muchachos

Fuente: La Nación
21/04/2025 09:36

Guillermo Novellis y el recuerdo de "Muchachos": de tocar para la selección a las 3 de la madrugada a su mayor miedo

Nació en Junín y se crio en Ramallo. A los 14 aprendió a tocar la guitarra y luego de participar en diferentes agrupaciones, en 1995 Guillermo Novellis se puso al frente de La Mosca Tsé Tsé, que el último 10 de marzo cumplió 30 años de trayectoria.Para celebrarlo, en noviembre de 2024 lanzaron un álbum que recopila sus más grandes éxitos en compañía de invitados locales e internacionales. Temas como "Para no verte más", "Todos tenemos un amor", "Cha cha cha", "Yo te quiero dar", "Te quiero comer la boca", "Baila para mí" y el último hitazo mundialista de "Muchachos", con la colaboración de artistas como Gilberto Santa Rosa, Los Auténticos Decadentes, Los Palmeras, Los Enanitos Verdes, Agarrate Catalina, Kapanga y Panteón Rococó."Ahora nos vamos a tomar unas vacaciones y después vamos a tocar en el Café Berlín y saldremos de gira por Costa Rica, México y Colombia. Todavía seguimos disfrutando de todo lo que nos pasó con el mundial. Siempre fuimos una banda de hacer entre 60 y 70 shows en el año, y seguramente para 2026 haremos un nuevo disco.-¿Qué significó para vos el éxito de "Muchachos"?-Fue lo más importante que nos pasó a nivel canción futbolera. Vale aclarar que la letra no es nuestra, la puso Fernando Romero, un tipo al cual no conocíamos y que nunca escribió una canción en su vida, y que llegó a la popularidad gracias a la gente de TyC Sports, que fueron los que la viralizaron. Y después nosotros la grabamos, porque lo justo es justo y la verdad es la verdad, y se transformó en lo que todos nosotros sabemos; grabamos una hermosa versión.-¿Tenés algún recuerdo especial de aquel momento? ¿Tuvieron algún contacto con la selección?-Con la selección no hemos tenido contacto directo, lo que si tenemos son momentos imborrables, como cuando bajaron en Ezeiza por la escalinata, con la copa y nosotros estábamos ahí tocando a las tres de la mañana. No sé cuantas veces tocamos la canción. La General Paz estaba llena de gente, pudimos salir del aeropuerto recién al otro día, a las 10 de la mañana. Una locura fue. Hermoso. Y así todo el mes. El día con Holanda [Países Bajos] tocábamos en la plaza principal de Posadas (Misiones), en la plaza San Martín. Nosotros estábamos en el hotel, a media cuadra de la plaza, y estaban pasando el partido por pantalla gigante, justo ahí donde estaba el escenario. Estaba toda la gente ahí mirando el partido y nosotros decíamos: 'Si perdemos, ¿qué hacemos? Nos vamos a casa'. Yo no voy a tener ganas de ir a cantar. Y así era cada partido. Tuve todo un mes de inestabilidad emocional con mi sistema digestivo totalmente alterado. Acordate que empezamos perdiendo, y viste como somos los argentinos: "Uh, este pelado es mufa", empezaban a poner los haters, y yo me quería matar. "Para qué la grabamos", pensaba, "si estábamos re bien, para qué la grabamos". Y después vino toda la buena, no se perdió ningún partido más, salió campeón del mundo.-Naciste en Junín y te mudaste a Ramallo cuando tenías 9 años. ¿Cómo recordás tu infancia?-Soy de una familia de prácticamente todos ferroviarios, menos mi viejo que laburaba en seguros y mi mamá que siempre fue empleada de rentas de la provincia de Buenos Aires. Justamente nos mudamos a Ramallo por motivos de laburo, donde terminé la primaria, hice la secundaria y me formé en un colegio técnico. Ramallo era un pueblo de andar en patas, ir a pescar, bañarnos en el río y jugar mucho a la pelota. A la noche jugábamos a la escondida. Como no existían estos telefonitos [señala su celular], la vida estaba afuera de casa Fui un tipo de clase media baja, nunca faltó nada y fui a la escuela pública. Salí de la secundaria como técnico electromecánico y después hice un terciario de tres años más, donde me recibí de Técnico Superior en Higiene y Seguridad Industrial.-¿Trabajaste como Técnico Superior en Higiene?-Antes de transformarme en un músico profesional, de vivir de la música, me dediqué como 10 años a ese laburo, que principalmente es el de prevenir accidentes en el trabajo. La recuerdo como una etapa de mucho aprendizaje del mundo real, el mundo de los que se levantan a las cuatro de la mañana, que trabajan en turno. Yo trabajaba una semana de mañana, otra semana de tarde y otra de noche. Es un capital que yo tengo, el de haber vivido la vida normal del laburante que tiene 15 días de vacaciones por año, que labura de lunes a viernes o sábado. Ahora laburo los fines de semana y estoy mucho más relajado los días de semana, pero agradezco haber conocido aquella vida.-¿Y cómo fue que te animaste dar el salto?-En el 95 se formó la banda y en el 96, con mis 36 años, cuando ya habíamos firmado un contrato, renuncié a mi laburo. Fue una decisión bastante temeraria, porque yo ya tenía dos hijos, mi mujer, y tenía una vida de clase media: mi auto, mis vacaciones, mi casa; pero bueno, creo que las cosas hay que hacerlas en esta vida y no arrepentirte después de no haberlas intentado. El sueño era ese, y por suerte salió bien.-¿Cómo nació esa vocación por la música y la composición?-Qué se yo, siempre me gustó la música, me gustó bailar, y cuando aprendí los primeros acordes en la guitarra, no sé por qué, inmediatamente quise hacer mis propias canciones. Es un don que ahora me doy cuenta que tenía, que tengo. Esa vocación por la música, como hacedor de canciones, apareció a los 14 años.-Este año se cumplen 30 de aquel debut con La Mosca. ¿Cómo recordás ese primer show?-Empezamos allá por marzo del año 95, cuando todavía yo no había sido designado como cantante, y andábamos en busca de uno. Lo que pasa es que como no conseguimos, y yo hacía las canciones y me sabía la letra, íbamos ensayando como para adelantar hasta que apareciera nuestro Mesías. Y bueno, nuestro cantante nunca llegó y por decisión unánime me tocó hacerlo a mí, con una expresión muy simpática y concluyente de mis colegas: "Bueno dale, cantá vos y listo".-Te lo ganaste...-Sí, sí, y después con el tiempo fui aprendiendo los gajes de comunicar, se ser el que comunica de la banda. El primer show que tuvimos ni siquiera nos llamábamos La Mosca. Fui como guitarrista invitado. Entonces en los ensayos empecé a mostrar a los muchachos que yo hacía canciones, ellos empezaron a confiar en mí -yo soy el mayor de todos, les llevo como 10 años- y arrancamos con un plan: hacer canciones, ensayarlas, grabarlas en Rosario y después llevarlas a Buenos Aires.-¿Cómo es la dinámica de la banda para componer canciones?-Primero las toco en la guitarra, esbozo la canción con la letra, estrofas y estribillo, las grabo y en la sala de ensayo se la muestro a los muchachos. Me dicen sí o no y las desarrollamos. Soy el principal compositor y tengo muchas canciones con el derecho de autor compartido, porque siempre hay alguno que me da una idea sobre la canción que es importante, entonces firmamos los dos. Tengo muy pocas canciones que he firmado yo solo. De las más famosas de La Mosca, ninguna firmé solo, aunque fui el gestor inicial. Y a partir de ahí entran en el laboratorio, que es la sala de ensayo, un lugar mágico, donde cada uno le pone su impronta como intérprete.-¿Qué opinás de los decretos que publicó el gobierno vinculados al régimen de protección de los derechos intelectuales, donde se define que la gestión, el cobro y la administración de los derechos de autores, compositores e intérpretes ya no dependerán exclusivamente de los organismos que estaban facultados como Sadaic y Aadi-Capif?-Evidentemente, no sé si por ignorancia o mala leche, los artistas vemos y detectamos que esto es un ataque, sobre todo a las asociaciones de gestión colectiva. Porque la ignorancia no es un pecado. Si un médico quiere hacer una casa, llama a un arquitecto, y si un arquitecto se siente mal, llama a un médico. Por eso yo le pido al gobierno que no tome este tipo de decisiones sin consultar, porque por ahí, por ignorancia, no sabe que se pueden cometer muchos daños colaterales. Le pido al gobierno que no deje de convocar a los que sabemos o los que padecemos cualquier cambio que se produzca. Debemos ser consultados y es saludable que podamos participar.-¿Cuando mirás hacia atrás, ¿qué reflexión hacés sobre estos 30 años de carrera?-Hay una frase que lo redondea todo: el mundo es de los que rompen las pelotas. Es decir, que nadie te va a venir a buscar a tu casa, que tenés que forjártelo vos, que no hay que echarle la culpa a la mala suerte, que nada tiene que impedirte intentar lo que sueñes y prepararte para eso. Creo en el talento, creo en el trabajo y creo en la suerte. Son esas tres cosas que llevan al éxito. Nosotros tuvimos talento, hicimos un muy buen trabajo y también nos acompañó la suerte.-¿Y en lo personal?-Me encuentro en esa minoría que le da lo mismo un lunes que un sábado. Cuando trabajaba, llegaba el domingo y decía: "¡Uh, mañana me tengo que levantar a las cuatro de la mañana!", y me empezaba a amargar antes de almorzar, como le pasa a todos los laburantes. Ahora, el lunes es el día que llego de gira, que descanso, y a partir del martes empiezo a hacer trámites, me ocupo de mi casa, de mi familia. Y después de vuelta a los ensayos, otra vez de viaje, a veces por el fin de semana o a veces semanas que estamos afuera. Soy un hombre muy feliz, agradecido de la vida y de la gente, y de todos los que tuvieron que ver con su granito de arena con nuestra carrera.

Fuente: Infobae
21/03/2025 17:18

"Pueden pasar muchachos, el circo empieza": crónica de un recorrido anunciado en Teuchitlán

Infobae México acudió al rancho Izaguirre, en donde las familias buscadoras lamentaron la actuación de las autoridades de Jalisco

Fuente: Clarín
16/03/2025 16:18

Carlos Bilardo cumplió 87 años: el regalo de 'los muchachos del 86' con Ruggeri, Burruchaga, Giusti, Islas y Garré

En la casa del 'Doctor', hubo un almuerzo en la previa de los partidos del domingo.Los ex futbolistas compartieron el video del canto del feliz cumpleaños en redes sociales.También estuvo su esposa Gloria y habrá festejo familiar.

Fuente: La Nación
18/02/2025 07:00

Buenos muchachos: la película de Scorsese que tuvo una fría recepción pero consiguió un tardío (y algo absurdo) acto de justicia

La historia de Buenos muchachos, como tantas otras -por casualidad, imaginario popular o mito urbano-, comienza en un aeropuerto. El protagonista es Martin Scorsese, y la excusa, un avión demorado. Para matizar la espera, el director había decidido comenzar a leer el libro Wise Guys. Life in a Mafia Family, de Nicholas Pileggi. No queda claro cómo lo consiguió, pero digamos que lo compró en el lugar, como para apuntalar la fantasía. Corría 1986, Scorsese venía de filmar El color del dinero, y estaba ávido de nuevas ideas. Conforme fue avanzando su lectura, entendió que tenía en sus manos, la materia prima de su nueva película.Wise Guys se basaba en la historia real de Henry Hill, un mafioso de segunda que se había salvado de pasar una vida en prisión denunciando a sus colegas (su testimonio redundó en más de 50 condenas), y entrando en un programa de protección de testigos. Pileggi no solo era un experto en el tema, sino que además había conseguido el testimonio del mismísimo Hill. Luego del estreno de Buenos muchachos, el escritor contaría: "Recibí la consigna de tomar un avión hacia una ciudad y esperar en un motel. Cuando Henry llegó, iba custodiado por dos agentes federales y, tras unas horas en su compañía, me di cuenta de que, a pesar de que él era un pequeño delincuente, se había codeado con los 'grandes'. Era una fuente preciosa sobre la realidad y la vida cotidiana de un malhechor". "De joven, Henry había sido literalmente hechizado por este tipo de vida. Su memoria era muy precisa y fértil en imágenes. Era el personaje ideal para una entrevista porque, además, si jamás puse sus relatos en duda fue porque había negociado un trato con la justicia. Aceptó ser testigo de cargo a cambio de protección para él, para su mujer y sus niños. En contrapartida debía testimoniar para la acusación en asuntos criminales y si cometía el mínimo falso testimonio, su estatuto sería revocado y debería volver a la cárcel donde, seguramente, habría sido asesinado en menos de una semana. En el curso de toda mi carrera periodística jamás había escrito sobre alguien cuya vida dependiera de su veracidad", señalaba Pileggi.Más se adentraba en el libro, más entusiasmado estaba Scorsese con filmar esa historia. Y a la distancia, no se puede menos que admirarle la valentía: hay que ser muy osado para buscar resignificar el género mafioso en el cine luego de El Padrino. Ni siquiera Francis Ford Coppola -autor de la original- pudo. Y precisamente eso fue lo que le hicieron saber al realizador italiano varios de sus colaboradores.Y Scorsese: "Que sí", "qué yo puedo", la idea se le había metido en la cabeza de tal forma, que no hubo manera de hacerlo cambiar de opinión. Hasta que llegó el primer escollo, en principio insalvable: cuando intentó comprar los derechos, alguien ya le había ganado de mano.Lo primero es la familiaLa desilusión de Martin Scorsese cuando descubrió que los derechos del libro de Nicholas Pileggi ya habían sido reservados, no pudo ser mayor. Pero por suerte le duró poco. Quien había tenido la misma idea que él, pero había sido más rápido de reflejos, era su amigo Irwin Winkler (productor de Rocky, de Cerca de medianoche; y junto con Scorsese de New York, New York y Toro salvaje). Alcanzó un llamado telefónico, para que los dos hombres se pusieran de acuerdo para llevar adelante el proyecto juntos. Hasta había estudio, Warner, y una idea de presupuesto: 26 millones de dólares. Buenos muchachos estaba un paso más cerca de hacerse realidad.El siguiente paso fue sumar al autor de la novela original, para que ayudara en la adaptación (que terminó firmando Scorsese). Y aunque este tipo de sociedades suele terminar mal, este caso fue una excepción. "Trabajamos muy bien juntos -recordaba Pileggi-. Marty se aseguró de que ambos estuviésemos de acuerdo sobre la forma en la que debía desarrollarse el libro, y el primer borrador fue una simple cronología que empezaba con la infancia de Henry. Después la retomamos escena por escena. Regularmente, él llegaba con un paquete de notas, nuevos diálogos, nuevas escenas o nuevas ideas. Yo tomaba sus notas y las integraba con las mías para tramar una nueva versión. Fue así como progresivamente conseguimos disponer de un guion. Igualmente, yo conté un total de once versiones sucesivas". Una de las primeras decisiones del binomio fue buscarle un título, ya que el del libro podía confundirse con Wise Guys (estrenada en nuestro país como Dos locos sueltos), película de 1986 dirigida por Brian de Palma y protagonizada por Danny De Vito. La complejidad del trabajo de adaptación fue tal que, mientras tanto, Scorsese tuvo tiempo de empezar y terminar La última tentación de Cristo (1988) y su episodio para el tríptico Historias de Nueva York (1989).Sin embargo, el director nunca se desentendió de Buenos muchachos y, en su tiempo libre, se dedicaba a reunir al posible elenco. Como apunte curioso, especialmente tratándose de una película sobre la mafia, el realizador decidió rodearse de amigos, "de la familia", como él los llamaba. Robert De Niro (luego de que Al Pacino dijera que no por miedo al encasillamiento), Joe Pesci, Lorraine Bracco (por entonces casada con otro amigo de la casa, Harvey Keitel), Paul Sorvino... Hasta Charles y Catherine Scorsese tuvieron pequeñas apariciones: él como un compañero de celda del protagonista, y ella como la madre de Tommy. También en un pequeño papel estaba Illeana Douglas, pareja del director en ese momento.La única excepción fue Ray Liotta, que nunca había trabajado con el realizador y cuya experiencia estaba mucho más vinculada a la televisión que al cine. Que Scorsese eligiera a "un extraño" para el personaje principal, comenzó con una situación tan fortuita, que resulta digna de ser el guion de otra película.Pandillas de Nueva York"Cuando presenté La última tentación de Cristo en el Festival de Venecia -recordaba Martín Scorsese- atravesé el vestíbulo del hotel Excelsior rodeado por una docena de guardaespaldas (en ese entonces, el director había sido amenazado por grupos religiosos) para dirigirme hacia una emisora de radio. Ray Liotta, que se encontraba en el bar, vino hacia mí. Uno de los gorilas movió el brazo para rechazarlo y Ray hizo un gesto, poniendo las dos manos sobre su rostro, con un aire defensivo, como queriendo decir: 'Está bien, no hay problema'. No es que en aquel momento yo me dijera 'es él', pero me gustó su modo de comportarse con el guardaespaldas, y me dio la impresión de ser una persona que tiene un gran control de la violencia". Más difícil fue convencer a Irwin Winkler, que no quería saber nada con Liotta. El actor tuvo que reunirse a solas con él y ofrecerle sus razones de por qué era el mejor para llevar adelante el protagónico. Al día siguiente, el productor dio el visto bueno. En el camino quedaron Val Kilmer, Alec Baldwin, Tom Cruise y Sean Penn, que eran una mejor opción para Winkler. Con el tiempo, el actor se referiría a esta falsa de confianza en él: "Habrían preferido a Eddie Murphy, antes que a un actor con poca experiencia como yo".El rodaje de Buenos muchachos se desarrolló esencialmente en Nueva York, en lugares muy cercanos a la infancia del realizador, que conocía de memoria y a los que sabía que les podía sacar el mejor partido. Cada integrante del elenco también aportó lo mejor de sí. Joe Pesci, por ejemplo, años después se adjudicó la famosa escena de "¿Funny How?", que le valió un Óscar. De acuerdo a su testimonio, se inspiró en una situación real que protagonizó siendo adolescente, en un bar, con un auténtico mafioso que le quiso dar un susto.El propio Henry Hill aseguró que la interpretación del actor -que caracterizaba a un gangster real- había sido casi perfecta salvo por un detalle: el verdadero Tommy medía casi dos metros.No fue el único contacto entre el elenco del film y la mafia. Durante mucho tiempo se aseguró que el verdadero Jimmy Conway (en realidad, Jimmy Burke) había llamado a Robert De Niro desde la carcel para felicitarlo y agradecerle por lo bien que lo había interpretado. Por otra parte, también se dijo que el actor durante el rodaje, llegó a hablar hasta ocho veces por día con Henry Hill, para pedirle detalles sobre los movimientos y la forma de actuar de Jimmy. La obsesión del artista fue tal que hasta llegó a preguntarle cómo agarraba un cigarrillo, o cómo le ponía ketchup a la comida.A pesar del esfuerzo y la dedicación que puso Martin Scorsese en Buenos muchachos, elementos que se valoraron con el paso del tiempo, el entusiasmo por su lanzamiento no fue directamente proporcional al posterior. La película se estrenó en Estados Unidos en septiembre de 1990, y obtuvo una recepción algo fría de parte de la audiencia. El espíritu del público era otro, por lo que fue cómodamente superada por títulos como Mi pobre angelito, Duro de matar 2, Mujer bonita y Ghost, la sombra del amor.Esa tendencia continuó en la posterior entrega de los Oscar, donde Buenos muchachos solo fue nominada a seis estatuillas, quedándose como ya se dijo, solo con la de Mejor actor de reparto de Pesci. Hasta un despropósito como Dick Tracy cosechó más nominaciones y más premios. Igualmente, peor le fue a El Padrino III, que ese año se fue a casa con las manos vacías. Un absurdo, de esos a los que Hollywood nos tiene acostumbrados. En contrapartida, en 2005 el film de Scorsese fue elegido por la revista especializada Total Film, como "la mejor película de todos los tiempos", seguida por Vértigo y por Tiburón. Un acto de justicia que, digamos todo, también encierra otro absurdo. Ni tanto, ni tan poco.Buenos muchachos, el sueño de aeropuerto de Martin Scorsese, se convirtió en la última gran película sobre la mafia que dio el cine norteamericano, por su historia, por su elenco, y por sus hacedores. Este retrato de un hombre que se construyó a sí mismo en un entorno de violencia y excesos, hasta que perdió por completo el control de quién era o quién quiso ser, a la distancia adquiere una nueva dimensión. Y se transforma en uno de los últimos estertores de una manera de hacer cine y de contar historias, que ya no existe. Y que se extraña mucho.

Fuente: Infobae
15/02/2025 13:40

El día que Zair Guette le hizo erizar la piel a Amparo Grisales en 'Yo me llamo': "Vean muchachos"

Mucho antes de llegar como un bombero de 21 años a las audiciones del 'reality' show 'Factor X', donde descrestó al productor José Gaviria, a la cantante española Rosana y a 'Dim' y 'El Profe', integrantes de Piso 21, el cantante barranquillero sorprendió a Pipe Bueno y a la 'diva' de la televisión

Fuente: Infobae
15/02/2025 13:04

El día que Zair Guette le hizo erizar la piel a Amparo Cristales en 'Yo me llamo': "Vean muchachos"

Mucho antes de llegar como un bombero de 21 años a las audiciones del 'reality' show 'Factor X', donde descrestó al productor José Gaviria, a la cantante española Rosana y a 'Dim' y 'El Profe', integrantes de Piso 21, el cantante barranquillero sorprendió a Pipe Bueno y a la 'diva' de la televisión

Fuente: Clarín
18/01/2025 00:36

"Sigan festejando, muchachos del poder, a costa de los jubilados"

Voces, reclamos y esperas de jubilados.




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