a la biodiversidad como está con el cambio de viento que vivimos", explicó una fuente cercana a la protección de la biodiversidad en la provincia.La Legislatura de Tierra del Fuego debatió esta semana dos proyectos para modificar esta ley y permitir un crecimiento de la actividad. La propuesta más reciente, impulsada por los legisladores Agustín Coto y Natalia Gracianía (La Libertad Avanza), plantea habilitar el cultivo de salmónidos utilizando sistemas cerrados de recirculación y derogar la actual prohibición, con excepción del canal Beagle. Según sus autores, la iniciativa busca "impulsar el crecimiento económico y alentar prácticas sustentables". Desde el oficialismo fueguino, también se propusieron un texto que busca derogar la ley vigente para reemplazarla por un marco general de "acuicultura sustentable", con principios de "innovación tecnológica, vigilancia sanitaria y desarrollo científico".Tanto científicos, organizaciones ambientalistas y representantes de pueblos originarios repudiaron dichas propuestas y advirtieron que dar avance con esta industria significaría impactos irreparables en los ecosistemas del sur del mundo. En distintas ciudades de Tierra del Fuego hubo movilizaciones el fin de semana en defensa de la norma actual. La Comisión de Recursos Naturales debatió el tema el lunes pasado y el proyecto llegó a recinto el jueves pasado. La salmonicultura es la siembra y cosecha intensiva de salmónidos bajo condiciones controladas para fines comerciales. En este tipo de producción, se engorda a los salmones en "jaulas flotantes" ubicadas normalmente en bahías y fiordos a lo largo de las costas, una técnica que se originó en Noruega a finales de 1960. La cría intensiva de salmones en jaulas solamente es posible en muy pocos ecosistemas, como los que hay en Tierra del Fuego y el sur chileno. Sin embargo, en ambos países generó una presión extrema sobre la biodiversidad.Entre las consecuencias de la salmonicultura se encuentran la mortandad masiva de salmones, la proliferación de algas nocivas, la introducción de especies exóticas, la alteración de los ecosistemas y la pérdida de fauna local, la generación de zonas "muertas" y el enmallamiento de mamíferos marinos. Es por eso que hace cuatro años, la ley 1355 fue impulsada por el legislador Pablo Villegas del Movimiento Popular Fueguino y fue votada por unanimidad."La ley vigente es fruto de más de tres años, la investigación de los legisladores se convocó a científicos, ONGs, productores, pescadores, comunidad en general, se averiguó en el extranjero. Hubo una investigación muy extensa y paralelamente, hubo un movimiento binacional, junto con Chile. Si en el 78 casi entramos en guerra, el rechazo a las salmoneras y la protección de las aguas fueguinas nos encontró unidos", expresó el antropólogo investigador del CONICET Ernesto Piana.Piana comentó que hace solo 4 años esa ley fue votada por unanimidad de los legisladores representantes del pueblo fueguino. "El ambiente no se modificó. Las tecnologías de explotación salmonera no cambiaron significativamente. La pregunta que entonces surge es: ¿qué razones de peso hay como para modificarla? Cada uno puede suponerlas, porque no han sido presentadas", dijo.Por su parte, Adrian Schiavini, científico del CONICET, profesor de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego e investigador de Wildlife Conservation Society sostiene: "Esta propuesta para modificar la ley parece un nuevo intento de querer avanzar con un modelo productivo contaminante que ya dejó zonas muertas en Chile y que busca nuevos lugares para seguir produciendo salmones en nuestras aguas, un producto caro que no resuelve el hambre porque es para pocos y con poca generación de empleos".
Alertan que La Libertad Avanza pretende modificar la ley provincial N°1355, que regula la industria salmonera. Es "un modelo productivo contaminante que ya dejó zonas muertas en Chile", advierten los especialistas. Leer más
Cuatro años después de haber sido celebrada como un hito global, la ley que prohíbe la salmonicultura en aguas fueguinas podría quedar derogada. La Legislatura de Tierra del Fuego debate esta semana dos proyectos para modificar -y eventualmente reemplazar- la Ley 1355, aprobada por unanimidad en 2021, que convirtió a la Argentina en el primer país del mundo en prohibir la cría de salmones en el mar.La iniciativa más reciente, presentada por los legisladores Agustín Coto y Natalia Gracianía (La Libertad Avanza), propone permitir el cultivo de salmónidos mediante sistemas cerrados de recirculación (RAS) y levantar la prohibición vigente, salvo en el canal Beagle. Argumentan que su objetivo es "fomentar el desarrollo económico y promover prácticas sostenibles". El proyecto incluye la posibilidad de habilitar establecimientos acuícolas en ríos, costas y aguas abiertas de la provincia, bajo control estatal y supuestos estándares ambientales.Desde el oficialismo fueguino, también se impulsó un texto que propone derogar la ley vigente para reemplazarla por un marco general de "acuicultura sustentable", con principios de "innovación tecnológica, vigilancia sanitaria y desarrollo científico".Las propuestas generaron una ola de rechazo en la comunidad científica, organizaciones ambientalistas y sectores de la economía local que ven en esta avanzada un retroceso grave y evitable. En distintas ciudades de Tierra del Fuego hubo movilizaciones el fin de semana, en defensa de la norma actual. La tensión crece: la Comisión de Recursos Naturales debate el tema este lunes y el proyecto podría llegar al recinto en la sesión de mañana martes.Una ley pionera bajo amenazaSancionada en junio de 2021 por unanimidad, la Ley 1355 fue fruto de un proceso inédito de participación ciudadana. Convocó durante años a científicos, ONGs, legisladores de todo el arco político, pescadores artesanales y comunidades locales, que rechazaron de forma masiva la instalación de jaulas flotantes para cría de salmones en aguas fueguinas."La ley vigente es fruto de más de tres años de trabajo. Se consultó a todos los actores, hubo investigación profunda y hasta colaboración binacional con Chile. El ambiente no cambió. Las tecnologías no cambiaron. ¿Qué justifica este giro?", se pregunta el antropólogo e investigador del CONICET Ernesto Piana. Advierte, además, sobre el mensaje que esta decisión podría enviar a emprendedores locales: "No hay seguridad jurídica. Podemos cambiar las reglas en cuatro años, incluso si las votamos por unanimidad. Eso daña la confianza en las instituciones".Tierra del Fuego es, por su geografía y biodiversidad, el único lugar viable en Argentina para desarrollar salmonicultura a gran escala. Justamente por eso, la ley fueguina se volvió emblemática. En contraste con Chile -segundo productor mundial, pero con graves impactos ambientales-, la norma argentina solo permite sistemas RAS sobre tierra firme, sin afectar el ecosistema marino."Este intento de modificar la ley parece otro esfuerzo por habilitar un modelo productivo que ya dejó zonas muertas en Chile", alerta Adrián Schiavini, biólogo del CONICET y docente en la Universidad Nacional de Tierra del Fuego. "Es un producto caro, que no resuelve el hambre, genera pocos empleos y amenaza industrias como la pesca artesanal y el turismo, que sí tienen impacto real en la economía local."¿Salmones sí, pero dónde y cómo?Los impulsores de la modificación aseguran que no buscan autorizar jaulas en el Beagle, pero la letra de los proyectos abre la puerta a otras zonas sensibles, como la Isla de los Estados o la costa atlántica. "La ley actual protege también ríos, lagos y lagunas. La nueva redacción los habilitaría, y eso podría ser incluso peor que el mar", advierte Schiavini. "Lo que preocupa es la posibilidad de que esto sea solo el primer paso, una apertura que después se amplíe con más presión empresarial."En X, el legislador Coto defendió el proyecto con un tono combativo: "Ese salmón que ves en la carta se tuvo que importar porque algunos decidieron prohibir producirlo acá. Presentaremos la ley para fomentar la salmonicultura. Que ninguna ONG de hippies con OSDE nos diga cómo vivir", escribió. También compartió, a modo de chicana, el video oficial de la canción El Salmón, de Andrés Calamaro. Pero para referentes locales, como el chef Lino Adillón, que lleva más de 30 años en Ushuaia, el riesgo es demasiado alto. "Entre los años de investigación y estos cuatro años de ley, llevamos ocho años como sociedad trabajando para cuidar lo que tenemos. La industria es bienvenida en tierra, en sistemas cerrados. En el mar, no. Ya se sabe que es nociva", resume.Una amenaza para la economía y la saludEl salmón es un producto de exportación. No forma parte de la dieta popular. Y, en su versión de criadero, tiene serios cuestionamientos sanitarios: el 60% de las muestras tomadas en supermercados de Buenos Aires presentaron niveles de toxicidad superiores a los recomendados."¿Qué sentido tiene competir con Chile, que tiene 20.000 kilómetros de costas, cuando podríamos diferenciarnos con sistemas más sustentables?", pregunta Schiavini. "Tierra del Fuego ya tiene productos únicos, con valor agregado. No necesitamos copiar un modelo que está siendo cuestionado en el mundo."Además, la instalación de salmoneras impactaría directamente sobre la pesca artesanal de centolla, uno de los motores turísticos y económicos de la isla. Como dijo Diana Méndez, capitana de barco y referente del sector, en un artículo publicado en Lugares en 2021: "El mar es nuestro sustento. Si cambia el agua, cambian los ciclos de vida de los animales. Las centollas ya no se están reproduciendo. ¿Vamos a sumar una amenaza más?".El investigador Gustavo Lovrich, del CADIC, coincide: "Las salmoneras afectan desde el plancton hasta las ballenas. El canal Beagle tiene una biodiversidad única, y está en peligro. Hay lugares en el mundo que están invirtiendo millones para revertir lo que Tierra del Fuego ya hizo bien."Un faro para el mundo que hoy se apagaLa ley 1355 fue, para muchos, una señal de que el desarrollo económico puede ir de la mano con el cuidado ambiental. Fue celebrada por científicos, cocineros como Francis Mallmann y Mauro Colagreco, y activistas de ambos lados de la cordillera.Hoy, en cambio, ese consenso parece diluirse."La ley fue ejemplo para el mundo", insiste Piana. "Si la tiran abajo, Argentina no solo retrocede. También pierde autoridad moral. ¿Qué confianza vamos a tener en nuestras propias reglas si las cambiamos cuando estorban a algún negocio?"Para algunos, es una discusión sobre salmones. Para otros, sobre el tipo de país que se quiere construir.
En Magallanes, enfrente, Chile produce 180 mil toneladas y exporta por USD 650 millones. El sector entrega empleo a más de 7000 personas. Expertos dicen que Tierra del Fuego podría alcanzar números similares en mucho menos tiempo que nuestros vecinos
El diputado nacional Damián Arabia encendió la mecha de un nuevo debate sobre las decisiones productivas del país. A través de sus redes sociales, el legislador del PRO y cercano a Patricia Bullrich [ahora la ministra está en La Libertad Avanza], puso el foco en un tema poco discutido a nivel nacional y en el sector agropecuario: la salmonicultura.Emprendedor: tiene una pyme y se convirtió en pionero en importar maquinaria agrícola usada"Para que se entienda bien, lo que esto significa: Chile exporta 6500 millones de dólares en salmón al año. Es su segundo sector exportador, solo por detrás del cobre. 130 mil toneladas de salmón al año produce Magallanes, Chile, justo enfrente de Tierra del Fuego. Acá, hace 4 años prohibían la salmonicultura y lo festejaban", apuntó el diputado. La comparación no es menor, mientras el país vecino convirtió la actividad en una verdadera máquina de dólares, en la Argentina la Ley N° 27.881, aprobada en Tierra del Fuego en junio de 2021, prohíbe la salmonicultura en su territorio, especialmente la producción a gran escala en aguas marinas y de lagos. Esta ley, que fue pionera en la región y en el mundo, busca proteger los ecosistemas y la biodiversidad, especialmente en el Canal de Beagle, según el argumento que se estableció en ese momento. En su momento, esta decisión fue celebrada por organizaciones ambientales, pero ahora es cuestionada a nivel legislativo, donde resaltan el desaprovechamiento económico.Tiempo atrás, Diego La Torre, CEO del laboratorio Tecnovax, dijo a LA NACION que estaba impulsando un ambicioso proyecto que busca atraer inversores extranjeros para desarrollar un clúster acuícola en la Patagonia, especialmente en la provincia de Santa Cruz. La inversión inicial que estaba pensada era de unos 400 millones de dólares, lo que permitiría establecer un ecosistema productivo y posicionar a la Argentina como un jugador relevante en el mercado mundial del salmón. La Torre es un empresario que viene impulsando la importación de la vacuna contra la aftosa para el ganado vacuno, cobró notoriedad por ello y mantiene una disputa con otros laboratorios que ya están en ese mercado."La Argentina tiene condiciones excepcionales para esta industria. En Chile el sector genera alrededor de 7600 millones de dólares al año, mientras que en nuestro país las exportaciones son prácticamente nulas", señaló La Torre. Como referencia, mencionó que "toda la ganadería argentina exporta menos de 3000 millones de dólares". Explicó que la firma es un importante proveedor de vacunas para la industria del salmón global y apunta a que esa base de mercado se amplíe también a la Argentina. La Torre había anticipado esta iniciativa del clúster en una entrevista con el periodista Facundo Sonatti para Dueños del Mercado."Estamos trabajando para presentar a los grandes actores mundiales de la acuicultura las ventajas competitivas que tiene la provincia de Santa Cruz para producir salmones: kilómetros de costa disponible, acceso al agua dulce, energía, conocimiento y personal calificado", señaló La Torre. El objetivo no es simplemente atraer una o dos empresas, sino crear un clúster completo que favorezca el desarrollo del país, la provincia y la actividad económica en general. Si bien los empresarios se mostraron optimistas respecto al futuro de la industria en el país, apuntaron a que en 2025 hubiera un desembarco de alguna de empresas, y aclararon que la idea está vigente, pero hoy los costos son altos en Argentina y la resistencia de los grupos ecologistas es muy alta.