Según indicó el analista de mercados, Luciano Sconza, "inicialmente, por el lado de las acciones, una reacción muy positiva", sin embargo, destacó que, "se pinchó un poquito después". Leer más
Para el diputado nacional, no se puede gobernar en contra del 80 por ciento de los argentinos y pretender tener estabilidad política.
Nos damos otro lujo: una charla con José Eduardo Abadi. Él es médico, psiquiatra y psicoanalista, pero también escritor. Entre sus libros más conocidos se encuentran ¿De qué hablamos cuando hablamos de buen amor? y De felicidad también se vive, cuyos títulos funcionan como grandes disparadores para múltiples reflexiones. Además, Abadi incursionó en el teatro, lo ven en televisión y lo han leído como columnista en distintos medios de comunicación, entre ellos LA NACIÓN. Hoy se suma a Conversaciones en un momento especial, a punto de presentar un nuevo libro.En este diálogo, Abadi comparte su pasión por el teatro y el humor en la clínica, recuerda la influencia de sus padres y de maestros como Tato Pavlovsky, reflexiona sobre la construcción de la autoestima y la importancia del amor en la vida psíquica. También habla sobre la relación entre psicoanálisis y medicación, los avances de la ciencia, la manera de enfrentar la adversidad y sus propios aprendizajes como paciente. Un recorrido profundo y cercano por las ideas y experiencias de uno de los grandes referentes del psicoanálisis en la Argentina.¿Qué te trajo hasta acá?Me traje yo, en parte, motivado por las ganas de compartir con vos y con la gente muchas de las cosas que he estado haciendo, que pienso, que tengo ganas de desarrollar. Yo necesito el feedback permanente, el ida y vuelta con el otro. Estos diálogos me nutren mucho, me divierten y me parecen útiles si realmente podemos comunicarnos. Comunicarse no es tan fácil: la gente se conecta poco o no tanto, pero se conecta; comunicarse, relacionarse, ya es más difícil. Hablamos, hablamos, pero no siempre nos comunicamos.Algunas personas se preguntan: "¿cómo puede ser que una disciplina nacida en la época victoriana tenga todavía respuestas para el mundo de hoy?" En este sentido, ¿por qué el psicoanálisis sigue siendo una herramienta valiosa aun cuando los dolores y las angustias de las personas han cambiado?El psicoanálisis también cambió. Como toda disciplina que se pretende viva y que tiene una pretensión artesanal y científica, tiene preguntas, dudas, cambios. No es lo mismo cómo lo ejercemos hoy que aquel psicoanálisis que se ejercía cuando nació en 1895, o incluso hace 60 años, cuando yo era chico y mi padre ejercía. Pero hay una esencia permanente: el psicoanálisis explora â??porque es un método de exploraciónâ?? los conflictos que no tenemos conscientes. Desde que descubrimos que hay inconsciente, hay alteridad: no está solo nuestra cara consciente y lo que verbalizamos racionalmente sino que nuestro mundo tiene ese otro personaje que está dentro nuestro. Cuando un conflicto inconsciente se traduce en un síntoma, es decir, en un sufrimiento, el psicoanálisis explora cuál es ese conflicto no consciente para poder disolverlo. Eso que empezó como intento terapéutico se convirtió en una brújula para investigar muchísimas cosas del sentir y del quehacer humano y social: la sexualidad, los impulsos, las relaciones interpersonales, los vínculos con el poder. Así fue creciendo como teoría, con cosas que se modificaron o refutaron y otras que se reafirmaron.¿Por qué es importante encontrarse con el inconsciente? ¿Qué lugar ocupa en nuestra vida cotidiana y cuánto influye en nuestros dolores y angustias?Cuando hay algo intolerable para la conciencia â??por vergüenza, culpa, prohibiciónâ?? muchas veces lo reprimimos de modo no intencional: lo clausuramos, lo encerramos en un espacio que definimos como inconsciente. Ahí queda alojado; no muerto. Puede quedar neutralizado un tiempo, pero determinadas situaciones lo reviven y quiere emerger. Cuando quiere emerger, aparecen defensas: "esto no debe aparecer". Lo reprimido pugna por salir y lo consciente ("la cultura"), se le opone. Ahí se genera el conflicto y genera angustia, tensión; buscamos descargarla y, cuando se descarga equivocadamente, aparece el síntoma. Con el análisis tratamos de ver cuál es el conflicto que está detrás de ese síntoma. El síntoma es un disfraz que oculta algo que no sabés. Si te cuento qué es el disfraz, deja de tener sentido; el disfraz se disuelve. De eso se trata el análisis. Un síntoma es algo incomprensible para la conciencia, incoherente con el resto de la personalidad, que se nos repite más allá de la voluntad y cuyo significado tratamos de develar para que pierda fuerza.¿Por qué el habla es tan importante en el análisis? Ahora por ejemplo se pretende tener mecanismos tecnológicos que la sustituyan pero no creo que se pueda hacer. Hablar pone en juego lo guardado: lo que enunciamos no solo dice lo que pretendemos, también deja asomar lo escondido; aparece en actos fallidos, en sueños, en sufrimientos. Por ejemplo, en los medios de comunicación se ven muchos lapsus: la lengua habló más rápido que la mente. Ahí podemos "pescar". Aquellas personas que estuvieron muchos años en análisis a veces se autedetectan en esos mismos lapsus o pueden conocer mejor el significado de sus sueñosâ?¦Exactamente. ¿Qué es, en último término, un espacio psicoanalítico? Dos personas que se encuentran, crean un clima común, con respeto, una amistad particular â??la del psicoanálisisâ??, confidencialidad y una alianza para ver qué significa eso que te ocurre, te hace sufrir y no sabés qué es. En esa exploración uno también va aprendiendo y, a veces con humor, interpreta su propio lapsus.¿Qué lugar tiene la curiosidad? Vos sos un gran curiosoâ?¦Sí. La curiosidad hace que lo que no entendés no pase por alto: "¿Qué es eso? ¿De dónde viene? ¿Por qué?". La pregunta es el secreto del conocimiento y de una cierta diversión en el vivir y el saber. La duda, cuando no es obsesiva, permite no comprar lo que me quieren vender como verdad terminada.El psicoanálisis no ofrece soluciones mágicas para los problemas. Es un ejercicio de pensarte a vos mismo. Descubrís cosas que no sabías de vos, resolvés síntomas y te quedan preguntas. Es una manera de encarar la vida, entre otras posibles, donde aparecen la incógnita, la pregunta, lo incompleto, lo finito. Una forma de estar en el mundo lejos del "sabelotodo", la omnipotencia y la invulnerabilidad. En ese sentido, el psicoanálisis contribuye a nuestra condición de humanos.¿Por qué angustian tanto la incompletud y la finitud?Son dos conceptos ligados. La idea de lo completo roza la omnipotencia, lo absoluto, lo inmortal; lo humano es finito. En Occidente se trabajó poco: hay un intento de expulsar la muerte en lugar de adquirir una sabiduría de la muerte que permita aceptarla como parte lógica de la vida. Oriente no la ve como enemiga, sino como etapa de un existir anterior y posterior a nosotros, del que formamos parte. Vivirla como enemiga nos lleva a defensas imaginarias, angustias que se transforman en violencia, búsquedas de poder omnipotente, medidas autoritarias: esa completud que "garantizaría" una inmortalidad que no existe.Creo que la memoria del otro, la memoria amorosa, de algún modo simbólico inmortaliza. Tras elaborar el duelo, incorporamos a la memoria la representación del ser amado que ya no está. Es una forma de vida simbólica: aparece en nuestros diálogos internos, en la mesa familiar, en gestos y preguntas. No hay una sola manera de estar vivo. Esa presencia acompaña; no son alucinaciones, pero sí están en nuestro pensar y en nuestro sentir.Tu próximo libro va a salir en octubre, ¿cómo se va a llamar?Me ayudó mucho la gente de la editorial a encontrar el título, porque te confieso algo: soy un desastre para poner títulos. Ellos dieron con uno que me parece muy acorde al texto que propongo: La curiosidad al diván. Porque fue justamente la curiosidad la que me llevó a transitar algunos recuerdos que volvieron a mí. El libro surge de las ganas de compartir con la gente muchos de esos recuerdos que me pueblan y que me hicieron ser quien soy. Y no son memorias muertas: son recuerdos que me estimulan, que los resignifico, que siguen construyendo la arquitectura de mi vida, porque de cada uno aprendí mucho.Me pasaron tantas cosas distintas que a veces, en una noche de insomnio, me asombro y pienso: "Qué increíble, ¿todo esto me pasó?" Entonces siento ganas de contarle a la gente lo linda que fue aquella discusión con [Gilles] Lipovetsky sobre la felicidad, cuando lo invité a venir de París a Buenos Aires. O la charla con Gianni Vattimo sobre el pensamiento único. O cuando Borges me dijo: "A veces uno se levanta de mañana y piensa: qué cansador, falta todo el día". Todo eso necesito compartirlo: por qué me divierte el teatro, por qué me metí en el mundo donde entrevisté políticos. Creo que la vida compartida incluye al otro en la vida de uno, pero también le da vida a uno mismo. En el prólogo de este nuevo libro hablás de un concepto que me resulta muy interesante: el de la valija. Una valija llena de recuerdos, experiencias, bagaje emocional y familiarâ?¦Al principio quise titularlo La valija abierta, porque la imagen que me venía era la de abrirla y buscar, desordenadamente, lo que apareciera. Y en ese abrir surgió, por ejemplo, el recuerdo de cuando en la Casa Rosada me invitaron a leer la carta que [Carlos] Menem había escrito para que saliera publicada en todos los diarios el viernes previo a su segunda reelección. O aquel desayuno y la charla posterior con Alfonsín, ya expresidente, que me recibió en su departamento de la calle Santa Fe. Son recuerdos que no quiero guardarme solo; necesito compartirlos y, al mismo tiempo, recibirlos de vuelta, que me los devuelvan con otra mirada, que me los revivan de otra manera.Hay muchas otras historias y anécdotas. ¿Sabrá la gente, por ejemplo, que pasé varios años de mi juventud en la productora de mi tío en Londres, el productor más importante de cine en Europa en aquella época? Conocí a actores y actrices famosos, a guionistas, asistí a rodajes donde me trataban bien simplemente porque era "el sobrino del productor". Allí conocí a Peter Finch, Glenda Jackson, Julie Christieâ?¦ todo ese mundo maravilloso. De ahí me nació la pasión por el cine y el teatro, que se convirtió en una especie de profesión paralela a la mía.¿Te marcó el teatro? ¿Y el humor en la clínica?Mucho. El cine, el teatro â??también el del absurdoâ?? y la comicidad me son inherentes. Y pienso al humor en el psicoanálisis: no veo posible un tratamiento sin sorpresa y sin humor.Incluso para reírse de lo más terribleâ?¦Como dice Woody Allen: "Si no te reís de lo más terrible, sonaste". El psicoanálisis lo pienso en escenas; propongo ver lo que pasa "como escena", y ahí surgen cosas que una traducción verbal simple no alcanza. Tato Pavlovsky me influyó mucho: pasó del psicodrama al teatro profesional. Fue uno de los primeros psicoanalistas en hacerlo. Después dejó el psicoanálisis y se dedicó al psicodrama. Iba a comer con él después de las obras y me fascinaba cómo contaba lo que hacía. Tengo recuerdos muy lindos con él.¿Y la herencia de tus padres?Creo en la herencia, pero también en la capacidad de pelearse y amigarse con ella: tomar lo que sirve. Mi madre fue crucial en mi historia (Edipo mediante, no puede ser distinto). Fue una terapeuta excepcional que me enseñó mucho.Con mi padre hubo amor y divergencias. Hicimos un último libro juntos â??De qué hablamos cuando hablamosâ??, que nació de diálogos televisivos. Él ya había tenido un ACV y no pudo comprenderlo plenamente. Yo salía de verlo y me preguntaba si había entendido que lo escribimos juntos. No fuimos "familia Ingalls": hubo peleas, discusiones, sufrimientos.Sin amor es muy complicada esta vida. Cuando en el análisis ves desamor y carencia, entendés mucho de lo que le pasa a alguien. Y ahí hay toda una arquitectura para trabajar, no solamente interpretando. El amor, el deseo, la valoración que recibe un chico son esenciales. Que sienta protección, pero también disponibilidad: que los adultos se diviertan jugando con lo suyo, que le muestren que lo suyo vale. Eso crea autoestima y permite después ensayar cosas distintas, con la certeza de que vale la pena intentarlo y que, si uno se equivoca, es reversible. Porque todo es reversible.¿Cómo se construye la autoestima?No por generación espontánea ni por genética. Tiene que ver con la valoración y el amor recibidos, con el apoyo, con palabras lindas que nutren para resistir las feas que vendrán â??de adentro o de afueraâ??. Eso da confianza, permite querer de otro modo, ser honesto, tener noción del esfuerzo y no caer en charlatanerías que disfrazan obviedades de profundidad. También enseña a tolerar frustraciones: nadie escapa a ideales incompletos, proyectos que no fueron, amores que no se consumaron. Todo es superable, aunque siempre queda una sutura que no se cerró del todo. Pero eso no impide volver a amar.El único punto doloroso y difícil de elaborar es la muerte de un hijo. Ese sufrimiento es de otra dimensión. Y hay dolores que hay que poder llevar dentro de uno. Muchas veces sufrimos por no aceptar nuestra condición: somos finitos, mortales, humanos, incompletos y vulnerables.Y en algún lugar el psicoanálisis también nos ayuda a ir caminando con nuestros agujeros y nuestras cicatrices más o menos sanadasâ?¦Un buen análisis sí. Pero un mal análisis, el que pretende la palabra mágica para que todo sea como el analista cree que "tiene que ser", no. O cuando se supone que la solución terapéutica está en la pastillita mágica, en la neurona que se movió para la izquierda o en la que se movió para la derechaâ?¦ Por favor, cuando la magia sustituye a la vida en su esencia verdadera â??que es búsqueda, encuentro, descubrimientoâ??, lo que queda es la ilusión. Y la ilusión, cuando reemplaza a la verdad, conduce a la decepción y no al logro.Mencionaste la medicaciónâ?¦Cuando es necesaria, sí. Determinados cuadros de ansiedad o de pánico requieren ansiolíticos o inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina; una psicosis requiere antipsicóticos. Lo que cuestiono es la "pastillita mágica" o las explicaciones simplistas. La investigación de aportes parciales es valiosa.La ciencia vive un momento fascinante: de hablar solo de genética pasamos a epigenética; incorporamos entorno y vivenciasâ?¦Es un cambio en la percepción del ser humano. Una de las cosas por las cuales lamento no haber nacido dentro de 30 años es que, cuando el hijo de mi nieto le pregunte al papá: "¿Al abuelo, cuando estaba mal de la rodilla, le cortaban la rodilla?"â?¦ Lo digo porque hace un mes me hicieron un reemplazo total de rodilla.¿Sabés manejar bien tu propia cabeza y tus pensamientos?Muchas veces sí, y muchas veces no. Creo que aprendí a aceptar lo relativo de ciertas cosas, a disfrutar de muchas de las que tengo, a aceptar como puedo la adversidad. Y hay veces que no lo logro: me angustio. El sufrimiento no es ajeno a nadie cuando aparece una pérdida, cuando aparece un dolor.¿Incorporaste otras disciplinas al análisis?Sí. Trabajé con psicodrama en una época y todavía lo incorporo a veces en mi terapia. También el role playing, ciertas dinámicas de ejercicios, la posibilidad de hacer análisis frente a frente. Hoy, con una frecuencia de una vez por semana, hay más espacio dialogal: puedo dar una opinión, invitar al paciente a pensar juntos una temática, incluso traer a una tercera persona de su vida a la sesión.Eso también tiene que ver con la elasticidad del analista, que depende de su personalidad. En mi época de paciente, adoraba a quien fue mi primer analista, pero había una ortodoxia férrea. Subíamos juntos en el ascensor y había que estar en silencio: era un cuarto piso y no se podía hablar nada porque él no respondía. Hoy eso me resultaría extraño.¿Lo extrañás a ese primer analista?Lo quiero más de lo que lo extraño. A él, al segundo y al tercero. Cuando me pasa algo, cuando estoy en conflicto, los recuerdo. Yo me analicé muy pocos añosâ?¦ ¿Sabés cuántos? 35 (se ríe).El análisis es, también, la pregunta. Es la escucha de lo que uno no se anima a decir. Es la alteridad puesta en palabras. Es una manera de vivir la vida, de aceptar la incógnita, de disfrutar la pregunta. No se trata solo de "ir para que me cures".Además el motivo de la consulta inicial es uno mismoâ?¦Sí, por supuesto. Muchas veces la transferencia del síntoma desaparece, y ahí empieza la curiosidad por la propia historia. La historia familiar, los argumentos que nunca se me hubieran ocurrido. Eso es lo apasionante de un buen análisis: bien hecho, con gente inteligente y dispuesta a trabajar.Vamos a cerrar con un cuestionario breve: ¿Cuál es tu mayor virtud?Mi amor por mis hijas: amor, admiración, agradecimiento de que existan.¿Qué rasgo de tu personalidad te enorgullece?Saber aceptar la adversidad sin quedarme anclado sino que me sirva para ver cómo salgo de eso.¿Qué parte de tu infancia volverías a vivir?Las vacaciones con mis padres cuando me llevaban a "hacer programas". Tengo muy viva una imagen en karting en Mar del Plata. Pero es sentir a mis seres queridos cerca.¿Qué canción te emociona?"A Whiter Shade of Pale" ("Con su blanca palidez"). También Georges Moustaki, "Le Métèque" (El extranjero).¿Qué paisaje argentino llevás adentro?El Jardín Botánico que veía desde la ventana de casa cuando era chico.¿Libro y película/obra que te marcaron?Película: El Padrino I, II y III, la saga griega en el siglo XX. En literatura, tragedias griegas, Sófocles, La Odisea; Ulises me cautiva. Hice tragedias en formato de bar, mezclando humor.¿Qué te enoja fácil?La maldad, en forma de indiferencia o abuso.¿Qué te hace reír con ganas y sin culpa?El absurdo: Airplane! (¿Dónde está el piloto?), La pistola desnuda, y mucho de Woody Allen.¿Con quién te gustaría tener una última charla y por qué?No sé si "última": busco a alguien para una charla esencial que me ayude a entender cosas que todavía no pude.¿Qué te gustaría que digan de vos dentro de 100 años?Que pude ayudar, que dije algo interesante y que sirvió. Y: "Qué lástima que no esté aquí ahora".
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Martín Sivak es periodista, pero también editor. Podríamos decir escritor de no ficción, aunque, en rigor, es escritor a secas. Su obra se mueve entre la crónica, la investigación y la memoria personal. En el ciclo Conversaciones, Sivak presentó su nuevo libro, La Llorería, que acaba de ver la luz y que dialoga de manera íntima con El salto de papá, su obra más reconocida, publicada en doce ediciones en Argentina. Si aquel libro abordaba la figura de su padre, este nuevo trabajo funciona casi como un díptico que se completa desde la experiencia personal y familiar.En la charla, Sivak recorrió algunos de los núcleos de La Llorería: el diario de una separación, la evocación de un viaje formativo a Tijuana junto al documentalista británico Sean Langan y la memoria de su madre, atravesada por la enfermedad y la pulsión vital. También habló de los duelos, de la amistad como refugio y de la potencia del humor aun en medio del dolor, además de contar cómo encontró en unas cartas familiares el inesperado cierre de un libro que le llevó años escribir.¿Qué te trajo hasta La Llorería?-En principio, poder hablar de este libro, que tiene que ver con la insistencia en escribir y contar algo. Yo no tengo el don de la escritura. Hay gente que escribe muy rápido, muy bien. En mi caso, lo que me trajo hasta acá fue esa insistencia: escribir, reescribir, hasta poder terminar un libro. Es un trabajo enorme, contrario a la idea de que se escribe rápido y que las cosas pueden sacarse de encima con facilidad.¿Vos decís que no escribís bien?-Lo que quiero decir es que escribo con faltas de ortografía, con problemas de concordancia, y reescribo mucho más de lo que escribo. Eso me hizo recordar cuando era chico y estudiaba bandoneón. Mi gran ídolo era Piazzolla, y una vez le preguntaron: "Maestro, ¿en qué momento del día usted se inspira para componer, para crear?", esperando una respuesta como "mirando un atardecer". Y Piazzolla contestó: "Ocho horas sentado en la silla". Entonces, si Piazzolla dijo eso, lo que nos queda al resto no son ocho, sino quizá catorce horas.¿Y por qué este libro? ¿Y por qué ahora?-La razón de un libro, para mí, siempre tiene que ver con escribir sobre las cosas que realmente importan. Este es el décimo que publico y todos existen porque me importaron mucho. No se trata de cálculos sobre lectores o sobre el momento oportuno. Cada libro responde a algo que me tocó profundamente.Este trata tres historias supuestamente inconexas. Una es el diario de una separación, un dolor universal que todos atravesamos. En medio de ese diario de agobio y sufrimiento apareció una pulsión vital: recordar quizá el mejor trabajo que tuve en mi vida, cuando viajé de Buenos Aires a Tijuana con Sean Langan, un gran documentalista británico. Tenía 25 o 26 años, y fue una experiencia formativa tanto laboral como sentimental.Ese diario convivió con la evocación de ese viaje, que a su vez se partió en tres. El primer recreo fue cuando Sean volvió a Londres porque nacía su hijo. Yo regresé a la Argentina, donde murió mi mamá. Esa muerte, en medio de una experiencia extraordinaria, me llevó a escribir sobre su vida y sus años de lucha contra el cáncer.El libro termina siendo sobre esas tres historias. Con la reescritura y el paso del tiempo, pude intentar amalgamarlas y darles sentido. El sentido de los duelos: los duelos amorosos, el duelo por la muerte de mi madre, y también esa amistad extraordinaria con Sean, que después fue secuestrado por los talibanes. Su vida es muy extraordinaria y tuve la suerte de acompañarlo. Hoy somos muy amigos.¿Por qué elegiste llamar al libro La Llorería?-Es una frase que decía mi papá cuando, de chicos, perdíamos en un partido de fútbol u otra competencia y nos quejábamos. Él decía: "A llorar a la llorería". Esa expresión quedó. Y en este libro, con bastante pudor, el narrador llora mucho por distintas circunstancias. Pero lo de "a llorar a la llorería" no es un "bancátela", sino que el llanto es parte del desborde. Y este libro tiene mucho de desborde, que no quise disimular. No tenía título hasta último momento, cuando apareció esa palabra. La discutimos con las editoras y quedó.Hay una frase tuya en el libro que es brutal y muy potente: "Mamá intentó lo que papá no pudo o no quiso: quedarse". ¿Qué querés decir?-Creo que es una frase que me llevó toda la vida. A veces es absurdo hablar de orfandad a los 49 años, teniendo hijos, pero siempre queda la pregunta: ¿cuándo uno deja de ser huérfano? Mi papá se suicidó, mi mamá estuvo enferma de cáncer. Y aun en ese contexto difícil, ella tuvo una pulsión de vida que quizás sea el legado más hermoso que nos dejó.El libro también habla de eso: de la pulsión de vida de mi madre, incluso en sus últimas horas. Ella era hija de un imprentero español, bibliotecaria, y el sentido de su vida era formar una familia. Fue incondicional con sus hijos. A diferencia de mi padre, que tuvo una vida más extravagante, ella estaba consagrada a lo familiar.Durante años este libro no tenía final, hasta que en una mudanza encontré cartas que mi mamá le escribió a mi papá cuando él estaba preso por razones políticas en 1969. Eso me dio el cierre que necesitaba.En esa línea, vamos a entrar en la cocina de la escritura. La estructura de la novela que vos anticipaste tiene tres ejes. Pero no es que se cierra uno y arranca el otro, sino que aparecen, vuelven, se cruzan. Eso obliga al lector a hacer el recorrido completo. ¿Cuánto tiene eso de espontáneo y cuánto de pensado?-Hay mucho de ensayo y error. Nunca tengo una idea muy clara de cómo va a ser un capítulo. Es más bien intuición, reescritura e insistencia. Mucha lectura también. Este libro está atravesado por lecturas de estos años, desde Apegos feroces de Vivian Gornick hasta [Emmanuel] Carrère. Me fascinó la literatura de padres, de madres, y la de corresponsales de guerra, esa gente que deliberadamente se expone y arriesga su vida como algo necesario. Todo eso influye en cómo escribo y reescribo. Los libros me llevan mucho tiempo, no por jactancia, sino porque no sé escribir de otra manera.Vale aclarar que el libro aborda episodios duros, tristes, pero al mismo tiempo tenés un talento para mechar humor.-Sí, en esos años horrendos del cáncer de mi mamá había algo celebratorio en ella, la posibilidad de insistir. Quería salvarse por sus hijos. Era psicóloga, quería tener más pacientes, recuperarse. Había algo festivo, a pesar de que quizá veía lo que nosotros no: que iba a morir.Te doy un ejemplo de esa dinámica. En la página 172 decís: "Fue la primera vez, hasta entonces, que sentí una desesperación que podía pagarse solamente con la muerte. Vi también con una nueva luz el dilema de mi papá el día que decidió tirarse desde un edificio al vacío y estaba, por azar, en un piso 16, 15 años más tarde". Dos párrafos después, hablás con el inglés y le decís: "¿Y qué tengo que casarme con una contadora?" y él responde: "Si querés evitarme los dramas, sí". Esa capacidad de reírte de vos mismo es genial.-Sí, Sean fue un gran interlocutor, un maestro en ese arte. Cuando lo conocí era una estrella de la BBC, corresponsal de guerra. Después de ser secuestrado por los talibanes, su vida colapsó. Y aun así conservó una pulsión de vida, la misma que vi en mi madre: la de burlarse de las supuestas desgracias. Eso me lo enseñó mucho Sean, a desdramatizar y también a reírse de sí mismo.Viviste con él desde episodios de tiroteos hasta cenas en Londres interrumpidas por un ratónâ?¦-Sí. Sean fue un gran generador de situaciones absurdas. Yo nunca entendí por qué alguien decide arriesgar su vida por escribir o filmar. Él tenía como objetivo entrevistar a Bin Laden, y fue a montañas donde podían matarlo. Finalmente lo secuestraron, pero aun en esa situación buscaba la manera de reírse. Su libro tentativo se llama Hotel Talibán, justamente para desdramatizar.Me conmueve esa pregunta que él mismo se hace: "¿Cómo les explico a mis hijos que arriesgué mi vida?". No era paranoia: había antecedentes de periodistas asesinados. Él se salvó porque Channel 4 de Londres pagó un rescate, aunque era ilegal. Su carrera se vino abajo, pero me interesa contar esa declinación con dignidad. No lo vivió como un final, sino como un sentido distinto para su vida.Mencionás que abordás su historia, pero lo hiciste con su consentimiento.-Sí, soy gran admirador de Carrère y obviamente fue una inspiración. Pero la intimidad de los otros hay que cuidarla. Con Sean todo estuvo sobre la mesa. Hay un pacto implícito de amistad de 25 años.Mi editora, Maga [Magalí] Etchebarne, me dijo algo que me iluminó: que este es un libro sobre la amistad. Y es cierto. Nuestra amistad sobrevivió un documental que ni siquiera recomiendo, pero sí sobrevivió 25 años de avatares.En varios momentos duros te apoyaste en un entramado de amigos.-Sí, de hecho el libro está dedicado a mis amigos más cercanos. Es un agradecimiento enorme por esa amistad de tantos años. (Solloza).¿Sos muy llorón?-Sí, un montón (ríe). Lloro por temas muy diversos. No lo digo jactanciosamente ni como invitación al llanto.En mi familia decimos "me meché" cuando nos emocionamos.-(Ríe). Mi hijo mayor, Cami, cuando me ve llorando por algo supuestamente sin importancia, me dice irónicamente: "¿Momento sentimental?". Y yo le contesto: "Sí, momento sentimental".En esa línea, hay una frase buenísima. Vos y Sean están riéndose y decís: "Vos casi lloraste cuatro veces". Y rematás: "Yo fui el valiente porque lloré de verdad".-Sí, con Sean había encuentros muy desbordados de emoción. Él estuvo muchas veces al borde de la muerte. Había cuidado y protección recíprocos. Cuando murió mi mamá, volví a viajar con él a Honduras y Guatemala. Compartí ese duelo tan grande con alguien que entonces era casi un desconocido. Eso dejó una huella muy fuerte en nosotros y en nuestra amistad.Me parece que es muy valioso y no me quiero emocionar. Es como si vos pudiste abrir un canal de comunicación con tu hijo en el cual son capaces de llorar arriba de un avión los dos juntos varias veces. Pero lo digo de manera positiva, no como si fuera melodrama. Sí, es parte del recorrido, es parte de la vida. Y que vos puedas sentarte y tu hijo al lado y los dos están llorandoâ?¦-La fragilidad no es mala. Exponerla no es ni bueno ni malo, pero disimularla sí lo es. El libro tiene que ver con esa posibilidad. No creo que la escritura sane, pero sí ordena un desorden.Es que es esta capacidad que has tenido de mostrar las partes arduas, pero también las zonas luminosas, y reírte de vos mismo, de esa cosa que también como lector se agradece. -Gracias. No sé si uno escribe para algo, pero supongo que la razón es que lo que se cuenta no quede en un regodeo personal, sino que pueda rozar lo universal.Ahora hablemos de las cartas.-Encontré un sobre de papel madera que decía "cartas mamá, papá". Mi mamá tenía muy mala letra. Yo también y por eso me sentí muy próximo a mi mamá, que en su momento no las había podido entender por la letra. Entonces en la mudanza me empeciné en entender. Que es un ejercicio al trabajar con una mala letra, que es también pura insistencia. Podés encontrar el sentido, las palabras, los giros. Y de repente, ese libro que no tenía final frente a esa conmoción de las cartas de mi mamá a mi papá a los 26 años, la misma edad que yo tenía cuando empecé el viaje con Sean me dieron un final que es como una especie de descubrimiento de una mamá que en ese momento no era mamá, porque tuvo años más tarde de esa mujer totalmente enamorada y consagrada a ese proyecto familiar. Y también encontré a mi papá, mi papá desprolijo, descuidado, que no le contestaba todas las cartas cuando estaba en la cárcel. Entonces ahí me sentí también un poco representado.Y apareció algo desconocido en mi mamá. Y en este libro no entrevisté a nadie, a diferencia del libro de mi papá ahí sí hice una suerte de pesquisa. Acá lo que de la historia mamá, su hermana Piti, que es una tía que quise muchísimo, descubrió en un viaje que nosotros del lado materno somos también judíos. Entonces, salvo esa parte que es mérito de mi tía Pity, que falleció en pandemia.No quise hacer una pesquisa y confié más en mis recuerdos. Pero el único material nuevo son esas cartas que son como una salida. A veces los libros no tienen final y esas cartas me dieron un final.Con el desafío que conlleva meterse en la eventual intimidad de tus papás. Porque no sabías el contenido contenido pero si se ponían por un recorrido que no quisieras ver, como por ejemplo el de ellos en la camaâ?¦ Entonces fue tirarte a una pileta sin saber si había agua ahí abajo, ¿no?-Sí, hubo incomodidad. Parecía que los espiaba. Pero las cartas eran más de la vida cotidiana, del enamoramiento. Fue un descubrimiento revelador.Quiero leer un párrafo que me "mechó". Dice: "En las cartas veo una forma del amor, el que puede parecerse a lo definitivo, algo que me ha quedado lejos por cierta inclinación a lo fugaz, lo demencial y los atajos con unas pocas excepcionesâ?¦ Solo lo separó la muerte de papá".-(Se emociona). Lo bueno de escribir es que no hay que hablar de lo escrito. Pero cuando se habla, se hace más difícil.¿Vamos a abrir La Llorería acá?-Y sí, son párrafos que tardan toda una vida en poder escribirse.Últimas dos preguntas: ¿hay algún libro o película que te haya marcado? Para siempre sería una exageraciónâ?¦-Sería interminable. Te diría Crimen y castigo. Soy lector compulsivo de géneros variados. Por mi formación leo historia y sociología, pero ahora más literatura. No tengo un libro definitivo pero creo que sería muy valioso tenerlo. Solo me salió decirte Crimen y castigo, que ahora por ahí es una lectura muy importante a los 20 y no sé qué me pasaría con volver a leerlo ahora.Me pasa lo mismo.-Releo poco, no por miedo a la decepción, sino porque hay demasiado por leer.Y la última: ¿con quién te gustaría tener una última charla?-Con mi mamá.Me estás jodiendo. Creí que ibas a decir a tu papáâ?¦-No, con mi mamá sin duda.
Export PiaQuizá su nombre no te suene pero sí el de su perfil de Instagram. @holaestapablo es el nick que este cordobés adoptó para hacerse un lugar en las redes sociales y con el que le habla a un público +30. Si bien hoy en día este influencer cuenta con casi un millón y medio de seguidores, el camino no fue fácil. Graduado en Publicidad, Pablo Albella decidió patear el tablero, dejar un mega puesto en una agencia y convertir su hobby en un trabajo. "Creo que todo partió un poco de la crisis de los 30, en la cual te empezás a preguntar si todo lo que hacés es porque te gusta o porque te dijeron que tenía que ser así", confiesa quien rápidamente logró que su humor y sus videos sobre situaciones de la vida cotidiana trasciendan la pantalla. Es que, en poco tiempo, los frutos fueron muchos: escribió un libro, se subió a las tablas con un unipersonal, hizo gira y actualmente está descubriendo el mundo del streaming. View this post on Instagram A post shared by Pablo Albella (@holaestapablo)-Córdoba te quedó chico y ahora estás instalado en Buenos Airesâ?¦ -¡Qué fuerte eso de "Córdoba te quedó chico"! (risas). Pero bueno, en realidad sí. Yo siempre luché contra esa frase de "Dios atiende en Buenos Aires", sobre todo, porque creo que a partir de que aparecieron las redes o Internet se puede hacer todo desde cualquier lado. Pero lamentablemente hay oportunidades y cosas que siguen estando acá. Creo que "Dios tiene más sucursales, pero la principal sigue estando en Buenos Aires". Así que me vine desde marzo, cuando apareció esta propuesta de hacer streaming con los chicos en Eltrece. Algo que es cien por ciento nuevo para mí porque yo hago el guion de mis videos, los edito, los programo pero acá es el vivo, la cámara y lo que salga. Así que fue todo un aprendizaje. -¿Cómo convive tu personalidad "estructurada" con el mundo del streaming? ¿Te costó adaptarte?-¡Muchísimo! Los primeros programas me llevaba chistes anotados (risas). Ahora ya armamos una dinámica en la cual voy a jugar e imito personajes. Me permito sacar todas esas barreras o estructuras que tengo en mis redes o en mis proyectos y apoyarme más en el grupo y ahí se da algo mágico que me convierte en un veinteañero más. -Vos sos uno de los tantos que tuvo la suerte de que la pandemia transforme lo que era un hobby en un trabajo. Hoy tenés un libro, hacés teatro, streaming...-La verdad es que fue un cambio fuerte. Creo que también todo esto partió un poco de la crisis de los 30, en la cual te empezás a preguntar si todo lo que hacés es porque te gusta o es porque te dijeron que tenía que ser así. Yo trabajaba en una agencia de publicidad y me iba re bien. Laburaba para afuera, ganaba bien pero es como que era "lo esperado", "lo que tenía que ser". Después de la pandemia, perdí a mi viejo y fue muy fuerte. Y creo que eso tienen los 30, como que te hacen estos clicks en los cuales decís: "Che, la vida es ya". -¿Los 30 llegaron en la pandemia?-En plena pandemia, en mayo. Estábamos encerrados y yo quería hacer festejo, invitar gente, inauguraba mi casa que habíamos tenido la fortuna de hacerla con mi pareja con nuestras manos. Hasta los muebles hicimos. Y termino siendo un cumpleaños por zoom. Ahí empecé a hacer esta catarsis en redes. View this post on Instagram A post shared by Pablo Albella (@holaestapablo)-¿Recordás cuál fue el primer video?-Sí, fue sobre las cosas diarias. Yo siempre hablo de las cosas que calientan a los +30, como que alguien se afeite y no limpie la bacha, o que lave la ropa y después no la cuelgue. Y fue por ahí. Después de los 30 te das cuenta de que la felicidad está en las cosas simples, en lo diario, en lo cotidiano. -¿Vos ya estabas en pareja en ese momento? ¿Cómo fue incorporarlo en todo esto?-Sí, el primer video fue en 2020 y nosotros este año cumplimos 14 años juntos. Al principio, tuvimos una charla sin saber que todo esto iba a pasar o que me iba a dedicar a esto. Le dije: "Voy a recibir mensajes, voy a recibir ofertas", y él me dijo algo que estuvo muy bueno: "Yo confío en vos, no te voy a pedir que me muestres nada. Andá hasta donde vos creas que está bien. Yo confío en vos, hacé lo que tengas ganas de hacer". Ese apoyo te potencia. Lo lindo es encontrar una pareja que te tire para arriba. Bueno, ahora que me vine a Buenos Aires, él quedó en Córdoba y no cualquiera se lo banca.-¿Cómo fue ese momento? -Y la verdad que fue difícil pero lindo por su respuesta. El año pasado fue súper desafiante porque yo me encontré con más popularidad gracias a la obra de teatro y a toda la gira que hicimos por el interior y otros países. Entonces fue compartirlo con él y tomar dimensión de esto juntos. Pero estoy feliz porque no es fácil encontrar a alguien que te acompañe y te potencie, que no te tire para abajo o te frene.-¿Cómo hacen con el día a día? -Es difícil porque cuando estás acostumbrado a convivirâ?¦ Ahora lo que estamos haciendo es viajar cuando puede cada uno. Yo con la gira estoy dos fines de semana trabajando y dos fines de semana libre, así que ahí me voy a Córdoba a verlo a él, a mis perros y a mi familia que también quedó allá. Mi hermana, mi vieja, mis primos, mi abuelo, mis tíasâ?¦ Yo soy re familiero. El juntarme con ellos es lo que más extraño. Por suerte, todo lo digital hace que las distancias sean más cortas. -¿Hacen videollamada todos los días? -No, todos los días no pero sí cada dos o tres días. Con Fran sí hablamos todos los días como una hora por teléfono. También compartimos series y es casi un infidelidad que avance un capítulo sin mí. Así que decimos: "Hoy cenamos y vemos este capítulo". La idea es buscar un lugar que nos quede más cómodo para cuando él viene porque el departamento está bien para mí pero para los dos no porque él labura y yo tambiénâ?¦ Y no puedo estar "¡Hola, ¿cómo estás?!" a los gritos y él hablando por teléfono. -¿Y se festejan los 14 años? ¿Tienen planeado algo? -Nosotros festejamos más que los cumpleaños nuestros aniversarios, así que sí, hay festejo y algo pensado pero no voy a spoilear mucho. -Recién me nombrabas a tu viejo que fallecióâ?¦ ¿Qué llegó a ver de su "nuevo" hijo?-Llegó a ver mucho de todo lo que estaba pasando, el inicio más que nada. Pero en uno de sus últimos mensajes hablaba del orgullo que él sentía por todo lo que me estaba pasando. Cuando me pasa algo groso o importante, vuelvo a ese mensaje y siento que me acompaña en cada uno de esos pasos que doy, siento que está ahí su respuesta. Yo vengo de Alta Gracia, que es el interior de Córdoba, y nunca pensé dedicarme a esto. Mi viejo mecánico, mi mamá maestra; o sea cero relacionados con el mundo del espectáculo. Que estas cosas me vayan pasando y poder compartirlas con ellos no tiene precio; es hermoso. -¿Y tu mamá?-Mi vieja es mi fan número uno. Me acompaña también a las giras. Ella fue la primera en decirme: "Mmm, ¿estás seguro?". Imaginate que yo tenía un laburo fijo, aguinaldo, vacaciones pagas, obra social y dejaba todo eso para hacer videítos en las redes porque en ese momento no existía ni el streaming, ni el libro, ni el teatro. Por eso me gusta llevarla a la obra de teatro porque siento que ve físicamente lo que quizás yo veo digitalmente. -¿Cuándo te diste cuenta que tu trabajo había pegado en redes? -Creo que cuando empiezo a laburar con marcas. Una de las primeras fue un shopping de Córdoba, lugar al cual he ido toda mi vida. Después vino una de Buenos Aires de un jabón de la ropa. Ese fue el momento en el que dije: "Bueno, esto ya no es un hobby. Acá hay algo más". Como publicista, soy un friki de los números. Estoy intentando soltarlo un poco porque no es sano estar todos los días atrás de las estadísticas. Por suerte, yo tengo la formación y la edad para entender un montón de cosas, pero hay chicos que quizás están arrancando y que cuando llegan momentos de mucha crisis se desesperan. Decís: "Me dejaron de ver. No soy más interesante" porque la cabeza se te va. El teatro en mi vida vino un poco a demostrar que no todo son números en las redes sociales y que eso se traduce a la vida real. Yo tengo cinco excels para mis redes sociales: el de publicación, el de las marcas, el de las finanzas; soy muy estructurado.-¿Trabajás solo o tenés un equipo?-Solo. Ahora que estoy en el streaming estoy intentando ampliar un poco para que no tenga que depender todo de mí porque es guionar, filmarme, editar, subir y responder mensajes. Pero, como te decía antes, yo soy medio friki del control y me cuesta delegar. Antes de dedicarme a esto, me pasaba de escribirle a influencers y que ni me lean. Me daba bronca porque esas personas están ahí porque mucha gente como yo les escribe, los comenta, los sigue y da bronca que no te den bola. Entonces yo dije: "Yo no quiero ser así". Aunque sea quiero a través de un like o un comentario que sepan que los vi, que los leí. -¿Y ahora te cruzaste con alguno de ellos en el camino? -Obvio que sí, pero no les dije nada aunque debería (risas). -¿Cómo se hace para marcar la diferencia en un mundo que crece cada vez más?-Cuando yo empecé ya existían los Maratea, las Lucius, los Rossello, con millones de seguidores. Yo empecé de la nada y a los 30, que no es lo mismo, así que sentía que tenía mucho para arriesgar y poco por ganar. Lo importante es encontrar qué decir o cómo contar más que el hecho de pensar que ya está todo hecho, todo inventado. Las redes están en constante evolución. Ahora estoy aprendiendo mucho de los chicos del streaming, por ejemplo. Gracias a esta plataforma, me estoy animando a jugar, a soltar un poco esto del negocio o del emprendimiento. Hago personajes, imitaciones, cosas que no hago en mi red y que me permite aprender otras cosas. View this post on Instagram A post shared by Pablo Albella (@holaestapablo)-¿Qué te gustaría decirle a esos chicos nuevos respecto a esta idea de que pareciera que con las redes te salvás?-Que hay muchos espejitos de colores; cosas que uno cree que son de una manera y no lo son. Por eso, creo que es importantísimo saber de quién rodearte, qué aprender de quién. Hay una cultura de la cancelación que está de moda y que es buscada por muchos influencers; creo que hoy es mucho más fácil hacer enojar que hacer reír. Creo que lo que uno construye a largo plazo es un poco como uno es y lo que reflejas. Yo siempre busqué que la gente se ría, que mis redes sean como un recreo para olvidarse de los quilombos y divertirse. Me ha pasado, a través de mensajes o de cartas que me llegan al teatro, que me dicen como les cambié el día con un video. -¿Qué llegó primero: el libro o el teatro?-Primero llegó el libro con la editorial Galerna. Es una recopilación de anécdotas, de historias que me han pasado a mí desde que soy chico hasta hoy y que creo que le pasaron a todos los que vivimos en esta generación de los '80 y los '90. Son cuentos o pequeñas historias que reflejan momentos y cosas graciosas de la vida cotidiana y tiene el extra de que está ilustrado por mí. Yo en publicidad era diseñador; o sea sé dibujar así que fue hermoso porque a mí me gustan esos desafíos de hacer cosas nuevas, cosas diferentes. Soy como muy inquieto y por eso todos los años aparece algo nuevo. Así que el año que viene no sé con qué los voy a sorprender (risas). -¿Es cierto que Carmen Barbieri te convenció de hacer teatro? -Eso fue increíble. Carmen Luz fue mi madrina y Nito Artaza mi padrino. Imaginate, yo del interior recontra choluloâ?¦ A vos te veía siempre Pía, tenía la tele prendida 24/7 (risas). Un día viene Guliano Bacchi y me propone hacer teatro. Yo estudié teatro pero un unipersonal era un montón así que pensaba decirle que no. Me junté para hablar con él en un aeropuerto con él y estaba en un bar con Carmen al lado. Yo estaba en shock. Empezamos a hablar y ella empezó a insistirme. De repente, vino una chica a pedirme una foto y ella me dijo: "La gente viene y te pide fotos, ¿cómo no vas a hacer teatro?". Me acuerdo que también me preguntó si estaba en pareja y me dijo algo que me quedó grabado: "Fijate que sea alguien que te apoye realmente". Así que volví a mi casa y le dije al Fran (su novio): "Voy a hacer temporada en Carlos Paz".-¿Y cómo fue esa primera temporada? -Hermosa. La verdad que para mí fue rarísimo estar arriba del escenario y que la gente venga y pague una entrada. Para mí era una locura. Fue en el Teatro del Sol e hicimos enero y febrero. Fue una rutina muy diferente a lo que yo estaba acostumbrado a hacer. Pero creo que lo que más me rompió la cabeza fue la gira. Ahí encontré el contacto real con la gente, que vengan, que se quieran sacar una foto, que te abracen, que te cuenten sus historias. View this post on Instagram A post shared by BACCHI PRODUCCIONES (@bacchiproducciones)-¿Cuál es tu público? ¿Está llegando a los 30 o ya los pasó? -Mi público mayormente en redes es de 25 a 45 años. Pero me llama la atención que hay mucho público diferente como, por ejemplo, los niños. No sé si es por cómo me visto, por cómo hablo, pero se enganchan. Yo tengo un humor muy blanco, todo lo que hago trato de que sea para toda la familia. Me ha pasado de estar en la obra de teatro y ver niños que me lleven dibujitos. Si puedo mantener a un niño una hora y cuarto en una butaca es porque el show está bueno (risas). -Se vienen las últimas fechas de tu gira por Paraguay, Uruguay y Ushuaiaâ?¦ ¿Ya estás pensando en un nuevo espectáculo? -Todavía no. Me gustaría descansar un poco del unipersonal. En esto de la inquietud mía me gustaría trabajar con un elenco para tener otras experiencias y aprender cosas nuevas. Tengo ganas de que mi carrera crezca también hacia otros lugares. Estoy preparándome mucho en la actuación y en canto para poder hacer otras experiencias en teatro o quizás bueno, en series o en plataformas.
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Boy Olmi levanta su teléfono y le saca una foto a la lámpara del techo del bar en el que nos encontramos para conversar. La sube a Instagram con rapidez, en un gesto automático. Registrar y compartir es parte de su respiración, completa su mirada sobre el mundo. El impulso de abrir ventanas de comunicación lo atraviesa desde siempre: televisión, cine, video, teatro, las redes, una charla con un barrendero, otra con su terapeuta. Cada intercambio es un modo de enriquecer el Big Bang de estallido controlado que comanda Boy."Uso muchísimo el teléfono, como teléfono y como máquina de fotos, porque me fascina comunicarme a través de las imágenes. Entonces, en vez de publicar permanentemente cosas en mi Instagram, veo cosas por la calle que me llaman la atención y saco una foto como a esa lámpara -señala el techo-. Luego se la mando a una persona de la que me acordé en ese momento, no a la red anónima de seguidores que pueden seguirme para ciertas cosas, pero que no están en contacto directo conmigo para otras. Trato de ser muy específico cuando quiero comunicarme. Por eso llamo por teléfono: es un teléfono, a ver si alguien lo atiende", lanza con gracia y justifica su enfoque.Actor, director, videasta, performer cotidiano. Olmi construyó una trayectoria singular, una acuarela difusa que atravesó a varias generaciones sin pertenecer del todo a ninguna. Pocos actores pueden arrogarse esa ubicación extraña, casi lateral, en la que sigue el ritmo del paisaje aunque nadie lo note. Esa manera de situarse en los márgenes no es solo estética o estratégica. "Hay que conectar la percepción con algo que está más allá de uno. Empieza siendo la relación de uno con uno. Uno está comunicado o incomunicado consigo mismo. A partir de ahí puede empezar a comunicarse o no con los otros. O con lo otro: puede ser la realidad, lo que nos rodea. Para mí hay una cantidad de cosas en nuestra propia evolución que se desprenden del camino de crecimiento de cada uno o de la conexión de uno con uno. Es el deseo de crecer, de aprender, de mejorar. Este auge de desarrollo tecnológico que nos está llevando puestos -porque va más rápido de lo que nuestra alma puede procesar-, genera muchas veces una enorme desconexión entre nosotros mismos. Porque esa demanda de las redes sociales y la tecnología empieza a capturar y a cooptar nuestra atención. Empezamos a dejar de prestarnos atención, por lo tanto, dejamos de prestar atención al entorno, a la naturaleza, a todo lo que nos rodea. Somos víctimas de la creencia de que estamos conectados cuando en realidad es todo lo contrario". Interrumpe su parlamento cuando llega el mozo.â??¿Querés algo? ¿Café? Yo tomo café. Dos cafés, ordena.Legalmente rubiasLa historia de Boy en el espectáculo argentino es una autopista caleidoscópica. En 1983, en el mismo teatro y casi a la vez, participó de Los chicos al Maipo con Las Trillizas de Oro y debutó en La mujer del año junto a Susana Giménez. Dos piezas de un engranaje que funcionó por la audacia temeraria del productor Daniel Mañas y del director, actor, humorista uruguayo Carlos Perciavalle.Durante aquellas vacaciones de invierno, Boy se abrió paso en un género desclasificado: el teatro de revistas para niños. Las protagonistas eran las mentadas trillizas, veinteañeras, rubias, María Laura, María Emilia y María Eugenia Fernández Rousse. En su apogeo televisivo conquistaron con chocolatada y vainillas a cada hogar argentino con varios ciclos, entre los que destaca El verano de los chicos, animado con Pipo Pescador y los muñecos Carozo y Narizota.Boy Olmi cuenta que "la estructura de la obra era la de un teatro de revistas: no había nada erótico ni sexual en las chicas, pero sí tenían vestidos con lentejuelas, plumas y esas cosas. Había sketches muy divertidos. Trabajaba un grupo de patinadores jóvenes de River Plate, que los trajeron a patinar sobre ruedas en el escenario. Era muy gracioso ver todo un número de patinaje allí mismo. También estaba Nene Malbrán, que era una gran actriz, muy cómica".La sala del Maipo explotaba de purpurina mientras Boy, más antropólogo cultural que actor, investigaba distintos terrenos. Así fue testigo de un fenómeno imposible de ignorar, una suerte de matiné escolar en la que un duelo de blondas electrizaba a la platea con cada coreografía y cada gag reciclado del formato clásico.Asimismo, La mujer del año, el segundo "shock" en la vida profesional de Susana Giménez, confirmó que su destino estaría ligado al estrellato. Boy Olmi descubría que era capaz de deslizarse con naturalidad en escenarios diversos. La obra, cuyos derechos había adquirido el mismo Perciavalle después de verla en Nueva York -protagonizada por una sexagenaria Lauren Bacall-, marcó un subidón imparable en la carrera de Susana hacia la hiperpopularidad."Conocí a Susana desde muy chico -evoca Boy-, nos vinculábamos por amigos en común cuando ya era novia de Héctor Cavallero. Nos habíamos encontrado más de jóvenes, pero cuando me llamaron para La mujer del año me pareció una gran oportunidad: me gustan los desafíos, era la ocasión perfecta para estudiar, entrenar canto y baile. Lo mismo sentí cuando participé de Bailando por un Sueño en su primera edición, en 2006, o MasterChef, también en su estreno. Me atraen los desafíos que me obligan a hacer cosas nuevas. La mujer del año era espectacular y, además, una de las primeras comedias musicales argentinas con toda la pompa de producción. Susana estaba encantadora, brillante. Yo interpreté a su compañero en el noticiero dentro de la historia de ficción; éramos colegas de un programa de televisión. La quiero mucho a Susana", se sincera. Aunque destinado para distintos públicos, aquella generala doble fue una oportunidad para aprender, sorprender y, sobre todo, estar en el ojo del fenómeno. Sin embargo, no era el primer tanque actoral al que Boy se subía. La trama de Los éxitos del amor (Fernando Siro, 1979) lo mostró novio fugaz de ¡otra rubia!: Graciela Alfano. En esa época, la industria musical intervenía en el cine para vender discos con un rulo comercial: por contrato debía haber escenas con artistas cantando. Este tipo de películas podían alcanzar calidad, como sucedió al año siguiente con La discoteca del amor (Adolfo Aristarain), una de las secuelas que convirtió en saga el proyecto inicial.El rostro de Boy puede haber quedado asociado a un aire de época, pero ese recorte nunca lo limitó. En su recorrido artístico combinó lo popular y lo experimental en distintos soportes, una presencia construida en varias décadas con la misma vitalidad.En 2006 participó de Bailando por un sueño y, al año siguiente, condujo el ciclo de opinión Dejámelo pensar junto a Sandra Russo, ¿es necesario abundar en detalles para ilustrar su resistente versatilidad? Boy trabajó en teatro, decenas de programas de televisión y más de 30 películas. Realizó entrevistas a figuras tan diversas como Deepak Chopra, Liv Ullmann y Brian Weiss. En 2008 estrenó su ópera prima como director, Sangre del Pacífico, con Delfi Galbiati y China Zorrilla, quien -dato al pie- adaptó la versión local de La mujer del año.Boy Olmi está lejos de ser un simple "nombre artístico", funciona como una identidad elíptica, elástica, con la que equilibra el ego con el arte. Una ceremonia personalísima y trascendente en la que cada gesto y cada frase de cada papel quedan ligados.The man of the year En los albores de la democracia se animó a jugar en una plataforma más arriesgada: el video. Allí, la palabra, liberada del contexto del videohome, podía transformarse en un laboratorio de experimentos y pequeñas locuras. Los trabajos como director de piezas, como The man of the week o El círculo xenético, acrecentaron su sensación de que otras dimensiones tenían que ser exploradas. En la primera de ellas actuó el popular actor español Fernando Rey, quien le había puesto el rostro a Tristana, el film de Luis Buñuel. La huella del director español nacido en Calanda resuena en este trabajo: su trilogía francesa compuesta por El discreto encanto de la burguesía, El fantasma de la libertad y Ese oscuro objeto del deseo, las favoritas de Olmi, y el cortometraje Un perro andaluz (1929), codirigido con Salvador Dalí, célebre por su narrativa no lineal y sus imágenes perturbadoras, sirvieron como referencias en estética y estructura. "Era una época muy interesante, soy admirador de Andrés Di Tella, con el que convivimos experiencias en esos años. Los videastas proveníamos de tres o cuatro lugares diferentes: estaban los que venían de la plástica, como Jorge La Ferla, que hace videoarte (hoy es el curador de la muestra El cielo cayendo, de Sebastián Díaz Morales, en Arthaus), y Carlos Trilnick, que falleció hace un tiempo. Después estaban los que provenían del cine, como Claudio Caldini, un genio del Super 8 y del video experimental. Hizo trabajos geniales en la misma línea que Narcisa Hirsch y Mariluis Aleman, la madre de Katja Alemann. Luego estábamos los que proveníamos de la ficción: teatro y cine, lo que nos permitía incorporar la gramática de los sueños a esos trabajos. La verdad es que me encontré con un prestigio que no buscaba, recibí premios y eso me valió ser docente de la cátedra de video de la FUC. Yo les decía a mis amigos: necesito decir que yo no estudié, porque no existía la carrera de video en esa época".-Si tuvieras que elegir, ¿Dalí con sus delirios o René Magritte con sus enigmas?-Me atrae el humor de Magritte y la personalidad de Dalí, pero no llenaría mi casa de cuadros de ninguno de los dos. Pensándolo bien, tal vez prefiera a Magritte, que es más cinematográfico, mientras que Dalí es más oníricoâ?¦ Aunque los dos convergen en Buñuel, que es uno de mis cineastas favoritos. De hecho, Dalí y Buñuel eran amigos; Dalí trabajó con él: las secuencias de sueños que diseñó, como esas puertas que se abren e insinúan mundos imposibles, muestran cómo el inconsciente y los sueños se tocan en el cine. Ese caldo de cultivo me fascinó y quise jugar con él, junto con el cine mudo de Buster Keaton y Charles Chaplin, que veía de niño. "Me sorprendía esa capacidad de hacer reír y conmover al mismo tiempo, unir risa y llanto, como Chaplin. Para mí, el humor es una forma profunda de inteligencia. Mi padre (Carlos Olmi) se fue transformando en humorista con los años; eso me enseñó que el humor puede ser un ejercicio de la inteligencia, poco solemne y liberador. Por eso amo el humor en todas sus formas; admiro a muchos humoristas y narradores del humor: Jacques Tati, sin duda, Buster Keaton, Chaplinâ?¦ y Buñuel, que me hace reír a carcajadas, aunque incomode a quienes no lo entienden. Con él siento una afinidad extraordinaria".Hablando a tu corazónEntre sorbo y sorbo de café, la charla pasa de lo artístico a lo cotidiano y regresa a lo artístico. Olmi impulsó proyectos documentales con un tono íntimo, como Jane & Payne, centrado en la conversación entre la etóloga Jane Goodall y el biólogo marino Roger Payne. Estrenado en 2014, el trabajo lo ubica como un firme defensor del medio ambiente y aborda temas como la deforestación, la importancia de los océanos y la búsqueda de soluciones a los problemas ambientales junto a dos leyendas de la conservación de la Tierra. Con la etóloga inglesa y Mensajera de la Paz de la ONU prepara una secuela de aquel trabajo: "Para mí es una de las personas más influyentes del mundo junto con Lionel Messi. Revolucionó la historia de la ciencia cuando en África hizo un descubrimiento sobre los chimpancés que determinó un cambio de paradigma en el comportamiento de los animales. A los 91 años, encabeza una organización que trabaja en más de setenta países para dar trabajo. Sigue viajando, el año pasado cuando estuvo acá nos reencontramos. Luego de diez años de aquel documental que se pudo ver en Netflix que me hizo viajar por el mundo, vuelvo a hacer algo con ella".-¿Qué van a hacer?-Un nuevo experimento que empezamos en ese reencuentro: la llevé a la casa de Lito Vitale y la rodeé de músicos. Estuvieron León Gieco, Kevin Johansen, Hilda Lizarazu, Patricia Sosa, Elena Roger, Nacha Guevara, Maggie Cullen, Natalie Pérez, Nico Sorín, Katja Alemann, Facundo Guevara, Oscar Mediavilla, Benito Cerati, el rapero El Rayo. Lo produje con Dylan Williams, un amigo de la infancia con el que hago cosas, y con mi hijo Carlos, que muchas veces se suma como productor, aliado e hijo para aportar cosas.-¿De qué se trata el experimento?-Una rueda en la que Jane hablaba, yo traducía y luego cada músico se corría del lado artístico, mediático, egoico que cada uno tiene, para canalizar la vibración sonora de lo que acababan de escuchar. Hicimos eso todos juntos, coordinados por Sorín y Lito en los teclados. Fue como una banda de sonido improvisada sobre los temas que ella trató en la charla.-Una jam de Jane.-Una jam de Jane, qué buen nombre. Sus palabras de científica están muy conectadas a su corazón, ella habla de la unión de las partes y yo coincido permanentemente en la idea de unir lo que está disociado: lo público con lo privado; Oriente con Occidente; el cuerpo con el alma; la política con la religión. No podemos comportarnos como si fuéramos partes de cosas disociadas, nos enfrentamos a una crisis ecosocial en la que somos parte del todo.Dynamo con SodaUno de los trabajos menos difundidos de Boy Olmi se activó en 1992 con el corto documental Haciendo Dynamo, filmado durante la grabación del álbum Dynamo, de Soda Stereo. Considerado por la crítica como el punto más vanguardista de la banda, el disco fusionaba guitarras con texturas electrónicas al estilo Manchester, con Stone Roses como referencia directa. El documental condensó más de veinte horas de filmación en diez minutos, es un registro de Soda en plena experimentación sonora â??energía cruda y palpitanteâ?? y retrata a la banda en instancias que bien podrían funcionar como directivas prompt en un chatGPT: "Cerati componiendo en su casa", "Soda Stereo en sesiones de yoga", "fragmentos de canciones inconclusas de una banda pop que suena muy rockera".-¿Cómo fue tu llegada a ellos?-Me ofrecieron hacer un videoclip y yo hice una contraoferta: filmar un documental sobre el proceso creativo del disco. Fui al estudio como testigo privilegiado, tratando de no distraerlos para que no actuaran para la cámara. Quería registrar la cocina de ese álbum histórico, que para mí fue el mejor de su carrera, un disco grandioso. En el camino fueron apareciendo cosas muy lindas, porque nunca me ato a una sola forma: cada herramienta es una posibilidad de crecer, de generar algo que sirva a otros y, con suerte, quede para el mundo.-¿Cómo fue el trato con la banda?-Excelente. Además de ser empresarios sagaces y artistas extraordinarios, entendieron enseguida que yo venía desde otra disciplina a sumar un lenguaje distinto. No solo aceptaron, me dieron la bienvenida: tanto que después hice la puesta en escena de la presentación del disco en Obras y en varios shows de 1992, con experimentos de video en vivo. Fueron inteligentes, permeables, generosos. De ahí nació una amistad muy querida con todos ellos.-¿Conservás tu archivo personal?-De distintas maneras. Mucho descarté, pero también guardo materia prima valiosa. Hubo un tiempo en que tenía un ropero repleto de cintas: mi archivo de la memoria. Me identifico con As I Was Moving Ahead, Occasionally I Saw Brief Glimpses of Beauty (2000), la película-diario de Jonas Mekas, montada con imágenes acumuladas en cincuenta años. El Super 8 permitía apenas tres minutos de registro; luego vino el video, después el teléfono y la foto digital: distintas formas de memoria. Como dice Eugenio Carutti, este "homo-máquina" que empezamos a ser gobierna nuestros sentidos.Décadas después de éxitos televisivos, como Rebelde Way, Olmi volvió a colarse en la cultura pop con personajes que sobreviven en plataformas digitales: Sergio Bustamante, el profesor autoritario y entrañable creado por Cris Morena (2002/03), y Juan Manuel Iraola, el tutor descontracturado de La Niñera (2004/05). Dos figuras que mezclan humor y sensibilidad, con una inteligencia sutil y un encanto que siguen resonando en nuevas audiencias. En términos de popularidad, quizás nada supere el momento en el que fue recibido por el papa Francisco: "lo traté como a cualquier otro ser humano, excepto que sabía que estaba saludando al Papa. Si hubiera visto solo su figura, hubiera sido imposible que me acerque a él. Reconozco su figura, pero vi atrás de eso a una persona. Lo saludé, le regalé el documental Jane & Payne y luego lo invité a que respiremos juntos un rato. Justo me fotografiaron en ese momento, parece que le doy un beso, pero en ese instante lo que hice fue invitarlo a respirar y respiró conmigo".-¿Quién es Carola Reyna en tu vida?-Carola es la mujer que amo hace más de 30 años y con la que vivo una aventura maravillosa día a día integrando todas las partes que habitan en el ser humano. Porque la pareja es una de esas maestrías más altas y más complejas para nuestro camino de crecimiento. Las parejas, supongo que inconscientemente, las elegimos para que nos enfrenten con aquello que todavía nos falta aprender. Mi relación con Carola es apasionante, divertida, sorprendente y tiene todos los colores, lo cual lo hace súper entretenido."Puedo disociar lo que la amo como persona y decir lo que la admiro como actriz. Me parece un artista superior y puedo diferenciarlo del amor que le tengo como mujer. Y juntos hacemos todo lo posible por tener esa vida íntima que tenemos, enorme y riquísima en todos los ámbitos en los que nos movemos, en la ciudad y en la naturaleza extrema, tratando de preservar. cuando podemos, que nuestra pareja no se transforme en un objeto de consumo. A veces nos convocan para hacer cosas juntos, y muchas veces las hacemos, y muchas preferimos no hacerlas porque es demasiado. Preservamos lo más que podemos nuestra intimidad, frecuentemente. Alguna vez también rompemos las reglas". -Trabajás mucho.-Sí, laburo muchísimo, como actor, como director; también se ha abierto un espacio de comunicador, así empezó esta entrevista, que no es rol que quiero asignarme, pero del que tampoco quiero limitarme. Hay cosas que no tienen que ver con ser actor o director: el programa que hacía con Teté Coustarot en Canal 9 (La hora exacta), además de darme un sueldo y que nos vean cada noche alrededor de 100 mil personas, me permitió hablar con los espectadores todas las noches, dejar caer un pensamiento en esa hora que duraba el programa, algo que podía servirle a alguien de los que me escuchaban. "Fue un ejercicio cotidiano de comunicador. No es un programa mío de reflexiones de la vida: es un programa de entretenimientos con Teté, gran compañera de conducción, pero a cada uno le pasaba algo distinto. Cada ocasión que tengo para comunicar algo me detengo a ver la situación para que tenga sentido. Como la foto que acabo de hacer o la charla que estamos teniendo. Ahora acabo de terminar una obra que hicimos en La Plaza y Santos Dumont 4040 que se llama La heladería, la historia sobre la familia Scannapieco, una saga de la familia italiana creadora de helados; una anécdota minúscula con una carga emocional muy grande. La última función fue el domingo 17. Pero pronto volveremos a hacer funciones.-Estás preparando una obra nueva-Sí, un unipersonal de treinta páginas que tengo que memorizar al pie de la letra. Es un texto que preparé a partir de improvisaciones y ejercicios que hice durante muchos años; habla de la identidad, de por qué somos como somos cada uno de nosotros. La directora es la dramaturga Shumi Gauto, que vive en Uruguay, pero viajó hace poco especialmente para seguir los ensayos, en realidad viene ella o viajo yo. Así avanzamos.-¿Cómo nació el texto?-Proviene de varias generaciones, de una investigación sobre mis dieciséis tatarabuelos, de los sustos, las angustias. ¿Qué venía del inconsciente transgeneracional? ¿Qué de todo eso hay en mí hoy? Todo eso derivó en lo qué me pasó a mí cuando era niño y, por lo tanto, qué nos pasa a todos cuando somos niños.-Si hablaras con alienígenas, ¿qué le recomendarías de nuestro mundo?-(Piensa varios segundos). Es inevitable ponerse serio ante la trascendencia de la pregunta. Primero le diría que vean jugar a Franco Mastantuono, lástima que se lo llevaron a España. Les diría que le presten atención al fenómeno que acabo de vivir hace treinta y tres años cuando tuve un hijo y hace un par de meses cuando tuve una nieta. En síntesis: recomendaría que asistan al fenómeno del buen fútbol y la gestación de la vida.
Tenía 88 años y llevaba varias semanas internado por una neumonía.Su relación con el autor de "El Aleph" y el lamento de Lula da Silva.
Pasamos una semana con la versión de acceso anticipado del juego de Obsidian. ¿Estará a la altura de las expectativas?
Dos marplatenses desembarcan, muy bien acompañados, en Café Berlín para hacernos viajar al pasado, a la infancia y disfrutar, con canciones de otras épocas, de momentos inolvidables. Leer más
Austin Butler y Zoë Kravitz encabezan el elenco de la nueva película de Darren Aronofsky. La cinta, ambientada en el Nueva York de los 90, combina crimen y humor negro.
La adaptación colombiana reúne a un grupo de amigos, un antiguo compañero transformado y situaciones que desafían la rutina
Como un ejército de salvación, cada vez más comediantes suben a escena para hacer lo que mejor saben: arrancar carcajadas, un recreo frente a las complicaciones del día a día. La escena porteña suma salas de stand-up, funciones en horarios y ciclos curados que apuntan a públicos diversos, desde fanáticos históricos hasta audiencias que descubren el formato. La oferta crece en barrios, gira por el conurbano y habilita una conversación que empieza en redes y continúa en la salida. Esa circulación sostiene a nuevas voces y también a referentes con oficio, que prueban textos, ajustan remates y encuentran material en la vida diaria. Todo vibra en presente.Fernando Sanjiao: "Quemado"Fernando Sanjiao: QuemadoDespués de celebrar sus 20 años de stand-up en el Teatro Ópera a sala llena en 2024, Fernando Sanjiao presenta Quemado, su show más nuevo y potente. Uno de los nombres fuertes del género aborda la sensación de que la vida es "un montón" mientras intenta seguirle el ritmo, siempre desde una mirada humorística que plantea la risa como salvación frente a las dificultades cotidianas. "La definición del stand-up es hablar de frente. Mi comedia, y en particular este show, es superfísica, un show supercatártico en el que hablo de la sensación abrumadora de estos tiempos: no llegar a cumplir con las expectativas de nadie, y menos las propias", señala Sanjiao a LA NACION. Su nuevo espectáculo fue seleccionado para Just for Laughs, el festival de comedia más importante que se realiza en Toronto: "Es extraño hablar de muchos padecimientos y, a la vez, que la gente se muera de risa durante más de una hora. Esto de estar conectados todo el tiempo, el nunca parar, la presión continua del éxito y el desarrollo personal. Quemado es reírse de nuestras limitaciones, de ese 'no puedo con todo'. Estoy quemado". Referente del stand-up en la Argentina y formador de comediantes, Sanjiao es reconocido por sus videos viralizados en redes como "El tímido", "Sanguchitos de miga" y "Eso fue una joda y quedó". También tiene un especial en Netflix, siete en Comedy Central en Latinoamérica y España, y llevó su comedia a más de 11 países. ¿Cuándo y dónde? Viernes 22 de agosto, en el Teatro Gran Pilar (Pilar). Sábado 23 de agosto, en el Teatro Devoto. Viernes 17 de octubre, en el Teatro Sociedad Italiana (San Miguel). Sábado 18 de octubre, en el Teatro UOM (San Justo). Viernes 31 de octubre, en el Teatro Cervantes (Quilmes).Connie Ballarini: Connie BallariniActriz, comediante, youtuber, instagramer y tiktoker, Connie Ballarini lleva el humor a nuevos límites con un show en constante evolución, donde tine diálogos interactivos con el público. "El stand-up, o más en general el humor, en mi vida es todo. No concibo la vida sin humor. Mi termómetro es el aburrimiento o la diversión, y trato de buscar todo el tiempo cómo divertirme. También amo generar eso con la gente, ya sea en redes o en el show, porque divertirse aunque sea un rato es un montón. Olvidarte de tu propio mundo para meterte en otro y reírte a carcajadas es un escape necesario y saludable. Hay gente que por ahí no se ríe en todo el día, y darle eso es un respiro, es todo", dice Ballarini. "Mi humor es muy honesto, soy muy honesta, y me divierto mucho en el show con la gente. Además del material propio â??que tiene que ver con los vínculos, la intimidad y el sexo, que sigue siendo tabú y todavía genera resistencia, especialmente entre las mujeresâ??, me gusta hacer livianos esos temas. Día a día me sorprendo en las funciones con cómo la gente se abre a contar cosas íntimas, porque sabemos que está todo bien ahí, y eso me parece alucinante. Claramente, hay complicidad, comodidad y cercanía conmigo". ¿Cuándo y dónde? Miércoles 27 de agosto; 10, 17 y 24 de septiembre, en el teatro Maipo (Esmeralda 443). Ricardo Bisignano: Andá a verlo a BisignanoActor, comediante y músico, Bisignano es conocido por su timing quirúrgico y sus monólogos filosos. Con una voz escénica definida, observa lo cotidiano con precisión y devuelve escenas cargadas de ironía y ternura. En este nuevo unipersonal retoma el espíritu de su trabajo anterior, Bruto en diamante, donde combina en su justa medida stand-up, música en vivo e improvisación. Nada está del todo escrito y cada función se adapta a las historias que surgen esa noche. "Andá a verloâ?¦ es el show que más me representa, como si hubiese encontrado la forma de complementar todo lo que fui aprendiendo en estos años como comediante. Tengo una formación medio heterodoxa: toqué 10 años la guitarra en los bondis, estudié teatro, laburé como guionista y hago stand-up hace casi 15. Este show es una síntesis de todo ese camino recorrido, todo ese aprendizaje", señala Bisignano, que, además de presentar diferentes shows en Buenos Aires, formó parte del festival Ciudad Emergente y y tuvo apariciones en programas como Bendita TV, Informadísimos y Comedy Central. Y agrega: "Hago comedia charlando con el público y creando canciones en el momento hace años, pero hace un tiempo esa parte del set empezó a tomar vida propia. Es un juego que a la gente le divierte muchísimo y a mí también. Soy muy feliz arriba del escenario y siento que eso se transmite, al punto de que cada vez le perdí más el miedo al ridículo". ¿Cuándo y dónde? A partir del 12 de septiembre, todos los viernes, a las 23.30, en Temple (Paseo La Plaza). Maya Landesman: Estoy grande, ¿y qué?Maya Landesman, conocida por su comedia desfachatada, enérgica y con gran poder de observación, explora en este show las cuestiones a las que se enfrenta quien crece, pero conserva el espíritu joven a flor de piel. Un espectáculo que invita a reírse del inevitable paso del tiempo. En línea con el humor de sus redes, la comediante expone con honestidad aquello que muchas veces se calla por dolor o vergüenza. Es un show de stand-up con condimentos teatrales: algo de música y algunas escenas más íntimas que rompen con el ritmo vertiginoso e interactivo del stand-up tradicional y generan un clima más íntimo."Estoy grande, ¿y qué? es un show que armé para reírnos del paso del tiempo, en vez de angustiarnos. Total, es algo que no podemos controlar. Crecer es surrealista, como una película de David Lynch: la cámara muestra gente grande haciendo cosas de grandes y, cuando gira, hay un espejo y en el reflejo estás vos. ¡Sos tu madre! ¿Cómo pasó? ¿Es joda? Crecer duele, pero, más allá de lo obvio, también tiene ventajas", reflexiona."Es un tema que me apasiona, inherente al ser humano, vivas donde vivas. Crecer, crecemos todos, pero lo lindo es que no hay una sola forma de ser grande: no hay un manual de comportamiento. Cada quien es grande a su manera. Yo elijo reír y hacer reír. Es como una catarsis colectiva". De este modo, Estoy grande, ¿y qué? invita a disfrutar de una hora de risas, anécdotas delirantes y una sorpresa musical. Un show para divertirse, reflexionar y recordar que, como asegura Landesman: "No nos hacemos grandes porque envejecemos; envejecemos porque dejamos de jugar".¿Cuándo y dónde? Cuatro funciones: 4, 11, 18 y 25 de septiembre, a las 20, en el Teatro Border. Duración: 70 minutos. Dirección: Dalia Gutmann.
La influencer no desaprovechó la oportunidad para hacer una parodia tras la polémica por supuestos altos pagos por publicidad
La popular comedia encabezada por Bradley Cooper guarda secretos pocas veces revelados. Desde el elenco hasta los métodos de filmación, los detalles detrás de cámaras resultan igual de fascinantes que el propio guion.
La segunda temporada de la serie protagonizada por Santiago Korovsky y Pilar Gamboa se cruza con la realidad política de un área en emergencia y amplifica los roles que las personas diversas podemos asumir en la ficción y más allá.
Ante un auditorio colmado, Fundación OSDE propició una charla que combinó reflexión y risas. La experta en IA y el actor argentino desafiaron al público con chistes creados por máquinas y personas, y demostraron por qué la comedia genuina sigue siendo territorio exclusivamente humano. Leer más
Mientras se hacían las fotos para esta nota, el fotógrafo de LA NACION le comentó a Joaquín Levinton y Leandro Lopatín, cantante y guitarrista de Turf, respectivamente, que sentados así en el sillón tenían algo de Borges y Álvarez, el recordado sketch de Alberto Olmedo y Javier Portales de la década del 80. La referencia parece haberles causado buena impresión porque minutos más tarde, en plena entrevista, dirán que cuando Turf irrumpió en el rock argentino de mediados y finales de los 90 reivindicaban "esa parte argentina, medio chanta de Isidoro Cañones, de Olmedo y Pórcel, Mar del Plata, las minas y el casino, ¿viste?".Esa impronta, que tardó en ser considerada parte del canon del rock argentino y que tuvo a Los Auténticos Decadentes, Los Fabulosos Cadillacs y Los Pericos como antecedentes, hoy ya tiene otra puesta en valor. A 30 años de su formación, Turf acaba de editar Polvo de estrellas, un disco de reversiones de sus hits (y no tanto) junto a figuras de distintos ámbitos de la música popular. "Loco un poco" con Lali, "Contacto" con Fito Páez, "Me haces sentir" con Miranda!, "Pasos al costado" con Milo J, "Cuatro personalidades" con Vicentico y "No se llama amor" con La Delio Valdez son algunas de las canciones y colaboraciones que componen el disco."Para jugar un rato, para divertirnos nosotros", es lo primero que dice Joaquín Levinton sobre el motivo que los llevó a grabar este disco. "Sacamos un disco hace dos años y estamos preparando lo nuevo, pero quisimos darnos el gusto de invitar a artistas enormes y escuchar nuestras propias canciones desde otro lugar". El comienzo del disco con "Pasos al costado" que tiene a Milo J de invitado fue también el comienzo del proyecto. "Le puso algo mucho más oscuro y emotivo", dice Levinton sobre la interpretación del cantante de Morón. "Las escuchás de otra manera. Está bueno. Es ponerse a escuchar las canciones y decir, bueno, ahí está una buena frase".-¿Cómo fue el proceso de invitar a artistas como Vicentico y Fito Paéz que vienen de una generación anterior a ustedes en el linaje del rock argentino?Leandro Lopatín: -Hubo todo tipo de situaciones. Este disco tiene mucho de eso también, de factores de disponibilidad y logística. Y también tratar de no invadir mucho. En el caso con Gaby, yo quería joderlo lo menos posible, porque Vicentico no quiere hacer nada. Está de vuelta. Además, yo no quería incomodarlo en nada. Pero bueno, lo bueno es que él es muy fan de ese tema. De hecho, cuando le mandé el primer boceto, al principio le había costado, porque es muy fan de la versión original. Pero después se acostumbró.Joaquín Levinton: -Con Fito estábamos... yo estoy en contacto con él. Le escribí y no tardó ni un minuto en responder "Dale". Nos sorprendió gratamente lo entusiasmado que estaban todos los invitados.Lopatín: -Sí, Fito grabó un montón de voces y teclados en Madrid y nos mandaba videos. Esa generosidad está muy buena y te hace bien a vos.-¿Sienten que hay una revalorización de las canciones de Turf?Levinton: -Sí. Creo que es un poco también lo que pasa con Turf ahora, que ya es lo que le gusta a todo el mundo. Fue una pelea enorme. Lopatín: -Son muchos años y son muchos temas que entraron al repertorio popular. Hay seis, siete, ocho temas que son parte del acervo cultural. Hemos tocado afuera del país y en el país hemos tocado en el interior y en el interior del interior. Y ahí está la posta. -¿Es parte de esa lucha que mencionaban antes?Lopatín: -Para mí la lucha se refería a que nosotros somos de una época, al principio, en la que el rock era re combativo: quién se vendía, quién no se vendía, qué era comercial; era todo re fascista, todos vestidos de negro, iguales y nosotros éramos medio unos locos de fantasía, de colores, que teníamos temas con trompetas; reivindicábamos como esa parte argentina.Levinton: -Somos de la época que tiraban piedras en los recitales. A nosotros nos tiraban piedras cuando fuimos soportes de los Stones. Es muy loco pensar que hoy por hoy toca todo el mundo junto y antes no podían tocar dos artistas distintos porque le tiraban a matar, a matar literal. -¿Y sienten que en algún punto eso los curtió de alguna manera o no sacan nada positivo de ese contexto?Lopatín: -Es una cagada eso, pero también, a su vez, que ahora sea todo tan vendido tampoco me gusta mucho. Que se haya perdido esa cosa de que nosotros hacíamos algo que a nuestros padres no les gustaba. Ahora los chicos hacen algo que los padres aceptan, entonces no entiendo dónde está ese lado de rebeldía, de hacer la contra. No entiendo mucho, así que no sé. -¿Y cómo es el presente de ustedes a esta altura? Porque están tal vez más consistentes que nunca. Muchas giras, muchas grabaciones. ¿Sienten una madurez personal y grupal?Levinton: -Creo que aprender a llevarnos bien nos vino muy bien. Imaginate que tengas lo que sea y que dure casi 30 años con cinco personas. Es un disparate atómico. Y sin embargo somos los mismos cinco que al principio, cosa que es muy poco común y también no nos imaginamos que haya uno que no sea de los cinco. Y es rarísimo. Aprendimos a llevarnos bien y a poder de esa manera disfrutar de hacer música y eso permite que todo se lleve a cabo. También tenemos un manager que por primera vez nos organiza un poco, porque nosotros somos un despelote. Y hasta agente de prensa tenemos. Estamos más organizaditos. -¿Y hubo algún momento en el que esa desorganización se volvió inmanejable? Levinton: -No sabés lo que era. No solo nosotros, los propios managers que teníamos eran un quilombo. Igual éramos insoportables también. Lopatín: -Bueno, por eso nos separamos en un momento. Levinton: -Por eso y por otras cosas.Lopatín: -Sí, por eso y por otras cosas. Pero bueno eso era un montón. Y ahora ya estamos un poco más de vuelta. Después de que cada uno hizo su vida, sus experiencias musicales, volvimos y hay algo que pasa cuando tocamos nosotros. Y el humor también nos mantiene unidos.-El humor está claro que se traduce en las canciones de Turf y que también puertas adentro es importante para la convivencia... Levinton: -Todo es humor. En Turf estamos todo el tiempo rompiendo las pelotas. Es así. Estamos todos bastante en la misma sintonía. Y como que somos todos muy iguales. No es que haya uno mala onda... Lopatín: Yo un poco (se ríen ambos).-Milo J tenía 17 años cuando grabó el tema con ustedes. ¿Qué les genera eso?Lopatín: -Yo, cuando Joaquín dijo "Milo J", yo no sabía ni qué era. Ahora tampoco sé mucho, pero me cayó de puta madre. Y vi su bagaje familiar, la conexión de la madre con el hijo. Y flasheé. Y él tan metido en la cuestión folclórica argentina, en la historia argentina. Me compró a full. Y aparte un pibe tan serio, tan enfocado. Para mí es por ahí ahora. Y tenía 17. Ahí me sedujo groso. Me pegó muy bien.-¿Y ustedes en qué andaban a los 17? Levinton: -En esto. Lopatín: -En cualquiera. Levinton: -No, en lo mismo. Ya estábamos haciendo esto. Estabas haciendo algo con la guitarrita, y encima conmigo. Qué pesado, boludo. Espero que el cajón no me lo pongan al lado.-También hubo una rescate de "Chicas malas" gracias a la serie Viudas Negras. Es como que calza justo con este disco del grupo.Lopatín: -Sí, Malena [Pichot, pareja de Leandro Lopatín] había dicho que ya lo tenía en mente hace como cinco años. Siempre sabía que la serie era con ese tema. No es que yo tuviera nada que ver con eso, ella siempre se lo imaginaba con ese tema. Y es muy loco porque justo se dio durante este disco. Va en paralelo. -En el documental sobre el Quilmes Rock que se estrenó este año, comparten historia con la primera plana del rock argentino, de Charly a Los Piojos. Y uno de los momentos que más se viralizó fue el de ustedes reencontrándose con el rollinga que actuaba en el video de "Yo no me quiero casar... Y Ud?". ¿Qué les provoca eso?Levinton: -El video está linkeado con que es uno de los más icónicos del rock nacional. Y de él no se olvidó nadie. Ese momento fue muy icónico. Una vez llamó la vestuarista de CA7RIEL y Paco, que ahora están tan de moda, para pedirme si tenía ese video en alta porque quería estamparles una remera con el Jagger del video. O sea, algo pasa con eso. Y creo que ese es nuestro lugar: somos graciosos y el rock no lo es. De todos los artistas que aparecen en comparación con nosotros, no son graciosos. O tienen una chispita. Turf presenta Polvo de estrellas. Este viernes 15, a las 20.l30, en el teatro Gran Rex, Corrientes 857. Entradas desde 18975 pesos
Este domingo, se llevó a cabo la 16ª edición de Starlite, la tradicional gala benéfica organizada por Antonio Banderas en Marbella. Inspirada en la temática "Venecia y sus bailes de máscaras", la cena -que año a año reune a importantes figuras de todo el mundo- contó con la conducción de la modelo argentina Valeria Mazza y la actriz y periodista española Cayetana Guillén Cuervo. A lo largo de la velada, los invitados disfrutaron de la habitual subasta de objetos exclusivos, piezas de arte y experiencias de lujo y de la entrega de los premios solidarios que reconocen a grandes personalidades que, con su compromiso e iniciativas, contribuyen al desarrollo social. Mientras que la música estuvo a cargo de artistas locales como el trío sevillano Los Alpresa y la cantante Marilia Andrés (del dúo Ella baila sola), la cuota de humor llegó de la mano de Fátima Flórez, quien sobre el escenario imitó a iconos como Raffaella Carrà, Shakira y Liza Minnelli.El gran ausente de la noche fue curiosamente su gran anfitrión. Banderas, que justo en el día de ayer estaba cumpliendo 65 años, se encontraba en Londres por trabajo. Si bien estaba su novia, Nicole Kimpel, y su hermano, Javier Banderas, en representación, el actor no quiso perderse esta gran fiesta y apareció a través de una videollamada. "Os pido disculpas a la organización y a los asistentes por no poder estar físicamente este año. Llevo un verano muy intenso, en el que se me ha juntado el rodaje de tres películas, pero quería mandaros un abrazo y daros las gracias por darle vida a todos los objetivos fundacionales", dijo desde el set de su nueva película. "He vuelto de Londres donde está Antonio ahora en el rodaje de su película. A Antonio le hubiera encantado estar aquí, pero de alguna manera, como estoy yo, es como si fuera él, ¿no? Siempre queremos estar, y su fundación, que es superimportante para él", comentó su novia, la empresaria holandesa mientras sostenía una torta y le cantaba el feliz cumpleaños a la distancia. Los shows de FátimaDesde hace un tiempo, Fátima Flórez ha traspasado fronteras con su carrera. Sus imitaciones de figuras internacionales la han llevado a actuar en lugares como Miami, Las Vegas y España. En las últimas horas, la comediante ha sido contratada para ser parte de esta gala benéfica mundial y, según testigos que estuvieron presentes, sus números fueron de los más aplaudidos de la noche. Fátima Florez estuvo en la gala de Antonio BanderasLa imitadora y humorista tuvo tres apariciones durante esta velada solidaria. La cantante colombiana Shakira, la actriz, cantante y presentadora de la TV italiana Raffaella Carrà y la actriz y cantante estadounidense Liza Minnelli fueron sus personajes elegidos para hacer reír y también poner a bailar a todos los presentes. Este lunes, la exnovia de Javier Milei compartió en sus redes un clip de lo que fue su paso por Starlite, demostrando la gran experiencia que vivió en la tradicional fiesta de Banderas. "Una estrella en una noche de estrellas", escribió una seguidora mientras que otra le daba un nuevo título como "Reina embajadora de talento, belleza y solidaridad".Antes de subirse al escenario con su humor, Flórez posó con la conductora del evento, Valeria Mazza, con la pareja de Banderas, Nicole Kimpel, y con Sandra García-Sanjuán, otra de las organizadoras. Su vestido azul eléctrico con escote corazón y un profundo tajo acaparó todas las miradas. Valeria Mazza, la flamante conductoraComo cada año, Valeria Mazza dijo presente en esta gala de Starlite. Acompañada por su esposo, Alejandro Gravier, la modelo argentina estuvo al mando de la conducción de este evento solidario junto a la española Cayetana Guillén Cuervo. Un diseño en gris perla realizado por Gabriel Lage fue su primer look para impactar en esta noche llena de estrellas. Luego, en mitad de la noche, la conductora brilló con un vestido de flecos en el mismo tono metalizado, modelo que acompañó con un peinado recogido. Gravier, por su parte, optó por un elegante traje de tres piezas que complementó con un moño, mocasines bordados y gafas de sol. A la hora de desfilar por la red carpet, el empresario no dudó en calzarse una máscara en alusión a la temática de Venecia. Su descontracturada selfie con la sobrina del Rey, Victoria Federica de Marichalar y Borbón, dio la vuelta al mundo.
Un estudio global clasificó los estilos humorísticos y destacó diferencias culturales inesperadas. Mostró cómo la risa une y diferencia a las sociedades de todo el planeta según datos de 2025
A horas de que Netflix estrenara este miércoles la segunda temporada de Merlina, la serie que gira en torno a un personaje icónico de Los locos Addams, Oriana Sabatini sorprendió con su participación en la promoción que lanzó la plataforma de streaming, donde su actuación y humor no pasaron desapercibidos. Junto a los influencers Marti Benza y Lucas Spadafora, la artista deslumbró con su actuación y humor al postularse para entrar a la Academia Nevermore, el famoso internado para estudiantes "excluidos" o "marginados", que son personas con habilidades o características sobrenaturales. "Me postulo formalmente para ser parte de la Academia Nevermore", dice la joven de 29 años, la cual se postula como tanatopraxista, profesión que estudió en Italia, país en el que vive junto a Paulo Dybala. "Lo mío es la tanatopraxia. Algo así como el acondicionamiento de los cuerpos para el velorio o tipo un Get Ready With Me para el entierro. No tendré una mano desmembrada que me ayude, pero tengo un asistente que habla con los muertos", añade. En ese sentido, quien entra en escena es Benza y lo hace como médium. "Hola, Nevermore", saluda. Juntas, Sabatini y Benza se embarcan en la tarea de preparar a un cadáver para su último adiós, interpretado por el influencer Lucas Spadafora.El humor negro y las referencias a la familia Addams son una constante en el video. "Para entrar en calor, vamos a elegir al más frío de todos", comenta Sabatini, mientras que su compañera se queja del "olor a muerto". Spadafora, desde su lecho mortuorio, replica con sarcasmo y en referencia al cambio de canal de streaming que hizo Marti Benza: "Peor es el olor a vendida, ¿no?".La preparación del cadáver incluye la elección del atuendo, donde Sabatini demuestra su conocimiento del "mood de Nevermore". "Si la queda en un día laboral, algo más serio. A menos que sea algo tipo viernes flex, ahí vamos con algo más casual", explica, antes de optar por estilo más similar al de Morticia Addams.El toque final lo da el maquillaje, donde Benza consulta al difunto sobre sus preferencias. "Quiere algo tipo Enid, bien colorido", señala, a lo que Sabatini responde con un gesto de desaprobación: "Demasiado alegre. Vamos con un look full Morticia".El video culmina cuando Oriana Sabatini revisa que el cadáver no lleve ningún objeto de valor. "Paso 4: chequear que no quede ningún anillo, arito, collar", enumera, mientras Spadafora bromea sobre Dybala: "Y no, si la joya ya te la llevaste vos".Finalmente, la actriz y cantante se dirige al director de Nevermore, a quien le ofrece sus servicios como instructora de tanatopraxia. "Así que ya sabe, director, si quiere tener clases de tanatopraxia este año, me puede llamar a mí", concluye.A pesar de su original propuesta, la solicitud de Sabatini es denegada, según se muestra en una ficha con su foto y el sello que así lo indica. A continuación, le sigue el tráiler oficial de la segunda entrega de la serie de Tim Burton. "Quiero el grwm para mi muerte lo hagas vos @orianasabatini"; "Si la joya ya te la llevaste vos... Que te dijo, jajajaja. Pues sí"; "Oriana una locura!!! Pensé que era una serie de ella, pero Martu hablando al revés??? Nanan es un talento espectacular!" y "Martina explotando su talento de hablar al revés, banco mil", fueron algunos de los comentarios con los que los usuarios los celebraron.
Se sabe, la comedia de pie o stand up consiste en un comediante que se para frente al público y hace un monólogo humorístico. Sucede que estos comediantes no son contadores de chistes, sino que dicen "yo soy este, y me pasa esto, veo esto". Hablan desde lo cotidiano, desde la observación aguda de las propias formas de vida, con textos que generalmente son escritos por ellos mismos o por alguien más pero a su medida. Y muchas veces también hablan con el público.Agustina Aguilar presenta su show de stand up "Metanoia".El género nació en los ambientes nocturnos de los Estados Unidos a finales de la Segunda Guerra y durante mucho tiempo funcionó como una suerte de división inferior en el mundo de la comedia. En la Argentina desembarcó con la crisis de 2001 junto a una nueva generación de comediantes, hoy ya consolidados en sus carreras, que a la vez hicieron escuela y abrieron paso a los jóvenes talentos. A continuación, algunos shows para disfrutar de lo mejor humor local.Martín Pugliese: PrócerReferente indiscutido del género en Argentina, Martín Pugliese regresa a escena para calzarse el traje de Prócer y hacer delirar a su público con este nuevo show del más puro stand up, bajo la dirección de Flor D'Agostino."En Prócer trato de buscar el grito de una generación, pero más que un grito de libertad es un grito de desesperación. Somos la Generación X a la que le queda mucho por vivir, pero si miramos atrás, también hemos vivido un montón y a veces parece que la vida no se termina más. En este show diálogo con la generación de mi hija Juana (adolescente) y entiendo que mientras ellos empujan para salir, nosotros tratamos de afirmarnos para no caer", cuenta Pugliese a LA NACION.Y añade: "Hay veces que me siento un remisero de la familia, hay veces que siento que perdí la brújula y que llegué hasta acá de pura casualidad, haciendo cosas parecidas a las que hacen los demás". Un padre trata de entender a su hija adolescente mientras le da sentido a su pasado, y en ese proceso, surgen en su cabeza algunas preguntas que invitan a reflexionar desde el humor sobre las contradicciones de la vida. Pugliese se siente perdido y solo, quiere obtener un poco de respeto. ¿Será la nostalgia el camino para sentirse vivo o simplemente tendrá que bailar el presente?A partir de este interrogante, el comediante, ganador del premio Martín Fierro "Labor humorística en cable" por Stand Up Comedy Central 2018, plantea qué hacer frente a los cambios generacionales, y a partir de ese disparador, condensa sus mejores monólogos en un solo show.¿Cuándo y dónde? Próximo 23 de agosto, en Paseo La Plaza. Ezequiel Campa: Sí, pero noEn plena gira despedida, Ezequiel Campa, el comediante, que muchos recordarán por el personaje Dicky del Solar, el rugbier cristiano surgido en sus redes sociales a fines de 2017, continúa presentando su quinto espectáculo: Sí, pero no, por el que recibió el Premio Estrella de Mar a Mejor Show de Stand Up 2025."En Sí, pero no hablo de muchísimas cosas. Creo que los stand up que va presentando un comediante son como una fotografía del momento que atraviesa en su vida. Y este espectáculo me agarra a mis cuarenta largos, sin entender muy bien si estoy viviendo como debería o si solo hago lo que puedo", dice Campa a este medio. Y agrega: "Me agarra sin hijos por decisión propia, sintiendo que hace rato que ya no soy un pendejo, que me quedo dormido, que no sé si debería tener hijos, que no entiendo por qué me duelen las rodillas mientras miro televisión o por qué es Leonardo Di Caprio el protagonista de Titanic y no soy yo, que siempre quise ser actor. Me agarra con todas esas contradicciones e inseguridades que yo creía que a esta edad ya iban a estar resueltas". Además, a lo largo de su trayectoria ha grabado tres especiales de stand up para Comedy Central, condujo un late show en la televisión chilena y ha participado dos veces en el Festival de Comedia de New York y en el Festival Internacional de Humor de Bogotá, Colombia y el Festival de Las Condes, en Chile. También, participó en la última temporada de "Pequeña Victoria", ficción de Amazon y Telefe.¿Cuándo y dónde? Viernes 8, 16 y 23 de agosto y 13 de septiembre, en el Chacarerean Teatro, Nicaragua 5565, Palermo.Agustina Aguilar: MetanoiaConsolidando su lugar entre las nuevas comediantes más destacadas del circuito del stand up nacional, Agustina Aguilar presenta Metanoia, su segundo unipersonal, donde expone sus propios fracasos, vergüenzas y anécdotas."Es un show que se permite ir mutando y actualizándose. La variedad de temas que toco tiene que ver con lo que atravieso o atravesé, y le busco la ironía, bordeando por momentos lo incómodo y exponiendo situaciones que buscan la identificación", cuenta Aguilar.Y añade: "Es un unipersonal dinámico que se detiene en las particularidades de las cosas simples y se apoya en experiencias personales, desde recuerdos de la infancia hasta noticias de actualidad, hay chistes para todo".Desde la adolescencia hasta la maternidad moderna, el humor ácido de este joven talento se convierte en un buen antídoto contra los mandatos, el caos cotidiano y las expectativas sociales, valiéndose de textos bien afilados, ritmo escénico y una gran conexión con el público. Una mirada irónica de alguien que intenta encajar en un mundo incómodo y cambiante.Aguilar dio sus primeros pasos en la comedia en 2011, en Paseo La Plaza, y se formó con referentes del humor como Pablo Picotto, Juan Barraza, Martín Pugliese, Fernando Sanjiao, Julián Lucero y Luis Piedrahita. Además de su trabajo en el escenario, por estos días conduce el pódcast Los demás son un montón, junto a Ezequiel Campa, disponible en Spotify y Youtube.¿Cuándo y dónde? Sábados 9 de agosto y 6 de septiembre, en el Chacarerean Teatro, Nicaragua 5565.Mike Chouhy: Ruido de MateEn su flamante unipersonal de stand up, Mike Chouhy presenta un monólogo cargado de observaciones cotidianas, canciones al piano y momentos de improvisación con el público.Ruido de Mate no tiene un tema central. Habla un poco de todo: la paternidad, las películas de Disney, la pareja, los cumpleaños con chizitos y los entrenamientos donde uno se da cuenta tarde que estaba haciendo todo mal. "Una hora donde el caos cotidiano se convierte en comedia, sin moralejas, sin mensajes y sin garantía de éxito (pero con muchas risas)", anuncia su comunicado de prensa."La gente reclama nuevos chistes, nuevos monólogos, y después de dos años llegó el momento de cambiar. El show mantiene la estructura de stand up, improvisación, a partir de la participación del público y canciones. Hablo desde recuerdos nostálgicos de la infancia, las expectativas de la pareja y las dificultades de criar dos hijas en los tiempos que corren, comparado con mi crianza", adelanta Chouhy.Si bien miles de personas ya lo conocen, lo siguen en redes y teatros, el regreso seduce por la simplicidad de su diseño. Como le gusta decir a Mike: "Cuando las expectativas son bajas, cualquier cosa sorprende. Incluso este show".¿Cuándo y dónde? Estreno el 23 de Agosto, en el Teatro Maipo. Stand up + música en vivo + crowdwork. Duración: 70 minutos.
"Mamá, tenés que hacer stand-up", dijeron las cuatro hijas después de escucharla contar una anécdota ya conocida, pero que disfrutaban de volver a escuchar. "¿Estanda qué?", contestó la mujer, sorprendida. Pasó una década y Rose Farrell se convirtió en la "Antiabuela", una comediante que supo cómo ganar su lugar en un medio muy poblado e hipercompetitivo, que la miró con sorna al principio, pero que tuvo que rendirse ante la evidencia: el punto de vista de Rose es único y su sola presencia, parada frente al público, es disruptiva, provocadora, punk. Con 76 años cumplidos el 8 de marzo, son muchas las vidas que vivió. Una de ella empezó con el stand-up, pero las otras, muy divertidas, son un baúl de materiales para una sitcom sobre familias inquietas. Nieta de irlandeses, su nombre en el documento es Rosalina, la adaptación que el Registro Civil encontró al nombre que quería su familia. "En la escuela y todos lados me decían Rosaura, Rosenda, Rosalía, así que me puse Rose y listo", dice. Hija única, creció en Bella Vista, partido de San Miguel, en una casa grande a la que todo el barrio llamaba "la casa de los ingleses": "Por más que insistíamos en que éramos irlandeses, no había caso. Es como ser armenio y que te digan turco". Profesora de inglés, igual que su madre, Rose habló esa lengua antes que el español. En una época en que muy pocos manejaban idiomas, esa fluidez le permitió conseguir empleo como secretaria ejecutiva en grandes empresas: "Se ganaba muy bien. Pero la desventaja es que te echaban por ser mujer. Ya tenía dos hijas y me dijeron: 'En cualquier momento viene la tercera' y con esa excusa me despidieronâ?¦ Pasé por varias empresas. Y mientras no conseguía otro trabajo, enseñaba inglés". El padre, Tomás Farrell -que murió cuando ella tenía 17 años-, fue gerente general de la compañía discográfica RCA Victor y uno de los creadores -junto con otro directivo de RCA, Ricardo Mejías- del Club del Clan, grupo de cantantes pop en español de los años 60 integrado por, entre otros, Palito Ortega, Violeta Rivas y Johnny Tedesco.-¿Te gustaba el Club del Clan?-Claro, qué querés que te digaâ?¦ Más allá de cuestiones políticas y el andar de Palito Ortega, hoy ponés "La felicidad" en un casamiento y la gente se para a bailar. Es una época muy entrañable para mí. ¿Y por qué llegué a esto? Ah, sí, trabajo desde que murió mi viejo.Rose tuvo dos matrimonios. El primero, con el padre de sus cuatro hijas. El segundo, en sus cuarentas, cuando le tocó ensamblar familia con dos adolescentes de parte de él y cuatro de parte de ella. "No fue fácil", dice. Juntitos, los ocho se mudaron a Inglaterra en los 90: "A mi pareja la empresa lo mandaba a Londres por cinco años. Era eso o quedarse en la calle. ¡Las discusiones que hubo entre todos! Hasta que se decidió partir con la condición de que los seis adolescentes viajaran seguido a Buenos Aires a ver a sus respectivos padre y madre". -¿Cómo fue esa vida en Londres?-El inglés no es antipático, es muy tímido, teme molestar. Pero una vez uno se animó y se acercó a preguntarme. Yo iba con un changuito repleto. Me dijo que él y su mujer tenían unas dudas: por qué comprábamos tantas cosas y por qué vivíamos con nuestros hijos en la misma casa. Porque ellos no viven con sus hijos. Cuando empiezan la secundaria, van pupilos aunque vivan a cinco cuadras. Son formas. Por todos lados hay carteles ofreciendo Bed & Breakfast que dicen "mascotas, sí; niños, no". No estoy tan en desacuerdo.-¿Qué hacías en Londres?-Daba clases de español en el colegio internacional de Londres. Mi hija menor terminó la secundaria ahí y la tuve de alumna, fue divertidísimo.-¿Fuiste a conocer Irlanda?-Sí, fui. Y entendí porque el irlandés es tan, tan alcohólico. Llueve todo el tiempo. Por eso es tan verde. Y bellísimo. Son gente tristona y divertida a la vez.-¿Extrañabas Buenos Aires? -Sí, el quilombo, las protestas, el ruido, las quejas, los abrazos, chocarte con una persona y que los dos digan "perdón" a la vez. Nos volvimos. Otra larga discusión, pero los ocho volvimos.Sin embargo, faltaba mucho. Otro nuevo viaje esperaba en el futuro. Como el hogar empezó a deshabitarse de hijos y quedó en silencio, el marido propuso un cambio: mudarse a Villa la Angostura. "No conocía y, cuando fui, quedé impactada, como todo el mundo cuando va de vacaciones. Hasta que viví cinco años. El agua de la canilla se congela con 12 grados bajo cero. Todo es feroz, mucho frío en invierno, mucho calor en verano, en primavera morís de alergias. La gente es amorosa y las salidas son ir a comer a la casa de cada uno. Ni bien llegamos, nos sumamos a la causa contra la apertura de un casino. Y lo logramos porque se metió el hermanastro de Máxima (reina consorte de los Países Bajos), que tiene dos restaurantes. ¿A quién le conviene que el turista vaya al casino, pierda plata y se vaya antes? El sur está lleno de causas por las que luchar", reconoce.-Entonces, el matrimonio...-Soy una persona muy organizada. Todo me dura 20 años. Vine a Buenos Aires, él se quedó allá, intentamos a la distancia pero, finalmente, se terminó. Hay cosas muy difíciles de compatibilizar, aunque te quieras. Estoy hace 13 años en este departamento donde vivo sola. Y hago stand-up. Y él quería anonimato. El mundo del stand-upEl círculo amoroso que rodea a Rose está formado por sus hijas y un único nieto de siete años, "el rey" Benjamín. Y aunque se declare poco sociable, tiene un grupo de "amigos del alma" que le dio el stand-up: "No voy a las juntadas de ellos -son distintas edades-, pero podemos hablar de lo que sea y eso está muy bueno. Es notable que quizás pasa un mes sin vernos, hasta que volvemos a encontrarnos y sale una conversación de esas que no tendrías con la familia. Es muy lindo".-¿Cómo te metiste en ese mundo?-Hice un curso. La idea fue de mis hijas. Un día me pidieron que cuente algo que ellas ya sabían, pero quería escucharlo por mí. Estaban muy atentas. Me pareció raro. Al terminar, me dijeron por qué no hacía stand-up. Yo ni sabía que era. -¿Con quiénes hiciste el curso?-Me anoté en el taller de Lucas Rodríguez y Rober Galati. Cuando terminó, les pregunté cómo seguir, cómo teníamos que gestionarnos. Uno de ellos me dijo: "Pueden juntarse unos cuentos e ir a un lugar y otro, y preguntarâ?¦ Pero a vos, Rose, yo no te veo. No es que lo hagas mal, ¿pero a quién le vas a gustar? A mi mamá, a mis tías, mi abuela ya no está, ese es tu público. (Pausa) No estaría pasando".-La peor de las ondas. ¿Cuál de los dos te dijo eso? -No importa. Los dos son muy buenos. Y hoy es muchísimo menos arrogante de lo que era. Y fue sincero, porque no hay otra persona de mi edad. Lo gracioso es que nunca me imaginé que, a más vieja, más me invitan. A lo mejor me invitan antes de que quede. En serio, me doy cuenta de que no me ofendí como me ofendería ahora.-¿Cómo surge el apodo "la Antiabuela"?-Se dio porque empecé a recomendar cosas tremendas. No me gustan las frases de autoayuda, las frases hechas. Por ejemplo, una vez me la agarré con eso de que "el rencor es el veneno del alma". ¿Quién no siente rencor? ¿O si te hacen algo malo vas a seguir como si nada? Es el alimento del alma porque te lleva a eso tan maravilloso que es la venganza. Y a la gente le encantó cuando lo dije, porque siente lo mismo. View this post on Instagram A post shared by rosefarrellok (@rose_farrellok)-La edad es un tema que atraviesa todos tus shows.-Y sí, todo el tiempo. Porque cualquier cosa que diga va a estar teñida por eso. Todos los días aparecen cosas de las que hablar. -¿Tu nieto te vio?-Sí, la primera vez tenía cinco. En un momento, dije: ¡¿Qué me importa si me quedan tres semanas de vida?! Y se escuchó una vocecita: "Mamá, ¿qué dijo la abuela?". Ahora, con siete, me dice: "Ya sé que decís pavadas, ya sé..".-¿Y tus hijas? -Ellas están contentas de que no las mencione. Por supuesto nunca lo hice, no me parece. Porque para hablar de los hijos tenés que decir cosas lindas, no vas a estar criticándolos.-Antes del stand-up, ¿habías estudiado teatro?-Sí, siempre me gustó. Mi primer profesor fue Norman Brisky, que es como querer ser alcohólico y arrancar con vodka. Hice algunas obras pero me cansé de las indicaciones, las reglas. A esta altura me merezco algo más individual. Pero el stand-up es deporte extremo. No hay compañeros que te salven si te olvidas o te equivocás.-¿Cuándo sentiste que empezabas a tener más peso en el medio?-Cuando ciertos comediantes -que pueden contarse con los dedos de una mano- dejaron de bardearme por la edad. Obviamente, yo les contestaba. Pero en un momento, cuando comencé a tener más invitaciones con otras personas, empezaron a mirarme de otra manera. Pero pasa en todos lados. Los ritos de iniciación.-Pero hay que dar vuelta el edadismo.-Una seguidora nueva me escribió pidiéndome eso. ¡Pero es lo que hago con solo aparecer! La suerte que tengo de poder hacer esto, bancarme estos horarios, poder hacer reír con lo que yo creía que podía hacer reír, me da una gran satisfacción. Es una forma de espantar la muerte. Aunque la muerte va a venir cuando quiera, ya se sabe. -¿Las mujeres comediantes, cómo te recibieron?-Las mujeres comediantes me recibieron bien. Dalia Gutmann me invitó a su espectáculo. Quiero aclarar que con la mayoría de todos y todas me llevo muy bien, me cuidan. En La silla, donde trabajamos a veces, me costaba subir al escenario. Entonces pusieron un escalón intermedio "para Rose". Ahora lo usa todo el mundo y les vino bien a todos, pero tuve que pedirlo yo. Lo mismo pasa con la música fuerte. Nadie dice nada hasta que lo digo yo. Entonces, aunque a muchos también les moleste, se dice: "Pide Rose si se puede bajar la música". Con los taburetes, lo mismo. Privilegios de la edad.-¿Siempre decís la edad?-Estoy orgullosa de haber vivido hasta acá y hacer lo que hago. Tengo 76 y a los 75 empecé a decirla, por qué no. ¡Como si la gente me viera y pensara que tengo 35!
En una entrevista para el podcast "Conan O'Brien Needs A Friend", el actor estadounidense reflexionó sobre su trayectoria, las redes sociales y los desafíos creativos que debió enfrentar
Los avances recientes en algoritmos que generan chistes desafían las fronteras entre creatividad humana y automatización, pero expertos advierten que la IA aún no logra captar los matices emocionales, sociales y contextuales que hacen única a la risa genuina
Cinco grandes empresas le tocaron la puerta al ministro Caputo para decirle que la falta de ventas empieza a ser un tema delicado. "Al Presidente no le interesa", les respondió. "Toto" le avisó a su jefe que el dólar va a seguir caliente hasta las elecciones, y el mandatario pidió extrangular la economía para llegar "competitivos". En el Triángulo de Hierro hay alguien que mira encuestas serias y advierte que el clima en la calle se está poniendo feo.
Cronista de su tiempo y, en especial, del tiempo de las mujeres, Julieta Otero hizo de su propia experiencia y observación del entorno, un arte testimonial que amplifica en todos los formatos y roles. Actriz, dramaturga, guionista, directora y docente, retrató durante años la maternidad real con todas las mochilas incluidas en la saga Según Roxi, junto con Azul Lombardía: primero, en 2012, fue la serie web (surgida de un blog que escribía desde 2006); después, el libro Autobiografía de una madre incorrecta al que siguieron las dos temporadas para televisión (TV Pública, Lifetime, Netflix y canales de todo el mundo, incluida una remake en Televisa), la pieza teatral La obrita de teatro, más otro libro y el espectáculo del mismo nombre, ¿Cómo ser la peor mamá del mundo?, un unipersonal con canciones con el que desde 2017 recorrió el país. Hasta que algo pasó."En noviembre del año pasado, cuando termino el show en Luján, me doy cuenta que esa etapa ya había terminado, me sentía abuela, no mamá, y que contaba algo que ya no era un problema para mí, que era un ciclo cerrado. Esa misma noche recibo un mensaje del Teatro Picadero para avisarme que tenía fecha para el unipersonal en febrero. Les dije que sí pero que iba a ser un espectáculo nuevo", dice Otero a LA NACION. Y el espectáculo nuevo se llama No me acuerdo las cosas, se estrenó el 8 de febrero y sigue y seguirá dando vueltas -igual que pasó con el anterior- porque para Otero llegó el momento de hablar de la transición a la menopausia. Tiene hipótesis, desarrollo y conclusiones sobre la llegada de esta etapa, que describe con una característica detonante y que guía todo el show: la niebla mental.A esta decisión hay que sumarle otro dato nuevo. La dirección del unipersonal está en manos de Dalia Gutmann, la comediante que también está de gira con su espectáculo de stand up. "Con Dalia nos conocemos hace años y ambas vamos a ver nuestras obras. Queríamos hacer algo juntas y empezamos con la práctica de encontrarnos a tomar mate una vez por semana para pensar proyectos vinculados al humor, a la vida de la mujer, a las cosas que nos pasan. Esto empalmó justo con mi decisión de cambiar de tema, tener fecha confirmada y no saber qué iba a hacer", dice Otero.-¿Cómo trabajaron juntas? -Dalia es una genia absoluta y me ayudó a ordenarme. Me dijo: "Sí, vamos a hacerlo. El 4 de diciembre quiero por mail la primera versión del texto". A alguien que escribe, le das un deadline y le das la vida. A partir de eso, empezamos. Imaginate hacer humor con una pionera, una mujer con una valijita recorriendo y llenando salas, desde su mundo que es el stand up -que no es el mío- pero tiene escenario, tiene muchos recursos, sabe cómo decir de modo sencillo algo complejo, como en el stand up donde hay que ser claro.-¿Cómo salió el tema?-"¿De qué querés hablar?", me dijo. Del olvido, contesté. Durante años tuve mucha carga mental por criar hijos, cuidar padres enfermos, trabajar sin parar. Ahora que mis hijas son grandes y que mis padres murieron, empecé a vivir más colgada. Esto encaja con que cumplí 50 años y me olvido de cosas que antes sabía. Digamos que llegué a la hipótesis de que la niebla mental viene a liberarnos de la carga mental. View this post on Instagram A post shared by No me Acuerdo las Cosas (@nomeacuerdolascosas)-¿Te pusiste a entrevistar mujeres que estén atravesando síntomas de la menopausia?-Soy muy investigadora, leo artículos, bibliografía, veo documentales, películas, hablo con amigas, todo me lo tomo como la facultad, necesito marco teórico. Hasta que en un momento paro porque necesito cortar el ruido y conectarme con mi propia voz.En No me acuerdo las cosas, Otero es Mariana, una abogada de 50 años, madre de varones, que cuenta al público anécdotas y reflexiones desopilantes para intentar encontrar sentido a lo que le pasa. "Mi teoría es que los estrógenos nos ayudan a ser empáticas y volcarnos a los otros para poder maternar. Al caer los valores de esa hormona, empezamos a decir lo que antes no decíamos, nacen verdades, y eso se ganó el mote de 'irritabilidad'. No es un momento de m... la menopausia, como nos hicieron creer. ¿No será que todo está dispuesto para que empecemos a pensar más en nosotras y a disfrutar?", se pregunta.-"La naturaleza es sabia", dice Mariana, tu personaje.-Claro. Por ejemplo, siempre fui muy apasionada y el sexo era algo muy importante en mi vida. Pero ahora estoy más tranquila, me parece un negoción, empezás a mirarte más a vos, dejás de preocuparte por otros para cuidarte a vos.-En el show se proclama "terminemos con el mito de que los hombres envejecen mejor".-Sí, basta, se les cae todo... Y el viejo gruñón, el que de la nada se enoja como un adolescente, es bravo.-Sos mamá de Violeta (21) y Margarita (16), ¿qué dicen de la obra?-¡Son fans! Por empezar, siempre trabajé desde la ficción. En la obra, no soy yo; cuento anécdotas que nunca me pasaron y ellas lo saben. Lo más gracioso es que ni sé si estoy menopáusica porque me quitaron el útero por un mioma así que no tengo idea sobre algunos síntomas; nunca tuve calores, por ejemplo. Tomé el tema de la niebla mental para hablar porque sé de qué se trata, pero hay muchas otras anécdotas de las que no tengo ni idea. Si contara intimidades con mi nombre sería distinto para ellas. Vinieron varias veces y me dicen que lo disfrutan. No hay nada que me haga llorar más en la vida, nada me emociona más que inviten a sus amigas a ver el show: es el premio más grande. -Y te vas a girar con la valijita...-Si estuve diez años con el unipersonal de Roxi, hasta que me dio vergüenza hacer chistes de hijos chiquitos, ahora estaré otros diez con la menopausia hasta que tenga que hablar de...-¡Artrosis!-[Risas]. Las giras me encantan, llegar a un lugar donde te esperan, amo los hoteles, qué se come, ver en la platea a desconocidos, ni una cara reconocible. Me encanta salir de la ciudad. Con Roxi hicimos de Ushuaia a La Quiaca, el país entero. Y ahora vamos por eso. No quiero ser famosa, me gusta trabajar, disfruto de ensayar, de dirigir, de la puesta de luces. No me resulta fácil exponerme. La mayor satisfacción es ver a gente disfrutar con algo que yo escribí, eso no se compara con nada. Con Mario PergoliniSi se trata de escribir y no protagonizar, Otero es una de las guionistas de Otro día perdido, el flamante late show de Mario Pergolini en eltrece, tarea que ya había hecho antes, en 2022, en el programa La puta ama, con Florencia Peña, por América. "Integro una mesa de guionistas con gente muy talentosa y que me divierte mucho. Es un programa que tiene actualidad, hay mucha adrenalina, corremos cada día para llegar y eso me encanta porque hay un lindo clima de laburo. Estoy aprendiendo un montón; amo la tele de aire, me crié con ella. El equipo detrás de cámara es bárbaro, la producción es enorme y la escenografía es la más linda de la tele jamás. La tele tiene muchas cosas del teatro, cuando dicen 'acción' es un equipo jugando con adaptación plena. Y es hermoso saber que llega a todos los rincones del país. De repercusiones no sé nada ni me meto; el día a día me come y no me queda tiempo para eso", dice.Volviendo al teatro, es la autora y directora de dos obras que seguirán en cartel: una es Escorpio, con Sofía González Gil y Miguel Ferrería, que después de tres temporadas, en Espacio Callejón y el Picadero, vuelve en marzo a teatro a confirmar. La otra es La teoría del desencanto, ganadora del premio Artei a la producción del teatro independiente, que se estrenó el año pasado en El Método Kairós donde continúa hasta fin de julio y vuelve en septiembre. También ha dirigido textos ajenos. El último fue el de Víctor Hugo Morales, El reproche, en el Picadero en 2022, con Malena Figó, Mayra Homar y el recordado Claudio Da Passano: "Uno de los planes más divertidos que me tocaron fue dirigir El reproche. Con Víctor Hugo terminamos de delinear la dramaturgia, con el material abierto para probar posibilidades en los ensayos. La obra toca el tema universal de los celos en la pareja, con un varón en proceso de deconstrucción: muy interesante que Víctor Hugo se haya metido con eso como varón, un desafío hermoso. Y dirigir a "Dapa" [Da Passano], qué puedo decir si desde el primer ensayo te caías de c... por su capacidad lúdica, su entrega, las cosas que proponía, lo divertido que era, como completaba al personaje con su magia. Y a sala llena, siempre así que mejor experiencia imposible".Mamá de Violeta, que es actriz, y de Marga, que estudia piano, Otero es hija y hermana de músicos (el jazzero Mariano Otero, expareja y padre de los hijos mayores de Florencia Peña). Hincha de Racing, hasta los 26 años vivió en Avellaneda y es egresada, igual que muchas de sus amigas, del Normal de Avellaneda, el Enspa, la escuela donde estudió la poeta y ensayista Alejandra Pizarnik. "No entiendo los vínculos sin humor, no entiendo la vida sin humor ni a la gente que se toma muy en serio", dice sin nunca dejar de sonreír mientras, seguramente, imagina el próximo chiste.Para agendarNo me acuerdo las cosas, de Julieta Otero y dirección de Dalia Gutmann. Próximas fechas: 2 de agosto en el Teatro Roma (Avellaneda) y en septiembre, el 6, en el Café Berlín (CABA); el 12, en Centro Cultural San Martín (San Isidro); el 20, en El Teatro Bar (La Plata) y el 18 de octubre en Café Berlín (CABA).
La reacción de los usuarios evidenció la sensibilidad actual ante los mensajes que perpetúan roles tradicionales
El tradicional circo peruano brindará funciones hasta el 21 de septiembre, en Lima, y hasta el 27 de octubre, en Arequipa. Infobae Perú dialogó con Carlos Olivera, director del nuevo show del 2025
En "¿Y dónde está el policía?", Liam Neeson se mete en el terreno del humor absurdo como el hijo del personaje de Leslie Nielsen.La película tiene guiños a la saga original. Y no defrauda, hasta la homenajea.
Este viernes, Valeria Lois protagoniza en el CEC el unipersonal escrito por Santiago Loza y dirigido por Lisandro Rodríguez.
Autor y director: Claudio Hochman, basado en La odisea de Homero. Intérprete: Carlota Blanc. Músicos: Francisco Zanatti (guitarra) y Luis Roquette (viola). Diseño y realización de títeres: Ana Mota Ferreira. Sala: Cunill Cabanellas, Teatro San Martín, Av. Corrientes 1530. Funciones: martes 30 y miércoles 31 de julio, a las 15. Duración: 60 minutos. Nuestra opinión: excelente. La diosa Afrodita reconoce que es la responsable de haber desatado la Guerra de Troya con sus secuelas que arrastran también a la diáspora de Ulises. Cuenta y canta las peripecias del protagonista de la Odisea, en su largo periplo de retorno a la isla de Ítaca, donde Penélope, su mujer, espera tejiendo y destejiendo la trama del asedio de pretendientes. Los personajes de su relato salen de dos valijas, una a cada orilla del largo viaje, unidas por momentos por las olas azules del Mediterráneo. Son 40 títeres de diverso formato que emergen de la mano de Carlota Blanc, la intérprete de El fado de Ulises, la obra escrita y dirigida por Claudio Hochman, que nos visita cruzando también los mares, en su caso desde Portugal hasta el Río de la Plata. Claudio Hochman, quien se destacó en los 90 con sus puestas en escena para público de todas las edades en el mismo Teatro San Martín, como su recordada versión de La tempestad. Emigró a Portugal y vuelve ahora con El fado de Ulises, habiendo pasado las mismas dos décadas que se demoró el retorno del héroe homérico. Con la guerra terminada, Ulises empieza el viaje. La narradora anuncia aventuras por el mar, encuentros maravillosos, misterio y peligro, amores desencontrados y enigmas sin soluciones. Carlota Blanc lleva el texto gestado en Lisboa a un perfecto castellano, pero sin perder el acento portugués que adquiere particular relevancia cuando entona el canto del fado, el género musical lisboeta que funciona aquí a modo de coro luso-helénico de la historia. La versatilidad de la actriz, cantante y titiritera se manifiesta también a través de la expresividad corporal con que se mimetiza por momentos con el ambiente de la narración homérica. Su fantástica capacidad de poner voces diferenciadas a los múltiples personajes logra lo que pocos titiriteros que actúan a la vista: la mirada del espectador se posa en la boca del muñeco, no en la de quien lo manipula, escucha al personaje. Y vuelve luego sobre la narradora cuando retoma su voz propia. La historia mítica va tomando así, con todos los artificios puestos en juego, una verosimilitud que transporta al espectador al universo helénico de hace 2750 años, a la constelación mitológica que escuchaban los contemporáneos de Homero. La profusión de personajes y episodios, así como el doble plano de los dioses del Olimpo y los humanos que forjan su destino, a veces contra los designios de aquellos, se despliegan de forma asombrosamente clara para público de edades diversas. Intensidad y humor se alternan para hilvanar las estaciones de la navegación de Ulises. La hechicera Circe, el gigante Polifemo, las sirenas con su canto encantador, todos salen de las valijas del viaje y vuelven a sumergirse en ellas como entre olas del mar, a medida en que la nave reemprende el rumbo hacia Ítaca. El eterno tema de las migraciones, forzadas por guerras, crisis económicas, búsquedas de nuevos horizontes, que siempre reaparece en la historia universal y hoy está dramáticamente vigente en el Mediterráneo, encuentra un tono particularmente evocador en la tonalidad del fado, con sus aires de nostalgia, su mirada hacia el mar adivinando la otra orilla. Ulises arriba a esas costas que se insinuaban lejanas, a su isla. Afrodita redime su culpa contando una historia tan bonita como pretende ser ella. Hochman lleva en esas dos pequeñas valijas, abiertas sobre el escenario por Carlota Blanc, una síntesis de la historia milenaria que mantiene su poder de seducción a la escucha que la hizo una obra clásica de longevidad infrecuente. El fado de Ulises, su canto y su destino, llega a buen puerto gracias al rumbo que sabe imprimirle Hochman, a la ductilidad de Blanc como navegante del escenario.
La productora agropecuaria, Andrea Passerini, resaltó que la reducción de las retenciones debería pasar por el Congreso "para que el privado que tiene que invertir miles y miles de dólares, pueda decir, acá tengo un horizonte de previsibilidad". Leer más
La esperada secuela de "Happy Gilmore" reúne a Adam Sandler con el elenco original y nuevos talentos.
17 de agosto es la fecha límite para acudir al teatro y disfrutar de esta obra, la cual se realiza en la Ciudad de México
Autores: Los Macocos y Mariana Chaud. Directora: Mariana Chaud. Elenco: Los Macocos (Daniel Casablanca, Martín Salazar, Gabriel Wolf y Marcelo Xicarts). Escenografía: Ariel Vaccaro y Paola Delgado. Iluminación: Eli Sirlin. Vestuario: Analía Morales. Coreografía: Luciana Acuña. Música original: Los Macocos y Tomi Rodriguez. Sala: Casacuberta, del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530). Funciones: de miércoles a domingos, a las 20:30. Duración: 90 minutos. Nuestra opinión: muy buena. Nacieron a mediados de los 80, al calor de la primavera democrática, en un under rebosante de nuevos grupos teatrales, cada uno dueño de un lenguaje y estilo diferente. Hoy, 40 años después, son muy pocos los que quedan en pie. Los Macocos son una de esas rara avis y, además, un ejemplo de fidelidad a un estilo y también de reconversión. A lo largo de estas cuatro décadas, y de 15 creaciones colectivas, han sabido desarrollar un humor personalísimo e irrepetible (tan hilarante como lúdico) y adaptarse, espectáculo tras espectáculo, a los nuevos tiempos. Su humor sigue siendo desacralizante, crítico y rebelde, con sutiles dardos al mundo de la política y a lo social, pero ahora abreva más en la comedia, la parodia y el absurdo. Por eso hoy cuentan con un público muy vasto, que incluye tanto a los fans de la primera hora, que orillan los 60, como a los de las nuevas generaciones.Después de presentar en 2001 Maten a Hamlet (publicitado como "la verdadera historia que Shakespeare plagió para hacer su obra más famosa"), Daniel Casablanca, Martín Salazar, Gabriel Wolf y Marcelo Xicarts -los integrantes del inefable cuarteto cómico- se tomaron cuatro años para armar minuciosamente el espectáculo con el que festejan a lo grande las cuatro décadas de trabajo conjunto y de una manera muy particular relatan su historia. La idea base de ¡Chau, Macoco! -tal el título del nuevo show-, que los da por muertos, no podría ser más disparatada: interpretar a sus viudas, que se reúnen, urnas en mano, para cumplir el último de sus deseos: esparcir todas las cenizas juntas. Y el sitio elegido es el mismísimo escenario de la sala Casacuberta. "Aunque al mío le hubiera gustado que lo hiciéramos en el Globe Theatre de Londres", se jacta una.Risas y sonrisasMientras cumplen con el ritual, cada una de las viudas se queja de la vida que llevó con su compañero de ruta, dejando al descubierto las características ¿reales? de todos ellos. "En sus obras ellos ponían los mejores chistes, en casa, en cambio, era todo material de descarte. Era un infierno", se sincera otra. De paso manifiestan tensiones entre sí, que bien podrían ser las que existían entre sus esposos. Cada uno de los segmentos resulta desopilante, sobre todo los protagonizados por Daniel Casablanca y Martín Salazar, quien, travestido, recuerda física y actoralmente a Alejandro Urdapilleta. También hay canciones, sketches y momentos donde los actores dejan de lado sus personajes y rompen la cuarta pared. A veces, entre todo eso, y entre risas y sonrisas, se cuela la emoción. Por ejemplo, durante el monólogo/racconto de Gabriel Wolf. Todo un upgrade para una propuesta básicamente humorística.¡Chau, Macoco!, que bien podría ser el último opus del grupo (por lo definitorio, acabado y extenso), sirve como testamento. Más allá de la historia graciosa que desarrolla, la obra da cuenta de la ideología teatral de Los Macocos y lo que para ellos este medio artístico representa. "Los Macocos no hacían teatro, lo deshacían", dirá en broma una de las viudas, a lo que otra (siempre en concordancia con lo que opinaría su marido) le responde: "aún sin texto, un actor y un espectador es teatro". De todos modos, en este espectáculo sí hay un texto y de los buenos, que nunca cae en baches ni lugares comunes. En ese sentido se puede asegurar que ha resultado muy beneficiosa la alianza entre el grupo y Mariana Chaud, que aquí oficia tanto de co-autora como de directora.Si bien no es la primera vez que trabajan en un teatro oficial, la posibilidad que tienen Los Macocos de festejar hoy los 40 en el Teatro San Martín es justa, necesaria y consagratoria. Se podría decir que cuatro décadas más tarde el underground ocupa el centro de la escena. Un único reparo: el festejo es tan a lo grande, que se les fue la mano. ¡Chau, Macoco! cuenta con tres finales (que extienden de más la duración del espectáculo y restan efecto). Con uno solo sería redondo.
La que fuera concursante de 'LIDLT' ha explicado en su canal de Mtmad cómo se siente tras el tratamiento de la enfermedad y las pautas que debe seguir
Gabriel Wolf, Daniel Casablanca, Marcelo Xicarts y Martín Salazar hacen, por primera vez, los cuatro de mujeres y encarnan cada uno a su propia viuda.
La agrupación que crea sonoridades a través de instrumentos no convencionales preparó un nuevo show infantil en el que hacen arte con lo cotidiano y reciclado. Leer más
La actriz peruana vuelve al escenario con una propuesta íntima y transformadora que conecta el arte con la sanación emocional.
La actriz colombiana compartió mensajes subidos de tono recibidos en sus plataformas digitales, abordando el tema con ironía y generando debate sobre la percepción de la sexualidad en la madurez
Recordado por la obra de teatro 'La pelota de letras', el humorista recordó las veces que ayudó a otros superar momentos de dificultad con su trabajo
"Porfa, un agua. Con gas. Hoy me la pego". Martín Garabal no toma alcohol y aclara: "Si me quiero hacer el loco pido soda". Es oficial: no puede evitar hacer chistes. Tiene 41 años, se recibió en la UBA de Diseñador de Imagen y Sonido, es dibujante, actor, director, guionista, conductor... pero el hilo que une todo lo que hace es el humor que -según él mismo se encarga de explicar- "va tiñendo cada cosa" que hace. Unos días antes del estreno de la segunda temporada de División Palermo, que se puede ver por Netflix, Garabal se sentó con LA NACION para conversar sobre su vocación, las desopilantes anécdotas que dejó el rodaje de la serie y cómo es hacer humor en la Argentina de hoy.â??En División Palermo tenés el doble rol de actor y guionista, ¿cómo es hacer humor en la Argentina? â??Es un placer y también un estrés porque escribir siempre es un poco estresante. Somos un equipo bastante grande, entre la primera y la segunda temporada pasó mucha gente. Tengo mi propia manera de pensar las ideas y de trabajar en los guiones. Mi vínculo de amistad con Santi [Korovsky] está totalmente teñido por División Palermo. Si te mostrara mi chat con él, es todo División Palermo y casi nada de la vida. Insoportables. â??¿Cómo se conocieron con Korovsky?â??Nos conocimos en un documental sobre salud mental que contaba la historia de dos internas del Hospital Moyano que haciendo teatro lograban el alta médica. El documental era la tesis de comunicación de una de las internas: Nilda [Sindaco, actriz del elenco de División Palermo que murió en octubre del año pasado], quien hizo de Betty en la primera temporada. En ese momento yo, que también soy dibujante, había hecho el afiche de un corto de Iair Said y Santi me contactó porque tenemos amigos en común para que le haga el afiche del documental. En ese momento me volvió loco con las correcciones y le dije que no. Arrancó así la cosa. A las pocas semanas, nos encontramos en un festival de cine y televisión de Rosario, donde él ganó un premio con el documental y yo gané un premio con un corto. Pasamos toda la noche juntos hasta que nos vino a buscar el micro para llevarnos a Buenos Aires y nos hicimos amigos. â??"Pasamos toda la noche juntos", ¿es un titular?â??Sí, sí, una noche muy romántica, llena de correcciones y devoluciones de trabajos [risas]. Empezamos a hacer muchas cosas y cuando llegó la propuesta de él de que escribamos División Palermo, enseguida le dije que sí. â??¿Y los egos los manejaron bien? â??Sí, re. No tenemos grandes cortocircuitos. En la primera escribiendo teníamos más cortocircuitos porque cada uno proponía y Santi me acusaba de que yo lograba convencer a los otros guionistas de que vengan para mi lado, para mis ideas. En esta segunda temporada, estuvimos alineados todo el tiempo, la verdad. El vínculo de nuestros personajes en la serie es parecido al vínculo que tenemos nosotros en la vida real. Nos llevamos muy bien trabajando juntos y yo lo admiro un montón, ¿viste? Es muy pesado y muy genial.â??¿Hablaste con policías para el personaje?â??Me saludan bastantes policías por la calle. Buena onda, hasta ahora buena onda. Un día estaba tomando café en la calle y pasaron cinco policías en moto con itacas, casco, todo eso, frenaron y me señalaron. Yo dije: "Bueno, hasta acá llegué." Bajaron de la moto y me dijeron: "¿Puede ser una foto?"â??¿Fue en Palermo?â??Sí, obvio, por supuesto.â??Sos palermitano. â??Soy palermitano, obvio. â??En el momento en que salió la serie, el humor que manejaba podía llegar a parecer incorrecto, arriesgado. ¿Fue un desafío apostar por ese humor?â??Creo que nosotros fuimos muy cuidadosos de que el abordaje fuera principalmente gracioso y que fueran chistes que pudieran ser representados por los actores que los interpretan. Creo que durante un tiempo hubo una confusión: se confundía el chiste con el objeto, o sea, vos podés hacer chistes con todas las cosas, el tema es específicamente de qué te estás riendo. Creo que nosotros principalmente tratamos de reírnos de las dificultades que tenemos al momento de vincularnos con lo que consideramos diferente. La risa está creada para afrontar lo que nos da miedo de los demás y de nosotros mismos. Es muy liberador porque todos necesitamos reírnos de lo que nos pasa. Un gigante de bigote y traje de osoâ??Debió haber sido un rodaje muy divertido...â??Me acuerdo de que en la primera temporada estaba parado con Charo [López] en una esquina y nos tocaban bocina los patrulleros. Nos saludaban creyendo que éramos colegas. Eso fue divertido, pero también pasaron otras cosas en esa temporada, tuve un ataque de ansiedad mientras grababa una escena. Fue así: estábamos adentro de un auto todo cerrado, pasaron 45 minutos y todavía no habíamos podido empezar a tirar planos porque estaban acomodando cosas. Cuando me di cuenta de que todavía me quedaba un montón de tiempo ahí adentro me dieron ganas de ir al baño y el auto no se podía abrir. Me agarró bastante ansiedad, se dieron cuenta de que estaba mal, me abrieron, salí del auto y estaba en la B total.-¿Y qué hiciste?-Fui caminando a buscar un baño con Santi. Entramos a una peluquería, me indicaron dónde era el baño. Me di cuenta de que había algo raro en cómo me miraban. Cuando salgo del baño y me bajan las revoluciones, claro, me doy cuenta de que estoy vestido de policía, mido casi 2 metros y tenía toda sangre maquillada que me chorreaba por todos lados. ¡Claro, vieron a un gigante ensangrentado y con cara de loco entrando al local! ¡Encima era una peluquería infantil! ¡Había un nene en la sillita con el peluquero con la boca abierta que no lo podía creer! [Risas] Y después les explicamos y se mataron de risa. Aparte después nos dimos cuenta lo loco que fue todo. Cuando entré a la peluquería, me habían preguntado "¿De qué comisaría sos?" Y yo dije: "De Netflix." Cualquier cosa. â??¿Era la primera vez que tenías un ataque de ansiedad?â??No, en la temporada uno tuve dos que siempre tienen que ver con situaciones de encierro. Son más bien de claustrofobia. Otro que me había pasado en la primera temporada fue en una escena que yo me visto de oso gigante para rescatar a Santi y previniendo que había tenido este ataque, pedí un doble para las escenas donde estaba con traje de oso para no estar tanto tiempo adentro del traje. Son muchas horas. Como el traje era medio pesado, pedía que alguien me cubra. Hubo una escena que si tuve que hacer yo con el traje de oso, y además abajo tenía el de policía, y tenía que meterme adentro de una casita de esas de chicos, el techo me llegaba por la cintura. Estaba todo reclinado ahí y no arrancábamos más a grabar. -¿Y qué pasó?-Me puse tan mal que tuvieron que levantar la casita y yo salí a tomar aire vestido de oso... ¡Imaginate que estaba en el medio de la calle! La gente veía a un tipo con cara de padecimiento, un gigante de bigote, medio traje de oso y medio traje de policía haciendo inhalaciones y exhalaciones en tres tiempos [risas]. â??El colmo de venir de una familia de psicoanalistas...â??Claro, pero tampoco creas que mi casa era la de los padres psicoanalistas que comprenden todo de los hijos. Son unos copados, pero no. Lo que sí está en mi inconsciente es la cantidad de años de análisis que hice y que disfruto. Multifacéticoâ??Dibujante, guionista, actor, conductor...â??Para mí, todo es una plataforma para hacer chistes, para decir alguna cosa.â??Esa es tu biografía: "Hago chistes"â??Sí. Hago buenos chistes y con eso hago una carrera, no, mejor no vamos a decir "buenos". Hago chistes, a veces buenos. Ya condiciona al público si decís que son buenos.â??Pero nunca te aburrís...â??Me da miedo aburrirme. Estos últimos años, ahora que soy más grande, aprendí a disfrutar más del ocio, que antes no lo disfrutaba mucho. Soy inquieto y pienso: "Uy, si me empiezo a aburrir, ¿qué onda?" Pero ahora me puedo aburrir de tranquilo. â??¿Podés o estás con muchas cosas? â??Estoy con muchas cosas, pero a veces tengo la tarde libre. Hay que aprovechar en este país si te vienen varios trabajos, tenés que agarrarlos. Todos estamos en el pluriempleo, digo, algunos para sobrevivir y otros para vivir bien. En mi caso, por suerte, es para vivir bien y tengo que agradecer.â??Si pudieses elegir no trabajar, ¿no trabajarías?â??No, siempre voy a querer trabajar, pero porque mi trabajo es un placer y en un punto, es un privilegio. Qué sé yo, es juntarme con amigos, es disfrazarme de policía y hacer cuenta de que tengo que ir a rescatar un compañero.â??Así todo tuviste tus ansiedades, incluso en el éxito, en dedicarte a tu vocación y en trabajar con tus amigos...â??Y sí, es complejo, nadie está exento, pero prefiero tener estos episodios con la vida que tengo que de otra manera, porque también te puede pasar sin tener cosas lindas alrededor. â??O sea, no hay nada de payaso triste. â??No, soy bastante similar a como me muestro. Nunca tuve un termómetro de lo popular ni busco hablarle a una gran audiencia. Justo pasó sobre todo con Envidiosa, que sentí que estaba en algo realmente popular. A mí me gusta hacer lo que a mí me gusta y si justo lo ven muchas personas, soy feliz. La verdad que estoy bastante agradecido y bastante contento.
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Sin palabras, la pieza explora el deseo y la ternura desde el cuerpo y la comedia. Se presenta mañana, a las 20, en el Centro Cultural Parque de España.
Sus videos explotan en las redes, allí se invierten los roles de género: las mujeres son las mecánicas, las albañilas o las madres que no pagan la cuota alimentaria. Los varones tienen una actitud sumisa y están atrás de las mujeres, poniendo en evidencia lo ridículo de los estereotipos de género. Contenido viral, feminista y político, del bueno. Ceci Hace cuenta a Las12 su historia.
Pitufos (Smurfs, Estados Unidos/2025). Dirección: Chris Miller. Guion: Pam Brady (sobre las creaciones de Peyo). Edición: Matt Landon: Música: Rihanna, Henry Jackman. Voces originales: Rihanna, James Corden, John Goodman, Nick Offerman, JP Karliak, Natasha Lyonne, Olivia Spencer, Sandra Oh, Jimmy Kimmel. Calificación: Apta para todo público. Distribuidora: UIP. Duración: 92 minutos. Nuestra opinión: regular. El mayor problema de Pitufos, el nuevo reboot producido por Paramount y Nickelodeon a partir del universo animado creado por el dibujante belga Peyo, se explica en su ambición de querer contenerlo todo: las canciones de Rihanna, el personaje que busca su identidad, la superposición de villanos, la excursión al mundo live action, los multiversos, y tantas líneas narrativas que el rumbo de la película se convierte en un ramillete de digresiones sin verdadero anclaje dramático. El ideal de los guardianes del bien, el propósito de la lucha colectiva y el misterio de la identidad, todos dilemas existenciales, entran en una coctelera que busca seducir a los niños con una paleta colorida y una acción frenética en la que todo el tiempo pasa de todo, pero al mismo tiempo no abandona a sus espectadores Gen X, a los que hace un guiño de tanto en tanto como evocación a su ya lejana niñez (la de los 80, con la serie de la NBC puesta al aire en esa década). Lamentablemente poner todos los ingredientes juntos no siempre ofrece la mejor receta. El prólogo galáctico nos anticipa que una vieja cofradía de pérfidos hechiceros echa de menos uno de los cuatro libros necesarios para extraer del mundo toda la bondad. Por ello han perseguido desde hace siglos ese tesoro, a sabiendas que estaba bien escondido en la aldea de los pitufos, unas simpáticas criaturas azules que viven en un bosque medieval. Mientras los villanos duermen esa larga espera, el pitufo Sin Nombre intenta hallar su identidad entre bailes y bromas de sus amigos, todos con su nombre ya designado, desde Fortachón a Filósofo. Las primeras canciones oscilan entre ritmos hip hop, coreografías y mash-ups de un Papá Pitufo estilo DJ, y las melodías melosas de la vieja tradición. El conflicto asoma cuando el atribulado pitufo sin profesión descubre la magia como atributo y un portal ubica "Pitufilandia" en el radar de los hechiceros. Ya no es Gargamel el villano, retirado con Azrael en los confines de la aldea y en las mieles de la vida doméstica, sino su hermano Razamel, un hechicero enano y de nariz geométrica que anhela el libro sagrado para consagrar su poder. Pitufos, dirigida por un veterano como Chris Miller (Shrek 3, El gato con botas) y escrita por Pam Brady (South Park, Vecinos infernales), empuja a partir de allí un torbellino de acciones que nos llevan de un universo a otro: presenta demasiados personajes de otras dimensiones, utiliza la magia como artilugio para hacer todo posible y salvar las inconsistencias dramáticas, y equilibra el bombardeo de acción con algunos guiños vintage, como el desfile de animaciones que van desde el stop-motion a los bits de los videojuegos Atari. Más allá de algunos hallazgos divertidos -el pitufo de efectos especiales, la dinámica looser del propio Razamel con los otros magos-, varios gags se agotan en su repetición, la historia se adormece en sus numerosos desvíos -que además de múltiples dimensiones incluyen flashbacks- y la magia se revela como supresora de todo conflicto, erosionando el vigor dramático del relato. En sintonía con la elección de Rihanna como la voz principal de la campaña de marketing, la Pitufina se convierte en un personaje central, tanto en la reflexión sobre su origen -fue una creación de Gargamel para imponer caos en la aldea- como en su alianza con Sin Nombre, el pitufo que resulta primero su protegido y luego su principal aliado. Más allá del liderazgo de Papá Pitufo, más paternalista y definido por la búsqueda de los secretos de su pasado, es Pitufina quien empuja la acción, anima a Sin Nombre a la definición de su identidad, y resulta el número estelar en los bailes. Tanto la Pitufina como la hiperkinética Mama Poot (que en la versión original tiene la voz de Natasha Lyonne) abren el juego a la mirada femenina, exigida en un mundo dominado por los varones pitufos y sus ancestrales desavenencias alrededor del poder.
Su nombre, Cristian Gustavo Dzwonik, pero el mundo lo conoce como Nik: historietista, humorista gráfico y editorialista argentino, creador de Gaturro, personaje con cuatro décadas de existencia -desde sus primeros bosquejos en El Crucero de Noé- y más de 12 millones de libros vendidos desde su lanzamiento oficial en 1996. Estudiante de la escuela de dibujo de Carlos Garaycochea y colaborador incansable de LA NACION desde el año 1992, Nik sumó ganarse tantos seguidores como detractores, incluso más allá de las viñetas. Esto y mucho más comparte con Pablo Sirvén en una nueva entrevista del ciclo Conversaciones.- ¿Cuándo percibiste el dibujo como una vocación real?- De inmediato. Te voy a confesar: yo era un era un chico muy, muy tímido, muy introvertido; lo que hoy sería un 'nerd', técnicamente. Sin máquinas, porque no teníamos nada, y lo único que teníamos a mano era un papel y un lápiz. Además, yo venía de una familia de clase media baja. Mis abuelos, ucraniano e italiano del otro lado, obreros prácticamente. Mis papás, con el tiempo, sí estudiaron y se recibieron ambos de ingenieros, pero yo crecí en esa Argentina donde había pocos recursos, y una de las pocas cosas que había era papel y lápiz.- ¿Tenés hermanos?- Sí, soy el mayor de tres hermanos. Mi mamá siempre me recuerda que a mí me tiró al mundo y me dijo: "Arréglate". Siempre decía "Cristian se arregla solo". Y me tuve que arreglar solo porqueâ?¦ al principio sin hermanos, muy tímido, muy introvertido, medio nerd. Entonces, estaba todo el día entre leyendo o dibujando. Con los años, pasé por la escuela de [Carlos] Garaycochea, que era una de las pocas que había. Después, mi mamá me metió en el ingreso al Nacional Buenos Aires, que también me insumió un montón de tiempo de estudio. Así que, entre mi adolescencia y mi infancia, todo fue estudiar mucho, dibujar todo el tiempo, leer, pero, sobre todo, pensar.Nuestra profesión es pensar y saber qué queremos decir, y cuando encontramos algo que sabemos decir, no importa si dibujamos un poco peor o mejor. El dibujo es un oficio, finalmente se aprende. A pensar, a entender qué queremos decir, cómo lo decimos, con qué énfasis lo decimosâ?¦ es muy importante entender cómo comunicar, y a través de qué medio.- ¿Qué te trajo hasta acá?- Yo me considero un superviviente porque de chico estaba un poco angustiado. Decía: "¿Qué va a ser de mi vida?", porque mis papás trabajaban todo el día, porque ya iba viendo que este es un mundo hostil. Nuestras infancias no eran las infancias de ahora. Mi mamá me decía: "Estudiá arquitectura". En el medio hice dos carreras universitarias de las que nunca ejercí. Soy diseñador gráfico e hice publicidad. Pero menos mal que no las seguí porque me encanta lo que hago y, a lo mejor, me hubiese sentido limitado o frustrado.Era un mundo donde teníamos que definir rápidamente qué queríamos hacer y yo salí muy temprano. Pero siempre tenía muy en claro que era por ahí; por ahí me sentía seguro.- ¿Qué había en esas carpetas llenas de dibujos? ¿Cuándo apareció el gato?- Es la cuarta década de Gaturro. Gaturro existe desde que yo era muy chico. Mi primer libro -que hice hace más de 35 años, cuando estaba en El Cronista- se llamaba El Crucero de Noé. Era una tira sobre un crucero, en vez del arca de Noé,donde estaban todos los animales. Cada animal representaba una clase política o social, y había un gatito, que era el pobre gato que representaba un poco a la clase media. Fue un gen incipiente de Gaturro, un nombre que le pusimos en LA NACION.- ¿Cuándo empezaste a inclinarte hacia el humor/dibujo político?- Ahí ya estaba haciendo humor político, pero empezó mucho antes. En el Nacional Buenos Aires había una revista que se llamaba Aristócratas del saber, donde empecé a hacer muchos dibujos y cosas políticas. Se hablaba de política todo el tiempo, era la vuelta de la democracia. Se hablaba de economía, de política y, por supuesto, de actualidad; así que, cuando llegué a los medios, lo primero que entendí que tenía que hacer era volcar los dibujos, y esto de la imaginación, en la política.- ¿Cómo es el mecanismo del humor? ¿Qué requisitos tiene que tener algo para que sea gracioso?- El humor fue mutando a través de las épocas. El humor político, típico argentino, que surgió de Caras y Caretas y después pasó por Tía Vicenta, por la revista Humor, por Satiricón, Mengano, Chaupinela y tantas revistas de la década del setenta fue mutando, y después se fue convirtiendo en un humor de diario. No tanto de revista. Ahí tenés que tener ganas de molestar, de ser punzante. Es un humor demasiado del día a día. Lo que me pasaba a mí, que me frustraba con el diario porque era un montón de energía para el día y después eso quedaba catapultado en el recuerdo. Por eso, al mismo tiempo, empecé a desarrollar Gaturro, que era la historieta que a mí me hubiera gustado leer de chico. Empecé a hacer una historieta que durara en el tiempo, que no tuviese política, que no tuviese actualidad, que hablara de una familia promedio como la mía, y que traspasara el límite del tiempo, que es un poco la búsqueda del ser humano.- ¿Cómo es editorializar dibujando en un diario como LA NACION?- Editorializar es un mundo apasionante. Cuando llegué a LA NACION tenía 20 años. O sea, fue difícil para aquella época. Hoy todos somos guapos con Twitter y demás, pero en esa época te tenías que imponer, tenías que hacerte un lugar, tu voz tenía que resonar. Fue un shock porque era muy chico y todo crecía demasiado rápido.- ¿Qué te da bronca con facilidad?- A mí no me gusta la hipocresía y la mentira, me llevo muy mal con eso. Mi mamá era muy directa, muy brutal, de decir todas las cosas, y me quedó eso. A veces, ataco demasiado de frente y me llevo mal con esto de ser un poco más hipócrita en la sociedad moderna, donde hay que llevarse bien con todos y no ser tan frontal.- ¿Qué pasa cuando tu humor se parece al de otro?- Queda claro que vivimos en un mundo polarizado y, como dicen ahora, si un par de trolls o un par de personas te atacan y repiten durante un tiempo prolongado la misma idea, la leyenda urbana te la instalan. A mí me instalaron la idea del 'copista de chistes'. Cuando trabajás con muchísimos temas, los mismos temas, puede ser que surjan una, dos o tres cosas parecidas. Les pasa absolutamente a todos. En la intimidad de los humoristas gráficos está esta obsesión de los chistes parecidos, es algo que sucedió siempre.Lo que pasó conmigo es que yo soy el único dibujante considerado -vamos a decirlo así- de derecha, cuando todos los demás dibujantes y artistas en la Argentina son más de izquierda. Yo fui un precursor de las fake news como víctima. Nunca salí a defenderme porque tengo la teoría de que si vos salís a hablar, producís yretroalimentás la leyenda urbana. Y a mí siempre me fue bien; además, hubo un efecto: cuanto más se hablaba de mí, más crecía el personaje. El personaje nunca dejó de crecer. El personaje crece hasta el día de hoy, es el personaje de historieta más vendido.- ¿Te reconoce la gente en la calle?- Sí. El famoso es Gaturro, esta es la realidad. Yo quiero que el famoso sea Gaturro. Yo soy muy tímido, no me llevo bien con esto de aparecer y dar la cara.- ¿Qué admirás de tus colegas?- Yo fui bastante amigo de la vieja guardia. Fontanarrosa fue quien me entregó en mano el premio Konex de platino que, creo, fui uno de los pocos de esta generación que lo ganó. De chico estuve en la casa de Quino, Garaycochea también me había abierto todo un mundo de esa generación. No es que no me llevo con la generación actual, lo que pasa es que, naturalmente, somos de dos mundos distintos. Yo admiro todos los tipos de humor. Me gusta mucho, en su momento, lo que hacía Maitena en LA NACION, me gusta Tute, me gusta Liniers; todos son compañeros. Sí creo, como te decía antes, que el humor gráfico está un poco en vías de desaparición.- ¿Por qué?- Porque hoy el acceso a la tecnología, naturalmente, te lleva hacia otros lugares; a trabajar con la publicidad digital, con la inteligencia artificial. Tenés tantas herramientas queâ?¦ ¿quién se va a poner horas y horas y horas a dibujar? Está la famosa teoría de las 10.000 horas. Yo superé las 10.000 horas desde mi infancia y adolescencia; todos los días dibujando y dibujando, pensando el encuadre y el formato. Eso se fue perdiendo. Yo sigo con el lápiz.- El humor de hace décadas se perdió, pero hoy todo el mundo cree que es gracioso y hace humor desde diferentes plataformas. ¿A qué se debe este fenómeno?- A mí no me parece mal, el mundo se hiperfragmentó. Es verdad que nosotros tuvimos el privilegio de haber vivido en un mundo más mainstream, con pocos medios; entonces, los que llegaban ahí tenía el acceso, el protagonismo. Ahora el mundo se hiperfragmentó. Ahora opinan todos. A mí me encanta el humor, me parece bien que todos hagan humor porque después el algoritmo te destaca el mejor chiste.Que haya un mundo donde todos podamos opinar y que haya canales de streaming a mí me parece bien. De hecho, ya no miramos programas tan largos, miramos fragmentos cortitos. El único problema que yo veo, el daño que veo, es que tenemos tanta distracción que se está perdiendo lo que yo tuve de chico, lo que me hizo profesional, que es la concentración. La concentración en algo continuado en el tiempo. Ahora es imposible concentrarnos en algo. Eso es improductivo para lo que queremos ser como seres humanos. Y por eso, en los libros de Gaturro encontré una forma de que los chicos, por lo menos, lean y comprendan. A partir de ahí que cursen su destino.
El youtuber defiende su estrategia publicitaria luego de las críticas de la conductora, quien lo acusó de engañar al público para vender entradas.
La comediante peruana fue reconocida por su aporte al arte y la cultura, pero la ceremonia desató un intenso debate público sobre sus méritos y su vida personal, a lo que la cómica reaccionó con una broma inesperada
La serie argentina "Viudas Negras" combina humor negro y suspenso para narrar las historias entrelazadas de dos mujeres con un pasado delictivo.
El comediante sorprendió al revelar que su próximo espectáculo podría marcar el fin de su carrera artística, en medio de su preparación para postular a la presidencia del Perú
El cantante se defiende de las críticas con firmeza y anuncia que ahora genera sus propios ingresos como vocalista de la agrupación de Víctor Yaipén Jr.
Stick: el swing perfecto (Estados Unidos/2025). Creada por: Jason Keller. Fotografía: Corey Walter. Edición: Melissa McCoy. Elenco: Owen Wilson, Peter Dager, Lili Kay, Mariana Treviño y Marc Maron. Disponible en: Apple TV+. Nuestra opinión: muy buena. La historias de mentores caídos en desgracia, que encuentran en el talento de un aprendiz una forma de redención personal, no son nuevas. En el cine (y en la literatura, en las historietas, en los videojuegos, en cualquier tipo de plataforma narrativa) se contaron miles de relatos de glorias que no llegaron a ser, pero que logran volver del olvido a través de tutelar a algún joven tan talentoso como irresponsable. Y especialmente el deporte es la arena donde mejor cuaja este subgénero al que pertenece Stick: el swing perfecto. Hace un par de décadas, Pryce Cahill (Owen Wilson) estaba a un paso de convertirse en una leyenda del golf, hasta que un ataque de ira terminó por sepultar su carrera. El tiempo pasó, y alejado por completo del circuito profesional, Pryce se dedica ahora a vender artículos deportivos y a endulzar clientes para que gasten ese dinero por el cual recibe suculentas comisiones. Su carrera como golfista es tan inexistente como su vida familiar, que se reduce apenas a una exesposa con la que tiene una buena relación. En la cotidianidad de Cahill no hay disfrute, y aunque él es naturalmente un optimista, sus días son irremediablemente grises. Hasta que el sonido de un palo de golf cambia su vida por completo. Pryce conoce de manera fortuita a Santi (Peter Dager), un joven despreocupado que tiene un talento natural para el golf. El protagonista rápidamente comprende que el adolescente tiene un potencial inconmensurable y que su futuro no tiene límites. Pero a Santi no le interesa dedicarse profesionalmente a ese deporte, y prefiere seguir sus días reponiendo góndolas en el supermercado del que es empleado. Frente a esa negativa, Pryce no da el brazo a torcer porque sabe que ahí está su posible redención, ya que si logra convertir a Santi en un golfista eximio, podrá legarle un reconocimiento que él mismo nunca pudo (ni supo) obtener. La madre de Santi y el mejor amigo del Pryce, se suman a la trama y de ese modo Stick: el swing perfecto completa un cuarteto de protagonistas con los que no cuesta nada empatizar. Poco a poco, comienzan a sumarse nuevos personajes que pondrán en crisis la relación entre Santi y Pryce, a medida que también se revele un doloroso trauma del pasado que sufrió el protagonista y que desembocó en su crisis deportiva. En Stick: el swing perfecto hay un balance notable entre drama y comedia, y esa es su principal fortaleza. La serie se cubre con una capa de comicidad para enmascarar las tragedias (pequeñas y grandes) de los personajes, motorizando un relato no necesita ser solemne para conmover. Y ese delicado equilibrio entre dos géneros antagonistas es primordialmente un mérito de Owen Wilson. El sexagenario actor, que aún parece un treintañero, siempre navegó con frescura entre las lágrimas del drama. De Marley y yo a Los excéntricos Tenenbaum (Wes Anderson fue el primero que capitalizó esa sensibilidad del rostro Wilsoniano, tan torcido como conmovedor), este actor siempre fue el sinvergüenza adorable, pero quien también callaba sus tristezas. De ese modo, la comedia de Wilson puede ser sutil, física o chabacana, pero siempre esconde capas de afectividad (y efectividad). A partir de ese tono agridulce que tan bien maneja el actor central, el resto del elenco se afina en la misma nota para dar lugar a una comedia que esconde una mueca de emoción. Pero a no confundir: Stick: el swing perfecto no es cursi, no es sensiblera, ni abusa del tono melancólico. Y si bien esos ingredientes forman parte de la receta, lo hacen de manera soslayada, imprimiendo las escenas -aunque sin sobrecargarlas- de un sabor que resulte empalagoso. Y solo de ese modo esta ficción, pero sobre todo Owen Wilson, logran apartarse de las series-fotocopia que tanto abundan para entregar una propuesta sólida, que apuesta más por perdurar que por tener el efímero reconocimiento de ser la más maratoneada durante el último fin de semana.
El club de Villa Soldati publicó su cuenta bancaria para que el "Millonario" pague la cláusula de Salas. A pesar de la broma, los usuarios descubrieron que los datos eran reales e hicieron sus transferencias.
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El programa creado y conducido por las psicólogas y sexólogas Lorena Anmuth y Laura Díaz cumple un año al aire por AgofaTV.
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Desde hace casi una década, el internet celebra la llegada de séptimo mes con imágenes del cantante español. Una broma sencilla que se ha convertido en una tradición digital, mezcla de humor, cultura popular y memoria compartida
El monarca se reunió con el presentador de televisión Declan Donnelly, en un encuentro por los King's Trust Awards
El local limeño vivió un momento peculiar cuando un influencer extranjero llevó un plato callejero, desatando risas y orgullo nacional entre los comensales y el propio chef
Con una voz profesional, ofreció paquetes con rosarios, misas y embalsamamiento. El momento fue grabado por su hijo y generó miles de reacciones
La denunciada alegó que los hechos eran "materialmente inexactos" y que la sanción era "desproporcionada"
La vida de Roberto Gómez Bolaños ha logrado unir a las audiencias de distintas generaciones frente al televisor
En la recta final antes de la serie de shows que brindará a partir del 2 de julio en el Teatro Broadway, la compañía israelí Mayumana realiza los últimos ajustes de Currents, una experiencia escénica que combina música en vivo, percusión, danza, humor y acrobacia. Si bien espectáculo se había presentado en 2018 en el Teatro Opera, en esta oportunidad la gran novedad está relacionada con la formación del elenco, integrado por todos artistas argentinos de entre 18 y 35 años, que son a la vez músicos, bailarines y performers.Mayumana CurrentsInspirado en la histórica Guerra de las corrientes, que a fines del siglo XIX enfrentó al inventor de la lamparita y promotor de la corriente continua, Thomas Edison, con su exayudante e impulso de la corriente alterna, el ingeniero serbio Nikola Tesla, el espectáculo representa esa batalla de energías desde lo físico, lo sonoro y lo visual. Una energía que invariablemente encuentra un feedback de parte de los espectadores, como una corriente que va y viene, y se retroalimenta en cada show.Básicamente, Currents plantea la posibilidad de resignificar el uso de los objetos cotidianos como instrumentos sonoros, en el marco de una puesta en escena que liga lo musical y coreográfico."Hay varios momentos del show donde el público dialoga con los actores y se establece un ida y vuelta. La idea siempre fue sacar el niño que uno tiene dentro y poder jugar con las cosas más cercanas a nosotros. Pero de una forma supercoordinada y disciplinada que tiene el efecto escénico y lo hace más interesante", explica a LA NACION Walter Zaga, director artístico de la compañía, en una pausa del ensayo de este espectáculo que se estrenó a finales de 2017 en Alemania.Desde carritos de basura que abren y cierran para amplificar la base rítmica, hasta una estación de tubos de PVC, los diez segmentos que presenta el show incluyen también un set con cubos de agua, una estación de botellas de vidrio, otro con tachos de plástico, patas de rana, palos, latas, sartenes y otros tantos elementos sonoros re significados de la vida cotidiana. Todo está pensado para que el público "vea la música" y "escuche el movimiento", en una coreografía que rompe fronteras entre la danza y el ritmo, el cuerpo y el sonido. Creada en 1996 en Tel Aviv, el estilo de Mayumana se inscribe en la línea que inauguró Stomp, la agrupación creada por los ingleses Luke Cresswell y Steve McNicholas en Brighton, Reino Unido, en 1991. La compañía nació como un grupo de animadores de calle, normalmente conocidos como buskers (músicos callejeros), una antigua tradición europea que tiene su origen en los teatros que se montaban en los mercados de las aldeas en la Edad Media, y fueron los pioneros en utilizar el cuerpo y los objetos cotidianos para crear un espectáculo de teatro físico utilizando ritmos, acrobacias y pantomima."Cada compañía tiene su estilo. Creo que el estilo de Mayumana se define por la coordinación grupal y la destreza individual. Por un lado el trabajo en equipo coordinado hace que la fuerza y la energía se concentren y se proyecten de una manera única al público, pero a su vez, cada integrante de elenco tiene su momento para mostrar algo propio, alguna habilidad diferente", sigue el director artístico de la compañía israelí, que el próximo año cumplirá su 30° aniversario.En todo caso, el cuerpo de los bailarines y los músicos es el primer instrumento, pero trabaja en consonancia con una pantalla multimedia que amplifica la acción en vivo y hace de contraste con la narración que transcurre sobre el escenario, creando nuevas capas de significados. Un juego de dinámicas entre lo que sucede en vivo y lo que se dispara desde la pantalla, como un ajustado reloj que se acelera o se lentifica, y tiene su correlato en el ritmo y los movimientos de los artistas. La estética va del high-tech al street dance, siempre abocada al festejo y la celebración."En este momento del mundo, con tanta tecnología y tanta inteligencia artificial, ir a ver un espectáculo como el de Mayumana te acerca más a la gente, a lo real, al ritmo, al humor, a las destrezas, a la fuerza que puede generar un grupo coordinado. Esa energía vital es lo que hoy transmite Mayumana. Uno de los slogans que usamos es: 'El arte del disfrutar'. Que la gente entre a la función, participe, aplauda, se ría y salga transformada, con una energía diferente, me parece lo más lindo que podemos brindar", se despide Zaga.Para agendarMayumaná presenta Currents. Desde el 2 de julio, en el teatro Broadway de Buenos Aires, el 1 de agosto en el Teatro Broadway de Rosario y el 8 de agosto en Quality Espacio de Córdoba. Preventa con tarjetas Visa Galicia a través de www.plateanet.com para Buenos Aires, www.ticketek.com.ar para Córdoba y www.tuticket.com.ar para Rosario.Más información en la cartelera de LA NACION.
Los crímenes se convierten en sátira, historias trágicas contadas en tono irónico ganan popularidad entre jóvenes en redes
El intérprete del 'Señor Barriga' expresó su preocupación por el Perú tras el temblor y los internautas le respondieron al estilo del Chavo del 8, entre bromas y mensajes solidarios
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"Tiene muchas capas, algunas ligeras y sutiles, otras procaces y desvergonzadas", dice un escritor cubano, para quien el humor argentino es uno de los más elaborados de América.
Después del éxito con la obra Antígona en el baño, Verónica Llinás regresa a un circuito que conoce a la perfección: el del teatro en Avenida Corrientes. El sábado a la noche, el público asiste en masa a ver Una navidad de mierda en el Teatro Premier, que protagoniza junto con Alejo García Pintos, Anita Gutiérrez y Tomás Fonzi. La pieza parte de una anécdota: una familia se reúne a festejar Navidad después de tres años sin ver a su hija menor que vuelve de Londres para presentar a su novia, Cindy. Pero hay un detalle que lo cambia todo: su pareja es invisible para el resto de los mortales. Por debajo del humor, de los gags y de los diálogos hilarantes, lo que aparece es una familia distópica que hace de la negación su religión. Contra cualquier presunción apresurada, Llinás -una de las grandes comediantes del país desde los tiempos de las Gambas al Ajillo, como integrante de la troupé televisiva de Antonio Gasalla, con sus deliciosas criaturas en internet o con sus histriónicos personajes en series o cine- explica que con esta obra cumplió un sueño que tenía pendiente desde chica: actuar en un drama teatral. "La historia se relaciona con algo trágico que estamos atravesando en estos tiempos de virtualidad: cada vez nos alejamos más de las relaciones reales. En ese sentido, la familia vive un drama que resulta cómico, pero no deja de ser algo terrible", subraya la actriz en diálogo con LA NACION, entre las butacas de la sala ahora vacía, mientras se prepara para una nueva función, los técnicos afinan detalles y el elenco se apresta a realizar la última pasada. Pero hay otro elemento que se destaca en esta obra: Llinás se afirma en su condición de directora teatral, rubro aquí compartido con Peto Menahem. Ella sostiene que es un rol que desempeñó muchas veces, solo que antes no figuraba en los créditos. "Un día me cansé y dije: quiero que me reconozcan lo que hago. En este caso, fue una iniciativa de Gustavo Yankelevich (productor de la obra) que yo codirigiera. Lo acepté porque sabía que me iba a meter y finalmente fue lo que sucedió: con Peto estuvimos un largo tiempo adaptando la obra original (del dramaturgo español Markos Goikolea Unzalu) y le volamos veinte páginas. Me fascina la puesta en escena, en realidad yo me formé más en esta disciplina que en la actuación". El trabajo en la adaptación es notorio desde el minuto uno. La obra está llena de guiños y apela a la complicidad del público. Entre las referencias humorísticas entre líneas, hay ironías a declaraciones célebres y a gaffes de Javier Milei, Patricia Bullrich, Cristina Kirchner o Mauricio Macri. "Todas esas cosas están porque nos divierten a nosotros y porque proponen un juego al espectador. Pensemos que la obra se tituló originalmente Nunca estuve en Dublín y tenía un montón de referencias españolas", detalla Llinás, quien resalta que la dirección siempre implica un trabajo de apropiación. "Cada vez que dirijo, me siento con la libertad de desmontar la obra en forma completa para luego volver a construirla. Por ahí no queda tan diferente de lo que era antes o por ahí sí, pero yo necesito desarmarla". De tal palo Criada en un hogar de grandes artistas, Llinás vive en estos días un acontecimiento especial: no muy lejos del teatro, en el primer piso de Colección Amalia Lacroze de Fortabat, en Puerto Madero, se exhibe Estados suspensivos, una muestra dedicada a la trayectoria de su madre, la notable artista plástica Martha Peluffo (1931-1979). Entre la abstracción, el arte pop, el surrealismo y el informalismo, la exhibición reúne sus audaces obras. "Mi mamá era una persona sumamente libre. Mi casa estaba siempre llena de actores, pintores, poetas y una vez hasta vinieron los Harlem Globetrotters", cuenta entre risas. Su padre, Julio Llinás, también fue un personaje único de la cultura. "Era otra bestia. Primero escribió, fue poeta, vivió en Francia, en Brasil. Cuando yo nací, le agarró el ataque de que ya no podía hacerse el bohemio, entonces empezó a trabajar como publicista en Siam, porque era amigo de Guido Di Tella. Le fue muy bien y llegó a tener su propia agencia. Después volvió a escribir, tuvo como agente literaria a Carmen Balcells, la misma de Gabriel García Márquez". Entre sus textos se encuentra De eso no se habla, llevado al cine por María Luisa Bemberg y con el protagónico de Marcello Mastroianni. La saga continúa: el hermano menor de Verónica, Mariano Llinás, es un reconocido cineasta. -¿Te costó abrirte paso teniendo padres con una personalidad artística tan fuerte? -A veces digo que me dediqué al teatro porque de algún modo es el cruce entre la escritura y las artes visuales, pero a la vez no le perteneció a ninguno de mis padres. -¿Fue muy difícil estudiar teatro durante los años de la dictadura? -Sí, pero además yo vengo de la marginalidad teatral, porque integré en mis inicios la Compañía Argentina de Mimo, de Angel Elizondo, que hacía cosas muy jugadas para esa época. Nada más alejado de lo que uno imagina del mimo al estilo de Marcel Marceau. En la Compañía se lanzaba fuego por la boca, había una boa que salía de la entrepierna de una chica. No fue nada fácil: estábamos haciendo una obra en el Teatro El Picadero cuando pusieron una bomba. Después, con algunas alumnas de Elizondo, formamos las Gambas al Ajillo. -Alguna vez dijiste que las Gambas al Ajillo, icónicas del under, nunca llegaron a integrar el canon del teatro. ¿Seguís pensando eso?-Sí, nosotras en realidad no pertenecimos al canon oficial del teatro porque nos aburría, nos parecía solemne. También renunciamos a llamarnos teatro porque sentíamos que no éramos parte del teatro con mayúsculas. Hacíamos varietés, pero en realidad era una forma de teatro, porque tenía danza, canto y vodevil con sketches cortos. En ese sentido, éramos marginales. -¿La convocatoria para trabajar con Antonio Gasalla fue tu ingreso a la televisión? -Sí. Hasta ahí no me interesaba la televisión; era prejuiciosa, ni veía programas. A punto tal que durante el primer año que estuve con Antonio tenía una tele en blanco y negro muy vieja, que se veía mal. Él insistía para que la arreglara y, como no lo hacía, bromeaba con eso. Me decía: ¿vos ves cómo te queda el maquillaje al aire? -¿Qué otras anécdotas recordás de su humor ácido? -Gasalla hacía pequeñas maldades. Había que saber ubicarse, una no podía ser demasiado graciosa ni tampoco demasiado inocua. Me acuerdo que le agarró un ataque de celos cuando empecé a grabar en la serie Gasoleros. Entonces, un día que estaba baja de energías me dijo: "Vamos, que esto no es Gasoleros". Y en otra ocasión me preguntó si había hecho algún "cursito" de teatro. Ese maldito me dio un lugar importante, fue fundamental en mi vida (risas). -Cuando murió Gasalla escribiste un texto en el que mencionás que él te dio un "electroshock en el amor propio". -Claro, porque el elenco de su programa de televisión ya estaba formado y Antonio no era una persona especialmente didáctica. Fue como rendir un examen. Me tuve que ganar el lugar, él me dio unos sopapos con su exigencia y malhumor. Pero después tuvo una generosidad inmensa al hacerme sentir que me admiraba; me abrió un mundo y pasé momentos inolvidables con él. Una actriz apasionada Durante las últimas décadas, el recorrido de Verónica ha sido tan sinuoso como fascinante. Del circuito off se convirtió en una de las actrices más requeridas de la televisión o el cine. Creó personajes desopilantes como Inés Murray Tedin Puch de Arostegui en Viudas e hijos del rock and roll o Mercedes Carlota "Mecha" Ludueña Pichicuchi en Educando a Nina, pero también participó de dramas como El marginal o Historia de un clan. Hizo desde películas taquilleras, como La odisea de los giles, hasta otras de autor como La mujer de los perros. En teatro, su trayecto fue de Carcajada salvaje, con Darío Barassi, a Atendiendo al Sr. Sloane, dirigida por Claudio Tolcachir. Sigue hiperactiva: pronto se estrenará la serie Canelones, producida por Hernán Casciari, donde ella participó, y también estará en la segunda temporada de En el barro. Llinás lo explica así. "Vencí mis propios prejuicios con la tele o con el teatro comercial. Primero, porque me gusta ganar plata y vivir bien, no con lujos, pero sí rodeada de naturaleza y con mi propio zoológico hogareño que me hace feliz: vivo con cinco perros y cuatro gatos, y tengo que usar anteojeras para no adoptar más animales. Pero también porque me gusta tanto la actuación que haría lo que sea, agarraría cualquier propuesta". -¿Llegaste a participar en proyectos que no te convencieron? -No, yo siempre pude elegir, tuve esa suerte. Lo que digo es que si alguna vez me toca actuar en una bazofia lo haría, porque disfruto de todo tipo de actuación y el humor en especial fue mi redención. -¿Por qué? -Siempre estuvo presente en mi familia. Yo tuve varias pérdidas trágicas y el humor me salvó. Estuvo en mi vida desde chica, inculcado por mis padres. Yo una vez escribí una frase que nos definió como familia: en mi casa lo último que se pierde es el humor y lo primero es la plata. También me salvó la vocación, dedicarme a algo que amo y tener la suerte de pensar cuántas obras me quedan por delante para hacer. -¿El teatro es lo que más disfrutás? -Sí, porque es donde empecé. Yo no soñaba ni con el cine ni con la tele: el teatro ha sido mi hogar, mi refugio. Con los años le encontré el gusto a todo y ahora particularmente a las series para plataformas, porque si bien se graba como si fuera el rodaje de una película, no te mantiene esclava durante meses de filmación, se maneja con otros tiempos, como un híbrido entre la tele y el cine. -Una curiosidad: en Instagram tenés una cuenta donde subís tus dibujos y collages. ¿Nunca te tentó hacer una exposición? -Me gusta dibujar desde que soy chica. Una vez le mostré mis cosas a la pintora y muralista Josefina Robirosa, y ella a su vez se las llevó a un galerista, a quien le encantó, pero pidió que dibuje en papel de verdad. No me animé, preferí seguir usando papeles de porquería. Para agendar Una Navidad de mierda, con Verónica Llinás, Alejo García Pintos, Anita Gutiérrez y Tomás Fonzi. Funciones: jueves a las 20.30, viernes a las 21, sábados a las 19.30 y 21.30 y domingos a las 20. Sala: Teatro Premier (Avenida Corrientes 1565)
El cómico dejó el espacio tras sentir que el proyecto cambió su esencia familiar. En un podcast, detalló las diferencias creativas con la producción que lo llevaron a tomar distancia de Panamericana Televisión
La popularización de este tipo de mensajes en TikTok pone en primer plano la capacidad de las plataformas digitales para influir en comportamientos urbanos y redefinir los límites entre la crítica y la convivencia ciudadana
La publicación en papel del Colectivo Alegría conoce un nuevo número de chistes corrosivos y políticos, en contraste con la censura de las redes.
Cuestión de género, de Jade-Rose Parker. Versión: Pablo Kompel y Ricardo Hornos. Elenco: Moria Casán, Jorge Marrale, Paula Kohan y Ariel Pérez de María. Dirección: Nelson Valente. Duración: 80 minutos. Sala: Teatro Metropolitan. Funciones: de miércoles a domingos. Nuestra opinión: buena.Cuestión de género no es un espectáculo que admita una lectura crítica lineal ni en una única capa, ya que son muchos y muy diversos los elementos que lo constituyen como espectáculo. Por un lado está el texto dramático, escrito por Jade-Rose Parker, pero que aquí llega con una versión adaptada a lo local, con muchísimos guiños -típico de la escena comercial vernácula- a nuestra propia farándula (frases del estilo del "si querés llorar, llorá", o "te perjudicás vos" o la célebre "shock" de Susana Giménez aparecen desparramadas por el texto con el objetivo de hacerle un guiño a la platea, la que claramente lo celebra). Pero más allá de esos localismos, el texto pone en escena críticamente a la política, a través de un candidato a intendente hipócritamente progresista (Jorge Marrale) que se enfrenta a un contrincante (Ariel Pérez de María), que representa a "la ancha avenida del medio".Ambos políticos desnudan una concepción en la cual su trabajo consiste meramente en obtener votos, a como dé lugar. Esta línea tan naif como satírica sobre la política y la democracia se verá complementada con comentarios hilarantes sobre el teatro (oficio de la hija de la pareja protagónica en la ficción, interpretada por Paula Kohan) y una mirada en algunos momentos aguda, en otros desprejuiciada y banal, sobre la política de géneros y el modo de comprender las identidades. Aquí surge una de las primeras capas de relevancia de este estreno, ya que pone sobre el escenario del Metropolitan una visión de la sociedad y las identidades que ya creíamos conquistadas y que vuelve a ser puesto en duda en los discursos más poderosos del planeta. Desde allí no sorprende que la decisión de casting haya sido que sea Moria Casán quien represente a Jade, esta mujer que enfrenta una situación compleja de salud y que, a causa de eso, deberá revelar un secreto que oculta desde hace más de 30 años. Desde esa perspectiva, el sentido que Casán le aporta a su personaje excede, y por mucho, las cuestiones artísticas.Desde allí la gran pregunta que se desprende es en torno a las decisiones de puesta en escena tomadas por Nelson Valente, un director de una prolífica carrera y un especialista en la representación de vínculos familiares. Sabe como pocos combinar el drama con el humor, lo que conecta a su teatro con una zona muy atractiva de la comedia a veces satírica, a veces paródica, y la mayoría de las veces grotesca. En este proyecto singular, a diferencia de lo que ocurre en su teatro, pareciera no haber encontrado el modo de amalgamar cada una de las poéticas actorales con las que cuenta. Casán lleva adelante su personaje con permanentes guiños cómplices a la platea, con tentaciones varias que la llevan a buscar la letra y encontrar nuevamente el tono. Nada que sorprenda ni moleste a un público acostumbrado a Casán, una de las artistas locales que tiene habilitado casi todo sobre el escenario, porque desde esa libertad ha construido a su personaje público. La referencia inicial de ella bajando una escalera como si fuera la tradicional revista porteña es potente, aunque con el correr de los minutos se va desdibujando.Jorge Marrale, en cambio, busca darle cierta carnadura a su personaje, corriéndolo de la pura máscara, aunque por momentos recurre a un tono y un modo de hablar muy lejos de todo naturalismo. Y la otra pareja, hija y yerno, brillantemente interpretadas por Kohan y Pérez de María, se ubican en una zona mucho más emocional de la interpretación. Y es que en buena medida la obra así lo requiere por su propio recorrido dramático: la noción de identidad -tan cara a los argentinos- surge por diferentes vías en esta familia y hacia el final reconoce todas las tensiones que puede haber en torno suyo, con la búsqueda de los orígenes "verdaderos" de una persona y la necesidad de liberarse de esa misma historia de otra.
Quien camine por la calle Corrientes con un poco de tiempo y ánimo de observación tendrá la fortuna de toparse con un fenómeno social y cultural que lo saludará desde una marquesina teatral, allí desde donde brillan sus protagonistas: una secretaria y seis pacientes -en todos los sentidos de la palabra- que aguardan en un consultorio al médico que los tratará por sus trastornos obsesivos compulsivos. Se trata de Toc Toc, la obra que con sus 15 temporadas en escena se ha vuelto mucho más que un fenómeno de las tablas: ha pasado a ser un tema de conversación, un síntoma de la argentinidad. Quien se cruce con ella hoy, lejos de toparse con un texto caduco, se asombrará con su contemporaneidad y la vigencia de unas criaturas que ya se volvieron, si se permite, una sana fascinación del público nacional.Los apasionados por el teatro seguramente recuerdan la explosión que fue el estreno de Toc Toc, la obra que escribió el francés Laurent Baffie, que tradujo el español Julián Quintanilla y que adaptó el argentino Jorge Schussheim. Boleterías repletas, boca en boca infalible, cartel de entradas agotadas noche tras nocheâ?¦ Fue una explosión particular aquella de enero de 2011, porque aquí estamos, 15 años después, y todavía sigue en cartel, con seis funciones de miércoles a domingos y con agregados durante los fines de semana de feriados.Gabriela Grinblat, que se pone en la piel de María en el elenco actual, es parte del suceso desde su origen. Es más: empezó trabajando como actriz de reemplazo cuando desde la producción advirtieron que la obra se trataba de algo fuera de lo común. "Cuando esto se estrenó, explotó: nadie esperaba este suceso y, al poco tiempo, se dieron cuenta de que no se podían dar el lujo de suspender una función, con todo lo que se vendía con anticipación. Era una locura -recuerda hoy la actriz de 63 años-. Entonces convocaron a un casting de reemplazo: una actriz que hiciera todos los personajes de las mujeres y un actor que hiciera todos los de los varones. Me tomaron y me tocó hacerlo un montón de veces: las actrices se enfermaron, faltaron, filmaron pelis, tuvieron que viajarâ?¦ En 2020, cuando inició la pandemia, me dieron el rol fijo de la secretaria del consultorio, y después, cuando volvimos ya postpandemia, empecé con el rol de María, que hago actualmente".Por las rutas argentinasA los dos años de iniciada la puesta en el Multiteatro hubo otro signo del éxito: la creación de un elenco de gira, para montar la obra en todo el país. Diego Freigedo, Ernesto Claudio y Gabriela Licht fueron parte de ese grupo que, durante seis años, llevó Toc Toc a distintas salas argentinas. En 2014, Freigedo peleaba con las dificultades de conseguir trabajo como actor y, entre los rebusques de hacer eso que tanto le gustaba, conoció en un evento a Leticia González de Lellis, quien era parte del elenco de gira de la obra. Un día, ella le dijo: "Hay un casting, pero es raro: tenés que estar disponible siempre y saber tres personajes". Era también, como en el caso de Grinblat, la búsqueda de un actor de reemplazo. "Yo no sabía si agarrar -se acuerda el actor de 51 años-. Mi mujer me pegó en la nuca con una chancleta y me dijo: 'Dale, agarrá, es importante. Es Toc Toc, el suceso del teatro nacional'".En el elenco actual -conformado por Freigedo, Grinblat, Licht, Claudio, Roberto Antier, Natacha Córdoba y Mora Lestingi- están quienes pertenecen a la era fundacional, quienes se sumaron en el camino y hasta quienes llegaron recién este año, como en el caso de Antier, quien explica su felicidad: "Me encantó que me llamaran, porque yo había visto Toc Toc y me parecía entrar a un clásico. Estoy feliz". Lía Jelín, a sus 90 años, fue una de las grandes impulsoras para que esta obra viera la luz en Argentina y es su directora histórica. Entre todos, en diálogo con LA NACION, intentan desentrañar las razones detrás de este fenómeno que es Toc Toc y que, dicen, se ha replicado de esta manera fantástica solamente en nuestro país."Cuando la leí, en su versión original traducida, me pareció larga pero me dejó deslumbrada -cuenta Jelín-. Antes que todo por el tema: que se tratara de los TOC, de los que por entonces muy poca gente sabía que eran así duros y difíciles. Después me di cuenta de que dentro de la obra estaban Esperando a Godot de Beckett, porque los pacientes esperan al psiquiatra que no viene, y A puerta cerrada de Sartre, ya que una vez que entran ninguno sale por el profundo deseo de querer curarse. El tema me pareció fascinante y creo que es el gran motivo de su éxito. Los temas en el teatro son siempre los mismos: amor, celos, pasiónâ?¦ Es difícil encontrar un tema nuevo. También me llamó la atención el hecho de que estuviera escrita en zig zag: dolor, humor, dolor, humorâ?¦ Chaplin se cae porque pisa una banana y te reís. Si no hay dolor, no hay humor".Freigedo toma las palabras de su directora. "Lía siempre nos dice: 'Tienen dolor ustedes; no hagan humor. Vivan los personajes con dolor, que la risa se construye sola con la situación'. Y es jodido eso -expresa-. Tenés que encontrar el punto justo y a la vez no perder el ritmoâ?¦ Porque cada personaje es como un engranaje dentro de una máquina. Siempre lo hablamos con los chicos: esto parece circo disfrazado de teatro, porque es pim-pam-pum-remate, pim-pam-pum-remate, y en el medio de esa mecánica que no se puede romper, porque quedás muy expuesto, tenés que transitar y vivir el dolor del personaje".La identificación, según el elenco, es otra de las razones que puede explicar la vigencia de la obra que producen conjuntamente Morris Gilbert, Tomás Rottemberg, Eloísa Cantón, Sebastián Blutrach y Bruno Pedemonti. Jelín aporta un recuerdo: a la salida del teatro apareció un muchacho que, mientras movía nerviosamente la pierna, les explicaba que si fumaba tres cigarrillos en Capital, debía fumar otros tres al pisar la provincia. Licht se suma haciendo memoria: "Nosotros hicimos mucha gira en los pueblos: nos recibían como si fuésemos los Rolling Stones y nos esperaban a la salida para hablar. Me acuerdo de un espectador, que nos dijo: 'Ay, yo era el loquito del pueblo hasta que vinieron ustedes. Ahora la gente me ve de manera diferente'".El ritual de verificación, la compulsión por el orden y hasta el Síndrome de Tourette son algunos de los trastornos que visibiliza la obra. Un estudio que la Organización Mundial de la Salud (OMS) llevó adelante en 2016 reveló que la Argentina es el país con más psicólogos del mundo: según la estadística, hay 222 profesionales cada 100 mil habitantes. ¿Tendrá eso algo que ver en la vigencia de una obra que sube a escena la problemática de vivir con obsesiones y ansiedades?Licht, quien además de actriz es psicóloga, ensaya su respuesta: "Creo que tiene mucho que ver. Una nunca lo sabe ni lo sabrá a ciencia cierta, pero yo creo que síâ?¦ Y sin embargo, mirá lo que pasa con los extranjeros: no hay ningún otro país supuestamente tan psicoanalizado o tan "terapeutizado" y para los habitantes de otros países sigue siendo una bomba venir a ver Toc Toc".Hace ocho años -cuando el elenco lo conformaban Mauricio Dayub, Gimena Riestra, Daniel Casablanca, Laura Azcurra, Natacha Córdoba, Diego Gentile y Jorgelina Vera-, la cuenta oficial de Multiteatro posteó: "Toc Toc se convirtió el domingo en la comedia más convocante de la historia argentina con 1.264.767 espectadores, y superó a Brujas. Aquella declaración, que entre otras cosas motivó a los periodistas Carlos Ulanovsky y Hugo Paredero a escribir un libro analizando el fenómeno teatral ("Siete personajes en busca de un Toc Toc"), puso en cifras el éxito de la pieza de Baffie en nuestro país, que actualmente ya superó las cinco mil funciones y los dos millones de espectadores.Drenar el dolorLas que son incontables son las risas que genera el espectáculo, que curiosamente tiene ese efecto más allá de tratar con delicadeza y seriedad lo que les sucede a los personajes. "Creo que los espectadores se identifican y se ríen de ellos mismos", hipotetiza Claudio. Y enseguida Freigedo aporta su interpretación: "Hay situaciones que son graciosas más allá de lo terrible. Como nos pasa en los velorios, que está inflamable el ambiente y de una chispita uno se empieza a matar de risa para drenar otra cosa, para relajar. Acá pasa mucho con el público: es una manera de acercarse al dolor. Conocen los TOC a través de la risa: es un puente. Porque después a eso se lo capitaliza y viene el sentido profundo de la obra"."Toc Toc es una obra antiindividualista", explica Licht. Y agrega Lestingi: "Lo es ya desde la estructura: yo lo veo un poco desde afuera porque mi personaje no está todo el tiempo en escena, pero los otros seis sí. También esta sala y esta cercanía con el público generan una unión grupal entre los espectadores y nosotros". ¿Un imposible? Querer descubrir las razones detrás del éxito de Toc Toc. Y, sin embargo, en tiempos que profesan la selfie y la mirada centrada en uno mismo, tal vez haya una posible explicación en aquella odisea colectiva y esperanzadora en la que se aventuran un elenco y sus criaturas sobre el escenario desde hace 15 años. Cruzada de piernas sobre la silla que su personaje limpiará antes de sentarse, dice Córdoba: "Cada uno entra consigo, con su propio conflicto, que cuando se transforma en un trastorno obsesivo compulsivo es muy limitante y angustiante para quien lo padece, hasta que se encuentran todos en este espacio del que no se pueden ir y se va armando una grupalidad, que chisporrotea, sí, porque no son compatibles, pero ahí es donde empieza el conflicto grupal". "Como ocurre en la sociedad", le sugiere Lestingi, su hija. "Sí, -afirma Córdoba-, como la sociedad, pero en un miniespacio con siete personas. Y entonces sucede que el conflicto grupal va desencadenando una búsqueda de mirar al otro, de ver qué le sucede al otro y de pensar en cómo se apoyan unos a otros para salir de esta situación".Para agendarToc Toc. Funciones: de miércoles a domingos. Sala: Multiteatro (Av. Corrientes 1283).
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Alejo Di Natale Vega y Lisandro Rafart Weit tienen orígenes diferentes. Uno admira a Les Luthiers y el otro ancló en Buenos Aires tras foguearse en América latina.
Tierra de Mafia (MobLand, Reino Unido/Estados Unidos/2025). Creador: Ronan Bennett. Elenco: Tom Hardy, Pierce Brosnan, Helen Mirren, Joanne Froggatt, Anson Boon, Mandeep Dhillon, Pady Considine, Geoff Bell, Daniel Betts. Disponible en: Paramount+. Nuestra opinión: muy buena. Tierra de Mafia intenta desmarcarse de las habituales ficciones sobre la "mafia", a menudo tensadas entre la nostalgia por el mito (y cierta romantización del crimen organizado), y la necesidad de un anclaje en el mundo real, sus nuevos negocios, su persistente violencia. Las primeras suelen recuperar algo de la mística del cine de los 70, tanto en clave operística como cercanas a una estética más border, o más scorsesiana: allí se pueden encontrar a Boardwalk Empire, a The Offer (sobre el rodaje de El padrino de Coppola), a la reciente El pingüino (injustamente cancelada), y a la más estilizada en el gesto vintage, Peaky Blinders. Las segundas buscan una aproximación contemporánea al crimen organizado, siguiendo la amalgama de realismo y humor definida por Los Soprano, modelo en esa tradición: ahí entrarían la oscura Ozark, las italianas al estilo Gomorra, y toda la línea bizarra desprendida de la saga Narcos. Entre esas tendencias han quedado algunos huecos para explotar, atractivos desde los comienzos del cine con la Ley Seca y las guerras de clanes, en plena formalización del cine de gángsters en los años 30. Tierra de Mafia intenta apropiarse de uno de ellos. Pues bien, los dos artífices de esta nueva serie de Paramount+, casa matriz de las ficciones adultas y masculinas impulsadas por el sello Yellowstone y el ecosistema de Taylor Sheridan, son Ronan Bennett -guionista de Enemigos públicos de Michael Mann, y creador de una ficción clave para esta tradición como la británica Top Boy-, y Guy Ritchie, quien ya ha hecho de su estilo iconoclasta una marca personal, para bien o para mal. Algo de ello asoma en Tierra de Mafia: la intención de Bennett de retratar con cierta crudeza y violencia explícita los negocios sucios de la familia Harrigan, signada por cambios generacionales y transiciones en los ánimos del crimen organizado, pero empapada de la estética cool y vibrante que Ritchie intenta dominar sin engolosinarse. El resultado es muy bueno, equilibrado, tensando un poco ese realismo que Bennett pretende asegurar cuando la cámara lujosa del director de Snatch: Cenizas y diamantes cobra demasiado protagonismo (por lo menos en los primeros episodios, que son los que dirige). La familia Harrigan está integrada por el irlandés Conrad, un patriarca avejentado, interpretado con simpática autoconsciencia por un Pierce Brosnan engominado, algo perdido por momentos, pero capaz de miradas despiadadas cuando la acción lo amerita. Comanda el negocio con mano firme, castiga a traidores y debe cuidarse de los devaneos de sus hijos y nietos, sobre todo estos últimos que son artífices de las mayores desgracias por venir. Junto a él, Maeve oficia de Lady Macbeth en la piel de Helen Mirren, consejera astuta y protectora de la familia, quien impone sus ideas como propias de los hombres. Lamentablemente, los hijos de la pareja no están a la altura: Kevin (Paddy Considine) no parece controlar a su prole, Brendan (Daniel Betts) ha sido desplazado por errores del pasado, y la hermanastra Seraphina (Mandeep Dhillon) intenta conquistar un lugar propio desde la periferia del favor paterno. Eddie Harrigan (Anson Boon), hijo de Kevin, es la oveja negra, el chico incontrolable que pasa del juego al desastre en un abrir y cerra de ojos.Pero el verdadero corazón de Tierra de Mafia está con Harry Da Souza, el notable personaje de Tom Hardy y verdadero atractivo de la serie. Es el hombre orquesta, una especie de consiglieri de acción, quien comanda las fuerzas de choque con sus propias manos, arregla los desastres de los descarriados y pone en marcha todo plan de contención. Harry es tranquilo en apariencia, pero su ebullición define el ritmo de los primeros episodios y el misterio que anida en sus motivaciones es lo que otorga espesura a la serie. Está casado con Jan (Joanne Froggatt) y tiene una hija adolescente, afronta contratiempos del "negocio" mientras esquiva la terapia de pareja, y ofrece lealtad con un agudo olfato para detectar los posibles traidores en el seno de la familia Harrigan. La figura de Harry evoca el origen de Tierra de Mafia: pensada como una especie de spin-off de Ray Donovan, aquel "hombre orquesta" que solucionaba los problemas de la élite de Hollywood de la serie éxito de Showtime (interpretado por Liev Schreiber), aquí se convierte en el sostén de esa compleja familia criminal por la que tiene que velar y también expurgar las culpas. En tanto Bennett se encuentra más atado que en sus otras ficciones, sobre todo que en Top Dog (ahí el perfil bajo le permitió un crescendo dramático excepcional y un realismo crudo sin veleidades estéticas), Tierra de Mafia no abandona del todo los arquetipos, aunque sí consigue con humor sacudirse las solemnidades y plantear los dilemas morales como algo más allá del crimen organizado. Está la relación de Conrad Harrigan con sus viejos amigos del pasado a la luz de las traiciones del presente, están los nuevos acuerdos por el fentanillo en tensión con la facción criminal de Richie Stevenson (Geoff Bell), dueño del sur de Londres, y luego los desatinos de las generaciones jóvenes, temerarias e irresponsables en esa impunidad que Harry debe cuidar con recelo. Un mundo mafioso ríspido y bastante consciente de su persistente tensión entre la mística de la ficción y la cruda violencia del mundo en que vivimos.
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