Cada vez falta menos para que Moria Casán vuelva a la televisión. A partir de noviembre, la actriz y conductora estará al frente de Mujeres Argentinas con Moria, en lugar de María Belén Ludueña, que debutará con un nuevo programa en las tardes de eltrece. Si bien este matutino tendrá nuevas incorporaciones, la mayor parte del equipo que actualmente está al aire seguirá con Moria. Claro, salvo la periodista Silvia Fernández Barrio, que fue convocada para acompañar a Ludueña en su nuevo proyecto. "Me voy con Belu, olvidate. No tengo ganas de complicarme la vida para nada y me encanta volver a dormir un poquito", dijo hace unos días Fernández Barrio cuando le preguntaron sobre su decisión de cambiarse de ciclo. Estas declaraciones fueron tomadas por muchos como que la periodista no quería trabajar con Moria, algo que molestó a la capocómica. Fue a la salida de Cuestión de género (la obra que Casán está protagonizando junto a Jorge Marrale en teatro) que la nueva incorporación del canal de Constitución habló al respecto. "Vuelvo a la tele. Hice tanta tele, tan disruptiva y adelantada que me parece que siempre es raro y lindo volver", dijo sobre su tan ansiado regreso ante las cámaras de Intrusos.Tras confirmar que su debut en el matutino que sumará su nombre será la primera semana de noviembre, la conductora anticipó: "Estamos craneando todo. Va a ser muy lindo y bueno. Tenemos que armar el programa. Las mañanas de eltrece son algo importante y voy a darle mi sello. Si me convocan es porque quieren mi impronta y si quieren mi impronta, la meteré". "¿Cómo vas a hacer con la lengua karateca?", le preguntó la cronista de América en referencia al horario en que se emitirá el programa. "Ay, mi amor. Las cosas que se ven en el horario de protección para el menor son protección para el mayor, así que a mi lengua karateca yo la manejo bien", advirtió.Luego de aclarar que no tiene aún un panel confirmado, Moria opinó sobre los dichos de Silvia Fernández Barrio y su elección de irse con María Belén Ludueña a la tarde. "Ah muy bien, estaba en el panel de Ludueña. No me interesa que me digan nada de nadie, ella no sabe si yo quiero trabajar con ella. Yo como soy la conductora del programa elijo quién va a trabajar conmigo también", lanzó notablemente molesta. Un sentimiento que se exacerbó cuando la movilera le preguntó si la elegiría a ella: "No hablo de eso, mi amor. No me interesa", respondió antes de subirse a su auto. Al volver al piso, Karina Iavicoli confirmó los nombres que son parte del ciclo actual y que seguirán junto a "La One": "Amalia Guiñazú, Valentina Salezzi, 'Pampa' Mónaco, Gustavo Mendez, Mercedes Ninci en el móvil, Nazarena Di Serio y están tratando de convencer a Federico Server, que actualmente está reemplazando a Ludueña", dijo la panelista. La palabra de Silvia Fernández BarrioSilvia Fernández Barrio habló sobre su despedida de Mujeres argentinas y su decisión de mudarse a las tardes de eltrece. "Re bien, siempre lo que viene es algo nuevo, lindo y que tenés ganas de hacer. Más allá de las discusiones que hemos tenido, es un grupo re lindo. Cuando ya te vas, todas las rispideces que puede haber en un programa en vivo con diferentes personalidades quedan atrás", confesó desde su auto a la salida del canal. Respecto a su futuro laboral, aseguró: "Sigo con Belén, es amorosa. Me pidió para ir a la tarde y el canal aceptó. Creo que viene Moria a la mañana". "¿Hubieses seguido con Moria? ¿Te llevás bien con ella?", le preguntó la cronista de Intrusos intentando indagar un poco más. "Moria para mí es La One. Moria es un miñón, una tipa híper preparada en un montón de cosas. Hoy le decía a las chicas: 'prepárense para estar con una persona que puede entrar en cualquier tema'", expresó. Y enseguida explicó por qué decidió seguir a Ludueña: "Al pedirme Belén me encantó porque me llevé muy bien con ella. Igual creo que me llevaría muy bien con Moria. Le tengo un respeto absoluto, le tengo cariño, creo que ella me lo tiene a mí también", aseguró desmintiendo por completo que su despedida del matutino tenga que ver con su llegada. "Moria, te deseo lo mejor", concluyó antes de arrancar con su vehículo.
El actor de teatro, cine y televisión habló con la 750 sobre su nuevo espectáculo y la importancia del arte en estos tiempos.
Ética y respeto. Lo primero define su forma de transitar su notable trayectoria artística. Lo segundo da cuenta de lo que genera en colegas y público, luego de toda una vida dedicada al canto y la docencia. Lo uno y lo otro definen a Susan Ferrer, la mujer que llegó de Paraguay cuando era una niña y se construyó a sí misma. De aquel dúo incipiente junto a su hermano pasó a ser la protagonista excluyente de Jesucristo Superstar, la fallida producción que sufrió un atentado en su estreno; tiempos de conservadurismos violentos. Hace pocos días, la artista volvió a ese mismo teatro en proceso de reconstrucción y deleitó con su voz, por momentos quebrada por la emoción. Hizo todo y más. En su último disco, Entre amigos, fue anfitriona y cantó con enormes colegas como Sandra Mihanovich, Litto Nebbia, Rubén Rada, Julia Zenko, Juan Carlos Baglietto, Marilina Ross, Karina K, Adriana Varela, Ligia Piro y su hija, la cantante Anahí Core, que sigue sus pasos en el canto y la docencia. El repertorio habla de su versatilidad y la presencia de esos nombres del espacio que ocupa en el prestigio ante sus colegas. No siempre sucede. View this post on Instagram A post shared by Susan Ferrer (@susanferreroficial)Volver-Hace pocos días, fuiste partícipe del lanzamiento del Teatro Argentino, ¿cómo viviste ese acontecimiento tan simbólico para la historia y la cultura de nuestro país. -Se me vinieron 52 años encima. La última vez que lo vi fue cuando me paré en la vereda de enfrente y escuchaba cómo se desmoronaban las paredes. -¿Cómo te anoticiaste de aquel atentado?-Mi mamá escuchó por la radio que se estaba quemando el teatro y me despertó para contarme. Enseguida sonó el teléfono, los compañeros nos fuimos alertando y convocando para encontrarnos en la puerta. La sala, ubicada sobre la calle Bartolomé Mitre, en el corazón de Balvanera, era propiedad de Alejandro Romay. El empresario, al que no sólo se le deben páginas doradas de la producción nacional televisiva, también se aventuraba con la escena a todo o nada. El 2 de mayo de 1973, en la madrugada previa al estreno del musical Jesucristo Superstar, una organización conservadora atentó con 25 bombas molotov que truncaron no sólo el debut de la pieza -que tuvo varias temporadas en Broadway, España y Latinoamérica- sino también con ese edificio que se convirtió en un ataúd de escombros que durante medio siglo se convirtieron en el memorial de la intolerancia. -¿Nunca más volviste a pasar por la puerta de la sala?-Nunca más. No olvidaré jamás el momento en el que ingresé a la oficina de Alejandro Romay, pegada al teatro. -¿Cómo lo encontraste?-Vi a un hombre tirado sobre su escritorio llorando como un chico. Nos abrazamos y lloramos juntos. Me dijo, "nena, ¿qué nos pasó? ¿Qué es esto?". Mientras, se escuchaba cómo se quemaba y derrumbaba todo. Hasta se destruyeron todos los instrumentos que se habían traído del Teatro Colón, tampoco quedó nada del vestuario; era una puesta idéntica a la de Broadway. View this post on Instagram A post shared by Susan Ferrer (@susanferreroficial)Al momento de las detonaciones que redujeron el edificio a cenizas, se encontraba en la sala Charles Gray, el repositor que había llegado de Estados Unidos para supervisar la puesta porteña. "También estaban los técnicos haciendo los últimos ajustes y terminando de pintar la escenografía. Cuando los responsables de la organización que detonó las bombas ingresaron a la sala y preguntaron por el director, nadie les dijo que estaba allí. Tiraron las bombas y se fueron". -¿Murió gente en el atentado?-No, porque encerraron a técnicos y obreros en un baño cercano a la calle, así que pudieron abrir la puerta y escapar. -Un grupo conservador se adjudicó el atentado.-Así fue, creo que el odio no tiene banderas. Susan Ferrer iba a personificar a María Magdalena, uno de los personajes excluyentes de la historia con texto de Tim Rice y composiciones musicales de Andrew Lloyd Webber: "Era un sueño hacer ese proyecto, amaba al personaje. Alejandro Romay, antes del preestreno, me dijo: 'Será un antes y un después en tu carrera'. No me dejaba hacer notas hasta después del estreno, porque, según él, se me avecinaba el estrellato". -¿Qué "molestó" de la propuesta?-Contar la vida de Cristo, según el Evangelio San Mateo, no tenía nada de malo. Incluso, Romay realizó varias funciones (preestrenos) convocando a la Curia para que pudieran conocer de primera mano qué se contaba. Fue inexplicable lo que sucedió. Al empresario, algunos colegas le ofrecieron sus salas para poder estrenar la obra, incluso le llegó una propuesta del Teatro San Martín. "También se pensó en hacerlo al aire libre, en las plazas, pero ya sin la tecnología de vanguardia que iba a tener nuestra puesta". -¿Romay no tuvo intenciones de reponer la versión?-Sí, él quería estrenar de cualquier forma, pero, siempre le sonaba el teléfono con amenazas. Le llegaron a decir "si hacés la obra, uno de los actores es boleta". También en mi casa sonaba el teléfono con amenazas de muerte o, caminando por la calle, me cruzaban autos de manera muy violenta. Antes, el "Zar" también había producido la versión de Hair de la que también había formado parte la actriz y cantante. "Y me convocaba permanentemente para cantar en Canal 9, trabajé mucho con él". Durante las temporadas 1971 y 1972, Ferrer ya había deslumbrado al público con su rol en ese musical que se había podido ver en el Teatro Argentino que tendría un futuro luctuoso."Le debo mucho a Alejandro Romay", reafirma, quien fuera la icónica voz latina del tema "Verano italiano", letimotiv de Mundial de Fútbol de 1990. View this post on Instagram A post shared by Teatro Argentino de la Ciudad de Buenos Aires (@teatroargentinodelaciudad)El 25 de agosto pasado, Susan Ferrer generó el momento más emotivo de la noche de reinauguración del foyer del histórico espacio cuando interpretó "No sé cómo amarlo", uno de los temas más importantes de Jesucristo Superstar. Habían pasado 52 años de aquella función de preestreno. "Cuando volví a pisar la sala, me pareció escuchar las voces de queridos compañeros tan talentosos como Horacio Fontova, Mirta Busnelli y Rubén Rada".-Entonces, ¿nunca más pasaste por la puerta del Teatro Argentino?-Jamás, mi corazón se destrozaba de solo imaginarlo. No podía. Por eso, cuando, hace poco, volví a cantar allí, gracias a la convocatoria de Diego Oria y Matías Taverna, desempolvé recuerdos, volví a recordar cosas que tenía muy guardadas, porque, en la vida, los dolores los guardamos bajo siete llaves.-¿Cómo te repusiste al dolor de no poder estrenar?-Me fui mucho tiempo del país, fue muy duro. Partir -Después del atentado en el Teatro Argentino, ¿Dónde te radicaste?-Primero me fui a trabajar a Paraguay, Brasil y Colombia y luego me radiqué en Francia. En 1975, con Moria Casán, estrenamos un espectáculo en París. Me quedé un año trabajando allá.Aquel espectáculo se tituló Argentina en la torre Eiffel. "Fue una propuesta hermosísima, yo representaba a la canción popular y Moria (Casán) a la revista y el show, tuvimos mucho éxito". La propuesta se montó en el restaurante de la famosa torre creada por el ingeniero Gustave Eiffel. "Una noche nos fue a ver Naná Mouskouri, quien me felicitó por el trabajo, todo era un sueño, pero, si bien nos fue muy bien, extrañaba muchísimo"."Nací en Paraguay, pero mi familia se mudó a la Argentina cuando yo tenía siete años". A pesar de haber transcurrido la mayor parte de su vida en Buenos Aires y de haberse consagrado en nuestro país, algo de su tierra natal repercute aún en ella: "Tengo recuerdos sensitivos, aún huelo los jazmines, el verde de sus plantas y la tierra colorada; y a mis retinas siempre regresa ese cielo que era un techo de estrellas que nunca más volví a ver y que parecía que uno podía tocarlo con las manos".Hace un cuarto de siglo que no pisa la ciudad de Asunción, ese lugar en el mundo que le dio identidad: "Allí siempre hay música; caminás por la calle y escuchás arpas y guitarras o a la gente cantar", dice con todo el romanticismo posible. -¿Te sentís paraguaya o argentina?-Mi corazón tiene las dos nacionalidades, pero mi vida está en Argentina, mi familia vive en Buenos Aires. Amo a Paraguay, me siento parte de esa tierra, pero también siento que Argentina me dio todo, es mi lugar. -¿Cómo nació la vocación artística?-Fue de manera lúdica. Éramos cuatro hermanos y Mimí, que era la mayor, nos hacía jugar o nos daba "prendas" para cumplir. Uno de esos desafíos que le tocó en suerte fue cantar "La novia", el hit de Antonio Prieto. Y algo se encendió. Hasta ese momento, la pequeña Susan lejos estaba de soñar con el mundo del espectáculo. "No era la nena que le cantaba a la familia". Sin embargo, el desafío impuesto por su hermana logró la epifanía vocacional, al punto tal que terminó conformando Susan & Bill, dúo integrado junto a su hermano Hernán, que fue un suceso a fines de la década del sesenta. -Entonces, la canción "La novia" operó el milagro.-Cuando canté para mi familia aquella canción, sentí que algo en mi pecho se abrió y que una voz interna me decía "esta sos vos y es lo que vas a hacer toda tu vida".Tenía ocho años y, claramente, esa manifestación interior fue una corazonada precoz que no le falló. A la semana de aquel "debut" familiar, la pequeña Susan se sumergió de prepo en un recital que brindaba su hermano, ya músico con aspiraciones consagratorias. "Fue en un festival en Virreyes, donde me oyó un cazatalentos de Radio Splendid, quien le dijo a mi mamá que yo era muy desenfadada, cantaba muy bien y que le gustaría que firmara un contrato para ser parte de esa emisora. Mi mamá me preguntó si me interesaba y, por supuesto, no lo dudé".La pequeña Susan debutó en un espacio donde se destacaban nombres como los de Sandro y Los de Fuego, Siro San Román y Leo Dan. "Ahí arranqué, siendo una nena, y no paré más". View this post on Instagram A post shared by Susan Ferrer (@susanferreroficial)Ya conformado Susan & Bill, el éxito no se hizo esperar. "Oscar Toscano, que era el arreglador de Palito Ortega, nos produjo. Éramos la contrapartida de Bárbara y Dick. Ellos eran de Canal 13 y nosotros de Canal 9. Trabajé mucho con mi hermano hasta que él se enamoró, se casó e hizo su propio camino priorizando lo familiar". Fue justamente Toscano quien decidió el nombre artístico de ambos. Al tiempo, ya "independizada" de su hermano, el productor Jorge Torres fue quien la bautizó con el apellido Ferrer. En realidad, en el DNI de la artista el nombre real que figura es Angélica Ferreira. -Si alguien te menciona como "Angélica", ¿reaccionás?-No, nunca pude usar mi nombre verdadero. View this post on Instagram A post shared by Susan Ferrer (@susanferreroficial)Más allá de los rótulos, jamás tuvo problemas de mi identidad y mucho menos vocacionales. Tiene estilo propio, algo tan complejo de lograr. Canta desde baladas a rock, desde folklore a tango y a todo le imprime un fraseo muy propio. Al igual que cuando se sube al escenario, como una de las mayores referentes del teatro musical argentino, con títulos en su haber como Amor sin barreras o El hombre de la mancha, "fue uno de mis trabajos actorales más difíciles de hacer", dice en referencia a Aldonza, ese personaje icónico que en Broadway hizo Sheena Easton.Nélida, mi suegra-En un mundo tan mediatizado, donde, redes sociales de por medio, lo público y lo privado se confunden, tu carrera no ha sabido de escándalos ni sobreexposiciones. -En Hair me creí el cuentito que todos éramos libres e iguales, pero, en la vida, no era así. Fue una época donde desaparecían compañeros de trabajo y a los hippies se los perseguía. Entonces, luego, a partir de Jesucristo Superestar elegí preservarme y no contar mucho.Fue pareja de Adrián Lobato, hijo de Nélida Lobato, "estuvimos casados durante nueve años".-¿Cómo fue ser la nuera de Nélida Lobato?-La admiraba, aprendí mucho de ella, fue una maestra. Hablábamos mucho sobre arte y, como tenía la posibilidad de viajar, traía música y libros que compartía conmigo. -¿Cómo recordás sus últimos días?-Ya no era la esposa de su hijo, sin embargo, con ella muy enferma, hablábamos todas las noches. Me decía: "Me hace feliz verte bien y triunfando con lo que amás hacer". -¿Era consciente que se acercaba su final?-No lo sé, no lo hablamos. Era una mujer con tanta fuerza que trabajó hasta cuando pudo, estando ya muy delgadita. Finalizada aquella pareja, con los años se casó con el locutor y periodista Miguel Core, con quien lleva casi 50 años de matrimonio. "Tuve la suerte de encontrar un hombre maravilloso como es el papá de mi hija". -¿Cómo se conocen?-Lo conozco desde mis 14 años, cuando ambos trabajábamos en Canal 9. Yo ya cantaba y él ya estaba dando vueltas en el medio. Miguel se hizo "en el barro", fue desde tiracables y camarógrafo hasta llegar a ser periodista y conductor. -Eran muy chicos.-Él era amigo de mi hermana, así que yo sabía sobre su vida y él sobre la mía. Éramos familia lejana porque mi mamá y mi hermana lo amaban.-Hasta queâ?¦-La vida nos unió cuando tuvimos el mismo representante, que era muy pillo, quiso promocionar un show, en el que yo participaba, lanzando un chimento falso.Cuenta la leyenda que el infundio afirmaba que el locutor asistía a todos los ensayos para estar "cerca" de Susan Ferrer, estrella de la compañía. "Le dije 'Miguel, no sé quién inventó esto, pero no tengo nada que ver'". Sin embargo, "un día me llevó a mi casa, nos dimos un beso y no nos separamos nunca más". Pasaron 45 años. -Anahí sigue la estirpe. -Es una gran hija y es muy talentosa. Y mi nieta Clarita ya me dice "abuela, quiero subir al escenario", tiene muchas condiciones, evidentemente lo que se hereda no se hurta. Además, Susan es abuela de Juan, su segundo nieto, definido por la artista como "el hombre de mi vida". Su yerno le dice "suegrita" y Susan no duda en afirmar que "es un sol de persona", sobre ese otro eslabón insoslayable de su hermosa familia. View this post on Instagram A post shared by Susan Ferrer (@susanferreroficial)Toda su vida ejerció la vida artística, como cantante y actriz, y como una de las más convocadas docentes de canto, con varias generaciones de artistas noveles y profesionales en su haber. "Alguna vez pensé que, cuando comenzara a enseñar, dejaría de subirme sobre un escenario, pero entendí que se pueden hacer las dos cosas". Maestra de tantas generaciones, antes de la despedida, reconoce que "me gustan mucho los nuevos artistas, siempre que hagan su trabajo bien, con profesionalismo" y no duda en mencionar a un nombre muy trascendente, "amo lo que hace Wos", afirma con voz autorizada. Para agendarSusan Ferrer, concierto. Ciclo de Bares Notables. Bar Almacén Lavalle (Lavalle 1693, CABA)
Este miércoles pasado al mediodía, por el hall del Teatro Nacional Cervantes fueron llegando los nominados e invitados a los Premios María Guerrero, que entrega la Asociación de Amigos de la única sala que depende del gobierno nacional. Con un espera de una hora, matizada por copas de champagne antes del inicio de la ceremonia, inevitablemente las conversaciones giraban alrededor de la marcha que ya copaba el microcentro porteño en defensa a la educación universitaria y al financiamiento de la salud pública.A lo largo de las dos horas, en la se premiaron en 19 categorías a creadores escénicos de todos los circuitos teatrales (desde el comercial al comunitario), hubo varios momentos especiales, que marcaron la tarde en medio de una cuidada ceremonia que contó con la dirección y dramaturgia de Mariángeles Bonello, Natalia Casielles y Yanina Gruden, con música original a cargo de Pablo Viotti y la participación de varios invitados. Ya avanzada la fiesta del teatro llegó el turno del rubro actuación protagónica y coprotagónica. Las ganadoras fueron Belén Blanco, por su trabajo en Clandestina; y Sofía Gala Castiglione, por Lo que se pierde se tiene para siempre. Cuando llegó el momento de premiar a esta última, apareció en el escenario Moria Casán, su madre, frente al aplauso de todos. "El escenario es nuestro útero, nuestro líquido amniótico. El teatro es balsámico, sanador, creativo. Las fiestas del teatro, como en este caso, tienen otra vibra, otro registro. Yo he estado en todas las fiestas de premiación, pero las de teatro tienen otra cosa, que es lo que nos une [...]. El teatro es algo que nadie va a poder voltear jamás", dijo Casán, en medio de los aplausos y la mirada de su hija. Emocionada, Castiglione respondió: "Gracias por enseñarme este oficio desde que nací, cuando me llevaban al teatro siempre vos y mi padre, que no sé dónde donde debe estar... En el cielo y vaya a saber...", expresó, mientras su madre apuntaba jocosamente -en referencia a Mario Castiglione- que debía estar en un bar, tomando whisky. Luego de los agradecimientos de rigor, la ganadora hizo un importante llamamiento en defensa de la cultura, que se fue repitiendo después en las voces de varios de los premiados por el jurado de los María Guerrero.Las referencias a la compleja situación del teatro, con el INT incluído, fue permanente durante la ceremonia. Cuando Juanse Rausch, premiado por su trabajo dramatúrgico en Saraos uranistas, tomó el micrófono y luego de una referencia a su admiración por Moria Casán le dedicó el premio a "las locas de antaño y actuales, en este momento de asfixia total". Mariano Bragán, galardonado por su adaptación de Tercer cordón del conurbano, una tragedia marrón; al subir al escenario con toda su compañía, dijo: "Estamos rodeados de crueldades y nosotros hacemos amor". Un emocionado Mariano Saborido, premiado por el unipersonal Viento blanco, apuntó: "Deseo ternura, una realidad que nos haga sentir mejor". En este marco, cuando el público que llenó la sala escuchó que el nombre de las entidades públicas ternadas al premio Instituciones, toda la sala estalló en un aplauso. Ese premio fue para la Escuela Metropolitana de Arte Dramático (EMAD), a sus 50 años.Cerca del final, luego una emotiva secuencia dedicada al biodrama, de una cita al universo creativo del Instituto Di Tella y de una lectura en conjunto entre actores y público de un poema de Alejandro Urdapilleta, la bailarina y coreógrafa Margarita Bali recibió el Premio Trayectoria. "Hace 50 años, yo bailé en este mismo escenario, en un ciclo de danza. Sorprendentemente, era un escenario muy inclinado. No solo eso, tenía una lona verde, que cuando uno giraba se enganchaba". Tras contar eso, esta gran dama de la danza contemporánea de 82 años hizo en escena un giro que despertó el aplauso de todos. En medio de proclamas diversas, al final se coló otra como un gesto de reivindicación: "¡Viva la danza!".Y así se cerró esta fiesta del teatro. Todos los ganadoresActuación unipersonal: Mariano Saborido, por Viento blanco; y Julieta Zylberberg, por Prima facie.Actuación revelación: Manuel Di Francesco, por Saraos uranistas; Luis Rodríguez Echeverría, por El principito, una aventura musical y Nicole Kaplan, por Desertoras.Actuación de reparto: Marita Ballesteros, por Lo que se pierde se tiene para siempre y Jorge Thefs, por Las lágrimas de los animales marinos.Actuación protagónica y coprotagónica: Belén Blanco, por Clandestina; Sofía Gala Castiglione, por Lo que se pierde se tiene para siempre.Instituciones: Escuela Metropolitana de Arte Dramático (EMAD) (50 años). Premio especial: Compañía de danza aérea Brenda Angiel (30 años de vida), la Revista Llegás (con 20 años de trayectoria) y Teatro x la Identidad La Plata (una década de trabajo).Trayectoria: a la bailarina y coreógrafa Margarita Bali. Música; Guadalupe Otheguy, por Clandestina Espectáculo internacional: Tierra, dirigido por Sergio Blanco en una producción de Uruguay, Chile, Argentina y España.Danza y artes del movimiento: Luciana Acuña y Carla Di Grazia, por Bailarinas incendiadas.Teatro para las infancias y adolescencias: Moliendo a Molière, dirigida por Emiliano Dionisi.Teatro de títeres y objetos: Paula Quintana, Fernanda Bohigues, Tatalo Muzzín y Paula Quintana, por Expediente Ofelia.Fotografía: Irish Suárez, por Saraos uranistas.Realización audiovisual/multimedia: Alejo Moguillansky, por Bailarinas incendiadas.Vestuario: Victoria Molotok, por Gwen. Iluminación: Matías Sendón, por sus puestas en Bailarinas incendiadas, Clandestina, Quiero decir te amo y Viento blanco.Escenografía y diseño espacial: Gonzalo Córdoba Estévez, por Cuando Frank conoció a Carlitos y por Las lágrimas de los animales marinos Adaptación: Mariano Bragán y Compañía Payasos del Matute, por Tercer cordón del conurbano, una tragedia marrón.Traducción: Andrea Garrote, por Prima facie.Dramaturgia: Juanse Rausch, por Saraos uranistas. Dirección: Paula Sánchez, por 24 Toneladas y por Tercer cordón del conurbano, una tragedia marrón.
Fue una de las históricas secretarias de Roberto Galán en Si lo sabe cante y arrancaba suspiros con su belleza y simpatía. Hizo teatro de revistas, un programa de humor con Javier Portales y Mario Sánchez, pero se enamoró del periodista Luis Ventura, con quien tuvo a Facundo y Nahuel. Con la llegada de la maternidad, ella decidió dedicarse a su familia. Sin embargo, Estelita Muñoz, como todos la conocen, volvió durante un tiempo frente a cámaras con Infama cuando Santiago del Moro conducía en América, y hasta hace un tiempo estuvo en Crónica, en El run run del espectáculo. En una charla con LA NACIÓN, Muñoz recordó su época de cazadora de autógrafos, cuando venía de su Acevedo natal a Buenos Aires para ver a sus actores favoritos en la puerta de los canales de televisión y contó que empezó de casualidad cuando un fotógrafo le propuso hacer publicidades gráficas. También habló de su matrimonio con Ventura, de su escandalosa separación y por qué nunca lo perdonó.A Muñoz le gusta estar en su casa de Lanús Oeste, donde vive con su hijo Nahuel, pero también tiene a Facundo muy cerquita, en la parte de adelante del PH que comparten con tres mascotas: la lora Gilda y los boxer ingleses Porky y Orson. Disfruta de los quehaceres del hogar, de hacer los mandados y de cocinar. Tanto que una vez por semana hace vivos para Instagram y enseña a cocinar desde su cocina, la comida que come la familia. "Me gusta mucho cocinar y dicen que lo hago bien. Mis hijos me ponen puntaje después de cada comida y siempre son buenos. Hago de todo, desde pastas hasta comidas elaboradas y me salen ricos los asados" cuenta. Y detalla por qué dejó el programa El run run del espectáculo: "Tenía que trabajar los domingos y son los días que le dedico a mi familia y a salir con mis amigas; no me banqué mucho tiempo porque extrañaba todo eso. Ahora me ofrecieron trabajar en radio, pero me cuesta salir de mi casa. Prefiero atender a mis mascotas, estar con mis hijos que vienen a tomar mate, a charlar; somos muy unidos. Facundo hace espectáculos en televisión, y Nahuel fotografía en el diario Crónica".-¿Tu sueño de ser actriz quedó en el pasado entonces?-Era otro momento... Yo era muy jovencita cuando empecé a hacer publicidad. Nací en Acevedo, cerca de Pergamino, y veníamos a visitar a mi hermana mayor que vivía a Buenos Aires. Como toda pueblerina era un gran plan ir a la puerta de los canales a esperar a los actores y pedirles autógrafos. Con mi hermana pasábamos toda una tarde en la puerta de Canal 9, sobre todo, y veíamos a Antonio Grimau, Silvestre, Arnaldo André. A veces les pedía hasta tres autógrafos por día al mismo actor [risas]. Ahí conocí a Alejandro Romay cuando yo estaba parada en la puerta con mi hermana y él salió del canal en la época que hacía los almuerzos con Nélida Lobato. Paró el auto, me pidió que me acercara y me preguntó qué estaba haciendo. Le dije que esperaba a los artistas para saludarlos y él me respondió que yo no tenía que estar afuera, sino adentro, en un estudio. Me dijo que entrara a hablar con su hijo Omar. Me dio mucho miedo el portero y nunca lo hice. Yo era muy llamativa porque tenía el pelo largo hasta la cintura, rubio, muy flaquita. Tendría 15 años.-¿Te imaginaste alguna vez estar del otro lado de la pantalla y que te pidieran autógrafos a vos?-No, nunca. Todo se dio de casualidad. Un día un fotógrafo me propuso hacer fotos para un almanaque, como se usaban antes, pero yo tenía un poquito de miedo y no lo hice. Tuve muchas oportunidades que rechacé por inexperiencia, vergüenza, miedo. Sí me animé a hacer publicidades gráficas y después se dio la oportunidad de entrar a Música total, en Canal 7.-Tu momento de mayor popularidad fue con Roberto Galán en Si lo sabe cante, ¿qué recuerdos tenés de ese momento?-Eso le dio un cambio total a mi vida, hacía lo que me gustaba, la gente me pedía autógrafos, salíamos de gira por las provincias. Estuve casi cuatro años con Roberto y después me casé, tuve a mi hijo y no quise seguir. Hace poco estuve con Florencia, la hija de Roberto que lo acompañaba mucho porque cuando estábamos en Canal 5 de Rosario pasaba de jueves a domingos con su papá y compartía la habitación con otra chica y conmigo. Fue lo mejor que me pasó en la vida; Roberto era un tipo bárbaro, inteligente, contaba historias. Era otra televisión muy distinta a la de hoy. Nos cuidaba mucho.-Y las secretarias tenían su propio show...-Era un tipo muy generoso que permitía que todos sobresalieran; no era él solo. Quería que nos luciéramos las chicas y los músicos en su show. Por muchos años nos seguimos viendo; estuvo en mi casamiento y muchas veces venía a mi casa a comer asado. También fue una casualidad estar en Si lo sabe cante. Un día me crucé con Ricardo Berbari, un productor que fue manager de Luis Miguel y trajo a la Argentina a Raphael y tantos otros, y me preguntó si me gustaría trabajar con Galán en televisión. Le dije que era mi sueño porque mi pueblo se paralizaba para verlo. Le habló a Luis Formento, que era el tío de Jorge y escribía chimentos en el diario La Razón, que hizo el contacto y al otro día me llamó el mismísimo Galán y me citó en Canal 11. Me dijo que hiciera unas pruebas de vestuario, que me iban a dar el trajecito de secretaria y unas botas, y que podía empezar cuando estuviera lista.-También trabajaste con grandes del humor como Javier Portales y Mario Sánchez, ¿cómo fue?-Fue en Humor cinco estrellas y aprendí mucho de ellos. Me decían de qué lado tenía que ponerme para que la luz me diera bien, cuándo tenía que intervenir; ensayábamos para que me sintiera segura. Yo hacía de secretaria de Portales que era el dueño de un canal de televisión al que venía Mario Sánchez con su jaulita y sus pajaritos y todo eso. Fueron muy generosos y me ayudaban mucho. Además, estuve en la obra Fiestísima, donde imité a Mirtha Legrand, y en Fiestísima 2, donde hice de Tita Merello bailando un tango.-¿Tuviste oportunidad de trabajar en ficciones?-Tuve una participación en El fausto criollo con Luisa Vehil, Miguel Ángel Sola y Daniel Fanego. Recuerdo que íbamos a Manzanares a grabar en una pulpería; un colectivo nos buscaba en un punto de la avenida del Libertador y estábamos allá desde la mañana a la noche; me cansó. Me habían dado unas botas que eran número 40, mucho más grandes de lo que calzaba... Ni vi la película y apenas fui extra, pero conocí a estos grandes del cine. Nunca estudié teatro, todo era improvisado. Pertenecía a la agencia de modelos AMA (Asociación Modelos Argentinos) y hacía mucha gráfica, por mi altura. Y por ahí aparecía alguna oportunidad que me ofrecían, pero no tomé clases de nada. También estuve en Infama cuando conducía Santiago del Moro, con quien todavía nos mandamos mensajes. Me encantó la experiencia.-Durante un tiempo fuiste y viniste de Acevedo, ¿cuándo te mudaste a la gran ciudad?-A los 18 años me vine sola y vivía en un hotel de señoritas. Y de casualidad trabajé en teatro de revistas gracias a una amiga que tenía contacto con gente cercana a Carlos Petit. Trabajé con Moria Casán. Era bailarina sin saber bailar; hacía presentación y final. Me llevaron a una gira también, pero no me gustó el ambiente. Siempre fui campechana, vergonzosa. Esa no era mi vida. Moria era divina, charlábamos mucho, me daba consejos, me explicaba. En esa época ella era pareja de Carlos Sexton. Adoro a Moria.-¿Cómo conociste a Luis Ventura?-Era secretaria de Galán y me hizo una nota para la revista Flash. Lo veía en Los años locos cuando yo iba con mi amiga, una vez me invitó a salir y a los pocos años nos casamos. Estuvimos 27 años juntos.-Tuvieron una separación escandalosa, ¿cómo es la relación hoy?-No hay relación. No, no pude perdonar la traición. Pidió disculpas y quiso volver, pero no. Yo me había casado para toda la vida y la decepción fue enorme.-¿Pensás que van a reencontrarse alguna vez?-Vive a tres cuadras de mi casa y él ve a sus hijos, que van todas las mañanas a su casa. Aunque pasaron diez años, a mi casa no entra más. En diciembre se casa mi hijo Facundo y quizá haya un reencuentro, seguramente. Mi nuera me pidió que fuera la madrina; es maestra jardinera, y es de Lanús. Estoy contenta porque es una buena chica.-¿Volviste a enamorarte?-No, nunca nada. Si apareciera, bienvenido sea. Yo salgo con mis amigas, vamos a centros de jubilados a comer, bailar y charlar todos los domingos. Me costó años poder salir adelante. Me costó ir a un psicólogo, a un psiquiatra. Tuve la ayuda de mis hijos, y de mi hermana mayor, especialmente, y de mis amigas de fierro. La pasé muy mal, estuve medicada, no podía dormir. Al principio yo me echaba la culpa y no la tenía. Cuando me lo hicieron entender, empecé a salir adelante. Hoy estoy muy bien y en paz porque no cometí ningún error. Soy muy querida y estoy bien rodeada.
La actriz habló con Infobae y evocó la historia de su icónico proyecto de nudismo y topless. Su actualidad en Mar del Plata marcada por el cierre de la obra Brujas