recuerdos

Fuente: Infobae
20/04/2024 21:48

Lucía de la Cruz tiene los mejores recuerdos de Alex Brocca: "Estuvo a mi lado cuando falleció mi esposo"

La cantante criolla es amigo de Ernesto Pimentel desde hace 40 años, por lo que conoció su cerca su relación con Alex Brocca, de quien tiene buenos recuerdos.

Fuente: Perfil
20/04/2024 04:00

Un constante juego entre recuerdos

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Fuente: Infobae
18/04/2024 02:04

Los recuerdos del último sobreviviente del insólito plan de Hitler para bombardear Nueva York

Durante décadas, la versión sobre la existencia de un plan nazi para atacar la ciudad más emblemática de los Estados Unidos fue considerada una delirante leyenda bélica, hasta que en 2010 un documentalista argentino recogió casi de casualidad el testimonio de un viejo piloto de la Luftwaffe. "Yo fui entrenado para bombardear Nueva York", le dijo y contó toda la historia

Fuente: Página 12
18/04/2024 00:01

"Amor sin tiempo", con Léa Seydoux: resplandores y recuerdos

Hay una amenaza sin nombre, una ominosa catástrofe que persigue a través de distintas épocas a la protagonista femenina de esta alambicada fantasía romántica.

Fuente: Página 12
11/04/2024 16:54

"Recuerdos mortales", un policía con problemitas

En el clásico esquema de "quién lo hizo", el actor neozelandés encarna a un ex detective que debe volver a investigar un viejo homicidio y lidiar con el Alzheimer.

Fuente: La Nación
11/04/2024 07:00

Alfredo Alcón: a 10 años de su muerte, anécdotas, recuerdos y pasiones de un actor que se animó a todo

"Soy hijo único de madre viuda. Mi papá murió cuando yo tenía tres años. Tengo algunos recuerdos, pocos, pero muy intensos, de mi padre. Uno de ellos es una escena que sigo repitiendo: era un anochecer de verano, cuando la luna parece estar tan cerca que podés hacer así [estira la mano] y la agarrás. Mi madre estaba tejiendo en el patio y mi papá daba vueltas por ahí. Entonces vi la luna y le pedí que me la alcanzara. Mi papá fue al fondo de la casa, buscó una escalera y se subió como para traérmela. Cuando llegó al último escalón, se empezó a reír con mi mamá. Me quedé con esa imagen. Años después, el psicoanalista me dijo que sigo pidiendo la luna. Me la pido a mí y se la pido a la mayoría de la gente que me rodea".Sorteando su timidez, esto confesaba el gran Alfredo Alcón a LA NACION en una nota de 2005. Acababa de ganar el Estrella de Mar de Oro en Mar del Plata, la ciudad en donde se había topado con el fracaso del público y en donde volvió a ser premiado cuando fue a hacer una comedia con Guillermo Francella. En aquel verano de 2005 en el que protagonizaba una obra junto a Nicolás Cabré le dedicó el premio "a los que creyeron en mí porque yo no me tengo confianza".Este jueves 11 de abril se cumplen 10 años de su muerte, producto de problemas respiratorios que se fueron agravando con el paso del tiempo. Aquella noticia conmovió a todo el país y produjo que, para sus despedida, tanto su público, sus colegas, representantes de organismos de derechos humanos, de docentes que él había apoyado en momentos de conflictos varios y políticos se acercaran al Congreso para despedir a este verdadero maestro de la actuación que siempre aseguraba que "el que se cree un maestro es un pelotudo". Detalle no menor, él nunca se la creyó.En el libro Alfredo Alcón, biografía en primera persona, texto escrito por su compañero Jorge Vitti, se amontonan anécdotas de su vida, narradas de singular manera por esta persona que lo acompañó durante décadas. Fue él el que oyó decirle "no quiero actuar más", antes de que este intérprete único -que tendió un puente entre Margarita Xirgu (lo dirigió en Yerma) y Charly García (participó del disco Alta fidelidad)- muriera, a los 84 años. En su homenaje el Teatro San Martín, en donde protagonizó obras que quedaron en la historia del teatro, hoy se inaugurará una muestra fotográfica con imágenes de obras que interpretó en esa sala, se presentará el documental La voz infinita y se proyectará la película El pibe cabeza, de Leopoldo Torres Nilson, que protagonizó junto José Slavin, Raúl Lavié, Emilio Alfaro y Hedy Crilla, entre otros grandes.De tropiezos, changas y pisotonesSegún cuenta el libro, Alcón estudió el secundario en un industrial. Era uno de los peores alumnos. En esos días leyó un cartelito que anunciaba el llamado a audiciones para el Conservatorio Nacional de Arte Dramático. Se anotó con la complicidad de su madre. Tenía 16 años, dos menos de lo permitido. "Me llamaban la 'Junta Elevadora de Granos', porque era alto, flaquito y lleno de granos. Daba pena. Ingresé al Conservatorio porque a Cunill Cabanellas le parecí lindo", reconoció hace años en Mar del Plata cuando estaba haciendo temporada de El gran regreso, junto con Nicolás Cabré. En el conservatorio que dirigía el catalán Antonio Cunill Cabanellas, figura clave del teatro, el bailar no era lo suyo. Tampoco lo fue un poco más grande. De hecho, cuando filmó La Maffia, otra película de Torres Nilson, en una escena tuvo que bailar un tango con Thelma Biral a quien llenó de pisotones. Su tiempo de revancha para el baile era en la intimidad de su casa de Palermo. Ahí ponía a todo volumen los discos de The Alan Parson Project o Supertramp.Así como fue un mal alumno en el industrial tampoco fue los mejores del Conservatorio. Fue Cunill Cabanellas quien lo llevó al programa de radio Las dos carátulas, en Radio del Estado y el que lo hizo actuar en el desaparecido teatro Odeón. Hasta el momento, la primera plata que había ganado fue gracias a desempeñarse como cadete en una imprenta y, luego, vendiendo corbatas en la tienda Harrods. El primer salario como actor fue leyendo el boletín del Mercado de Hacienda. También hizo fotonovelas ("no estaba mal, pero a nadie le gusta que le salgan globitos de la cabeza con un texto escrito"). En varias obras hacía de lindo. Era tapa de Radiolandia y Antena; y lo fotografiaban en casas lujosas para ese galán que siempre vivió en el mismo departamento junto a su madre.A principio de los años 50 se fue a probar suerte a España. Vivía en una pensión con una prostituta. Su novia, Nani Freire, fue a buscarlo, para convencerlo de volver. Se casaron en Madrid. Al poco tiempo, quedó embarazada. Su hijo nació muerto y, poco más tarde, se separaron.Un trágico en medio de una comedia de enredosEn 1964, para rendir homenaje a William Shakespeare, el gran David Stivel grabó para la televisión una versión de Hamlet. El afiche lo hizo Ronald Shakespear, diseñador icónico. Antes del lanzamiento, una tarde sonó el teléfono de su casa. "Hola Alfredo, habla Shakespear", escuchó del otro lado. Le cortó pensando que era una broma. El elenco se completaba con Eva Dongé, Erneste Bianco, Bárbara Mugica y Juan Carlos Gené, entre otros. Aunque cueste creerlo, la tragedia escrita en 1603, que se emitió en horario central por Canal 13 de un día viernes y que duraba 113 minutos, fue el programa más visto en esa franja horaria.Alfredo, a secas, tenía su carácter. Una vez, cuenta en el libro, estaba haciendo una muestra en el Teatro Cervantes de la obra La importancia de llamarse Ernesto. A lo pocos minutos de empezar alguien le gritó: "¡Más fuerte!". Sin pensarlo, huyó del escenario. La actriz Eva Vallejo tuvo que entrar de apuro. Luego le dijo: "Mocoso de mierda, ¡no te lo voy a perdonar nunca". En España, se verá más adelante, tuvo un arranque de furia peor en pleno escenario que dejó helado al mismísimo Antonio Banderas ("Alfredo era un animal hecho para el teatro, una potencia enorme", aseguró el actor español en 2014).Evita, la Triple A, Alfonsín y CristinaEl galán de cara bonita fue uno de los tantos actores amenazados por la Triple A (la Alianza Anticomunista Argentina, que actuó durante el gobierno de Perón-Perón). Llegó a tener un policía en la puerta del edificio y otro en la puerta de su departamento. Lo acusaban de propagar ideas judeo-marxistas seguramente por haber interpretado textos de Arthur Miller. En 1975, estaba haciendo en televisión el unitario Pájaro Ángel, de Juan Carlos Gené, junto a gente como Juan Carlos Carella, Pepe Soriano y Juana Hidalgo. Recibieron una amenaza: en 48 horas debían dejar el país, cosa que finalmente no sucedió con él.El 24 de marzo de 1976 comenzó la dictadura; muchos de sus amigos tuvieron que irse. En ese contexto, apareció en su vida una persona insospechada: Isabel Sarli. El galán de la época, que se mandaba con textos molestos para el momento político, no conocía a la diva de tantas películas sensuales. Pero fue Sarli quien lo llamó por teléfono para decirle que, si se tenía que irse del país, ella se iba a hacer cargo de sus abuelos y sus padres. De ese gesto, nunca se olvidó.Nunca se afilió a un partido político, pero desde su infancia en Ciudadela idealizó al peronismo. Una vez, desde la azotea, vio pasar por la Avenida General Paz a Evita. Por un segundo, según recuerda en el libro, se miraron y ese instante él lo guardó para siempre. Años después, conoció a Isabelita Perón en la Quinta de Olivos para una función privada de Nazareno Cruz y el lobo, de Leonardo Favio. Le dijo que cada vez que iba a trabajar a España, Perón le hablaba de él. En 1980 estaba en Mar del Plata haciendo Historia del zoo, de Edward Albee, con Jorge Rivera López, que era el presidente de la Asociación Argentina de Actores y que estaba prohibido por la dictadura. Fue Daniel Tinayre, director de la obra, quien había conseguido que ambos pudieran trabajar. Una noche, entre el público, apareció Jorge Rafael Videla, presidente de la dictadura, para ver la función. Tampoco nunca pudo olvidarse de eso.Años después, viajó a Madrid como parte de la comisión que presidió Raúl Alfonsín. Presentó De pies y manos, de Roberto Cossa. Del elenco formaba parte Cristina Banegas. Durante este tiempo expansivo de la llamada "primavera alfonsinista" los dos iban a El Dorado o Cemento, lugares nocturnos claves de la época, como a los recitales de Sumo y Los Redondos de Ricota. Ya convaleciente, hubo otro llamado: el de Cristina Fernández de Kirchner, quien en ese momento ocupaba el sillón de Rivadavia. Lo llamó para preguntarle por su estado de salud. Él se quedó confundido porque justo el día anterior había tenido un sueño en el que aparecía ella. Durante unos minutos, no sabía si todo eso era parte de un sueño o de la realidad.De encuentros y desencuentrosLejos del territorio del campo minado de la política, dos veces en la vida este caballero de la actuación se dijo "hasta acá llegué". Una vez fue trabajando en España, junto con un director que no quería a gente pensante a su lado. La segunda, en el Teatro San Martín, el espacio que amaba. Fue a poco de comenzar los ensayos de Rey Lear, que dirigió Jorge Lavelli. Apenas se inició el proceso creativo se dio cuenta que la idea de ese director que tanto admiraba no coincidía con la suya. Salió del teatro y se fue a su casa pensando que nunca más lo iba a llamar. Su papel quedó en manos de Alejandro Urdapilleta.Cuando hizo Rey Lear en España, el diario El País le hizo una nota con una foto que a él le gustó mucho. En el epígrafe, se lo trató de "octogenario" actor. "No me importó que dijeran que era el mejor actor de habla hispana. Estuve deprimido varios días...", reconoció. Pero su estadía en Madrid tuvo su yapa: allí conoció a Mercedes Sosa con quien terminó entablando una amistad.Hubo otras situaciones que lo superaron. El santo de la espada, la película de Torre Nilsson basada en la vida de José de San Martín sobre la cual siempre tuvo una mirada muy crítica, se filmó durante la dictadura. Los militares mandaban gente a la filmación para supervisar todo. En un escena en la montaña, a él se le ocurrió apoyar la pierna sobre una piedra. "¡Eso no es pose de un general!", protestó un enviado del poder megáfono de por medio. Se arrancó la nariz postiza, el maquillaje y largó todo. Había otro "detalle": Alcón no sabía andar a caballo. De eso se dio cuenta Torre Nilsson en plena filmación. En Nazareno Cruz y el lobo su personaje debía acariciar una serpiente. Para él, algo imposible. "¿Pero no leíste el libro", le gritó el director desde la cámara. En vez de una serpiente, apareció una paloma.Más fuerte fue el encontronazo que tuvo con el catalán Lluis Pasqual, quien lo dirigió en varias obras estrenadas en Europa y en Buenos Aires. "Yo había incluido en Los caminos de Federico un trozo de La zapatera prodigiosa y le propuse hacerlo en andaluz, porque debía dar gracias. Pero él siempre se las ingeniaba para no ensayar esa parte hasta que un día dije basta [...] y le terminé diciendo la frase que no tenía que decir: 'Alfredo, no todo es San Juan de la Cruz en la vida'-contó a LA NACION el director que forma parte del homenaje a Alcón-. Estalló en un ataque de ira mítico de los suyos, diciéndome que él no sabía hacer reír, que era una actor limitado y todo ese rollo". Hubo un largo silencio de una hora, hasta que empezó a decir el teatro en andaluz. Con esa obra actuó en el María Guerrero, de Madrid; el Odeón, de París; en el Godoni, de Venecia; en el Municipal, de La Paz. En una y otra ciudad los aplausos y las excelente críticas se multiplicaron. "Dios existe", tituló un diario parisino. El productor Carlos Rottemberg tuvo la idea de llevarlo a Mar del Plata. Fue un soberano fracaso.Su admirado Lluis Pasqual había conocido a Alcón en una obra que se presentó en Madrid, en la que a él le deba vergüenza salir a saludar porque sabía que no era lo esperado. Al poco tiempo, estrenaron en la temporada de 1983 La vida del rey Eduardo II de Inglaterra, de Christopher Marlowe, que protagonizó Alcón junto a Antonio Banderas y un numeroso elenco del Centro Dramático Nacional. Ese monumental trabajo se presentó en el Teatro Nacional Cervantes en una puesta que pasó al recuerdo. En medio de una puesta decididamente vanguardista, el personaje de Alcón, el del rey, se enamora de un chico, papel del actor almodovariano. Tenían una escena de carácter sexual que terminaba con un beso en la boca. En una función de Madrid para un colegio secundario, alguien gritó: "¡Maricón!". Alcón miró fijo a Bandera, se acercó a la platea y contestó. "¡Maricón tu padre!". Abandonó el escenario en medio de un escándalo.La unión entre el director catalán y el argentino fue tan intensa que el texto que envió a esta redacción el mismo Pasqual fue el que leyó Joaquín Furriel en el Cementerio de la Chacarita, para el entierro de Alcón. Llevaba como título: "Ha muerto un príncipe del arte del actor".Al príncipe en cuestión, eso de ser catalogado como un actor shakesperiano le molestaba, como le fastidiaban todos lo encasillamientos. "Mirá el caso de Alejandro Urdapilleta. ¿Lo abarcás afirmando que es un actor del underground? ¡Nooooo! Es un actor que hizo Shakespeare o Mein Kampf extraordinariamente. Por suerte uno se puede escapar de esos rótulos y hay tipos, como Adrián Suar, que te lo permiten", comentaba con vehemencia a LA NACION en una nota compartida con Alfredo Casero con quien estaba haciendo la serie Vulnerables.En 1998, fue su amigo Adrián Suar quien lo llamó para hacer la película Cohen vs. Rosi, junto con Laura Novoa, Pepe Soriano y Virginia Inocentti, entre otros. El actor y productor se atrevió a pedirle que interpretara el personaje de Américo, un homosexual que por momentos elige el travestismo.Nuevo salto en el tiempo cuando, tal vez, Alfredo ni se imaginaba que iba a hacer de Américo. En la previa de El amor nunca muere, de 1955, se necesitaba a un galán joven para hacer acompañar a Mirtha Legrand. Para la prueba, lo tiñeron de rubio, aunque la película era en blanco y negro. Quedó, y él siempre estuvo agradecido por los consejos que le dio la señora de los Almuerzos. En algún momento tuvo que decidir entre hacer de guapo o de cura en dos proyectos cinematográficos. Su madre apostó por verlo de cura. Al parecer, de guapo no lo veía. "Si no cree en usted, al menos crea en mí", le dijo Torre Nilsson, el director de El guapo del 900, que fue una marca en la carrera de actor de Alfredo Alcón como lo fue Agustín Alezzo en el teatro.El "príncipe del arte del actor" también se animó a los grandes escenarios del Teatro Colón o el Luna Park. Fue con Julio Bocca dirigido por Norma Aleandro, persona clave en su vida con quien vivió cuatro años, los que juntos imaginaron una vejez compartida y los que transformaron el amor de pareja en una amistad permanente. En 1990, esos dos jóvenes que en los 70 eran tapas de las revistas de actualidad hicieron Escenas de la vida conyugal, el texto de Ingmar Bergman. Siete años después, Aleandro dirigió a Bocca y Alcón en Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejía, de García Lorca, en un montaje producido por Lino Patalano, otro productor cómplice sus aventuras como lo fue Pablo Kompel, de La Plaza; y el gestor Kive Staiff, del San Martín. Para esa época, según se cuenta en el libro, empezó a tener pánico escénico. Durante la primera función en el Luna, llegando al final, sintió que su lengua se pegaba al paladar. Terminó desmayado adelante de miles de personas y el desconcierto de Julio Bocca. Cosas que pasan...La espera, la fobia, la despedidaSu último trabajo fue Final de partida, el texto de Samuel Beckett en el que compartió escena junto con su amigo Joaquín Furriel. Corría 2013 y ya no estaba bien de salud. Alfredo entraba a escena antes de que ingresara el público, tapado con una sábana blanca. Entre una situación y el inicio de la obra podían pasar 20 minutos. A él la daba pánico que le pasara algo. Pero allí, a un costado, estaba Ana María Converti, la asistente de dirección que ya había trabajo junto a Alfredo en el San Martín en 4 obras y que él mismo pidió en esa obra que todo indicaba que era su despedida.En diálogo con LA NACION, su amiga recuerda ese protocolo de esconderlo en el escenario y dejarlo allí durante largos minutos, mientras se acomodaba el público hasta que aparecía él: "Alfredo le tenía pánico a esa situación y todo eso se fue complicando por su estado de salud", recuerda. Habían hecho un trato: ella, vestida de negro, siempre iba a estar ahí para salir a socorrerlo en silencio, atenta al mínimo gesto si hiciera falta. El juego funcionó aunque, en verdad, a la experimentada trabajadora del San Martín le agarró un pico de presión porque le resultaba muy duro verlo atravesando ese dolor en medio de una obra que hablaba de la muerte. Para colmo, en esos momentos el San Martín no era un lugar grato porque estaba atravesado por varios conflictos. Algunas funciones debieron suspenderse porque la calefacción no funcionaba o por problemas con la sala tomada en el Cultural San Martín. Otras veces, se suspendió porque Alcón estuvo internado. Joaquín Furriel siempre estuvo ahí, dentro y afuera del escenario."Yo lo extraño. Para todos los del San Martín, Alfredo no era Alcón, era Alfredo, o Alfredito. Era una buena persona, un buen tipo de esos que ponían a hablar con nosotros de lo cotidiano. Y a él le gustaba trabajar en el San Martín porque sabía que podía llegar a todos los públicos. Todos en el Teatro lo extrañamos", apunta Ana María Converti. En el libro, él reconoce: "Creo que pude llegar a hacer una buena temporada gracias al afecto de los trabajadores del Teatro".Fueron los trabajadores del San Martín quienes impulsaron recordarlo con un documental, que llamaron Alfredo Alcón, la voz infinita, de Pablo Littieri, que estará disponible en la página del Complejo Teatral. Allí aparecen testimonios de Juan Gil Navarro, Eleonora Wexler, Nicolás Cabré, Joaquín Furriel y Fabián Vena, quien trabajaron con Alfredo en el San Martín. Aparece, claro, también él. "Hacer teatro es tener miedo -afirma en la zona de camarines en el que uno lleva su nombre-. En el Conservatorio yo fui uno de los peores alumnos". Y acto seguido, como en un gran paso de comedia, comenta que una vez una profesora contó a sus alumnos que por allí pasaban muchos burros. Y puso como ejemplo aquel que cuando le consultaron sus preferencias en teatro, en vez de citar autores o directores habló de sus dos salas teatrales predilectas. "Señora, esa bruto era yo", corrigió Alfredo Alcón.En el documental, Juan Gil Navarro, que trabajó con Alcón en Rey Lear, recuerda que la primera vez que lo fue ver fue en Enrique IV, de Pirandello, dirigido por Rubén Szuchmacher. Había llevado a su madre, quien de adolescente estaba enamorada de él. "Recuerdo que Alfredo venía de una discusión con otros personajes, como el Diego esquivando a todos los jugadores en el gol contra los ingleses. Y en un momento, con esa misma precisión y poesía futbolística, frenó la discusión y se quedó mirando un farol que le pegaba encima y dijo: 'Cuando yo era chico, pensaba que el reflejo de la luna en el agua era la luna'".Tal vez sea la misma luna que fue a buscar su padre, trepado a una escalera luego de que él se la pidiera, a él y a la mayoría de la gente que lo rodeó durante toda su vida.

Fuente: La Nación
11/04/2024 01:00

Recuerdos mortales: un relato con recursos endebles y un final totalmente previsible

Recuerdos mortales (Sleeping Dogs, EEUU y Australia, 2023). Director: Adam Cooper. Guion: Adam Cooper y Bill Collage. Música: David Hirschfelder. Fotografía: Ben Nott. Montaje: Matt Villa. Elenco: Russell Crowe, Karen Gillan, Marton Csokas y Tommy Flanagan. Duración: 111 minutos. Calificación: Mayores de 13 años, con reservas. Nuestra opinión: regular.Antes que las canas, para el cinéfilo una de las primeras señales de que se está haciendo mayor aparece cuando nota que los actores que vio convertirse en estrellas ya no son protagonistas sino los padres de los protagonistas. Un indicador más contundente es que esos mismos actores empiecen a encarnar personajes que tienen Alzheimer. Russell Crowe viene de ser el padre de Superman y ahora le toca interpretar a un exdetective de homicidios que sufre demencia. No está solo en este derrotero. Hace poco Liam Neeson pasó por el mismo padecimiento en Asesino sin memoria, al igual que Michael Keaton en la aun inédita Knox Goes Away.La casa de Roy Freeman (Crowe) está llena de carteles que dicen cosas como "Esta es tu casa", "Tu nombre es Roy Freeman", "Hay comida en la heladera" y, como para que no queden dudas, "Sufres de Alzheimer". Roy es un policía retirado que está en un etapa avanzada de la enfermedad, aunque participa del ensayo clínico de un tratamiento que podría devolverle la memoria. Su doctora le recomienda que ejercite su cerebro con lecturas o palabras cruzadas. Cuando la integrante de una asociación de apoyo a condenados a muerte lo contacta para que revise uno de sus antiguos casos, el exdetective decide que puede ser un modo de encontrar un entrenamiento mental más ameno que armar rompecabezas. El caso en cuestión es el homicidio de un reconocido psiquiatra cuyo supuesto perpetrador, luego de diez años de cárcel, está a punto de ir a la silla eléctrica. Tras la forzada reflexión a la que lo llevó su encarcelamiento, el condenado afirma ser inocente del crimen del que se había declarado culpable y le implora a Freeman que encuentre al verdadero asesino.Tal es el planteo de un film que juega con los tropos de la novela negra como la trama laberíntica o la femme fatale manipuladora, pero también con uno de los recursos más endebles del policial como es la amnesia intermitente de uno de los personajes, que olvida o recuerda lo que resulta más conveniente para el construcción del misterio. Aquello que sostiene el interés aquí es que un espectador avezado sospechará que, dado que la película presenta el punto de vista de un personaje cuyas facultades están alteradas, no se puede tomar sus imágenes al pie de la letra. Creemos que este narrador no debe ser nada fiable y seguramente nos está llevando de la nariz hacia una revelación sorprendente e impensada, que cambiará todo lo que vimos. Nada de eso sucede. La amnesia sí conduce a una vuelta de tuerca final (tan evidente que se ve desde el primer acto) pero no tiene consecuencia alguna sobre la narrativa que, en efecto, es exactamente el conjunto de coincidencias inexplicables, lugares comunes recalentados e improbabilidades que parece. Películas como Memento o El padre presentan un uso productivo de la amnesia para construir un relato innovador. Aquí no es más que un recurso crudo y mal aprovechado, que apenas otorga un previsible golpe de efecto en el final. La solvencia de Crowe en el rol principal es el atributo más destacado de un film que probablemente no quede en la memoria de mucha gente.

Fuente: Infobae
10/04/2024 07:23

Contaminación de agua en la CDMX reaviva recuerdos del mortal día en el que las tuberías de Guadalajara explotaron

A casi 32 años, la tragedia sirve de recordatorio sobre las consecuencias de la negligencia y la importancia de la prevención en la gestión de infraestructuras públicas

Fuente: Infobae
08/04/2024 15:25

Rigo desempolvó el baúl de los recuerdos con una emotiva foto: "saludito para todos los feos"

El Toro de Urrao evocó, mediante dos fotografías, cómo era su vida junto a su esposa hace más de 10 años

Fuente: Clarín
31/03/2024 09:18

Recuerdos de familia para un padre montonero

El Petrus y nosotras recupera la vida de Horacio Campiglia, uno de los fundadores de Montoneros, que permanece desaparecido.El libro fue escrito por sus hijas y por quien fuera su esposa, la politóloga Pilar Calveiro, referencia en los estudios del biopoder.

Fuente: Infobae
30/03/2024 08:21

Científicos descubren el mecanismo por el que nuestro cerebro decide qué recuerdos perduran en nuestra memoria

Las ondas agudas del hipocampo etiquetan los eventos para determinar cuáles recordaremos y cuáles descartaremos

Fuente: La Nación
28/03/2024 12:00

Silencio, recuerdos y cartas con el Papa. Cómo vive Isabel Perón hoy: su hogar en Madrid, jubilación "de privilegio" y pensión militar

María Estela Martínez de Perón, también conocida como Isabel Perón, o Isabelita, fue destituida por el golpe militar del 24 de marzo de 1976. Comenzaba para el país el período más oscuro de su historia. Y para ella, la primera presidenta de la Argentina, un derrotero que incluyó cinco años de detención en diversos lugares del país y un exilio definitivo. En 1981, la viuda de Perón se radicó en España y, más allá de algunas visitas a la Argentina y esporádicas presentaciones públicas, se mantuvo entre la reclusión y el silencio. Al mismo tiempo, se convertía en un personaje incómodo para la política nacional, una mujer que ya nadie convocaba. Ni siquiera en el partido político que lleva el apellido de su marido.Facundo Pastor decidió investigar a este personaje olvidado por la historia argentina. El resultado de este trabajo está en su nuevo libro Isabel; Lo que vio. Lo que sabe. Lo que oculta. El periodista habló con LA NACION acerca del presente de la expresidenta, en una charla en la que trata de develar también qué se esconde tras lo que él define como "el abrumador silencio" de Isabel Perón.Un barrio silencioso y un cuadro como único recuerdo-Facundo ¿Cómo es el barrio en el que vive Isabel?-Estuve en Madrid en julio de 2023 para ver cómo era la vida de Isabel, cómo y dónde vivía. Necesitaba situarme en su hoy, persiguiendo el enigma de su silencio. Uno dice, 'ella vive en España', 'vive en Madrid', y se la imagina viviendo en Salamanca o en algún barrio populoso y nada que ver. Isabel vive en las afueras de Madrid, en una urbanización que se llama Villafranca del Castillo, a unos 40 kilómetros aproximadamente de la capital española y cerca de una localidad bastante conocida que se llama Majadahonda. Hay una universidad en ese lugar, pero es una urbanización verdaderamente muy chica que incluye como un barrio cerrado que no lo es, pese a que tiene una entrada principal y una trasera con barreras que los propietarios apoyan una tarjeta y entran. Hay un acceso principal y un descampado libre que divide un centrito comercial de la urbanización. Si entrás por el centro comercial, entrás al barrio. Sin restricción. No hay seguridad, nada. Sí hay muchas cámaras que están monitoreando en algún lado. Bueno, si yo iba con la premisa de poder abordar un poco la idea del silencio de Isabel, acá lo magnifiqué, porque es un lugar verdaderamente silencioso.-¿Cómo es su casa?-La casa de Isabel tiene un nombre técnico en España. Vendría a ser como aquí decimos dúplex. Una casa adosada o chalé adosado, se llama allá. Vive ahí, en la calle Valle de Ulzama, con gente que la asiste, que se van turnando. En algún momento me dijeron que había una chica chilena. Vive de una manera muy austera. Esa casa la compró con una hipoteca y creo que, si no me equivoco, es lo único que tiene.-Isabel pasó muchos años con su marido en el exilio en Madrid, en una casona en el barrio Puerta de Hierro, un lugar que se convirtió en un ícono del peronismo. Y ella volvió a vivir allí también un tiempo en su nueva vida en España ¿Qué pasó con esa casa?-Ella vivió en Puerta de Hierro hasta 1990, cuando tiene que entregar la residencia en el marco de un litigio con las hermanas de Evita. Cede el predio en compensación a toda una cuestión judicial que había de reclamo de bienes. Antes y después, ella vivió en varios lugares en Madrid. Por caso, en un departamento que se llamaba Moreto 6, donde vive ni bien llega de la Argentina, en 1981. Ese es su primer destino del exilio. Pero Moreto 6 no era de ella, se la prestaban. Y así fue viviendo en diferentes lugares prestados.-En el libro aseverás que cuando ella se va de Puerta de Hierro prefiere dejar allí su pasado, no llevarse nada.-Sí. Isabel se queda con un único objeto de Puerta de Hierro. Una pintura al óleo que hoy está en su casa y que ella mira todas las tardes mientras toma el té. Se queda como petrificada, mirándose a sí misma, porque el cuadro la tiene a la propia Isabel Perón como protagonista. Ello lo mira en silencio, como si buscara ahí los interrogante de su vida.-¿Cuál es el origen de ese cuadro?-Es un cuadro que Perón le regala para un cumpleaños y que estaba en Puerta de Hierro junto a un hogar a Leña. En esa pintura ella está posando con un vestido de encaje, con unas joyas, con un aire de nobleza, apoyada sobre una silla. En el ambiente del hogar a leña en el que se encontraba esta obra, Perón e Isabel pasaban gran parte de las tardes charlando y leyendo.La relación con el Papa-La casa de dos pisos de Isabel en España tiene habitualmente las ventanas cerradas, según tu descripción, pero también decís que hay cosas, como su propio retrato al óleo, que a Isabel le hacen "brillar los ojos" ¿Cuáles serían esas cosas?-Por ejemplo, las fotos de sus caniches que ya no viven. Ella tenía con esos perros una relación muy particular. Y también un rosario de perlas blancas que le regaló el Papa Francisco. Ella tiene un vínculo especial hoy en día con él. Te diría que es una de las pocas personas que la llaman, por lo menos a partir de su cumpleaños número 90, que fue entonces cuando el Papa le regaló el rosario. En base a intermediaciones que fueron haciendo amigos en común, el Papa la llama todos los cumpleaños y hay un intercambio epistolar entre ellos.-¿Sale actualmente de esa casa?-Sale poco. Iba a misa, pero hace tiempo dejó de ir. Tiene contacto con el cura del pueblo, Enrique Lázaro. Hay una relación histórica con ese padre, él me dio a entender que ella lo puso ahí, ella terminó de mover algunas influencias y armar su parroquia, Santa María Soledad Torres, que es muy chiquitita, pero es muy linda, muy prollijita, muy bien puesta. Pero volviendo a la pregunta, ella sale poco. Primero por su edad. También hace poco fue sometida a cirugías, se rompió la cadera dos veces. También se rompió un brazo. Además, el fondo de su casa de a un lugar muy visual del punto de vista campestre. Creo que ella disfruta un poco esa parte trasera de su residencia.-¿De qué vive Isabel?-Tiene dos pensiones y cobra unos 3000 euros por mes entre las dos. Una de ellas es una pensión militar y otra que le corresponde como expresidente (Nota del editor: en febrero de 2024 el ANSES confirmó que cobra 3.342.418 pesos neto como asignación vitalicia otorgada por el régimen de la ley 24.018). Ella no cobra como Cristina por ser viuda del un presidente. Hay algo técnico desde el punto de vista previsional que impide este pago para Isabel. Cobra sí, por una caja militar, una pensión que es un reconocimiento a Perón como general.Una vida opaca-En el libro, decís que Isabel lleva "una vida opaca, que ya no pretender ver la luz del sol" ¿A qué te referís con eso?-Cuando empiezo el recorrido para armar esta historia me encuentro con un dato que me llamó la atención por lo particular: la primera cárcel a la que ella va a parar cuando es detenida tras el golpe es El Messidor, en Villa la Angostura. No es en realidad una cárcel, es una residencia de estilo francés, donde le dan una habitación en el primer piso, una habitación que yo recorrí y que está intacta. Me sorprendió cómo los militares le taparon las ventanas de vidrio repartido con hojas de diario. Era una acción tortuosa, pero ellos planteaban la idea del resguardo frente a la posibilidad de que haya una acción de rescate. Por eso la custodiaban con 300 soldados, algo impactante. A mí me viene la idea de opacidad de una mujer que empieza a interactuar con los personajes que ve y que lee en esos diarios que le tapaban las ventanas. Me atrevo a decir que eso puede ser una buena metáfora que sintetiza bien todo su exilio. Me pregunto si alguna vez logró salir de la opacidad de esa habitación en la que estuvo apenas unos meses, porque después vino un gendarme, Modesto Villaverde, que le mejoró los días y que le permitió romper un poquitito esos papeles para ver el exterior. Pero yo creo que la de ella es una vida opaca.-Además, por lo que se lee en tu libro, lleva una vida solitaria-Bueno, ella tiene un hombre que la ayuda mucho que se llama Alfredo García Serrano que es una suerte de colaborador de ella, que la aprecia mucho, que es el que estuvo detrás de este reconocimiento que creo que debía ser entregado en el 2020 y por pandemia se retrasó. Si uno lee el premio dice '2020â?².Facundo Pastor se refiere a un galardón que le dieron a María Estela Martínez de Perón el pasado 18 de marzo, cuando la organización española Preserva le otorgó el Premio Hispanidad 2023. Entonces, la expresidenta fue retratada exhibiendo su premio. Reaparecía a la luz pública luego de mucho tiempo.-¿Cómo la viste a Isabel en esa última fotografía?-Yo sabía cómo estaba. Sabía que estaba bastante bien. La veo bien en la foto, más allá de sus años. Tiene 93 años. Y le llegó todo junto. Apareció el libro, apareció la distinción..."Un desencuentro definitivo entre Isabel y la Argentina"-Te pregunto por el gran enigma que perseguís en tu libro: ¿por qué creés que Isabel guarda ese silencio que vos definís como "abrumador"?-Durante los dos años que trabajé este libro me hice la misma pregunta y me dije: "¿Tendrá algo para decir?". El silencio de ella creo que es el silencio de muchos también. Hay algo ahí como un desencuentro muy profundo entre la Argentina e Isabel Perón. Creo que la Argentina no sabe qué hacer con Isabel e Isabel no sabe qué hacer con el país y ahí hay un desencuentro definitivo.-¿Es un personaje que para muchos es mejor dejar de lado?-Sí. Muy incómodo el personaje. Es la mujer que tras la muerte de Perón pacta junto a (José) López Rega con los militares la desaparición de las organizaciones revolucionarias de izquierda. Y después, son los mismos militares que toman esa suerte de cercanía donde se había negociado eso para acercársele, a tal punto que la terminan soplando y empujando al vacío, ¿no?-Isabel vivió con mucha angustia el momento en que la destituyen y su posterior encierro. Incluso contás que eso afectó su salud mental y llegó a escuchar voces ¿Vos creés que, después de tantos años, pudo superar ese mal trago?-A ella le cuesta mucho hablar del momento en sí del golpe. Es algo que la ensombrece, la enloquece otra vez volver a recordar el momento en que desvían la ruta original del vuelo del helicóptero y al mismo tiempo se da una negociación con cuatro militares muy extorsiva. Le quieren hacer firmar una renuncia por temas de salud, luego la suben al Fokker la llevan al sur. Ella no sabe bien dónde está, tarda en entender dónde está y la dejan encerrada. Eso fue todo muy tortuoso para ella. Era una mujer muy frágil que quedó en la presidencia por un destino inexorable, cuando Perón la sube a la fórmula (Perón presidente-Isabel vice) por distintos motivos políticos de contexto que aburriría explicar. Ella quedó ahí.-Decís que los militares le quisieron hacer firmar a Isabel la renuncia por temas de salud y ella se negó. Pese a ser una mujer frágil, eso demuestra cierta fortaleza.-Eso lo único que a ella le genera hoy cierta honorabilidad de los momentos vividos. Dentro de todo lo tortuoso, ella te habla con mucha entereza de ese momento. Cuando quiere transmitir algo de ese episodio del que le cuesta mucho hablar, transmite unas palabras como que ella no dejó su lugar sino que se lo quitaron.La premonición de López Rega y el último descanso-En el libro, en los momentos difíciles, Isabel repite a una predicción que le había hecho López Rega en su condición de astrólogo: "Vivirás muchos años más, hasta poder liberar a este bendito país del maligno". En efecto, ella vivió muchos años más, pero ¿realmente se creyó esa premonición?-Proteger al país del maligno... algo parecido a cosas que escuchamos por estas horas, ¿no? (ríe). Creo que lo creyó en algún momento como cierto sostén en etapas de mayor debilidad. Pero con el tiempo, después de muerto Perón, de la salida de López Rega, la traición de los militares con los que ella había pactado, su gabinete que no reacciona... ahí se terminó la idea. Si bien ella tuvo una fase espiritista, después busca volver a la espiritualidad católica. Hoy es una mujer muy apegada a Dios. Tiene una relación con su confesor, también con el Papa. Sé que también tiene vínculos con grupos ultra-religiosos católicos de España.-¿Cómo es la situación actual de Isabel con la justicia? ¿Podría volver a la Argentina?-Ella tiene una causa que está parada, que es por los crímenes de la Triple A. Tiene una circular roja de Interpol. Pero ella primero que todo tiene un estado de salud que le impide subirse a un avión. Tampoco va a cumplir con lo que en algún momento fue su deseo de ser enterrada en la Argentina.-¿Sus restos van a reposar en España?-Sí, ella ya le hizo saber a su entorno que quiere ser enterrada en el cementerio municipal de San Lorenzo en el Escorial, donde hay varios reyes de España. No todos.-¿Ella se hizo un lugar en la sociedad española luego de vivir tantos años ahí?-Yo creo que ella tiene un recorrido. Este premio de la hispanidad marca un poco que ella jugó un partido en la alta sociedad. No en la española. En la madrileña, que es una alta sociedad muy franquista, con las damas franquistas, que es muy fuerte. Ella durante muchos años, cuando podía, participaba de esas cenas benéficas y jugaba un partido y una posición allí con un lugar importante, donde también jugaba aquel vínculo de Franco con Perón y de aquella argentina ofreciéndole alimentos a España en lo peor momento de la guerra civil.-En un momento de tu libro, te acercás al confesor de Isabel para dejarle un papelito con preguntas para ella. ¿Ella te respondió alguna de esas preguntas?-Todas las preguntas que le quise hacer a Isabel fueron transmitidas de distintas maneras y te diría que, en su gran mayoría, las contestó. De diferentes formas (sonríe). Todo lo que pude encontrar de su voz en el medio de este silencio está plasmado en el libro.

Fuente: Infobae
24/03/2024 16:20

La selección Colombia entrenó en Madrid antes de enfrentar a Rumania: risas y buenos recuerdos

James Rodríguez y Juan Fernando Quintero protagonizaron los mensajes de llegada de la Tricolor a la capital española

Fuente: Infobae
23/03/2024 11:20

'Recuerdos del R', el narcocorrido de 'El Chino Ántrax', el narco que quería inundar de droga Europa

El cantante Lenin Ramírez recordó las actividades delictivas de José Rodrigo Aréchiga Gamboa cuando formaba parte de la organización del Pacífico

Fuente: La Nación
21/03/2024 07:18

Recuerdos de París: la memoria del trauma como forma de supervivencia

Recuerdos de París (Revoir Paris, Francia/2022). Dirección: Alice Winocour. Guion: Alice Winocour, Jean-Stéphane Bron, Marcia Romano. Fotografía: Stéphane Fontaine. Edición: Julien Lacheray. Elenco: Virginie Efira, Benoît Magimel, Grégoire Colin, Maya Sansa, Amadou Mbow, Nastya Golubeva Carax. Calificación: Apta para mayores de 13 años con reservas. Distribuidora: CDI Films. Duración: 103 minutos. Nuestra opinión: muy buena.Inspirada en los recuerdos de su hermano sobre los ataques terroristas de 2015 en el corazón de París -fue un sobreviviente del atentado en el Bataclan-, Alice Winocour reconstruye en Recuerdos de París la experiencia del trauma a partir de una memoria esquiva y fragmentada, que convierte a la protagonista en víctima e investigadora de lo sucedido, una inusual forma de pensar el relato a través de una experiencia individual que se expande a la ciudad, al país, a un estado del mundo en tensión. Winocour ha sido especialista en retratar con sólida perspectiva femenina traumas que a menudo se reducen a una crónica distanciada o a un texto de denuncia. Ya sea su evocación de las experiencias de la temprana psiquiatría con la histeria en Agustine (2012) o el dilema de una madre astronauta previo a un viaje al espacio exterior en Prometo volver (2019), lo que importa para el estudio de la directora es la perspectiva interior, esa distorsión del mundo real que traen los sucesos definitivos, aquellos que cambian el mundo propio antes que aquel en el que intentamos rearmarnos.Conocemos a Mia (la siempre excelente Virginie Efira) en el que será un día clave de su vida sin que ella lo sepa. Después de sus tareas como traductora se cita con su amante para cenar, él debe partir repentinamente debido a una urgencia, ella deambula con su moto hasta que la atrapa la lluvia y decide refugiarse en un bar mientras adelanta algunas correcciones. Lo que viene después es un desfile de imágenes sueltas: la lluvia torrencial que cae en la calle, una torta de cumpleaños con las velas encendidas, gente que conversa, que ríe. Después el horror, disparos, una incierta escapatoria y el vacío definitivo. El tiempo pasa y Mia sigue con su vida, ya sin su amante, con lagunas en sus recuerdos y esa extraña identidad que define a los sobrevivientes. Winocour se apega a su personaje y al lento proceso de volver al lugar de la tragedia, el inicio de un recorrido por los vericuetos de su memoria, el intento de dar sentido a ese mundo perdido para siempre.Alice Winocour es una de las directoras francesas más interesantes del presente, junto con Mia Hansen-Love, Céline Sciamma y Justine Triet, quizás esta última con un pie más firme en el mainstream. Pero lo que define a Winocour es su paciente sensibilidad para el tratamiento de temas incómodos de la agenda contemporánea, a menudo reducidos a lugares comunes o posiciones banales. En Recuerdos de París, el impacto de los atentados esquiva el sensacionalismo y el reparto de responsabilidades políticas para concentrarse en lo humano, en lo más doloroso de una experiencia con la que hay que convivir para siempre. Hay momentos de recriminación entre los sobrevivientes y la propia Mia explora las razones de su salvación sin saber si fue la casualidad, la astucia o quizás una culpa escondida que no puede dilucidar. Recordar qué ocurrió es también entender quién es ahora, y como puede reconstruir quién era sin perderse para siempre.Recuerdos de París explora los contornos del horror sin nunca mostrarlo; aquello indescriptible se cuela en gritos y jadeos, copas que se quiebran, un bullicio que se hace ensordecedor. La puesta en escena es atenta y quirúrgica, y el gran trabajo de Efira y la aparición deslumbrante de Benoît Magimel, que ha encontrado en este crepúsculo de su carrera un cierto renacimiento, nutren a la película de una observación sagaz, de una poderosa emoción.

Fuente: Clarín
14/03/2024 04:00

El narco, Rosario y los recuerdos del futuro

Una reflexión sobre el drama de la ciudad santafesina a partir de la lectura del nuevo libro de Martín Caparrós.




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