La Cámara Federal porteña consideró en diciembre pasado que la causa del ataque a la sede policial ocurrido en 1976, y que dejó 23 muertos, se siga investigando. Pidió citar para indagatoria al ex líder de Montoneros y otros sospechosos pero el expediente sigue quieto
El nuevo y progresivo protagonismo en la vida pública argentina de Mario Eduardo Firmenich, asesino condenado por múltiples crímenes cometidos por la siniestra organización terrorista que comandaba, preocupa a gran parte de la sociedad. De relator en la reciente miniserie Argentina 78, pasó a arengar a barrabravas de clubes del fútbol argentino para que "acompañaran" a los jubilados en su marcha al Congreso, con el saldo de desmanes, agresiones, lesiones y daños producidos por ellos sobre las fuerzas del orden, vehículos, comercios y edificios.Pretende tal vez con ello amenazar o atemorizar a los jueces que ahora deben juzgarlo, tal como lo hacía desde Montoneros en los años 70. Ocurre que Firmenich, como líder de aquella organización, fue llamado recientemente a indagatoria por orden de la Cámara Federal porteña por su participación en 1976 en el atentado en el comedor de la Superintendencia de Seguridad Federal, que dejó 23 muertos y más de un centenar de heridos y mutilados. La reapertura de la causa preocupa a los responsables de aquel ataque, pues resulta imposible ocultar su naturaleza terrorista. A diferencia de otros múltiples crímenes que cometieron, este brutal atentado -el mayor de la historia argentina, solo superado en muertos y heridos por el de la AMIA de 1994- nunca fue olvidado ni por la sociedad, ni por familiares, amigos y conocidos de las víctimas que lo evocan en cada aniversario.Fue diseñado, programado y llevado a cabo por el entonces Servicio de Inteligencia e Informaciones, que reportaba a la jefatura de Montoneros, a cargo de Firmenich y Roberto Perdía. El servicio seleccionaba los blancos y reclutaba a los jóvenes que plantarían y activarían los explosivos. La bomba de 9 kilos de trotyl y bolas de acero fue presuntamente colocada por José María Salgado, un joven universitario de 21 años, reclutado y capacitado militarmente por la organización e infiltrado en la Policía Federal. Salgado fue acusado de haber ingresado al edificio ubicado en la calle Moreno aquel 2 de julio de 1976 y de apoyar sobre una silla que se hallaba en el centro del salón comedor un maletín con los elementos explosivos, que detonó remotamente luego de retirarse cautelosamente. Según distintas investigaciones que reconstruyeron el feroz atentado, su coordinación estuvo a cargo del más destacado miembro del servicio de información e inteligencia de Montoneros, el escritor Rodolfo Walsh, que había ingresado a Montoneros en abril de 1973 junto a Horacio Verbitsky y otros militantes, provenientes de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). Los homenajes y reconocimientos a Walsh pretendieron lavar su pasado terrorista. Fue su propia hija quien expresó públicamente que "Esteban", su nombre de guerra, "estaba orgulloso de haber podido llegar a ser un combatiente. Y precisamente a él, que se ocupó tanto de sostener una versión de rigor con la verdad, mal podemos pretender arreglarle su biografía".No fue el único atentado con explosivos que llevarían a cabo los montoneros. En un solo día, el 26 de junio de 1972, habían hecho estallar más de cien explosivos. Pocos años después, distintas columnas de la organización reportaban la colocación de 85 cargas explosivas en distintos puntos urbanos. Imposible resumir aquí tantos aberrantes crímenes, muchos dirigidos a integrantes de las fuerzas policiales, mediante el reclutamiento de jóvenes seguidores del "Che" Guevara incitados ideológicamente a la violencia armada. En noviembre de 1974, un explosivo en una modesta embarcación del comisario Alberto Villar lo mató a él y a su esposa. En agosto de 1975 colocaron una bomba en un avión Hércules C-130 que transportaba a 114 gendarmes, con un saldo de 6 muertos y 23 mutilados. En junio de 1976, terminó con la vida del general Cesáreo Cardozo una bomba colocada bajo su cama por Ana María González, de tan solo 20 años, quien se había hecho amiga de la hija del jefe de la Policía Federal. En septiembre de ese año se hizo detonar una carga explosiva en el momento en que pasaba un micro con policías de Santa Fe que venían de cubrir un partido de Rosario Central contra Unión; murieron nueve efectivos, dos civiles y hubo decenas de heridos. Dos meses después Alfredo Guillermo Martínez, estudiante de abogacía de 24 años infiltrado en la policía bonaerense, colocaría un artefacto explosivo en el despacho del subjefe de esa fuerza de seguridad, lo que ocasionó la muerte de un oficial y 11 heridos y mutilados. Cuando una comisión policial fue a buscarlo a su domicilio, fue recibida por otra carga explosiva instalada en el lugar. Otro tanto ocurriría en 1978 con el almirante Armando Lambruschini: la bomba colocada en su casa hirió de muerte a su hija Paula, de 15 años, y a uno de los custodios, con secuelas de heridas graves e invalidez para numerosos vecinos.Salgado y otros jóvenes llevaban bombas en maletines. Las cúpulas montoneras los cargaban con millones de dólares, producto de robos y secuestros con los cuales financiarían, entre otros, al Movimiento Sandinista de Nicaragua, entonces comandado por Daniel Ortega. Hoy Firmenich es asesor del dictador asesino que mantiene presos a muchos de sus opositores.Los millones del erario público siguen repartiéndose sobre la base de leyes de reparación inexplicablemente vigentes para indemnizar a nuevas víctimas o familiares que reclaman a 50 años de los hechos. Muchos asesinos siguen libres y hasta gozan de indemnizaciones. Los años 70 no vuelven una y otra vez al presente argentino por obra de la casualidad. No hay casualidades, solo odio, corrupción y venganza.
Semana conflictiva
El comandante montonero traza una línea que no habría que subestimar: hay neo montoneros enquistados en filas kirchneristas y ultraizquierdistas.
Pocos días antes de la manifestación a favor de los jubilados que tuvo lugar este miércoles en la ciudad de Buenos Aires - en la que terminaron detenidas más de 90 personas tras los enfrentamientos entre los manifestantes y la policía-, el exlíder de Montoneros, Mario Firmenich, grabó un video en el que instaba a la gente a asistir y a "pronunciarse en defensa de los jubilados"."Son uno de los sectores más desprotegidos. Los hinchas de nuestros clubes sociales y deportivos, unidos, somos el pueblo argentino. Todos tenemos el deber de apoyar los derechos de nuestros compatriotas a una jubilación digna, al acceso a remedios y a buena atención médica", expresó desde España, en donde se encuentra radicado.Y añadió: "Como hincha de Racing Club de Avellaneda, me solidarizo con el acompañamiento de todas las hinchadas a los jubilados, el próximo miércoles 12 de marzo, frente al Congreso Nacional, a las 17â?³.Los incidentes en la marchaLa movilización en protesta por el ajuste a los jubilados terminó con más de 20 heridos -entre los que se encuentran Pablo Grillo, un fotógrafo que recibió el impacto de una cápsula de gas en el cráneo y permanece internado en estado de gravedad en el hospital Ramos Mejía-, 124 detenidos y graves destrozos.A la marcha se sumaron hinchas y "barrabravas" de distintos equipos de fútbol y agrupaciones de izquierda, lo que derivó en graves incidentes en las inmediaciones del Congreso. Allí, un masivo operativo de las fuerzas de seguridad impidió a los manifestantes reunirse en un punto de encuentro y dio paso a que grupos violentos se enfrentaran con policías y gendarmes, que los dispersaron utilizando gases y detonaciones de balas de goma.Los incidentes tuvieron lugar mientras sesionaba la Cámara de Diputados y terminaron con una jubilada de 87 años, Beatriz Bianco, herida de consideración tras haber golpeado la cabeza contra el piso, como consecuencia de un empujón que le propinó un efectivo en la esquina de Callao y Rivadavia cuando quiso sacársela de encima. A su vez, un policía de la Ciudad debió ser operado por una herida de arma de fuego.Al otro lado de la plaza del Congreso, un patrullero de la Policía de la Ciudad fue dado vuelta e incendiado. La misma suerte corrieron decenas de contenedores de basura. La presencia de integrantes de hinchadas de fútbol, que se autoconvocaron luego de que la semana pasada hicieron cabeza de playa los simpatizantes de Chacarita, le otorgó a la manifestación un tenor mucho más áspero.De los 94 detenidos. solo cinco serían barrabravas, según precisó hoy la Policía de la Ciudad de Buenos Aires. Según informó la gestión porteña, los detenidos en la marcha en reclamo de mejoras para los jubilados que fueron identificados como "barras" son: Claudio Alejandro Curci (Deportivo Español), Roberto Martín Cajal (Deportivo Español), Víctor Hubo Bellón (expresidente de Nueva Chicago y dirigente gremial de ATE), Carlos Julián Román (Nueva Chicago) y Gastón Eduardo Ruiz (Nueva Chicago).Además de ellos, en la zona del Congreso se multiplicaron camisetas de Boca, River, Independiente, Racing, Estudiantes, Gimnasia, Argentinos, Tigre, Lanús, Ferro, All Boys, Atlanta, Temperley, Almirante Brown, Excursionistas, Deportivo Morón, Quilmes, Nueva Chicago y Los Andes, entre otros clubes. Las principales consignas decían "estamos con los jubilados", y también se vieron banderas del Movimiento Peronista Riverplatense y de los Hinchas de Gimnasia Autoconvocados.
El exlíder de Montoneros publicó un video para convocar a la manifestación, que ayer terminó con 124 detenidos y 46 personas heridas
El ex jefe de Montoneros se presentó en un video que se difundió por redes sociales.