BRASILIA.- Cuando falta poco más de un año para las elecciones presidenciales, Brasil comienza a vislumbrar un escenario político inédito en los últimos años: el posible ocaso de la polarización entre Luiz Inacio Lula da Silva y Jair Bolsonaro, que domina el gigante sudamericano desde 2018.Con Lula, de 79 años, debilitado por una popularidad en mínimos históricos y problemas de salud que han opacado el último tiempo su conocida vitalidad, y Bolsonaro, inhabilitado hasta 2030 y enredado en un proceso por intento de golpe de Estado que podría llevarlo a la cárcel, Brasil enfrenta una renovación política tan inevitable como incierta, según analistas consultados por la nacion.El vacío de liderazgos alternativos sólidos se convierte en un desafío para todo el espectro político.Mientras en el Partido de los Trabajadores (PT) resuena la advertencia del expresidente uruguayo José Mujica, que dijo recientemente que "Lula no tiene sustituto" y que "esa es la desgracia de Brasil", en el campo conservador la situación judicial de Bolsonaro, el principal líder opositor según sondeos, y su reticencia a desistir de competir en 2026 dificulta la consolidación de otro nombre.El escenario plantea interrogantes sobre quiénes podrían capitalizar el eventual corrimiento de Lula y Bolsonaro y si sería posible superar la división que marcó la política brasileña."Para 2026, veo difícil que haya un sucesor natural de Lula que no sea [Fernando] Haddad. Otros nombres fuertes dentro del PT, como Gleisi Hoffmann, no reúnen condiciones para unificar al partido, a la izquierda y tener penetración nacional", dijo a la nacion Leandro Consentino, profesor de ciencia política del Insper de San Pablo.Consentino advirtió que Haddad, ministro de Hacienda y delfín de Lula en 2018, tiene un desafío mayor al interno para viabilizarse: una economía que tiende a ralentizar su crecimiento en 2025 y 2026 y la inflación, en especial en alimentos, que lleva malhumor a los brasileños."Soy escéptico de que la superación de la polarización se dé en 2026, habrá reminiscencias porque creo que Lula intentará la reelección. La superación de la polarización tal vez esté contratada para 2030â?³, opinó Consentino.Bolsonaro, que esta semana se convirtió en reo ante el Supremo Tribunal Federal (STF), sostuvo que no le pasará el "bastón" de candidato a nadie. "Solo lo hago después de muerto", dijo el expresidente en una entrevista, sentado al lado del gobernador de San Pablo, Tarcísio de Freitas, horas antes de que el STF aceptara una denuncia en su contra.El exmandatario, a quien algunos sondeos lo muestran empatado o inclusive arriba de Lula en intención de voto para las presidenciales, alega que sus complicaciones judiciales responden a una supuesta campaña de persecución política."Intentan impedir que sea juzgado en 2026, porque quieren impedir que llegue libre a las elecciones. Saben que, en una disputa justa, no hay candidato capaz de vencerme", dijo poco después de que la Justicia lo convirtiera en reo el miércoles.Ya inhabilitado políticamente y con un escenario que lo acerca cada vez más a una condena penal, el expresidente trabaja en una defensa tanto jurídica como política.Junto a sus aliados, convocó a una manifestación el 6 de abril en la avenida Paulista de San Pablo, en un intento por presionar al Congreso para que trate un proyecto de ley de amnistía para los condenados por el 8 de enero de 2023. Bolsonaro intentaría beneficiarse del perdón en el futuro.InfluenciaPaulo Calmon, profesor de ciencia política de la Universidad de Brasilia, aseguró que Bolsonaro busca "mantener la influencia en sus bases electorales y apoyar a un aliado que pueda perdonar sus crímenes anulando los efectos de sus eventuales condenas en la Justicia".Calmon evaluó que lo más probable es que apoye a un "aliado muy fiel" o lance a uno de sus familiares al cargo de presidente, como su hijo y diputado federal Eduardo Bolsonaro, quien vive un "autoexilio" en Estados Unidos.Freitas, exministro de Bolsonaro, aparece como el candidato más fuerte dentro de la derecha. Aunque hasta ahora niega públicamente sus intenciones de competir por la presidencia, ya que podría buscar otro mandato como gobernador, Freitas comenzó a nacionalizar su discurso el 16 de marzo, en un acto por la amnistía en Copacabana, en Río de Janeiro."Nadie más aguanta la inflación, tenemos un gobierno irresponsable que gasta más de lo que debería. Nadie más aguanta el arroz caro, los porotos caros, la nafta cara", advirtió el gobernador.Consentino consideró a Freitas como "el candidato más viable que tiene el bolsonarismo porque goza de la confianza del expresidente y consigue dialogar con sectores de centro, fundamentales para la elección"."No se puede descartar a alguien de la familia Bolsonaro como candidato, uno de los hijos o su esposa Michelle. Pero sería más difícil para llegar al centro, quedarían más confinados en su núcleo duro", agregó el experto.Para competir por la presidencia, debería abandonar la gobernación en abril del año próximo y oficializarse como candidato.El gobernador de Minas Gerais, Romeu Zema, también intenta llamar la atención y presentarse como un presidenciable heredero de Bolsonaro."El mayor líder de la oposición al gobierno del PT es Jair Bolsonaro. Espero que se haga justicia y recupere sus derechos políticos", dijo el gobernador, de 60 años, que intenta presentarse como una alternativa de derecha moderada, luego de que el expresidente ultraderechista se convirtiera en reo.Según una encuesta publicada por el instituto MDA esta semana, el 35,1% de los brasileños prefieren votar por un candidato que no esté ligado a Lula ni Bolsonaro. El 30,7%, en cambio, prefiere a un candidato bolsonarista, mientras que el 29,4% votaría por Lula o un delfín del presidente.Calmon coincidió en que el escenario más probable es que la polarización continúe en 2026. "Solo si la extrema derecha se encoge mucho habrá una disputa entre un candidato de centro y otro de izquierda. La polarización Lula-Bolsonaro probablemente será revivida, pero con nuevos nombres. El argumento se mantiene, cambian los actores", señaló.
El PSOE de Castilla-La Mancha respeta la renovación de liderazgos en el partido y asegura que el presidente Emiliano García-Page cuenta con amplio apoyo social en la región
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