El Gobierno oficializó el cambio de nombre del gasoducto que conecta Vaca Muerta con la provincia de Buenos Aires, conocido hasta ahora como "Gasoducto Presidente Néstor Kirchner". Según la resolución 326/2024 publicada en el Boletín Oficial, el ducto se denominará de ahora en adelante "Gasoducto Perito Francisco Pascasio Moreno". Este cambio, que había sido anunciado por el vocero presidencial, Manuel Adorni, en sus redes sociales, busca reflejar "los valores fundamentales de la República Argentina" y resaltar figuras históricas con legado nacional, como el de Perito Moreno, cuyo trabajo "consolidó la soberanía en la Patagonia".La construcción del gasoducto, declarada de interés público nacional en 2022, fue promovida bajo el Programa Sistema de Gasoductos "Transport.Ar Producción Nacional". Este proyecto estratégico tiene el propósito de transportar el gas de las cuencas Neuquina, Golfo San Jorge y Austral hacia los principales centros de consumo del país, además de facilitar la exportación de gas a Chile y Brasil. La infraestructura incluye un trayecto que parte de Tratayén, en Neuquén, atraviesa las provincias de Río Negro, La Pampa, Buenos Aires, y finaliza en San Jerónimo, en Santa Fe.La decisión de renombrar el gasoducto se suma a otros cambios simbólicos impulsados por el Gobierno, como la reciente modificación del Centro Cultural Kirchner, que pasó a llamarse "Palacio Libertad Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento". La modificación del nombre, según la Secretaría de Energía, refleja un "compromiso con valores fundacionales y con la neutralidad de los espacios y bienes públicos" y consolida una visión que priorice "la identidad y los valores nacionales en obras públicas". En el caso del gasoducto, la figura de Francisco Pascasio Moreno â??conocido como Perito Moreno y recordado por su defensa de la soberanía nacionalâ?? fue elegida en línea con estos objetivos.Desde su planeamiento inicial, la infraestructura del gasoducto fue fundamental para reducir la importación de Gas Natural Licuado (GNL) y aumentar la autonomía energética del país. En junio pasado, el Gobierno lanzó la licitación para el segundo tramo de la obra, que permitirá duplicar su capacidad a 40 millones de metros cúbicos diarios, transportando gas desde Vaca Muerta hasta el litoral. La construcción de esta fase está programada para concluir en marzo de 2026, y se estima una inversión de 2554 millones de dólares en colaboración con capitales privados.El gasoducto ha tenido un impacto considerable en la economía energética, inicialmente financiado con fondos públicos y con un costo de 2700 millones de dólares. Para la nueva fase, en cambio, el Gobierno planea colaborar con el sector privado para cubrir los costos.Eduardo Rodríguez Chirillo, exsecretario de Energía, había propuesto además la creación de una empresa nacional, Transportadora de Gas del Centro (TGC), para operar este gasoducto y gestionar el financiamiento de proyectos futuros de expansión. Sin embargo, Chirillo fue desplazado y ocupó su lugar María del Carmen Tettamanti.Desde la Casa Rosada aspiran a que estas decisiones transmitan "el espíritu y la acción de los próceres de la Patria", integrando la historia argentina en el contexto de un plan estratégico de transición energética al año 2030.
Si bien había sido adelantada por Manuel Adorni, la modificación entró en vigencia con la publicación de la Resolución 326/2024. La denominación y/o identificación de obras de infraestructura pública, en ningún caso debería responder a intereses políticos, argumentó el Ejecutivo.
El vocero presidencial, Manuel Adorni, anunció hoy que el Gobierno le cambió el nombre al gasoducto "Presidente Néstor Kirchner", que conecta Vaca Muerta con Buenos Aires, y que a partir de ahora pasará a llamarse "Perito Francisco Pascasio Moreno". "El 'Gasoducto Presidente Néstor Kirchner' cambia su nombre: a partir de ahora se llamará "Gasoducto Perito Francisco Pascasio Moreno'", confirmó Adorni desde su cuenta de X sin brindar mayores precisiones acerca de la nueva modificación. El mes pasado, el Gobierno oficializó el cambio de nombre del ex Centro Cultural Kirchner por el de Palacio Libertad Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento, como ya lo llamaban varios funcionarios, entre ellos, el secretario de Cultura Leonardo Cifelli. El "Gasoducto Presidente Néstor Kirchner" cambia su nombre: a partir de ahora se llamará "Gasoducto Perito Francisco Pascasio Moreno".Saludos.Fin.— Manuel Adorni (@madorni) November 9, 2024La decisión del cambio del gasoducto se da luego que a mediados de junio el Gobierno anunciara la licitación del segundo tramo de la obra, que permitirá duplicar la capacidad de transporte de gas a 40 millones de metros cúbicos diarios (m3/d) desde Vaca Muerta al Litoral.Tal como explicó LA NACION en aquel entonces, el objetivo del equipo económico es tener la obra adjudicada en diciembre para que entre en operación en marzo de 2026. A diferencia de la construcción anterior, que se hizo con financiamiento público, esta vez se haría con capitales privados y demandará una inversión de US$2554 millones, según las proyecciones iniciales.La construcción total del gasoducto y las otras obras complementarias costó US$2700 millones y se financió con aportes públicos.Noticia en desarrollo.
La entrevista a Andrés "El Cuervo" Larroque dio a un canal de streaming generó varias repercusiones. La primera, porque el ministro de Axel Kicillof criticó a Cristina Kirchner por plantear una interna "sin consulta previa". La segunda, porque durante un momento de la charla el periodista Iván Schargrodsky se levantó de la silla y se retiró abruptamente por unos minutos. Cuando el entrevistador le preguntó al ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense sobre cómo se había enterado de la muerte de Néstor Kirchner -ayer se cumplieron 14 años del fallecimiento del expresidente-, Larroque no pudo contener las lágrimas. El conductor del programa On The Récord, Schargrodsky, se levantó de su silla y dejó solo al funcionario."¿Dónde estabas, si te acordás, cuando te enteraste de la muerte de Kirchner?", fue la pregunta que hizo que "El Cuervo" terminara quebrándose. "Estaba en mi casa. Me llamó "El Topo" Devoto -íntimo de la familia Kirchner-. Primero pensé que era mentira. El Topo a veces tenía un.... Después me llamó Juan Cabandié llorando -exministro de Ambiente y Desarrollo de Alberto Fernández-...", dijo con la voz temblorosa y antes de hacer una pausa.Thhafz8rb A6pe5nLarroque miró al piso por unos segundos antes de que las lágrimas empezaran a brotar de sus ojos. En medio del silencio, el entrevistador entonces se paró de la silla y dijo por lo bajo: "Te dejo un cachito. Voy a aprovechar para que El Cuervo se reintegre". El ministro de Desarrollo de la Comunidad estuvo casi dos minutos en soledad. Durante aquel periodo de tiempo, aceptó el ofrecimiento de la producción de cambiar el agua del termo y yerba del mate, y revisó su celular.A su regreso, Schargrodsky dijo: "Aproveché. Aproveché la situación... A mi me interesa lo vivencial de todo eso. Te puedo dar un waiver -excusarlo de seguir hablando del tema- y me puedo ir de ahí si crees que...". "No, está bien. Sí. Me cuesta pero...", admitió Larroque y prosiguió con su relato: "A mi me llama Juan Cabandié. Después prendí no sé si la tele o la radio. Todavía no estaba confirmada la noticia. Enseguida apareció algo y ahí ya no tuve dudas".La manera de actuar de Schargrodsky generó críticas y reproches en redes sociales, a las que contestó con un descargo: "Tienen razón. no reaccioné de una manera amable y pido disculpas. A modo de explicación, no es lo que mejor me sale y ni por asomo es mi mayor fortaleza el modo en el que conecto con esas cosas". Larroque respondió al posteo y minimizó la situación: "Gracias por la nota, Iván Schargrodsky. Me sentí muy bien en todo momento".Gracias por la nota @ischargro Me sentí muy bien en todo momento! https://t.co/55ohg9j9Mt— Andrés Larroque (@larroqueandres) October 28, 2024Durante el resto de la entrevista, analizó la disputa entre Cristina Kirchner y Ricardo Quintela por el liderazgo del PJ y respondió a las críticas contra Axel Kicillof por no definirse a favor de alguno de estos dos bandos. Calificó la interna de "inoportuna e innecesaria". Dijo que tuvo por objeto "revalidar el 'cristinómetro' y disparó: "Plantear algo así sin haber hablado con gobernadores y otros actores no es buena señal".Tras escuchar las palabras que esbozó Máximo en una entrevista con Radio 10, donde admitió que "revaluaría" la posibilidad de "militar" al gobernador de la provincia de Buenos Aires como candidato a presidente ya que no se pudo decidir entre Quintela y Cristina, Larroque opinó: "Si lo que va a definir el futuro político y la definición de este presente son una interna inoportuna, innecesaria, mal planteada... ¿Qué tengo que pensar? Che, la interna está armada para buscar definiciones de un tipo, que tenemos que ir a revalidad nuestro 'cristinómetro', por llamarlo de alguna manera.... Eso es por lo menos lo que yo pienso"."Me parece que plantear una interna sin haberse hablado con los gobernadores y otros actores no es una buena señal. Esas son las cuestiones metodológicas que terminan poniendo a todos en una situación fea, incómoda, porque está de por medio nada más y nada menos que Cristina Kirchner, con todo lo que significa", completó. El análisis de Larroque fue previo a que la Junta Electoral rechazara la lista de Quintela, quedando en pie únicamente la nómina de la exvicepresidenta.Sobre el presente del peronismo como fuerza política, fue autocrítico. "La realidad es que gobierna [Javier] Milei. Tenemos que hacer una caracterización lo más homogénea posible respecto de cómo llegamos a esta situación. Creo que el desacuerdo comienza ahí. Y eso complejiza encontrar una respuesta. Las diferencias son en ese marco. Hay cosas que tenemos que modificar claramente. No significa negar todo lo bueno que se hizo. Pero sí entender que la realidad que atravesamos es muy compleja y hay que debatir las metodologías que empleamos como espacio", sostuvo.Para Larroque, hay "responsabilidades compartidas en distintos niveles". "Lo que no podemos hacer es poner la culpa afuera. No se puede simplificar o hacer explicaciones reduccionistas. En este momento no sirven. No puede haber explicaciones que dañen en un reparto relativo de poder al interior del espacio. Para mí es al revés. Todos tenemos que poder asumir, revisar o generar las autocríticas del caso. Eso nos va a menoscabar, a quitar poder", destacó.El ministro de Desarrollo de la Comunidad ya se había manifestado en contra de los métodos de imposición. Hace cuatro días atrás, en otra entrevista radial, el funcionario bonaerense se quejó del operativo clamor en favor de Cristina Kirchner y defendió a Kicillof. "Creo que tenemos que sincerarnos, plantear las cosas de frente. Siempre hay que tener claro el rumbo, pero cualquier programa siempre tiene que tener una forma de instrumentarse. En ese sentido, la fuerza política tiene que tener un funcionamiento distinto. Tampoco va esto, que decía Axel el otro día, el sometimiento o la tracción .Tiene que haber una alternativa", sentenció.
El gobernador homenajeó al ex presidente a 14 años de su muerte y aprovechó para volver a pedir "unidad" en el Partido Justicialista mientras evita pronunciarse por los candidatos.
En la memoria ferroviaria de la Argentina hay una empresa que ha demostrado que en 40 años de democracia nadie supo qué hacer con ella. Se trata de Belgrano Cargas, la compañía de transporte ferroviario de mercancías más importante de la Argentina.Quizás ahora, con una explosión en producciones alejadas de la ciudad, por primera vez el camino de esta compañía pública que se ha cansado de perder millones en cuatro décadas pueda tener un poco más de horizonte. Sucede que el litio del Norte, la minería de Mendoza, el complejo agroexportador de la pampa húmeda y algunos negocios que también puede ofrecer el petróleo convierten, ahora, a este polémico ramal en un activo importante. Como se especula en el Gobierno, quizá encuentra un inversor dispuesto a poner varios centenares de millones por primera vez en 40 años.La historia del Belgrano Cargas se remonta a la época de Carlos Menem, cuando quiso y no pudo privatizar el ramal que históricamente se movía en una trocha angosta, la menos atractiva de todas, desde Buenos Aires hacia Rosario, que continuaba a Chaco y, finalmente, llegaba Salta y Jujuy, donde terminaba en la frontera con Bolivia. Aquella traza no encontró comprador en la década del 90 y antes de irse el riojano le entregó la empresa a la Unión Ferroviaria. El gremio más importante de la actividad se hizo de una de las grandes empresas de trenes del país.Aquella estrategia fue un verdadero desastre. La inversión nunca llegó, el tren prácticamente no circulaba, los millones se gastaban y la corrupción inundó gran parte de los pliegues del famoso Belgrano Cargas. En los primeros años de Néstor Kirchner, se aproximó un consorcio que estaba dispuesto a gerenciar aquel endemoniado ramal.En esos tiempos del primer kirchnerismo era una verdadera brasa caliente. En 2006, Kirchner dio otro paso para volver a entregar la concesión del ramal ferroviario Belgrano Cargas a manos privadas. En abril de ese año declaró la emergencia ferroviaria del ramal por 180 días, prorrogable por dos períodos, e instruyó a la Secretaría de Transporte para que adopte las medidas necesarias para garantizar el servicio. Mediante un decreto, no sólo se lanzó al rescate del ramal, sino que otorgó una suerte de certificado de buena conducta a la Unión Ferroviaria -accionista mayoritario del Belgrano Cargas- y autorizó la entrada de accionistas privados y gremiales en la futura concesión.Eran épocas de amor pleno entre el kirchnerismo y los gremios. En ese momento, la presidenta ejecutiva del ramal era Graciela Isabel Coria, una contadora, esposa nada menos que de José Pedraza, el histórico líder de la Unión Ferroviaria. El gremialista murió en 2018 mientras cumplía una condena a prisión por el asesinato del militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra. Tenía 75 años y falleció con la tobillera electrónica puesta. Jamás rindieron cuentas por los desmanejos de aquella empresa.Pero en aquel 2006, Kirchner no denunció ni investigó las sobradas sospechas de corrupción en el ramal y decidió entregar la gestión al capital privado. Los nombres de aquellos socios ferroviarios hoy ya son célebres. Aquella aventura estaba encabezada por Franco Macri, que se presentó acompañado por la compañía china Sanhe Hope Full Grain & Oil. Además, se sumaban los grupos Roggio y Emepa -concesionarios entonces del ferrocarril Urquiza, la Hidrovía y el ferrocarril Belgrano Norte- que compartirán una empresa en la que también tendrían participación el Estado y tres gremios: la Unión Ferroviaria, La Fraternidad y los camioneros comandados por Hugo Moyano, el sindicalista estrella de aquellos años de amanecer kirchnerista.Moyano, paradójicamente, integraba aquel consorcio para asegurarse el fracaso de la aventura. Nadie sabe perfectamente si fue por obra de camioneros, por falta de inversiones, o por errores de Macri, los chinos o Roggio y Emepa (años después los presidentes de estas empresas serían arrepentidos en la causa Cuadernos), pero aquel operador ferroviario fue el segundo fracaso que anotó la historia de Belgrano Cargas. ¿Qué puede salir mal con semejante cardumen de intereses? Pues todo. Y así fue.Con el tiempo, Cristina Kirchner directamente estatizó el ramal y nació la empresa pública que hoy el Gobierno dice que quiere privatizar. Como se mencionó, operaba la trocha angosta que va al Norte, pero las estatizaciones de los Kirchner hicieron que cada vez haya más activos en poder de la compañía pública.Con la estatización del Ferrocarril San Martín, gran parte de la de la traza de ese ramal, que es una trocha media mucho más atractiva y que llega a Mendoza, pasó a estar en manos del Belgrano Cargas. Finalmente, la última estatización de un tren de transporte de mercancías de los Kirchner, América Latina Logística (ALL) generó que todas las vías que componían ese ramal y que circulan por la Mesopotamia hasta Misiones, también terminen siendo activos del Belgrano.Mientras esto sucedía, en el Congreso se dio una discusión que terminó en una ley. Se decidió que las vías sean de acceso libre. Es decir, que cualquier empresa puede circular y llevar la carga siempre que pague una suerte de peaje. Ahora se abre una nueva incógnita: cómo será la privatización y qué activos se incluirán en la oferta.Los tiempos cambiaron desde entonces y durante muchos años, el Estado puso dinero en la infraestructura del ramal con créditos chinos y del banco de fomento CAF. A eso se suman los cambios productivos de las regiones atravesadas por estos rieles. Algo más para sumar: miles de empleados que llevaron la dotación de a un ratio que, al menos, duplica a la de los operadores privados. Esas son las ventajas y desventajas de quedarse con el ramal.
En el Día de la Lealtad, la vicepresidenta también publicó fotos de la reunión que tuvo con la última esposa de Juan Perón en Madrid."En un día en donde se habla de lealtad, quisiera saber dónde están aquellas personas que dejaron a una mujer cuyo apellido es Perón", dijo la vicepresidenta.
Cristina Kirchner sigue desandando el camino que abrió Néstor Kirchner. Y corre el riesgo ahora de ir a contramano de esa senda. No dio esta vez el primer paso, pero sí tal vez esté dando el más decisivo o el más definitivo. Aunque se proponga lo contrario.El operativo (auto)clamor que ella misma lanzó para presidir el Partido Justicialista es más que una contradicción con el antiguo desprecio que ella misma le ha dedicado al instrumento creado por Juan Perón como herramienta electoral. Es la expresión de una crítica situación política antes que la manifestación de la relativa fortaleza que aún ella conserva en una parte considerable del electorado peronista nacional.El predominante silencio que dentro del peronismo siguió a la autopostulación cristinista y algunas tibias reacciones de oposición contrastan con los aplausos y ovaciones que hasta no hace tanto seguían a sus proclamas. También exponen una nueva manifestación de ese agónico fin de ciclo, que el kirchnerismo transita y al que viene sobreviviendo desde hace casi una década. Las cuatro maniobras de lavado de dinero que comprometen a Martín InsaurraldeEl giro en U a la trayectoria de su esposo es inocultable. A poco de llegar a la presidencia en 2003, Néstor Kirchner se propuso algo más que tomar el control del PJ. Como lo hizo en 2005, al derrotar a Eduardo Duhalde y cooptar la poderosa estructura del peronismo bonaerense. Desde ese momento, el santacruceño empezó a romper las fronteras del PJ para construir algo más grande, como fue el kirchnerismo, al que convirtió en una fuerza hegemónica dentro del peronismo a lo largo de casi dos décadas y en la política nacional durante una decena de años.Cristina Kirchner sale ahora a romper los estrechados límites del kirchnerismo para tomar el control formal del PJ y abre paso al gran interrogante que desvela a muchos dirigentes peronistas y consultores políticos cercanos a ese espacio. La pregunta crucial que el peronismo no cristinista se hace es, si en lugar de fortalecer y ampliar al justicialismo, la exbipresidenta terminará, en este proceso, de achicar al peronismo imponiéndole su propio techo y obturando una renovación, en lugar de ampliarlo, como dice proponerse.El antecedente de lo hecho por Máximo Kirchner en los últimos cuatro años da soporte a esa inquietud que se expande como una mancha de aceite. Cuando el hijo de los dos presidentes se hizo con la conducción del PJ bonaerense, dio lugar a una hipótesis que decía que su objetivo era romper el cerco estrecho de La Cámpora para expandir sus dominios, por un lado, y para rejuvenecer el peronismo, por el otro. El tiempo demostró que si bien la exagrupación juvenil conquistó territorios municipales y mejoró (en sentido amplio) la situación individual de varios de sus dirigentes, también sufrió disputas, fugas o distanciamientos (los casos de Andrés "Cuervo Larroque y de Axel Kicillof son paradigmáticos), se ganó enemigos internos (además de los externos que ya tenía) y no sumó más referentes ni nuevos militantes juveniles. Por el contrario, a medida que los líderes camporistas ocupaban cargos (nacionales, provinciales, municipales y en empresas públicas y privadas), envejecían y su gobierno nacional fracasaba, los nuevos electores jóvenes se distanciaban de ese espacio o lo miraban con espanto, como la referencia del lugar donde no estar y no pertenecer. Javier Milei sigue agradeciéndolo. El futuro que ellos ofrecían seguía en el espejo retrovisor en un presente que padecían todos y más aún los que no habían vivido aquel mítico pasado.El fallido gobierno de Alberto Fernández, a quien Cristina Kirchner (y La Cámpora) llevaron a la Presidencia, terminó en la debacle electoral de 2023 y la llegada a la Presidencia de un outsider ubicado en las antípodas de la narrativa y la praxis kirchnerista, que ni siquiera contaba formalmente con un partido propio a nivel nacional y que solo dos años antes había tenido su debut absoluto en una elección. El resultado de ese proceso, que había entrado en remisión profunda en 2013 y logró una sobrevida por el fracaso del gobierno de Mauricio Macri, es que el peronismo quedó con el menor número de gobernadores y legisladores desde 1983. Después de un año en el desierto y en ese escenario desafiante en el que el Gobierno antagónico mantiene altas cuotas de popularidad, aunque se demoren los éxitos, Cristina vuelve a ofrecerse como la redentora de una fuerza confundida, en la que no han emergido nuevos liderazgos. La expresidenta asoma como la referencia, desde su aún alto piso de fieles (la mayoría de las encuestas le da más de 35 puntos de imagen positiva) pero bajo techo de adherentes (casi 60% de rechazo) fuera de su grey. También refuerza su condición de tapón para una renovación. Ni ella cede espacio, ni otros se animan a lanzarse a ocuparlo sin que les habiliten el acceso. La gran pregunta es por qué se lanza ahora para presidir el PJ, más allá de la necesidad formal de renovar una conducción partidaria, todavía en manos de Alberto Fernández, el exiliado de Puerto Madero. Toda una expresión del estado del que fue el partido hegemónico. Las elucubraciones y las hipótesis son muchas. Más allá de los fundamentos expresados por la propia Cristina Kirchner, de "enderezar lo que se torció", y relanzar el peronismo (que no es lo mismo que renovar). Razones personales y políticas asoman entre los argumentos y las justificaciones que se esgrimen en el peronismo."Cristina vio que la encuestas empiezan a mostrar una caída de Milei y del apoyo al Gobierno, y consideró que era el momento para salir a ocupar la escena y, como nadie logró instalarse y encarnarlo, lo hace ella", dicen en sus cercanías. A eso se agrega el temor a una mayor disgregación del peronismo, cada vez más cerca de parecerse a esa confederación de partidos provinciales, de intereses divergentes, en que se convirtió la UCR tras la salida anticipada del poder de Fernando de la Rúa, en 2001. En ese plano se inscribe la dura acusación de "transfuguismo político" que le dedicó ayer a los diputados que avalaron el veto a la ley de financiamiento universitario y, por ende, a los gobernadores Osvaldo Jaldo, de Tucumán, y Raúl Jalil, de Catamarca, a los que responden esos legisladores. Nadie podría acusarla de haber perdido los reflejos políticos, aunque se le pueda cuestionar si las respuestas que sigue ofreciendo satisfacen las nuevas demandas.El sentido de la oportunidad, sin embargo, es puesto en cuestión por un consultor al que el peronismo suele escuchar: "Me parece que se apuró viendo las encuestas que muestran que Milei viene cayendo y Axel [Kicillof] creciendo. Pero, como decía Napoleón, si su enemigo se viene equivocando, ¿para qué interrumpir la equivocación?".Kicillof, el jubiladorLa mención al gobernador Kicillof no es casual y allí aparece otra de las respuestas. "Hace ocho años, ella privilegió a Axel como hijo político para evitar que su hijo biológico la jubilara. Ahora, cuando Axel enfrenta a Máximo y a La Cámpora, y empieza ampliar alianzas, dentro y fuera del peronismo, lo sale a taponar para evitar que le tramite la jubilación, porque ese sería el destino ineludible. A su sombra nadie puede superar sus límites. Y mientras nadie se anime a tratar de romper esos límites ella no le va a dar ninguna escalera a nadie", explica un peronista bonaerense que conoce como pocos el impermeable mundo kirchnerista.El silencio de Kicillof y su círculo de confianza, que poco se ha expandido desde que pasó de economista a político, así como la ratificación del acto del Día de la Lealtad en el que será el único orador y no esperan que vaya "la jefa", expresan la dilemática situación en la que lo puso Cristina Kirchner. "La larretización de Axel avanza a pasos acelerados", ironiza un peronista que alguna vez fue kirchnerista. La maliciosa referencia al fallido intento de llegar a la presidencia de Horacio Rodríguez Larreta se sostiene en la condición de candidato ineludible por anticipado del exjefe de gobierno porteño y su falta de determinación para doblegar al líder partidario Mauricio Macri. Todas las analogías son imperfectas, pero las caricaturas resaltan semejanzas.Desde sectores más lejanos a la expresidenta también se argumenta que para su postulación se coaligaron dos motivaciones siempre muy potentes para ella: la épica y la autopreservación. "Ser la primera mujer en presidir el PJ, como ella misma lo dice, glorifica lo que en otros tiempos hubiera sido para ella una defección. Al mismo tiempo, le da un cargo formal para blindarse frente a las malas noticias que presume recibirá de la Justicia. No es lo mismo ser la titular del Instituto Patria que presidenta del principal partido opositor. Un gran argumento para sostener que es víctima de una persecución política-judicial. Más lawfare que nunca", explica un exfuncionario kirchnerista, hoy funcionario de Kicillof. Su condición de asimilado a ese espacio y no miembro pleno le permite decir lo que nadie en la mesa (ratona) del gobernador tiene permitido decir.El malestar, la incomodidad y el silencioso o elíptico rechazo que la autopostulación de la expresidenta provoca en el cada vez más heterogéneo arco del peronismo no cristinista no se ha traducido, sin embargo, en la conformación de un polo dispuesto a enfrentarla. Apenas el riojano Ricardo Quintela se animó a decir que sigue adelante con su intento de presidir el PJ y, con no poca insidia, destacó que continuará reuniéndose "cara a cara" con "todos los compañeros y compañeras". Una forma de subrayar la distancia que impone la expresidenta. También, una forma de subirse el precio.A su favor, "la jefa" cuenta aún con demasiados atributos que ningún aspirante a desbancarla puede mostrar. Además de su irreductible vocación de poder y su renuencia a cederlo, el vínculo emocional que construyó con una parte sustancial del electorado peronista no tiene competencia y en la historia solo lo superan Juan y Eva Perón. Los fracasos de sus gobiernos, las fallidas elecciones de candidatos y el paso del tiempo apenas si han adelgazado algo ese lazo con los fieles. El vínculo emocional agrega a la expresidenta un handicap del que carecen cualquiera los aspirantes a sucederla: la hace inmune a las contradicciones y le da una plasticidad de la que el resto no goza sin correr el riesgo de caer en la contradicción y recibir el mote de traidor. De esa manera, Cristina Kirchner puede pronunciarse, como lo viene haciendo desde el comienzo del actual gobierno, en favor de revisar dogmas que ella misma pudo haber consagrado antes. Desde la legislación laboral hasta las privatizaciones, pasando por las políticas educativas. Así enfrenta y ofrece una versión supuestamente superadora al clima de época. Mientras sus rivales internos terminan entonando las viejas canciones de protesta, aunque con base de trap, para disimularlo.Para los cristinistas, no hay disonancias. Ella es la medida de todas las cosas. Lo dijo el camporista Mariano Recalde: "Cristina siempre decide en función de lo que es mejor para el conjunto". Punto y aparte.O como acaba de decir otro camporista conspicuo, como Eduardo de Pedro, sin sonrojarse ni hacer autocrítica: "El de Alberto Fernández no fue un gobierno peronista". Sobre todo porque, según explicitó, el expresidente nunca atendió los cuestionamientos hechos por Cristina Kirchner para corregir el rumbo (político y personal). Javier Milei quebró la disciplina de casi todos los bloques en el Congreso y se multiplicaron los pases de factura entre los opositoresEl llamado a la unidad que Cristina Kirchner expuso junto con su autoproclamación no ha despertado, por ahora, ningún aluvión de entusiastas dispuestos a sumarse más allá de su feligresía. La incomodidad tanto como la desconfianza abundan. El propio documento expresa los límites y las condiciones que "la jefa" establece. Y abundan los antecedentes, en los últimos 14 años, de la escasa disposición a escuchar disidencias por parte de la expresidenta. El temor a que su decisión de salir de las fronteras del kirchnerismo termine achicando el peronismo, en lugar de remozarlo y ampliarlo, paraliza a muchos peronistas, que tampoco encuentran mejores destinos ni destinatarios. Cristina corre el riesgo de ir a contramano de Néstor, pero, por ahora, nadie se anima a contradecirla con suficiente decisión y probabilidad de éxito. El Gobierno tiene otro motivo para festejar, además del 3,5% de inflación de septiembre.
Argentina tiene un vínculo muy fuerte con el Fondo Monetario Internacional. Qué decidió el ex mandatario en 2006.
El senador de Unión por la Patria se manifestó en contra del ajuste a jubilados con un video del expresidente en el que critica a Patricia Bullrich, en ese entonces ministra del gobierno de Fernando De La Rúa. Las respuestas al posteo. Leer más