Consulta los pasajes de la Biblia que serán leídos en la Misa de hoy
La Secretaría de Educación dio a conocer los resultados de la primera evaluación Aprender Alfabetización bajo el gobierno de Milei. Las provincias con mejores resultados fueron Formosa y Córdoba. Leer más
Surge de la nueva evaluación que se tomó el año pasado a chicos de 3° grado de todo el país. El 55% no logró los objetivos de lectura para su edad. La diferencia entre las provincias, con una sorpresa.
La Secretaría de Educación presentó los resultados de la prueba Aprender Alfabetización. A nivel nacional, 3 de cada 10 alumnos están "rezagados" en sus habilidades lectoras. Los mejores desempeños se registraron en Formosa y en Córdoba, seguidas de CABA
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Escritores, actores y lectores leyeron fragmentos de su obra. Las voces de Cristina Banegas, Martín Kohan y otros dieron vida a sus textos.La música completó el clima poético.
Destacó la necesidad de estrategias innovadoras para acercar los libros a los jóvenes
A 20 años de su muerte, el autor santafesino será recordado por escritores y actores.El tributo a un autor singular contará con música en vivo. Participarán, entre otros, Mauricio Kartún, Cristina Banegas, Martín Kohan, Agustina Bazterrica y Carlos Gamerro.
Consulta los pasajes de la Biblia que aparecerán en la celebración eucarística de hoy
La Asociación de Mujeres Juezas de España realiza una lectura colectiva en Madrid y Barcelona para visibilizar la violación de derechos humanos de mujeres y menores a nivel global
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Jimena Dib habló con Ticmas durante la FILBA 2025 sobre la importancia de la lectura en la infancia, lo fundamental de leer en la educación y cómo esta práctica se adapta a un entorno multimodal y digitalizado
El hábito de leer podría tener múltiples beneficios a la salud mental
La digitalización ha revolucionado la forma en que accedemos y conservamos el conocimiento, brindando nuevas oportunidades para preservar el patrimonio literario mientras enfrenta desafíos tecnológicos y sociales en el contexto peruano
El Dreamland Gran Canaria cierra la primera vuelta con una destacada actuación en Liga Endesa y Eurocopa, a pesar de las lesiones y las recientes derrotas, mirando hacia la Copa del Rey y los play-offs
Defensa de expresidente alegaba que no podía ordenarse su internamiento en un penal solo con el adelanto de fallo. En primera instancia el habeas corpus y la apelación se programó para después de que la sentencia íntegra sea notificada
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La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, anunció esta actividad para todos los habitantes de la capital del país
La finalidad de este evento es que miles de personas lean un libro de manera colectiva en la Plaza de la Constitución
El Poder Judicial condenó en primera instancia a la exprimera dama y su esposo, Ollanta Humala, por lavado de activos vinculados a aportes de campaña
Expareja presidencial podría ser condenada a más de 20 años de prisión por presuntamente recibir aportes ilícitos del Gobierno venezolano y de Odebrecht
Su pasión por la ficción escrita la llevó a crear un negocio millonario que mezcla curaduría editorial con producción audiovisual centrada en mujeres
Aprendí a leer a los cinco años, en la clase del hermano Justiniano, en el Colegio de la Salle, en Cochabamba (Bolivia). Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida. Casi setenta años después recuerdo con nitidez cómo esa magia, traducir las palabras de los libros en imágenes, enriqueció mi vida, rompiendo las barreras del tiempo y del espacio y permitiéndome viajar con el capitán Nemo veinte mil leguas de viaje submarino, luchar junto a d'Artagnan, Athos, Portos y Aramís contra las intrigas que amenazan a la Reina en los tiempos del sinuoso Richelieu, o arrastrarme por las entrañas de París, convertido en Jean Valjean, con el cuerpo inerte de Marius a cuestas.La lectura convertía el sueño en vida y la vida en sueño y ponía al alcance del pedacito de hombre que era yo el universo de la literatura. Mi madre me contó que las primeras cosas que escribí fueron continuaciones de las historias que leía pues me apenaba que se terminaran o quería enmendarles el final. Y acaso sea eso lo que me he pasado la vida haciendo sin saberlo: prolongando en el tiempo, mientras crecía, maduraba y envejecía, las historias que llenaron mi infancia de exaltación y de aventuras.Me gustaría que mi madre estuviera aquí, ella que solía emocionarse y llorar leyendo los poemas de Amado Nervo y de Pablo Neruda, y también el abuelo Pedro, de gran nariz y calva reluciente, que celebraba mis versos, y el tío Lucho que tanto me animó a volcarme en cuerpo y alma a escribir aunque la literatura, en aquel tiempo y lugar, alimentara tan mal a sus cultores. Toda la vida he tenido a mi lado gentes así, que me querían y alentaban, y me contagiaban su fe cuando dudaba. Gracias a ellos y, sin duda, también, a mi terquedad y algo de suerte, he podido dedicar buena parte de mi tiempo a esta pasión, vicio y maravilla que es escribir, crear una vida paralela donde refugiarnos contra la adversidad, que vuelve natural lo extraordinario y extraordinario lo natural, disipa el caos, embellece lo feo, eterniza el instante y torna la muerte un espectáculo pasajero.No era fácil escribir historias. Al volverse palabras, los proyectos se marchitaban en el papel y las ideas e imágenes desfallecían. ¿Cómo reanimarlos? Por fortuna, allí estaban los maestros para aprender de ellos y seguir su ejemplo. Flaubert me enseñó que el talento es una disciplina tenaz y una larga paciencia. Faulkner, que es la forma -la escritura y la estructura- lo que engrandece o empobrece los temas. Martorell, Cervantes, Dickens, Balzac, Tolstoi, Conrad, Thomas Mann, que el número y la ambición son tan importantes en una novela como la destreza estilística y la estrategia narrativa. Sartre, que las palabras son actos y que una novela, una obra de teatro, un ensayo, comprometidos con la actualidad y las mejores opciones, pueden cambiar el curso de la historia. Camus y Orwell, que una literatura desprovista de moral es inhumana y Malraux que el heroísmo y la épica cabían en la actualidad tanto como en el tiempo de los argonautas, la Odisea y la Ilíada.Si convocara en este discurso a todos los escritores a los que debo algo o mucho sus sombras nos sumirían en la oscuridad. Son innumerables. Además de revelarme los secretos del oficio de contar, me hicieron explorar los abismos de lo humano, admirar sus hazañas y horrorizarme con sus desvaríos. Fueron los amigos más serviciales, los animadores de mi vocación, en cuyos libros descubrí que, aun en las peores circunstancias, hay esperanzas y que vale la pena vivir, aunque fuera sólo porque sin la vida no podríamos leer ni fantasear historias.Algunas veces me pregunté si en países como el mío, con escasos lectores y tantos pobres, analfabetos e injusticias, donde la cultura era privilegio de tan pocos, escribir no era un lujo solipsista. Pero estas dudas nunca asfixiaron mi vocación y seguí siempre escribiendo, incluso en aquellos períodos en que los trabajos alimenticios absorbían casi todo mi tiempo. Creo que hice lo justo, pues, si para que la literatura florezca en una sociedad fuera requisito alcanzar primero la alta cultura, la libertad, la prosperidad y la justicia, ella no hubiera existido nunca. Por el contrario, gracias a la literatura, a las conciencias que formó, a los deseos y anhelos que inspiró, al desencanto de lo real con que volvemos del viaje a una bella fantasía, la civilización es ahora menos cruel que cuando los contadores de cuentos comenzaron a humanizar la vida con sus fábulas. Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos e insumisos y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría. Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida. Quien busca en la ficción lo que no tiene, dice, sin necesidad de decirlo, ni siquiera saberlo, que la vida tal como es no nos basta para colmar nuestra sed de absoluto, fundamento de la condición humana, y que debería ser mejor. Inventamos las ficciones para poder vivir de alguna manera las muchas vidas que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una sola.Sin las ficciones seríamos menos conscientes de la importancia de la libertad para que la vida sea vivible y del infierno en que se convierte cuando es conculcada por un tirano, una ideología o una religión. Quienes dudan de que la literatura, además de sumirnos en el sueño de la belleza y la felicidad, nos alerta contra toda forma de opresión, pregúntense por qué todos los regímenes empeñados en controlar la conducta de los ciudadanos de la cuna a la tumba, la temen tanto que establecen sistemas de censura para reprimirla y vigilan con tanta suspicacia a los escritores independientes. Lo hacen porque saben el riesgo que corren dejando que la imaginación discurra por los libros, lo sediciosas que se vuelven las ficciones cuando el lector coteja la libertad que las hace posibles y que en ellas se ejerce, con el oscurantismo y el miedo que lo acechan en el mundo real. Lo quieran o no, lo sepan o no, los fabuladores, al inventar historias, propagan la insatisfacción, mostrando que el mundo está mal hecho, que la vida de la fantasía es más rica que la de la rutina cotidiana. Esa comprobación, si echa raíces en la sensibilidad y la conciencia, vuelve a los ciudadanos más difíciles de manipular, de aceptar las mentiras de quienes quisieran hacerles creer que, entre barrotes, inquisidores y carceleros viven más seguros y mejor.Flaubert me enseñó que el talento es una disciplina tenaz y una larga paciencia (...). Cervantes, Dickens, Balzac, Tolstoi, Conrad, Thomas Mann, que el número y la ambición son tan importantes en una novela como la destreza estilística y la estrategia narrativa. Sartre, que las palabras son actos. Camus y Orwell, que una literatura desprovista de moral es inhumana y Malraux que el heroísmo y la épica cabían en la actualidad tanto como en el tiempo de los argonautas, la Odisea y la Ilíada.La buena literatura tiende puentes entre gentes distintas y, haciéndonos gozar, sufrir o sorprendernos, nos une por debajo de las lenguas, creencias, usos, costumbres y prejuicios que nos separan. Cuando la gran ballena blanca sepulta al capitán Ahab en el mar, se encoge el corazón de los lectores idénticamente en Tokio, Lima o Tombuctú. Cuando Emma Bovary se traga el arsénico, Anna Karenina se arroja al tren y Julián Sorel sube al patíbulo, y cuando, en "El Sur", el urbano doctor Juan Dahlmann sale de aquella pulpería de la pampa a enfrentarse al cuchillo de un matón, o advertimos que todos los pobladores de Comala, el pueblo de Pedro Páramo, están muertos, el estremecimiento es semejante en el lector que adora a Buda, Confucio, Cristo, Alá o es un agnóstico, vista saco y corbata, chilaba, kimono o bombachas. La literatura crea una fraternidad dentro de la diversidad humana y eclipsa las fronteras que erigen entre hombres y mujeres la ignorancia, las ideologías, las religiones, los idiomas y la estupidez.Como todas las épocas han tenido sus espantos, la nuestra es la de los fanáticos, la de los terroristas suicidas, antigua especie convencida de que matando se gana el paraíso, que la sangre de los inocentes lava las afrentas colectivas, corrige las injusticias e impone la verdad sobre las falsas creencias. Innumerables víctimas son inmoladas cada día en diversos lugares del mundo por quienes se sienten poseedores de verdades absolutas. Creíamos que, con el desplome de los imperios totalitarios, la convivencia, la paz, el pluralismo, los derechos humanos, se impondrían y el mundo dejaría atrás los holocaustos, genocidios, invasiones y guerras de exterminio. Nada de eso ha ocurrido. Nuevas formas de barbarie proliferan atizadas por el fanatismo y, con la multiplicación de armas de destrucción masiva, no se puede excluir que cualquier grupúsculo de enloquecidos redentores provoque un día un cataclismo nuclear. Hay que salirles al paso, enfrentarlos y derrotarlos. No son muchos, aunque el estruendo de sus crímenes retumbe por todo el planeta y nos abrumen de horror las pesadillas que provocan. No debemos dejarnos intimidar por quienes quisieran arrebatarnos la libertad que hemos ido conquistando en la larga hazaña de la civilización. Defendamos la democracia liberal, que, con todas sus limitaciones, sigue significando el pluralismo político, la convivencia, la tolerancia, los derechos humanos, el respeto a la crítica, la legalidad, las elecciones libres, la alternancia en el poder, todo aquello que nos ha ido sacando de la vida feral y acercándonos -aunque nunca llegaremos a alcanzarla- a la hermosa y perfecta vida que finge la literatura, aquella que sólo inventándola, escribiéndola y leyéndola podemos merecer. Enfrentándonos a los fanáticos homicidas defendemos nuestro derecho a soñar y a hacer nuestros sueños realidad.En mi juventud, como muchos escritores de mi generación, fui marxista y creí que el socialismo sería el remedio para la explotación y las injusticias sociales que arreciaban en mi país, América Latina y el resto del Tercer Mundo. Mi decepción del estatismo y el colectivismo y mi tránsito hacia el demócrata y el liberal que soy -que trato de ser- fue largo, difícil, y se llevó a cabo despacio y a raíz de episodios como la conversión de la Revolución Cubana, que me había entusiasmado al principio, al modelo autoritario y vertical de la Unión Soviética, el testimonio de los disidentes que conseguía escurrirse entre las alambradas del Gulag, la invasión de Checoeslovaquia por los países del Pacto de Varsovia, y gracias a pensadores como Raymond Aron, Jean-François Revel, Isaiah Berlin y Karl Popper, a quienes debo mi revalorización de la cultura democrática y de las sociedades abiertas. Esos maestros fueron un ejemplo de lucidez y gallardía cuando la intelligentsia de Occidente parecía, por frivolidad u oportunismo, haber sucumbido al hechizo del socialismo soviético, o, peor todavía, al aquelarre sanguinario de la revolución cultural china.De niño soñaba con llegar algún día a París porque, deslumbrado con la literatura francesa, creía que vivir allí y respirar el aire que respiraron Balzac, Stendhal, Baudelaire, Proust, me ayudaría a convertirme en un verdadero escritor, que si no salía del Perú sólo sería un seudo escritor de días domingos y feriados. Y la verdad es que debo a Francia, a la cultura francesa, enseñanzas inolvidables, como que la literatura es tanto una vocación como una disciplina, un trabajo y una terquedad. Viví allí cuando Sartre y Camus estaban vivos y escribiendo, en los años de Ionesco, Beckett, Bataille y Cioran, del descubrimiento del teatro de Brecht y el cine de Ingmar Bergman, el TNP de Jean Vilar y el Odéon de Jean Louis Barrault, de la Nouvelle Vague y le Nouveau Roman y los discursos, bellísimas piezas literarias, de André Malraux, y, tal vez, el espectáculo más teatral de la Europa de aquel tiempo, las conferencias de prensa y los truenos olímpicos del general de Gaulle. Pero, acaso, lo que más le agradezco a Francia sea el descubrimiento de América Latina. Allí aprendí que el Perú era parte de una vasta comunidad a la que hermanaban la historia, la geografía, la problemática social y política, una cierta manera de ser y la sabrosa lengua en que hablaba y escribía. Y que en esos mismos años producía una literatura novedosa y pujante. Allí leí a Borges, a Octavio Paz, Cortázar, García Márquez, Fuentes, Cabrera Infante, Rulfo, Onetti, Carpentier, Edwards, Donoso y muchos otros, cuyos escritos estaban revolucionando la narrativa en lengua española y gracias a los cuales Europa y buena parte del mundo descubrían que América Latina no era sólo el continente de los golpes de Estado, los caudillos de opereta, los guerrilleros barbudos y las maracas del mambo y el chachachá, sino también ideas, formas artísticas y fantasías literarias que trascendían lo pintoresco y hablaban un lenguaje universal.De entonces a esta época, no sin tropiezos y resbalones, América Latina ha ido progresando, aunque, como decía el verso de César Vallejo, todavía Hay, hermanos, muchísimo que hacer. Padecemos menos dictaduras que antaño, sólo Cuba y su candidata a secundarla, Venezuela, y algunas seudodemocracias populistas y payasas, como las de Bolivia y Nicaragua. Pero en el resto del continente, mal que mal, la democracia está funcionando, apoyada en amplios consensos populares, y, por primera vez en nuestra historia, tenemos una izquierda y una derecha que, como en Brasil, Chile, Uruguay, Perú, Colombia, República Dominicana, México y casi todo Centroamérica, respetan la legalidad, la libertad de crítica, las elecciones y la renovación en el poder. Ése es el buen camino y, si persevera en él, combate la insidiosa corrupción y sigue integrándose al mundo, América Latina dejará por fin de ser el continente del futuro y pasará a serlo del presente.Nunca me he sentido un extranjero en Europa, ni, en verdad, en ninguna parte. En todos los lugares donde he vivido, en París, en Londres, en Barcelona, en Madrid, en Berlín, en Washington, Nueva York, Brasil o la República Dominicana, me sentí en mi casa. Siempre he hallado una querencia donde podía vivir en paz y trabajando, aprender cosas, alentar ilusiones, encontrar amigos, buenas lecturas y temas para escribir. No me parece que haberme convertido, sin proponérmelo, en un ciudadano del mundo, haya debilitado eso que llaman "las raíces", mis vínculos con mi propio país -lo que tampoco tendría mucha importancia-, porque, si así fuera, las experiencias peruanas no seguirían alimentándome como escritor y no asomarían siempre en mis historias, aun cuando éstas parezcan ocurrir muy lejos del Perú. Creo que vivir tanto tiempo fuera del país donde nací ha fortalecido más bien aquellos vínculos, añadiéndoles una perspectiva más lúcida, y la nostalgia, que sabe diferenciar lo adjetivo y lo sustancial y mantiene reverberando los recuerdos. El amor al país en que uno nació no puede ser obligatorio, sino, al igual que cualquier otro amor, un movimiento espontáneo del corazón, como el que une a los amantes, a padres e hijos, a los amigos entre sí.Al Perú yo lo llevo en las entrañas porque en él nací, crecí, me formé, y viví aquellas experiencias de niñez y juventud que modelaron mi personalidad, fraguaron mi vocación, y porque allí amé, odié, gocé, sufrí y soñé. Lo que en él ocurre me afecta más, me conmueve y exaspera más que lo que sucede en otras partes. No lo he buscado ni me lo he impuesto, simplemente es así. Algunos compatriotas me acusaron de traidor y estuve a punto de perder la ciudadanía cuando, durante la última dictadura, pedí a los gobiernos democráticos del mundo que penalizaran al régimen con sanciones diplomáticas y económicas, como lo he hecho siempre con todas las dictaduras, de cualquier índole, la de Pinochet, la de Fidel Castro, la de los talibanes en Afganistán, la de los imanes de Irán, la del apartheid de Africa del Sur, la de los sátrapas uniformados de Birmania (hoy Myanmar). Y lo volvería a hacer mañana si -el destino no lo quiera y los peruanos no lo permitan- el Perú fuera víctima una vez más de un golpe de estado que aniquilara nuestra frágil democracia. Aquella no fue la acción precipitada y pasional de un resentido, como escribieron algunos polígrafos acostumbrados a juzgar a los demás desde su propia pequeñez. Fue un acto coherente con mi convicción de que una dictadura representa el mal absoluto para un país, una fuente de brutalidad y corrupción y de heridas profundas que tardan mucho en cerrar, envenenan su futuro y crean hábitos y prácticas malsanas que se prolongan a lo largo de las generaciones demorando la reconstrucción democrática. Por eso, las dictaduras deben ser combatidas sin contemplaciones, por todos los medios a nuestro alcance, incluidas las sanciones económicas. Es lamentable que los gobiernos democráticos, en vez de dar el ejemplo, solidarizándose con quienes, como las Damas de Blanco en Cuba, los resistentes venezolanos, o Aung San Suu Kyi y Liu Xiaobo, que se enfrentan con temeridad a las dictaduras que sufren, se muestren a menudo complacientes no con ellos sino con sus verdugos. Aquellos valientes, luchando por su libertad, también luchan por la nuestra.Un compatriota mío, José María Arguedas, llamó al Perú el país de "todas las sangres". No creo que haya fórmula que lo defina mejor. Eso somos y eso llevamos dentro todos los peruanos, nos guste o no: una suma de tradiciones, razas, creencias y culturas procedentes de los cuatro puntos cardinales. A mí me enorgullece sentirme heredero de las culturas prehispánicas que fabricaron los tejidos y mantos de plumas de Nazca y Paracas y los ceramios mochicas o incas que se exhiben en los mejores museos del mundo, de los constructores de Machu Picchu, el Gran Chimú, Chan Chan, Kuelap, Sipán, las huacas de La Bruja y del Sol y de la Luna, y de los españoles que, con sus alforjas, espadas y caballos, trajeron al Perú a Grecia, Roma, la tradición judeo-cristiana, el Renacimiento, Cervantes, Quevedo y Góngora, y la lengua recia de Castilla que los Andes dulcificaron. Y de que con España llegara también el África con su reciedumbre, su música y su efervescente imaginación a enriquecer la heterogeneidad peruana. Si escarbamos un poco descubrimos que el Perú, como el Aleph de Borges, es en pequeño formato el mundo entero. ¡Qué extraordinario privilegio el de un país que no tiene una identidad porque las tiene todas!La conquista de América fue cruel y violenta, como todas las conquistas, desde luego, y debemos criticarla, pero sin olvidar, al hacerlo, que quienes cometieron aquellos despojos y crímenes fueron, en gran número, nuestros bisabuelos y tatarabuelos, los españoles que fueron a América y allí se acriollaron, no los que se quedaron en su tierra. Aquellas críticas, para ser justas, deben ser una autocrítica. Porque, al independizarnos de España, hace doscientos años, quienes asumieron el poder en las antiguas colonias, en vez de redimir al indio y hacerle justicia por los antiguos agravios, siguieron explotándolo con tanta codicia y ferocidad como los conquistadores, y, en algunos países, diezmándolo y exterminándolo. Digámoslo con toda claridad: desde hace dos siglos la emancipación de los indígenas es una responsabilidad exclusivamente nuestra y la hemos incumplido. Ella sigue siendo una asignatura pendiente en toda América Latina. No hay una sola excepción a este oprobio y vergüenza.Quiero a España tanto como al Perú y mi deuda con ella es tan grande como el agradecimiento que le tengo. Si no hubiera sido por España jamás hubiera llegado a esta tribuna, ni a ser un escritor conocido, y tal vez, como tantos colegas desafortunados, andaría en el limbo de los escribidores sin suerte, sin editores, ni premios, ni lectores, cuyo talento acaso -triste consuelo- descubriría algún día la posteridad. En España se publicaron todos mis libros, recibí reconocimientos exagerados, amigos como Carlos Barral y Carmen Balcells y tantos otros se desvivieron porque mis historias tuvieran lectores. Y España me concedió una segunda nacionalidad cuando podía perder la mía. Jamás he sentido la menor incompatibilidad entre ser peruano y tener un pasaporte español porque siempre he sentido que España y el Perú son el anverso y el reverso de una misma cosa, y no sólo en mi pequeña persona, también en realidades esenciales como la historia, la lengua y la cultura.De todos los años que he vivido en suelo español, recuerdo con fulgor los cinco que pasé en la querida Barcelona a comienzos de los años setenta. La dictadura de Franco estaba todavía en pie y aún fusilaba, pero era ya un fósil en hilachas, y, sobre todo en el campo de la cultura, incapaz de mantener los controles de antaño. Se abrían rendijas y resquicios que la censura no alcanzaba a parchar y por ellas la sociedad española absorbía nuevas ideas, libros, corrientes de pensamiento y valores y formas artísticas hasta entonces prohibidos por subversivos. Ninguna ciudad aprovechó tanto y mejor que Barcelona este comienzo de apertura ni vivió una efervescencia semejante en todos los campos de las ideas y la creación. Se convirtió en la capital cultural de España, el lugar donde había que estar para respirar el anticipo de la libertad que se vendría. Y, en cierto modo, fue también la capital cultural de América Latina por la cantidad de pintores, escritores, editores y artistas procedentes de los países latinoamericanos que allí se instalaron, o iban y venían a Barcelona, porque era donde había que estar si uno quería ser un poeta, novelista, pintor o compositor de nuestro tiempo. Para mí, aquellos fueron unos años inolvidables de compañerismo, amistad, conspiraciones y fecundo trabajo intelectual. Igual que antes París, Barcelona fue una Torre de Babel, una ciudad cosmopolita y universal, donde era estimulante vivir y trabajar, y donde, por primera vez desde los tiempos de la guerra civil, escritores españoles y latinoamericanos se mezclaron y fraternizaron, reconociéndose dueños de una misma tradición y aliados en una empresa común y una certeza: que el final de la dictadura era inminente y que en la España democrática la cultura sería la protagonista principal.Aunque no ocurrió así exactamente, la transición española de la dictadura a la democracia ha sido una de las mejores historias de los tiempos modernos, un ejemplo de como, cuando la sensatez y la racionalidad prevalecen y los adversarios políticos aparcan el sectarismo en favor del bien común, pueden ocurrir hechos tan prodigiosos como los de las novelas del realismo mágico. La transición española del autoritarismo a la libertad, del subdesarrollo a la prosperidad, de una sociedad de contrastes económicos y desigualdades tercermundistas a un país de clases medias, su integración a Europa y su adopción en pocos años de una cultura democrática, ha admirado al mundo entero y disparado la modernización de España. Ha sido para mí una experiencia emocionante y aleccionadora vivirla de muy cerca y a ratos desde dentro. Ojalá que los nacionalismos, plaga incurable del mundo moderno y también de España, no estropeen esta historia feliz.Detesto toda forma de nacionalismo, ideología -o, más bien, religión- provinciana, de corto vuelo, excluyente, que recorta el horizonte intelectual y disimula en su seno prejuicios étnicos y racistas, pues convierte en valor supremo, en privilegio moral y ontológico, la circunstancia fortuita del lugar de nacimiento. Junto con la religión, el nacionalismo ha sido la causa de las peores carnicerías de la historia, como las de las dos guerras mundiales y la sangría actual del Medio Oriente. Nada ha contribuido tanto como el nacionalismo a que América Latina se haya balcanizado, ensangrentado en insensatas contiendas y litigios y derrochado astronómicos recursos en comprar armas en vez de construir escuelas, bibliotecas y hospitales.No hay que confundir el nacionalismo de orejeras y su rechazo del "otro", siempre semilla de violencia, con el patriotismo, sentimiento sano y generoso, de amor a la tierra donde uno vio la luz, donde vivieron sus ancestros y se forjaron los primeros sueños, paisaje familiar de geografías, seres queridos y ocurrencias que se convierten en hitos de la memoria y escudos contra la soledad. La patria no son las banderas ni los himnos, ni los discursos apodícticos sobre los héroes emblemáticos, sino un puñado de lugares y personas que pueblan nuestros recuerdos y los tiñen de melancolía, la sensación cálida de que, no importa donde estemos, existe un hogar al que podemos volver.El Perú es para mí una Arequipa donde nací pero nunca viví, una ciudad que mi madre, mis abuelos y mis tíos me enseñaron a conocer a través de sus recuerdos y añoranzas, porque toda mi tribu familiar, como suelen hacer los arequipeños, se llevó siempre a la Ciudad Blanca con ella en su andariega existencia. Es la Piura del desierto, el algarrobo y el sufrido burrito, al que los piuranos de mi juventud llamaban "el pie ajeno" -lindo y triste apelativo-, donde descubrí que no eran las cigüeñas las que traían los bebes al mundo sino que los fabricaban las parejas haciendo unas barbaridades que eran pecado mortal. Es el Colegio San Miguel y el Teatro Variedades donde por primera vez vi subir al escenario una obrita escrita por mí. Es la esquina de Diego Ferré y Colón, en el Miraflores limeño -la llamábamos el Barrio Alegre-, donde cambié el pantalón corto por el largo, fumé mi primer cigarrillo, aprendí a bailar, a enamorar y a declararme a las chicas. Es la polvorienta y temblorosa redacción del diario La Crónica donde, a mis dieciséis años, velé mis primeras armas de periodista, oficio que, con la literatura, ha ocupado casi toda mi vida y me ha hecho, como los libros, vivir más, conocer mejor el mundo y frecuentar a gente de todas partes y de todos los registros, gente excelente, buena, mala y execrable. Es el Colegio Militar Leoncio Prado, donde aprendí que el Perú no era el pequeño reducto de clase media en el que yo había vivido hasta entonces confinado y protegido, sino un país grande, antiguo, enconado, desigual y sacudido por toda clase de tormentas sociales. Son las células clandestinas de Cahuide en las que con un puñado de sanmarquinos preparábamos la revolución mundial. Y el Perú son mis amigos y amigas del Movimiento Libertad con los que por tres años, entre las bombas, apagones y asesinatos del terrorismo, trabajamos en defensa de la democracia y la cultura de la libertad.El Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable con la que tuve la fortuna de casarme hace 45 años y que todavía soporta las manías, neurosis y rabietas que me ayudan a escribir. Sin ella mi vida se hubiera disuelto hace tiempo en un torbellino caótico y no hubieran nacido Álvaro, Gonzalo, Morgana ni los seis nietos que nos prolongan y alegran la existencia. Ella hace todo y todo lo hace bien. Resuelve los problemas, administra la economía, pone orden en el caos, mantiene a raya a los periodistas y a los intrusos, defiende mi tiempo, decide las citas y los viajes, hace y deshace las maletas, y es tan generosa que, hasta cuando cree que me riñe, me hace el mejor de los elogios: "Mario, para lo único que tú sirves es para escribir".Volvamos a la literatura. El paraíso de la infancia no es para mí un mito literario sino una realidad que viví y gocé en la gran casa familiar de tres patios, en Cochabamba, donde con mis primas y compañeros de colegio podíamos reproducir las historias de Tarzán y de Salgari, y en la Prefectura de Piura, en cuyos entretechos anidaban los murciélagos, sombras silentes que llenaban de misterio las noches estrelladas de esa tierra caliente. En esos años, escribir fue jugar un juego que me celebraba la familia, una gracia que me merecía aplausos, a mí, el nieto, el sobrino, el hijo sin papá, porque mi padre había muerto y estaba en el cielo. Era un señor alto y buen mozo, de uniforme de marino, cuya foto engalanaba mi velador y a la que yo rezaba y besaba antes de dormir. Una mañana piurana, de la que todavía no creo haberme recobrado, mi madre me reveló que aquel caballero, en verdad, estaba vivo. Y que ese mismo día nos iríamos a vivir con él, a Lima. Yo tenía once años y, desde entonces, todo cambió. Perdí la inocencia y descubrí la soledad, la autoridad, la vida adulta y el miedo. Mi salvación fue leer, leer los buenos libros, refugiarme en esos mundos donde vivir era exaltante, intenso, una aventura tras otra, donde podía sentirme libre y volvía a ser feliz. Y fue escribir, a escondidas, como quien se entrega a un vicio inconfensable, a una pasión prohibida. La literatura dejó de ser un juego. Se volvió una manera de resistir la adversidad, de protestar, de rebelarme, de escapar a lo intolerable, mi razón de vivir. Desde entonces y hasta ahora, en todas las circunstancias en que me he sentido abatido o golpeado, a orillas de la desesperación, entregarme en cuerpo y alma a mi trabajo de fabulador ha sido la luz que señala la salida del túnel, la tabla de salvación que lleva al náufrago a la playa.Aunque me cuesta mucho trabajo y me hace sudar la gota gorda, y, como todo escritor, siento a veces la amenaza de la parálisis, de la sequía de la imaginación, nada me ha hecho gozar en la vida tanto como pasarme los meses y los años construyendo una historia, desde su incierto despuntar, esa imagen que la memoria almacenó de alguna experiencia vivida, que se volvió un desasosiego, un entusiasmo, un fantaseo que germinó luego en un proyecto y en la decisión de intentar convertir esa niebla agitada de fantasmas en una historia. "Escribir es una manera de vivir", dijo Flaubert. Sí, muy cierto, una manera de vivir con ilusión y alegría y un fuego chisporroteante en la cabeza, peleando con las palabras díscolas hasta amaestrarlas, explorando el ancho mundo como un cazador en pos de presas codiciables para alimentar la ficción en ciernes y aplacar ese apetito voraz de toda historia que al crecer quisiera tragarse todas las historias. Llegar a sentir el vértigo al que nos conduce una novela en gestación, cuando toma forma y parece empezar a vivir por cuenta propia, con personajes que se mueven, actúan, piensan, sienten y exigen respeto y consideración, a los que ya no es posible imponer arbitrariamente una conducta, ni privarlos de su libre albedrío sin matarlos, sin que la historia pierda poder de persuasión, es una experiencia que me sigue hechizando como la primera vez, tan plena y vertiginosa como hacer el amor con la mujer amada días, semanas y meses, sin cesar.Al hablar de la ficción, he hablado mucho de la novela y poco del teatro, otra de sus formas excelsas. Una gran injusticia, desde luego. El teatro fue mi primer amor, desde que, adolescente, vi en el Teatro Segura, de Lima, La muerte de un viajante, de Arthur Miller, espectáculo que me dejó traspasado de emoción y me precipitó a escribir un drama con incas. Si en la Lima de los cincuenta hubiera habido un movimiento teatral habría sido dramaturgo antes que novelista. No lo había y eso debió orientarme cada vez más hacia la narrativa. Pero mi amor por el teatro nunca cesó, dormitó acurrucado a la sombra de las novelas, como una tentación y una nostalgia, sobre todo cuando veía alguna pieza subyugante. A fines de los setenta, el recuerdo pertinaz de una tía abuela centenaria, la Mamaé, que, en los últimos años de su vida, cortó con la realidad circundante para refugiarse en los recuerdos y la ficción, me sugirió una historia. Y sentí, de manera fatídica, que aquella era una historia para el teatro, que sólo sobre un escenario cobraría la animación y el esplendor de las ficciones logradas. La escribí con el temblor excitado del principiante y gocé tanto viéndola en escena, con Norma Aleandro en el papel de la heroína, que, desde entonces, entre novela y novela, ensayo y ensayo, he reincidido varias veces. Eso sí, nunca imaginé que, a mis setenta años, me subiría (debería decir mejor me arrastraría) a un escenario a actuar. Esa temeraria aventura me hizo vivir por primera vez en carne y hueso el milagro que es, para alguien que se ha pasado la vida escribiendo ficciones, encarnar por unas horas a un personaje de la fantasía, vivir la ficción delante de un público. Nunca podré agradecer bastante a mis queridos amigos, el director Joan Ollé y la actriz Aitana Sánchez Gijón, haberme animado a compartir con ellos esa fantástica experiencia (pese al pánico que la acompañó).La literatura es una representación falaz de la vida que, sin embargo, nos ayuda a entenderla mejor, a orientarnos por el laberinto en el que nacimos, transcurrimos y morimos. Ella nos desagravia de los reveses y frustraciones que nos inflige la vida verdadera y gracias a ella desciframos, al menos parcialmente, el jeroglífico que suele ser la existencia para la gran mayoría de los seres humanos, principalmente aquellos que alentamos más dudas que certezas, y confesamos nuestra perplejidad ante temas como la trascendencia, el destino individual y colectivo, el alma, el sentido o el sinsentido de la historia, el más acá y el más allá del conocimiento racional.Siempre me ha fascinado imaginar aquella incierta circunstancia en que nuestros antepasados, apenas diferentes todavía del animal, recién nacido el lenguaje que les permitía comunicarse, empezaron, en las cavernas, en torno a las hogueras, en noches hirvientes de amenazas -rayos, truenos, gruñidos de las fieras-, a inventar historias y a contárselas. Aquel fue el momento crucial de nuestro destino, porque, en esas rondas de seres primitivos suspensos por la voz y la fantasía del contador, comenzó la civilización, el largo transcurrir que poco a poco nos humanizaría y nos llevaría a inventar al individuo soberano y a desgajarlo de la tribu, la ciencia, las artes, el derecho, la libertad, a escrutar las entrañas de la naturaleza, del cuerpo humano, del espacio y a viajar a las estrellas. Aquellos cuentos, fábulas, mitos, leyendas, que resonaron por primera vez como una música nueva ante auditorios intimidados por los misterios y peligros de un mundo donde todo era desconocido y peligroso, debieron ser un baño refrescante, un remanso para esos espíritus siempre en el quién vive, para los que existir quería decir apenas comer, guarecerse de los elementos, matar y fornicar. Desde que empezaron a soñar en colectividad, a compartir los sueños, incitados por los contadores de cuentos, dejaron de estar atados a la noria de la supervivencia, un remolino de quehaceres embrutecedores, y su vida se volvió sueño, goce, fantasía y un designio revolucionario: romper aquel confinamiento y cambiar y mejorar, una lucha para aplacar aquellos deseos y ambiciones que en ellos azuzaban las vidas figuradas, y la curiosidad por despejar las incógnitas de que estaba constelado su entorno.Ese proceso nunca interrumpido se enriqueció cuando nació la escritura y las historias, además de escucharse, pudieron leerse y alcanzaron la permanencia que les confiere la literatura. Por eso, hay que repetirlo sin tregua hasta convencer de ello a las nuevas generaciones: la ficción es más que un entretenimiento, más que un ejercicio intelectual que aguza la sensibilidad y despierta el espíritu crítico. Es una necesidad imprescindible para que la civilización siga existiendo, renovándose y conservando en nosotros lo mejor de lo humano. Para que no retrocedamos a la barbarie de la incomunicación y la vida no se reduzca al pragmatismo de los especialistas que ven las cosas en profundidad pero ignoran lo que las rodea, precede y continúa. Para que no pasemos de servirnos de las máquinas que inventamos a ser sus sirvientes y esclavos. Y porque un mundo sin literatura sería un mundo sin deseos ni ideales ni desacatos, un mundo de autómatas privados de lo que hace que el ser humano sea de veras humano: la capacidad de salir de sí mismo y mudarse en otro, en otros, modelados con la arcilla de nuestros sueños.De la caverna al rascacielos, del garrote a las armas de destrucción masiva, de la vida tautológica de la tribu a la era de la globalización, las ficciones de la literatura han multiplicado las experiencias humanas, impidiendo que hombres y mujeres sucumbamos al letargo, al ensimismamiento, a la resignación. Nada ha sembrado tanto la inquietud, removido tanto la imaginación y los deseos, como esa vida de mentiras que añadimos a la que tenemos gracias a la literatura para protagonizar las grandes aventuras, las grandes pasiones, que la vida verdadera nunca nos dará. Las mentiras de la literatura se vuelven verdades a través de nosotros, los lectores transformados, contaminados de anhelos y, por culpa de la ficción, en permanente entredicho con la mediocre realidad. Hechicería que, al ilusionarnos con tener lo que no tenemos, ser lo que no somos, acceder a esa imposible existencia donde, como dioses paganos, nos sentimos terrenales y eternos a la vez, la literatura introduce en nuestros espíritus la inconformidad y la rebeldía, que están detrás de todas las hazañas que han contribuido a disminuir la violencia en las relaciones humanas. A disminuir la violencia, no a acabar con ella. Porque la nuestra será siempre, por fortuna, una historia inconclusa. Por eso tenemos que seguir soñando, leyendo y escribiendo, la más eficaz manera que hayamos encontrado de aliviar nuestra condición perecedera, de derrotar a la carcoma del tiempo y de convertir en posible lo imposible.Estocolmo, 7 de diciembre de 2010Copyright © The Nobel Foundation 2010
Se puede exigir que se pronuncien los herederos que no se hayan manifestado, una vez hayan transcurrido 9 días desde el fallecimiento
El Vaticano publica aquellos pasajes de la Biblia correspondientes al día
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Tacna, Moquegua y Arequipa también se mantienen entre las de mayor desempeño general a nivel nacional. Además de los avances obtenidos, el Perú se prepara para enfrentar dos evaluaciones internacionales
El radicalismo divide sus miradas, mientras que el PRO y La Libertad Avanza activan su campaña contra Axel Kicillof.
En su última edición, la revista plantea "cómo limitar el daño global" y califica de "profunda, dañina e innecesaria" la decisión de Estados Unidos de sobretasar el comercio. A partir del 9 de abril la tasa se elevará en la Unión Europea (UE), con unos aranceles del 20%, mientras que los de China suben al 34% (en el acumulado asciende al 54%), 46% a Vietnam (el récord). Para Argentina será del 10%.
El nuevo de Camila Sosa Villada, que se suma al Premio Alfaguara de Guillermo Saccomanno.Para los fanáticos de la periodista Verónica Rosenthal creada por Sergio Olguín, otro episodio de la saga.Y más títulos de María Dueñas, Camilla Läckberg, Javier Cercas y Rodrigo Fresán.
Ticmas reunió a maestros, neurocientíficos, escritores y académicos en una jornada para pensar nuevas estrategias de alfabetización, comprensión y fluidez lectora. El impacto de la oralidad, el rol de las emociones, las prácticas pedagógicas y las herramientas digitales atravesaron una tarde de escucha activa y diagnóstico compartido
El Vaticano da a conocer aquellos pasajes de la Biblia correspondientes al día
Con cada cambio de estación, el Departamento de Literatura de Malba organiza un encuentro de lectura colectiva y simultánea con actividades para chicos y grandes. El martes 18, a tres días del inicio del otoño, llega la primera Fiesta de la lectura de 2025. Con entrada gratuita, entre las 16 y las 20, en distintas salas del museo de Av. Figueroa Alcorta 3415, habrá talleres, charlas, recorridos lúdicos, performances y música en vivo. Y, también, claro, mucho lugar disponible para que los lectores de todas las edades se ubiquen cómodos a disfrutar de los libros.En la biblioteca, entre las 16 y las 18, los pequeños y medianos lectores podrán sumarse al taller de lectura de naipes e historias Juego, luego cuento, organizado junto con Editorial Tinkuy. Este sello independiente es creador de una serie de mazos literarios que proponen varias opciones de juegos creativos vinculados con ficciones y poesía. En el taller de la Fiesta de la lectura, los participantes van a jugar con los mazos Contáme y Contáme Terror, Pasaje Aleli, Desafío vocablos, Me gusta jugar (de Anthony Browne) y Myriorama, que es mi favorito."Vamos a armar seis islas lúdicas o estaciones, donde chicos y grandes puedan jugar a leer y escribir con diferentes propuestas creativas a partir de las consignas de los naipes: inventar historias, jugar con la poesía, los sentidos y las palabras. Será una sala muy dinámica y no habrá recorridos fijos sino que cada uno podrá elegir por dónde circular. También habrá lecturas de libros relacionados con los juegos", contó a esta sección Ariel Marcel, uno de los fundadores de Tinkuy.El mazo de Myriorama, la biblioteca infinita, ofrece consignas creativas a partir de las ilustraciones de Mariana Ruiz Johnson. En el "manual de instrucciones" que viene adentro de la caja (atención: hay dos "modelos" de envases diferentes), los creadores (Gloria Claro y Ariel Marcel) explican qué es un "myriorama": "Es un juego popular que surge a principios del siglo XIX. Su nombre deriva del griego. Myrias significa multitud. Orama refiere a una escena. Por eso se usaba para representar 'miríadas o multitud de escenas'." Y eso es justo lo que propone "la biblioteca infinita": crear infinitas historias a partir de los 50 naipes ilustrados con diferentes situaciones que se conectan entre sí para disparar la imaginación e inventar todo lo que puede pasar adentro de una biblioteca. Según Tinkuy, hay "más de 5 trillones de posibilidades".Cartas literarias: arte, poesía y oráculos, de Banksy a Simone de BeauvoirEntre las sugerencias de juego vienen, por ejemplo, crear una historia a partir de siete escenas; inventar microrrelatos; imaginar una trama colaborativa entre todos los participantes. Sin reglas fijas, se puede jugar de manera individual o grupal y los relatos se pueden narrar en forma oral o escrita. Original, ingenioso y entretenido.Tinkuy editó también la serie Poesía a la carta y el cuarto título de esa colección de juegos literarios está inspirado en letras de León Gieco. Es el primer libro-juego de Tinkuy compuesto íntegramente por canciones del famoso autor y compositor argentino. El mazo trae 40 poemas, entre versos y estrofas, además de diez citas de músicos y referentes que dejaron huella en su recorrido artístico y musical: Mercedes Sosa, Charly García, Lito Vitale y Atahualpa Yupanqui, entre otros. En el sitio web de Tinkuy figuran las librerías, jugueterías y tiendas online donde se consiguen todos los mazos.Recorrido y taller participativoTambién a las 16, en el primer nivel del Malba, habrá un recorrido y un taller lúdico y participativo para chicas y chicos de 7 a 11 años. A partir de la muestra Fotonovela, queâ?¯exhibe fotografías de George Friedman, "Cuéntamelo todo" invita a inventar diálogos y situaciones para las escenas que aparecen retratadas.El amor, la infancia y los librosComo parte de la Fiesta de la Lectura, a las 17, en el auditorio, María Emilia López, especialista en primera infancia, dictará una conferencia sobre la construcción del camino lector. Actividad gratuita. No requiere inscripción previa.En este link está disponible la programación completa de la jornada.
Queda ubicado a 27 kilómetros de la capital china.Es un sitio que ofrece un viaje entre la tradición milenaria y la vanguardia tecnológica.
Cuando la jugada irrumpe y la tecnología interviene sin despejar dudas, el debate se vuelve inevitable. Es injusto que se reciba la misma sanción por un hecho negligente que por uno similar producido con intención de engañar.Es tiempo de revisar muchas normas del fútbol y de reflexionar de acuerdo a nuestra ciencia jurídica.
Hervé Tullet imparte talleres en el festival Abrapalabra, donde niños y adultos participan en la creación de murales, transformando la lectura en una interacción lúdica y artística
Escritores reconocidos toman el rol de libreros en Casa del Libro de Madrid, promoviendo la lectura y compartiendo experiencias con lectores durante un evento navideño lleno de interacciones significativas
En las redes sociales proliferan los consejos para optimizar cada aspecto de la vida cotidiana. No solo el trabajo o el ejercicio físico, sino también el ocio: es bastante fácil toparse con videos que explican cómo ver series y películas en velocidad 1.5x para consumir más contenido, o cómo escuchar audiolibros y podcasts a doble velocidad para "ganar tiempo". La idea de la eficiencia, que antes estaba reservada a la productividad laboral, hoy se trasladó incluso a los espacios que están destinados al placer.Pensadores como Byung-Chul Han ya advirtieron sobre los efectos de la hiperproductividad en la vida cotidiana. En La sociedad del cansancio, el filósofo surcoreano señala que la autoexigencia por ser cada vez más eficientes no solo genera agotamiento, sino que también altera la forma en que se perciben el tiempo y la cultura. El arte, concebido históricamente como un espacio donde se puede ejercer la contemplación, la reflexión y el disfrute, se ve afectado por esta lógica de optimización constante.En TikTok, los videos con trucos y consejos para leer más rápido son tendencia y acumulan miles de visualizaciones. Entre las recomendaciones que hacen algunos booktokers está el skimming o lectura en diagonal; el scanning, que consiste en hacer una visualización rápida de la página y extraer lo más importante; o aconsejan simplemente leer solo los diálogos de un libro y no vocalizar mentalmente las palabras. @tarawapa_ Lo admito, a veces hago eso ð?« ¿Ustedes qué team son? #lectoras #librosen60seg #leer #lectorastiktok â?¬ What an odd thing to say - Kari Es que el objetivo de algunos booktokers no pareciera estar relacionado con la experiencia de leer un libro en sí -y todo lo que se genera con eso-, sino con la cuantificación del consumo. De esta manera, la lectura por placer, que históricamente ha sido una actividad de disfrute y reflexión, se convierte en una especie de maratón donde importa más el número de títulos consumidos que la profundidad con la que se los aborda.En una época donde todos los consumos están no solo cuantificados sino también registrados, aplicaciones como Goodreads (para libros) o Letterboxd (para cine) ganan popularidad y suman nuevos usuarios constantemente, alcanzando 150 millones la primera y 14 millones la segunda. Pero también existen plataformas como How Long to Read o Reading Length, que estiman cuánto tiempo llevará leer un libro según la cantidad de palabras y la velocidad de lectura. Básicamente, el usuario ingresa el título y el sitio calcula cuántos minutos u horas se necesitarían para terminarlo, basándose en un promedio de 250 palabras por minuto (aunque este ritmo se puede ajustar).Todas estas técnicas para saltear palabras "innecesarias", evitar la relectura y recorrer los textos de forma superficial tienen, como fin, maximizar la cantidad de libros terminados en el menor tiempo posible. Sin embargo, esta tendencia plantea, por lo menos, una pregunta inquietante: ¿qué se sacrifica en esta carrera que prioriza la velocidad por sobre la experiencia y el contenido? @atte.sereia Respuesta a @Joaquin David Sahuquillo ¿Qué es la lectura en diagonal? ð??? #booktoker #booktok #booktokespañol #tbr #libros #lecturas #parati #booktokespaña â?¬ Get You the Moon - Syf Marcos Apud, psicólogo, escritor y divulgador de neurociencias explica a LA NACION que "leer de manera veloz o con estas técnicas que se utilizan, genera la activación de capacidades y de habilidades cognitivas que son mucho más superficiales que cuando leemos concentrados. La imaginación, el pensamiento crítico y la memoria, fundamentalmente, están conectadas con niveles de foco y de concentración. Entonces, cuando alguien está leyendo de una manera hiperrápida, se está perdiendo de eso. Y también de otras cosas, como por ejemplo, de generar empatía, que tiene que ver con poder decodificar las emociones y los sentimientos de los personajes (si es que estás leyendo una novela)"."Leer pausado es algo que no solamente fortalece funciones cognitivas como la concentración, la memoria y el foco, que son habilidades que estamos deteriorando por nuestra forma de vivir, sino que además es una forma de lograr que el cerebro siga poniendo en práctica habilidades que son esenciales para poder lograr el verdadero disfrute de una lectura", dice Apud.Andrea Goldin, investigadora del Conicet en el Laboratorio de Neurociencias de la Universidad Torcuato Di Tella, detalla qué pasa en nuestro cerebro cuando leemos: "Son dos procesos. Por un lado, el más interesante, que es la comprensión lectora: poder entender lo que está diciendo el texto, poder relacionar ideas del texto entre sí y generar ideas nuevas a partir de eso. Y por otro lado, aprender a leer propiamente, que es lo que hacemos en los primeros grados de la primaria".La especialista, explica que cada palabra nueva que aprendemos la vamos guardando en una suerte de 'baúl' en el cerebro. "Y cada vez que nos volvemos a enfrentar a ellas, no necesitamos ir letra por letra, sino que directamente miramos la palabra completa. Pero de la única manera que podemos lograr esto es con mucha exposición a las mismas palabras, de modo tal que las aprendemos de memoria, algo que hacemos de manera inconsciente".En cambio, "cuando nos enfrentamos a un texto nuevo y se lee de manera rápida o en diagonal, lo que se está haciendo en realidad es adivinar. Y lo que uno pierde con ese tipo de lectura va a depender del objetivo que tenga: si tu objetivo de leer un texto es disfrutarlo, pasarla bien, aprender cosas o emocionarte, entonces necesitas incorporar esa información que te da el texto leyendo pausado. Sobre todo si estamos hablando de literatura. Vos no querés adivinar la literatura, porque estás leyendo a alguien que se supone que te gusta. Pero si tu objetivo es decir que leíste, que pasaste por todas las páginas del libro y cuántos libros leíste, entonces, bueno, es un método bárbaro", concluye Goldin. @aryleelibros Hasta ahora me entero de ese nombreð?§?ð??½â??â??ï¸?#booktokespañol #libroslibroslibros #librosen60seg #librostiktok â?¬ Elevator Music - Bohoman Lectura en la era de la productividadEn diálogo con LA NACION, la psicoanalista y escritora Alexandra Kohan afirma que en la actualidad nadie está fuera de la cuantificación. En este sentido, explica: "Todo se traduce a números hoy en día. Si la cosa es contar cuántos libros leíste de esa maneraâ?¦ no leíste ningún libro en realidad. Si la cuestión es la cuantificación per se, me parece que eso va arrasando con la lectura, que justamente no tiene que ver con la cuantificación, ni con el tiempo, ni con la productividad, diría que es exactamente lo contrario. Sin embargo, hoy todo parece ser medible, aunque esa cuantificación no signifique nada".Además, sobre la experiencia de leer, Kohan expresa: "Cuando uno lee en diagonal, no hay posibilidad de que se pueda tener una experiencia con eso porque no es leer en profundidad. La idea de sustraerse del mundo un rato y poder producir un silencio... no es solo un ejercicio intelectual, sino también una experiencia que pasa por el cuerpo. La lectura apresurada es, en cambio, la abolición de esa experiencia de la lectura".Finalmente, Kohan se observa "una crisis de lectura muy profunda: leer en diagonal no es algo nuevo, lo que sí es novedoso es que se utilice como un método de cuantificación. A mí, por ejemplo, me molesta cuando las personas dicen: 'Leí tal libro de una sentada', como si fuera un elogio. Un libro que realmente me interesa y que implica una experiencia de lectura suele llevarme más tiempo; más bien, diría que la lectura se ralentiza en ese caso. Los mejores libros de la literatura no se leen de una sentada. Entonces, la pregunta sería: ¿por qué en una sentada y no en 10, 20 o 30? La lectura justamente interrumpe la temporalidad tiránica del reloj. Vivimos sometidos al tiempo, a su dictadura: nuestras actividades diarias están regladas por el paso de las horas. Me parece que abrir un libro implica justamente quebrar esa tiranía. Cuando la lectura se convierte en una carrera deja de ser lectura y pasa a ser consumo. Es devoración, es glotonería", concluye la psicoanalista.Es que la lectura acelerada parece responder a una lógica de consumo donde prima la cantidad sobre la profundidad. En este contexto, la experiencia de leer se transforma en un proceso fragmentado, donde la comprensión, el disfrute y la reflexión pueden quedar relegadas. Mientras las plataformas y tendencias incentivan la velocidad, queda en los lectores la decisión de qué tipo de relación quieren construir con los libros.El escritor Sergio Sinay también reflexiona sobre la lectura en estos tiempos y advierte sobre la importancia del proceso. Según su visión: "La cultura de la productividad, una de las tendencias banales de esta época, pone el acento en los resultados antes que en los procesos. Y es en el proceso en donde se aprende, se gana en conocimiento, en experiencia, en donde se reflexiona y se abren nuevas rutas mentales. Leer en diagonal, 'leer por arriba', es una manera de no leer, porque leer es más que el simple hecho de sumar una letra más otra hasta formar una palabra, es una manera de no comprender lo "leído", de pasar por la superficie de las palabras sin incorporarlas. De alguna manera podríamos decir que refleja también una manera de vivir muy de este tiempo: rápido, corriendo hacia ningún lugar, sin experimentar las vivencias, sin aprender nada de ellas".En la misma línea, expone las consecuencias de la pérdida de la lectura en profundidad en la comprensión de textos: "Los preocupantes índices que muestran cómo los alumnos ingresan en la universidad habiendo egresado del secundario con una pobre o nula comprensión de textos es una muestra de que leer es mucho más que sumar palabras. Es comprender, imaginar, reflexionar, hacerse preguntas, abrir horizontes intelectuales, emocionales, cognitivos. Para una lectura verdadera (no diagonal, no superficial) se necesita tiempo. Tiempo externo, el del reloj, y tiempo interno, el de la mente. Leyendo a las apuradas, por encima, o en diagonal, no se gana tiempo, se pierde tiempo existencialmente significativo: tiempo de aprendizaje, de conocimiento, de imaginación, de comprensión, tiempo de enriquecer el pensamiento y el vocabulario. La productividad experimentada como una simple acumulación de resultados es negatividad".
La eliminación de Boca en el repechaje de la Copa Libertadores a manos de Alianza Lima desató un escándalo que sacudió a jugadores, cuerpo técnico y dirigentes. Una de las situaciones que más llamó la atención fue cuando, a punto de terminarse el partido, el arquero Agustín Marchesin fue sustituido por su suplente, Leandro Brey, quien se había lucido hace unos meses en una tanda de penales por Copa Argentina. Lo que se desprendía de la escena era que, al ser en los papeles mejor atajador de penales, ingresara para la definición desde los doce pasos que iba a comenzar.Sin embargo, pese a que el cambio se hizo, no dio resultado: Brey no atajó ningún penal. Y por lo tanto explotó una bomba -otra más- en el mundo Boca: ¿la idea fue de Marchesin? ¿Fernando Gago estaba al tanto? ¿quién aceptó que la modificación se hiciera? Todas estas dudas intentaron ser respondidas en el programa F90, de ESPN, donde la producción hizo lectura de labios de los implicados durante el partido.Del "¡Decile a Cristian!" a "¿Qué es mejor?", la escena del cambio de Marchesin"Marchesin va y le dice a Roberto, el preparado físico: 'Para los penales'", introdujo el video Sebastián "El Pollo" Vignolo, el conductor, quien también se mostró sorprendido por el desconcierto que reinaba en el banco de Boca. Es ahí donde ESPN hizo la lectura de labios de Fernando Gago con sus ayudantes, cuando señaló: "Decile a Cristian (Muñoz). ¡Decile a Cristian!". Se refería, así, al entrenador de arqueros.Fue ahí que Vignolo intervino: "Si vos sabés que esto está preestablecido, nadie se sorprende". Acto seguido, mostraron cómo siguió la secuencia, donde el DT les preguntó a sus ayudantes: "¿Qué es mejor? ¿Es mejor? (en referencia a Brey)". Y se paró y le gritó al arquero suplente: "¡Lea (Brey! ¿Vamos?". Y le insistió: "¿Estás bien?". En ese momento, Morena Beltrán subrayó: "No estaba ni haciendo la entrada en calor".Boca: le hicieron lectura de labios a Gago y descubrieron un detalle en el cambio de Marchesin por BreyLo que continuó fue Gago, quien les pidió a sus colaboradores: "Llamalo a Agustín (por Marchesin)". Y le exigía que el arquero titular se tirara al piso para poder hacer el cambio. Luego, se leyó: "Bolu... cambio, cambio, cambio". Y nuevamente la insistencia del DT para el arquero: "¡Tirate, tirate!".Una perla que encontró la producción de ESPN fue la reacción de Marcos Rojo, quien cuando notó la situación preguntó: "¿Por qué Brey? ¿Por los penales?". Y al entender que era por eso, puso una cara de asombro y resignación. "El gesto de Rojo da entender: esto es cualquier cosa", sentenció Vignolo.
La startup ElevenLabs ha introducido recientemente una característica que permite a los autores y creadores de contenido publicar audiolibros generados por Inteligencia Artificial (IA) en su propia aplicación de lectura, ElevenReader, una acción con la que busca competir con Audible.Esta compañía de software utiliza la IA generativa enfocada a cuestiones relacionadas con la voz, como la clonación y la transición de texto a voz, y persigue el objetivo de eliminar las barreras lingüísticas de contenido.El verano pasado, ElevenLabs presentó la aplicación ElevenReader, un servicio para iOS y Android que permite escuchar cualquier contenido de texto -ePub, PDF, un boletín o cualquier otro archivo con este formato- con diferentes voces generadas por IA.Recientemente la compañía ha implementado una función que permite a los autores publicar audiolibros generados por IA en su app de desarrollo propio, según ha confirmado recientemente ElevenLabs a TechCrunch.La compañía ha señalado que su objetivo es proporcionar herramientas asequibles y accesibles para la creación de audiolibros que, de otro modo, podrían haber costado mucho más producir en un estudio, tal y como recoge esta publicación.ElevenLabs pretende competir con Audible, al compensar mejor a los autores en concepto de regalías. De esta manera, incluirá los audiolibros en su aplicación y pagará a los autores cuando los usuarios interactúen con sus contenidos.Actualmente, paga aproximadamente 1,10 dólares (1,05 euros al cambio actual) a los creadores cuando los oyentes interactúan con un audiolibro durante 11 minutos o más. En este sentido, ElevenLabs ha sugerido que esta será la cantidad mínima destinada a los autores, debido a que durante su fase de prueba el usuario promedio pasó 19 minutos escuchando los libros disponibles en su app.TechCrunch ha señalado que la oportunidad de publicar audiolibros en Reader por el momento solo la tienen los autores de Estados Unidos que hayan creado títulos en inglés. No obstante, la startup pretende ampliar esta opción a otros autores y en los 32 idiomas que admite para audiolibros.Este medio también ha recordado que esta acción de la empresa, que ya ha impulsado otras plataformas de audio como Pocket FM y Kuku FM, se alinea con los planes compartidos por su director ejecutivo, Mati Staniszewski, a finales de enero de expandirse a más experiencias de consumo.Las voces sintéticas de ElevenLabs también estarán en Spotify
El Centre de Lectura de Reus descubre la obra de teatro inédita 'El vici y la virtut' de Terenci Moix, finalista en los premios Reus de 1970 y parte de un importante archivo histórico
España presenta bajos niveles en competencias de lectura, matemáticas y resolución de problemas, según el PIAAC 2023, con diferencias significativas en rendimiento según la edad y el origen familiar
¿Vale la pena formar parte de uno? ¿Cómo son y por qué para la autora son muy útiles?
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Años de educación insuficiente y falta de apoyo especializado han llevado a que jóvenes con discapacidad auditiva reciban diplomas sin contar con las herramientas necesarias para enfrentar su futuro académico y laboral
"Espero que la próxima vez pueda", dijo el pontífice de 88 años. Días atrás, Francisco también requirió asistencia para leer su homilía por problemas para respirar. Pese a las especulaciones, el Vaticano aún no emitió un parte sobre su evolución médica. Leer más
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Ya sea electrónico o en papel, los libros siguen maravillando con sus historias.Algunos regalos divertidos y prácticos para los amantes de la lectura.
Su pronunciamiento se dio luego de que en la audiencia celebrada el 7 de febrero se aplazara por tercera vez la lectura, situación que atenta contra el debido proceso y su efectividad, dejando a la familia de la menor en medio de la incertidumbre
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"Hemos pasado por todo: buenos tiempos y malos tiempos", dice a LA NACION el librero Ariel Augello, dueño de la única librería en El Bolsón, El Clon (Dorrego 417), desde hace treinta años. "El año pasado fue el peor; sacamos un poco de dinero después de pagar el alquiler y los costos. La baja en las ventas fue muy grande", señala Augello que trabaja con Dante Oliva, el encargado del local. Los reiterados incendios en la zona, el actual muy cercano a la población, afecta la actividad en El Bolsón. "En parte porque es un destino mayormente turístico, sobre todo en los dos meses que van de las Fiestas al carnaval o a finales de febrero, cuando se hace la Fiesta Nacional del Lúpulo", cuenta. El pasado 28 de enero el pueblo celebró su 99° aniversario.Hallazgo histórico: sale a la luz una reliquia del Cervantes que sobrevivió al trágico incendio del teatroEl público que tienen es eminentemente local. "Estamos muy satisfechos con ellos; tenemos un cuadernito donde anotamos el libro que se lleva cada uno y le fiamos. Les decimos que lo vayan pagando mientras puedan. Nuestro eslogan es que es un problema del que se lleva el libro, no nuestro. Y funciona", cuenta. Los lectores, dice Augello, les "abren los ojos" acerca de "autores y editoriales tangenciales", por fuera del circuito comercial, si bien los títulos que mejor viajan hasta el sur son los de los grandes grupos. "De las independientes nos cuesta más conseguir libros, pero lo hacemos".Les piden novedades de los catálogos de Godot, Evaristo ("los de Kelly Link", destaca), Siglo XXI y Caballo Negro, entre otros sellos. "Y los chicos leen mucho, en especial sagas, desde Harry Potter y Los juegos del hambre en adelante; vienen de a tres o de a cuatro y compran el libro en grupo; es muy emotivo", observa. "Tenemos un público variado, y clientes con los que, como sigue siendo un pueblo chico, creamos un lazo que va más allá de lo comercial -agrega Oliva-. Lo mismo pasa en verano, muchos turistas vuelven a contarnos cómo le fue con el libro que se llevaron la temporada anterior".El Bolsón se ha convertido en un imán para escritores. "Pablo Ramos es vecino; Samanta Schweblin, que tiene familia en una localidad cercana, viene dos veces por año y da un taller en diciembre, y visita seguido la librería. Y está el tesoro redescubierto que es Diego Angelino, un escritor multipremiado, elogiado por Borges, Cortázar, Silvina Ocampo, y que acaba de sacar los cuentos completos en Eterna Cadencia", apunta el librero."Desconocíamos a un autor que tiene mucho apoyo y es Martín Sancia Kawamichi, que ha ganado premios -dice Augello-. Dante y yo tenemos el metejón de leer y de provocar la lectura de libros que nos gustan y no son muy conocidos; como se sabe, en literatura un autor lleva a otro. Es difícil que nos lleguen los libros de Martín, así que tenemos que conseguir que nos los hagan llegar". A mayor distancia de la ciudad de Buenos Aires, la distribución de libros empeora. La mayor parte de los libros de El Clon son consignaciones.Todo empezó por la oveja DollyEl nombre de la librería proviene de la noticia de la clonación de la oveja Dolly en Escocia, en 1997. "Empezamos con muy pocos libros y dos máquinas fotocopiadoras -recuerda el dueño-. No sabíamos qué nombre ponerle y un amigo nos dijo que 'clonábamos' documentos. El Clon nos pareció sonoro y contundente. No tiene el prestigio de nombres literarios, pero para el pueblo es suficiente", bromea.Algunos de los vecinos afectados por los incendios son los que más leen. "Los inviernos son muy largos, oscuros y lluviosos, y los veranos, secos por desgracia -resume-. El sol no se pone nunca y es muy fácil que se produzca un incendio, más allá de la sospecha de que sean intencionales. Así como el turismo beneficia a la población, la dificultad es la cantidad de gente que viene a los refugios de montaña. El incendio nació en esa zona. No estoy culpando al turismo, sino al descuido y la falta de precaución". Hace diez días se combate el fuego. "Hasta ayer se lo intentaba apagar con dos pequeños aviones hidrantes, que es como si tiraran dos baldes de agua", compara. El fuego sigue propagándose y ahora avanza hacia Chile.El apoyo del comité de cultura de la Municipalidad de El Bolsón, según Augello, es nulo. "No traen ni un afiche y, a una cuadra de la librería y frente a la Biblioteca Sarmiento, se venden novedades 'truchas', en ediciones piratas. Me quejé varias veces en la Secretaría de Comercio, pero me dicen la famosa frase 'estamos trabajando en eso'. Eso esquilma nuestro negocio, porque el último de Gabriel Rolón, por dar un ejemplo, ahí cuesta la mitad. El código de barras es de fantasía"."Alejado de los grandes ciudades, en El Bolsón han muerto los videoclubs y las disquerías, pero los libros no -concluye el librero-. La gente sigue prefiriendo el papel, se pasan los libros de mano en mano y por más que se quemen los bosques tendremos que reciclar, o como decía Ray Bradbury, volveremos a la oralidad para contar y escuchar historias". Aunque lo mejor sería seguir leyendo a salvo de las llamas.
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Antonela Roccuzzo definitivamente sabe cómo captar la atención de sus seguidores en redes sociales. Ya sea mostrando su exigente rutina de entrenamiento en el gimnasio, compartiendo sus trabajos con reconocidas marcas o dejando ver algunos momentos especiales en familia, la rosarina mantiene una conexión constante con sus seguidores. Sin embargo, en esta ocasión, sorprendió al revelar una faceta menos conocida de su vida cotidiana: su pasión por la lectura, un hábito que, según demostró, ocupa un lugar importante en su día a día.Todo se dio cuando la influencer se mostró emocionada al recibir Alas de ónix, el último libro de la saga Alas de sangre, escrita por la autora estadounidense Rebecca Yarros. Esta entrega, que fue de las más vendidas, forma parte de una serie de novelas de fantasía que cautiva a lectores de todo el mundo."Al fin en mis manos", escribió Roccuzzo, expresando su entusiasmo por finalmente tener el libro en su poder y poder concluir la saga que la tiene en vilo. Sin dudas, su emoción quedó reflejada en la publicación, donde compartió su alegría con sus seguidores. Además, no dejó pasar la oportunidad de agradecer a Julia Pérez, con quien mantiene una estrecha relación, puesto que suele mostrarse con frecuencia en redes sociales, especialmente durante sus intensas rutinas de entrenamiento.Cabe destacar que no es la primera vez que Antonela deja en claro su pasión por la lectura de ciencia ficción y fantasía. Desde hace tiempo, se sabe de su fanatismo por la saga Harry Potter y, hace unos meses, sorprendió a sus seguidores al compartir la colección completa de libros de Holly Black, reconocida autora y editora estadounidense. Cabe destacar que Black es conocida por su trabajo en la literatura fantástica, especialmente por Las crónicas de Spiderwick, una serie de cinco libros que cautivó a los más jóvenes con sus historias llenas de magia y criaturas fantásticas.
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Pese a la crisis del consumo en vacaciones, el movimiento editorial se revitaliza en verano. Qué experiencias cuentan y qué recomiendan los libreros en los principales destinos turísticos de la provincia de Buenos Aires.
Algunos estudios señalan que incorporar la práctica como hábito favorece la claridad expresiva, mejora la interpretación y refuerza la capacidad de construir mensajes efectivos. El medio San Francisco Post compartió un informe sobre la relación entre leer y la capacidad de comunicación