Los puntos de alimentación cerraron de manera temporal por una renovación contractual. La congresista pidió que se revelara el plan de contingencia que se implementó para evitar afectar a los beneficiarios
En medio de su larga disputa con el Ministerio de Capital Humano por el reparto de alimentos, y luego de haber logrado la validación de más de 60 comedores comunitarios, el Centro de Estudios Legales (CELS) y las organizaciones sociales nucleadas en la UTEP -uno de cuyos referentes es Juan Grabois- redoblaron la apuesta, y solicitaron ante la Justicia que ese reconocimiento alcance a un nuevo grupo de 63 comedores. El juez en lo Contencioso Administrativo Enrique Lavié Pico accedió ayer a tratar ese pedido durante la feria judicial."Los argumentos esgrimidos para fundamentar la solicitud de habilitación de la feria judicial revisten suficiente entidad como para disponer la medida excepcional requerida", sostuvo el magistrado en su resolución. "La demora impuesta por el receso judicial de enero en la tramitación de estos actuados entraña un riesgo cierto e inminente de frustración de derechos", agregó el juez.El nuevo reclamo de las organizaciones sociales busca el reconocimiento de 63 comedores comunitarios pertenecientes a la Federación de Cooperativas de Reciclado Limitada (Faccyr). "Se encuentran registrados en el Renacom [registro de comedores] y aunque presentaron toda la documentación requerida y solicitaron la renovación del Convenio para dar continuidad a las prestaciones alimentarias que venían recibiendo a lo largo de los años [...], no tuvieron respuesta de parte del demandado", dice el escrito que presentó el abogado de las organizaciones sociales, Nicolás Rechanik."En el marco del cumplimiento de la medida cautelar firme dictada en autos el pasado 12 de julio, solicitamos se intime al Ministerio de Capital Humano de la Nación a la adopción de las medidas administrativas necesarias para la inscripción [...] en el programa Alimentar Comunidad", dice el texto, en el que se asegura que estos centros han "cumplido con todos los requerimientos del convenio marco firmado en el 2023 y han intentado de manera infructuosa acceder a las líneas de financiamiento del actual Ministerio".El funcionamiento de la mayoría de los comedores que se reparten a lo largo y ancho del país dependía en buena parte de las organizaciones sociales, que oficiaban de nexo con el Estado en el reparto de alimentos. Desde las primeras horas de gestión, entraron en un enfrentamiento abierto con el Gobierno, que resolvió en diciembre iniciar un proceso de transición hacia un nuevo esquema de asistencia directa en los comedores y frenó el reparto de mercadería."Los comedores nucleados en estas organizaciones cumplieron con sus deberes y presentaron toda la documentación solicitada para avanzar con las renovaciones de los convenios y asegurar la continuidad de las políticas involucradas en cada caso", dicen las organizaciones en el último documento presentado ante la Justicia."Sin embargo -agregan-, no recibieron respuesta por parte del demandado, ni opciones alternativas para dar continuidad a las prestaciones. Esta omisión violatoria del derecho a la alimentación, motivó el inicio de esta acción judicial y el posterior dictado de la medida cautelar firme."Ahora, tras la habilitación de la feria, Lavié Pico deberá resolver la cuestión de fondo. El juez en lo contencioso administrativo resolvió a principios de diciembre reconocer la inscripción de 66 comedores pertenecientes a la Asociación el Amanecer de Los Cartoneros al programa alimentario del Gobierno.
El libertario había adelantado su intención de terminar con los piquetes y la intermediación de la ayuda social. Las medidas fueron denuncias por represión e irregularidades, pero el Gobierno también promovió una presentación contra referentes sociales. Leer más
Los espacios comunitarios relevados por el Observatorio de Economía Popular, Social y Solidariade la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) y la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (Utep) brindan asistencia alimentaria a 72.390 personas, entre las cuales la gran mayoría son niños, niñas y adolescentes.
"Decidimos tener un solo comedor, para no llenar la casa de mesas", comparten los arquitectos Agustina GarciÌ?a Albarido y MartiÌ?n Bayley Bustamante, socios del estudio Vayes Augusta Arquitectos y duenÌ?os de casa. Lo ubicaron conectado a la cocina, que le regala el azul 'Baby Blue Eyes SW 9070â?² (Sherwin Williams) de sus muebles y el verde de sus ventanas continuas.Una sola mesa, también"Aunque hicimos la cocina de cero, se mantuvo la distribución original. Sí hubo un pedido puntual de la dueña de casa: una isla para sumar superfice de trabajo, comer al paso o sociabilizar", cuentan los arquitectos Florencia Ordóñez y Nik Wenzke, a cargo del proyecto de la reforma. A esa isla le sumaron banquetas elegantes, de la misma familia que las sillas de la mesa redonda. El resultado es un híbrido muy interesante, donde el elemento integrado no es tanto la cocina como el comedor, ligado tanto a esta como al living.La pared divide, pero también comparte: la chimenea se disfruta tanto en el living como en la cocina-comedor. NetLa arquitecta Carla Falco y Martín Urruspuru, al frente de Estudio Falco eligieron para su casa una ambientación sencilla organizada con muebles de autor y otros de factura propia. Sin dudar, optaron por el estilo que los identifica: un racionalismo de líneas netas que se amplifica sobre el blanco puro y atemporal. Su propuesta para el comedor es el inagotable encanto de una mesa Tulip y sillas Thonet.Sensación de Brasil"Retapicé en pana de algodós estas sillas que conseguí en la Feria de Anticuarios del Bajo de San Isidro. A veces encontrás algo interesante y otras no, pero nunca dejo de ir", nos dijo Gaby Candioti, diseñadora textil, de indumentaria y dueña de la tienda de ropa Candioti . "Estamos considerando cubrir las venecitas con un panel de madera. No de un modo definitivo, pero como para darnos una tregua. Por otro lado, me gusta su sensación de Brasil, su color y esa modernidad de traer un revestimiento de cocina al comedor. Ya veremos".Espacio para todoEn la casa del arquitecto AgustiÌ?n Goldenhorn, la planta baja abierta reúne funciones múltiples: "No creo que estos ambientes deban estar separados; acá sucede todo al mismo tiempo: poner música, cocinar, agregar leña al fuego". Sin duda, esas tareas tan cotidianas toman otro vuelo en contacto con el patio interno abierto que deja entrar un aire de vacaciones casi palpable.El comedor-mesada-barra se hizoc con una vieja mesa de taller encontrada en una compraventa de Tigre.La mano del amoLa mesa Tulip queda bien con (casi) todo. Si no, miren estas sillas que la artista plástica Romina Salem Taborda encontró en un mercado de pulgas y que ella misma restauró con ayuda de un zapatero. "Compré el cuero, miré en detalle el diseño y el encordado y le pedí que lo cortara e hiciera los agujeros, ¡que había contado! Después yo misma las armé", nos contó cuando la visitamos en su antiguo departamento sobre Avenida Córdoba.En compañía de los librosLa interiorista Bibiana Valeiras, titular de la firma que lleva su nombre, es la creadora de este comedor diario abarcado por una gran biblioteca cuyo disenÌ?o juega con formas flotantes y un patroÌ?n de llenos y vaciÌ?os para dejar partes del hormigoÌ?n a la vista.Mid-Century"Todo estilo tiene una razoÌ?n de ser, y ahiÌ? estaÌ? su valor; por eso te gusta. Si lograÌ?s identificarlo, no te vas a equivocar, aunque esteÌ? fuera de la tendencia. Es maÌ?s, quizaÌ?s esteÌ?s marcando una nueva moda", nos dijeron Juan JoseÌ? Matijas y Roberto Cardillo Moreno la pareja de interioristas a cargo de Estudio DI | DisenÌ?o de Imagen, especialistas en mobiliario Mid-Century. ActualEl arquitecto Jorge Mazzinghi fue el encargado de adecuar esta casa en La Horqueta a la actualidad familiar de la pareja y sus cuatro hijos, tres de los cuales son mujeres adolescentes. Además de cambiar y ampliar, una de sus tareas fue mejorar lo conservado. "¡A la vista!", pidió cuando vio los techos. Además de su singularidad, los cielos rasos de machimbre blanco maximizaron las alturas. Contrastes"Cuando los elementos entran en una relación lúdica, se teje entre ellos un sentido compartido, al tiempo que cada uno puede mantener su singularidad y sorpresa. Si la decoración es predecible, en cambio, el juego acaba rápidamente", nos dijeron Juan Augusto Laplacette, psicoÌ?logo e ilustrador, y Mariano Daniel Manzi, licenciado en Ciencias de la ComunicacioÌ?n y ceramista en sus ratos libres. "La mesa redonda con tapa de pergamino genera dos contrastes notables: uno con el ambiente, cuadrado; el otro, con las sillas y el espejo de metal, cuya materialidad fría choca con la calidez del piso y del cuero".
El real decreto sobre comedores escolares también garantizará el consumo diario de frutas y verduras frescas para todos los niños
Debido a la crisis alimentaria y al aumento de la lista de espera en los centros comunitarios del AMBA, la ONG vuelve a lanzar una nueva campaña de donaciones Leer más
El programa va dirigido para personas que radiquen en la CDMX
Tras la decisión del juez en lo contencioso administrativo Enrique Lavié Pico de intimar al Ministerio de Capital Humano.
El Movimiento Piquetero, integrado por ocho agrupaciones, entre ellas, el Polo Obrero (PO), activó hoy un acampe en La Matanza para reclamar alimentos para los comedores comunitarios y un bono de emergencias de $100.000 en concepto de Ingreso Familiar de Emergencia. El reclamo, que tiene como blanco al Gobierno nacional, finalizará con un acto en San Justo. "Marchamos contra el hambre Milei, queremos un bono para los compañeros que no van a tener fiestas navideñas. Queremos que se aumente el programa social que tienen los beneficiarios del Potenciar Trabajo [sigue en $78.000 desde diciembre de 2023], que lamentablemente sigue congelado. Hay un operativo de seguridad enorme de Patricia Bullrich, con la Gendarmería, violando la jurisidcción de la provincia. El gobernador Kicillof debería salir a repudiar esto, sino forma parte del pacto que viene haciendo Cristina, que viene haciendo el peronismo para que no haya lucha ni movilización", denunció Belliboni a través de un video desde el corte en la ruta 3. El Frente de Lucha Piquetero avanza hacia la Municipalidad de San Justo, para construir un gran Matanzazo contra el hambre de Milei, Caputo y Pettovello a nuestro pueblo. Si no reparten la comida para los comedores y la dejan pudriéndose en galpones, los piquetes van a seguir pic.twitter.com/pYyWHLva5c— Tatiana Fernández Martí (@tatious_) December 3, 2024La movilización de los piqueteros y del PO, el brazo territorial de la izquierda, se realiza en la provincia de Buenos Aires para evitar de esa manera el operativo antipiquetes que rige en la Ciudad de Buenos Aires y al que no adhirió la gestión de Axel Kicillof. Por ese motivo, Belliboni cuestionó el silencio del gobernador ante el despliegue de fuerzas federales en el municipio más poblado de la provincia, donde históricamente mandó el PJ. "Esta política ya tiene su expresión en el colaboracionismo y la pasividad de las centrales sindicales ante la ofensiva antiobrera de Milei y en el propio Congreso Nacional, con la firma de [Lucía] Corpacci del pliego del juez [Ariel] Lijo. Rechazamos la represión y la persecución, y defendemos el derecho legítimo del pueblo a manifestarse y luchar por sus demandas. Hacemos responsable al gobierno nacional de Milei, al gobierno provincial de Kicillof y gobierno municipal de [Fernando] Espinoza de cualquier tentativa represiva contra el movimiento piquetero movilizado", advirtieron los piqueteros en un comunicado conjunto. Integran el Movimiento Piquetero el PO, MTL Rebelde, la agrupación William Cooke, Bloque Piquetero Nacional, MTR 12 de abril y el Frente de la Resistencia, entre otros grupos.
El conflicto por la exclusión de comedores comunitarios, impulsado por UTEP y el CELS, suma un nuevo capítulo con la decisión de reincorporar 66 comedores a través de una resolución judicial, pero sin reabastecer alimentos directamente. Leer más
La orden, que fue dictada por el juez Enrique Lavié Pico, reincorpora a los lugares vinculados a El Amanecer de los Cartoneros. "Demostramos que nuestro obrar es siempre conforme a derecho, ratificando el compromiso asumido por este Ministerio de Capital Humano de honradez y eficiencia", sostuvieron desde la cartera a cargo de Sandra Pettovello
Desde el gobierno aseguran que "no se incumplió con ninguna ley", mientras que desde el espacio de Grabois apuraron con una chicana: "Entreguen la comida. Tienen hasta el lunes. Tic tac". Leer más
El juez en lo contencioso administrativo Pablo Cayssials le ordenó al ministerio de Capital Humano que dirige Sandra Pettovello que rectifique la respuesta que dio frente a un pedido de acceso a la información y entregue una copia del informe elaborado por la cartera en el que se afirma que casi la mitad de los comedores registrados no existía, según sostuvo en mayo el exjefe de Gabinete Nicolás Posse en su informe de gestión.El fallo del juez Cassyals es en respuesta a un amparo que presentó la diputada nacional de Unión por la Patria, Natalia Zaracho -que responde políticamente al dirigente social Juan Grabois- y se enmarca en la disputa que los movimientos sociales mantienen desde diciembre con el Gobierno por la distribución de alimentos para los comedores. La inexistencia de muchos de ellos fue uno de los argumentos que esgrimió el Gobierno para justificar el freno en el reparto de mercadería al inicio de gestión.A través de un pedido de acceso a la información pública, Zaracho solicitó en mayo una copia del informe de la auditoria que el Gobierno realizó sobre los comedores, en el cual se afirmaba que casi el 50% de ellos no existía. Fue luego de que el exfuncionario Posse se refiriera a dicha documentación en su informe de gestión de aquel mes.El ministerio pidió una prórroga del plazo para aportar la documentación solicitada, que incluía los formularios de relevamiento en los comedores, y tras ello, ofreció una respuesta que dejó inconforme a Zaracho, que activó el amparo al que el juez Cassyals dio lugar este viernes."Indudablemente, la ambigüedad de la respuesta se desprende a poco de comparar el contenido de la solicitud de acceso y lo que, en efecto, la accionada resolvió informar y denegar", sostuvo el magistrado."Se limitó a describir el funcionamiento del Registro Nacional de Comedores y Merenderos Comunitarios, las dificultades del Ministerio para realizar el relevamiento de los comedores y la implementación de algunos programas. Nada dijo en punto al informe de auditoría requerido por la señora Zaracho, y al que hizo referencia el entonces Jefe de Gabinete de Ministros. De allí, la ambigüedad de la respuesta estatal que resuelve 'informar', pero, en los hechos, nada informa respecto de la solicitud de su presentación", agregó.Por ello, el juez declaró nula aquella respuesta y le ordenó al ministerio que "proceda a su sustitución mediante la emisión de un acto acorde con el ordenamiento jurídico".En septiembre, el presidente Javier Milei dictó un decreto por el cual estableció ciertas restricciones en la ley de acceso a la información pública, sancionada en 2016 durante el gobierno de Mauricio Macri.Es el segundo dolor de cabeza que la normativa le genera al Gobierno por el tema alimentario: en mayo contestó un acceso a la información en el que detallaba que mantenía almacenados 5 mil toneladas de alimentos en los depósitos del ministerio de Capital Humano.
Un comedor de barrio Los Robles redujo a un día por semana la entrega de raciones de comida, mientras que un merendero de Alta Córdoba está a punto de cerrar por la gravedad de la situación económica. Leer más
El Juzgado Contencioso Administrativo Federal N°7, a cargo del juez Walter Correa, le ordenó al Gobierno este viernes que el Ministerio de Capital Humano, a cargo de Sandra Pettovello, continúe con la entrega de alimentos a comedores. Esta sentencia fue resultado de un amparo que presentó la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), que lidera el dirigente social Juan Grabois.El fallo -al que accedió LA NACION- le pidió a la administración libertaria que "garantice el abastecimiento adecuado de alimentos de los grupos vulnerables" y que se informe mensualmente sobre los programas de distribución de comida.Noticia en desarrollo
El referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), Nicolás Caropresi, señaló que la situación social en los barrios es cada vez más preocupante: "La crueldad se está viendo por abajo", aseguró el dirigente social en la 750.
No es la primera vez que Mariela Acevedo, de 45 años, se acerca al comedor "Niño y la Familia" de El Tala, un barrio de Francisco Solano, partido de Quilmes. Iba de chica porque tenía muchos hermanos y en su casa "la plata no alcanzaba". De joven, pudo trabajar y la situación mejoró, así que solo se acercaba a saludar a la familia que abrió el lugar en 1994.Hace un tiempo, Mariela tuvo que volver a retirar comida porque la economía de su hogar se empobreció. Ella está a cargo de dos hijos y un nieto. Además, hace unos meses, su hija, de 22 años y mamá de tres niños, se sumó a la lista de asistentes al comedor."Estoy sin trabajo y mis hijos hacen changas a la par que están terminando la secundaria, pero la plata no alcanza. Mi hija limpia casas de familia, pero se quedó sin trabajo y hace poco enviudó. Puras desgracias", cuenta con preocupación Mariela, mientras espera retirar un recipiente con guiso de arroz con alitas que huele rico desde la vereda que da a una calle de tierra.Adentro del comedor, Carlos y Blanca organizan los táperes de las 80 familias. Son unas 300 personas, en su mayoría niños y niñas, las que ese día pasarán por allí. Cada recipiente tiene escrito un apellido y la cantidad de raciones. Su hijo mayor termina de llenar algunas bolsas con alimentos y productos de limpieza que más tarde repartirán entre vecinos del barrio más humilde de la zona, La Matera, que se inunda con cada lluvia.Angélica, de 87 años, le sonríe a cada persona que ingresa a buscar su ración y que la saluda con un "¡Hola abuela!". La mujer, a sus cuarenta y pico, creó el comedor en su propia casa, donde aún vive, con su hija, su yerno y sus dos nietos mayores de edad."Este trabajo no es para cualquiera. Hay que tener ganas, paciencia y amor porque siempre es cuesta arriba", cuenta Carlos y dice que Angélica es todo un ejemplo. Luego se lamenta y cuenta que este año no pudieron festejar como habrían querido el Día del Niño, como lo hicieron el año pasado, con una fiesta en la calle y una merienda. No solo porque se encarecieron los precios de los alimentos y el subsidio que reciben del Bingo de Quilmes ya no les alcanza, sino porque ante tanta urgencia no alcanzan las donaciones, ni el dinero que a veces deben poner de sus bolsillos. También porque son cada vez más las familias que se acercan."Hay unas 50 personas en lista de espera", dice. Pero no todas son malas noticias. En mayo pudieron comenzar a trabajar con el Banco de Alimentos de Buenos Aires, una organización que recibe donaciones de alimentos y productos de primera línea de parte de empresas, productores agropecuarios y supermercados, y que luego distribuyen entre organizaciones sociales. "Gracias al banco pudimos sumar más porciones de comida y darle de comer a más personas, en su mayoría niños", cuenta Carlos con entusiasmo y muestra los fideos, los bidones de puré de tomate, y más mercadería.El Banco de Alimentos de Buenos Aires asiste en la zona del AMBA a 1181 comedores y organizaciones sociales. Esto significa que llega con su ayuda a un total de 350 mil personas, de las cuales el 65% son niños."El año pasado, donde se asistía a unas 150 personas, hoy se asiste a 220. Y la situación es grave, porque 6 de cada 10 personas que van a esos comedores son chicos", dice a LA NACION Fernando Uranga, director general de Banco de Alimentos.Ellos también tienen lista de espera. "De enero a julio de este años, 525 instituciones se postularon para empezar a articular con el Banco de Alimentos Buenos Aires", indica."Del año pasado a este, entregamos un 30% más de alimentos, pero la demanda es mucho mayor y no llegamos a cubrir ese aumento", se lamenta y señala que esta semana comenzaron una nueva campaña para convocar nuevos donantes y más voluntarios.¿Cómo colaborar con el Banco de Alimentos?La situación de urgencia de las familias como la de Mariela, de los comedores y de organizaciones que ayudan a otras organizaciones, como el Banco de Alimentos, se da en un contexto de aumento de la pobreza. A fines de septiembre, el Indec difundió que la pobreza subió al 52,9% durante el primer semestre del año, que el 66% de los chicos de 14 años o menos son pobres (en el segundo semestre de 2023 el 58% estaba en esa situación) y que un 27% directamente se encuentra en la indigencia (antes era el 19%).La razón del hambreAnte esta crisis económica y social, es interesante analizar que más de la mitad de los chicos que van a los comedores comunitarios recibe ayuda del Estado y son mayoría los que viven una situación de inseguridad alimentaria: tres de cada 10 debieron saltearse alguna comida o redujo las porciones y cuatro pasaron hambre en el último año, según un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina. Es decir, no alcanza. En marzo, representaban el 11% de los niños, niñas y adolescentes del país."En las situaciones de pobreza, lo primero que hacen los hogares es restringir la calidad de los alimentos y son las mujeres adultas las que bajan la cantidad de sus ingestas diarias, para luego ser los hombres adultos y finalmente los niños los que dejan de comer. Es entonces que se habla de inseguridad alimentaria severa, cuando los padres afirman que los chicos pasan hambre", explicaba hace unos meses a este medio Ianina Tuñón, una de las investigadoras que elaboró el informe junto a Matías Maljar.En diciembre, la cartera de Capital Humano liderado por Sandra Pettovello decidió auditar el sistema de comedores para eliminar a los "intermediarios", en alusión a las organizaciones sociales. Así, se cambió el sistema de asignación de fondos, lo que aún está en proceso. Esto ocasionó el cierre de cientos de comedores en el país porque se cortó la asistencia de alimentos. Más adelante, se reactivó la distribución de la mercadería en manos del Gobierno a través de organizaciones religiosas.Pasados meses de esa medida, desde esa cartera afirmaron a LA NACION que hoy "se asiste a un total de 4.325 comedores y merenderos, de los cuales 1.358 pertenecen al AMBA". Ante la pregunta de si el relevamiento del Registro Nacional de Comedores terminó, contestaron que aún continúa. En concordancia con la política que plantearon de eliminar intermediarios, indicaron que a los que han sido ratificados se le da una tarjeta prepaga para que puedan comprar ellos mismos de acuerdo a la cantidad de personas que asisten. Se les da lo que equivale a una canasta alimentaria básica de alimentos. Ese programa dinámica fue instaurada a través del programa Alimentar comunidad. "Preferimos no dar alimentos, que los comedores compren lo que necesiten y que las personas coman en sus casas, no en esos lugares", explicaron.En la puerta del comedor de Quilmes, que abre los lunes, miércoles y viernes, una mujer de 21 años con un bebé en brazos y dos niños que la siguen a la par, pregunta si ya hay cupo. Es hija de una de las personas que retira comida. La joven vive a 10 cuadras de allí, en el barrio La Matera. Si bien le aseguran que aún no, le piden que pase más tarde, después de que se reparta la comida, que van a ver cómo la ayudan.Carlos explica que hay más demanda por un combo de situaciones: "Mucha gente se quedó sin trabajo este año, cerraron muchos comedores y otros bajaron los cupos por falta de mercadería, como a principio de año cuando Cáritas no entregaba nada".Desde Banco de Alimentos de Buenos Aires, Uranga explica que las medidas del Gobierno "impactaron en un aumento de la demanda de alimentos desde las organizaciones" y que también ese incremento se explica "por la situación económica y el aumento de la pobreza"."Si la economía se empieza a reactivar, las empresas empiezan a dar trabajo y entonces baja la demanda de alimentos. Por eso, en estos contextos, nuestro objetivo es destacar la solidaridad que está en el ADN de los argentinos. Nuestro objetivo es reducir el hambre, mejorar la nutrición y evitar el desperdicio de alimentos", explica Uranga con conocimiento de causa, ya que la organización atravesó varias crisis desde su creación en 2001 y el año pasado entregó más de 18 millones de platos de comida, beneficiando a más de 300.000 personas, de las cuales el 65% son niños.Cadena de esfuerzos"Te dan hasta lo que no tienen. Yo venía al mediodía hace unos años, después de vender chipá en Lomas desde las 5 de la mañana. Buscaba una vianda para mi nene, pero Angélica no me dejaba ir sin comer algo", dice Olga Cano, una vecina de 67 años que cobra la jubilación mínima. "Ahora mi hijo es mayor, es albañil y hace changas, pero no le alcanza. Entre mis remedios, pagar servicios y el día a día, a mí menos", dice.Antes de retirar su ración firma un formulario. Su táper lo había dejado en el comedor a las 10 de la mañana, como debe hacer cada familia. "Es una manera de que se comprometan", dice Carlos que trabajó en una fábrica de plásticos y ahora está tramitando su jubilación.Ese seguimiento que hacen en el comedor ayuda a que tengan los números de la asociación prolijos, y que sean más eficientes a la hora de comprar mercadería y recibir donaciones. Esa prolijidad es uno de los requerimientos del Banco de Alimentos, ya que deben garantizar la trazabilidad de la mercadería de las empresas e industrias del agro donantes.Otra cosa que distingue al Banco de Alimentos y su relación con las organizaciones que ayuda es que estas últimas pagan un 5% del total de lo recibido, algo que es simbólico, pero clave en el espíritu de la organización. "Esto es una cadena de esfuerzos", explica Uranga de manera coincidente con Carlos. "La contraprestación es el esfuerzo de cumplir con las metodologías que impone el banco y le da confianza y transparencia a las empresas que nos acompañan".Esa mercadería es donada porque perdió su valor comercial, por ejemplo, porque tienen mal impreso su packaging o porque hubo sobreproducción de verduras o frutas y no llegan a colocarlos en el mercado. Todos esos alimentos están en perfectas condiciones para ser consumidos y son clasificados por voluntarios y almacenados en su centro de distribución, en Benavidez. Luego, las organizaciones son las que retiran la mercadería y se deben esforzar por pagar el flete.Carlos dice que el traslado al sur es caro, pero lo vale. Cuenta que este mes recibieron yogures del Banco de Alimentos. "Es un lujo", dice. Es que son productos que no suelen consumir las familias por su alto costo.Orgulloso, el hombre abre una de las heladeras industriales para mostrar lo que repartirán y comenta: "Gracias a la mercadería que adquirimos con el Banco podemos hacer stock. ¿Sabés para qué nos sirve? Esta heladera hace unos meses se descompuso y nos costó 800 mil pesos el arreglo. Ese dinero lo solemos descontar del subsidio, lo que hace que compremos menos comida. Así que ahora con la ayuda el banco, tratamos de que nunca falte stock. Se viene el calor y todavía tenemos que arreglar el grupo electrógeno que se nos quemó. Tenemos heladeras con carne, imaginate si perdemos todo esto", describe Carlos visualizando los posibles cortes de luz programados que barajó el Gobierno para este verano.Afuera, Mariela recibe el arroz con alitas, se suman más familias que saludan con cariño a la "abuela", que a veces ayuda cortando las verduras. Todos agradecen con una sonrisa, que se desvanece cuando comentan algún que otro problema con Carlos y Blanca. "Que la inundación, que no hay plata para las zapatillas de los chicos". Ellos dicen que algo se les ocurrirá, que hay que tener esperanzas ahora que reciben la ayuda del Banco de Alimentos. Después, se abrazan y sonríen cómplices, algo que dicen, estas épocas de urgencias no hay que perder.Cómo podés colaborarBanco de Alimentos de Buenos Aires (CABA y conurbano): podés sumarte como voluntario, hacer una donación de dinero como particular o sumarte como empresa, ya sea a través de la donación de alimentos, productos y servicios logísticos, dinero o tiempo que se transforma en ayuda. Más información haciendo click aquí.Asociación El Niño y la Familia (El Tala, Quilmes): podés acercar alimentos no perecederos, donar zapatillas, ropa y materiales de construcción para las familias del barrio vecino, La Matera, que sufren inundaciones con cada lluvia. Podés contactarlos al 1153263662 y en asoccivninoyflia@yahoo.com.ar
"Pancitas Llenas" se trata de un proyecto que tiene una importancia trascendental para ganar la batalla contra el hambre, ya que el 11,1% de niños y niñas recibe alimentos de comedores no escolares.
Mientras el consumo de alimentos acumuló una caída del 18,6% en los primeros meses del año, la demanda en los comedores aumentó considerablemente. Esta semana organizaciones sociales convocaron a una nueva "Fila del Hambre" en las puertas del Ministerio de Capital Humano. Sin embargo, hay quienes, aún lejos de esta nueva forma protesta, están muy cerca de esa situación. Qué pasa en los lugares más alejados del país. Leer más
Mañana, desde las 10, se concentrarán en Carlos Pellegrini y Juncal. La primera "fila del hambre" se realizó el 1 de abril. Se aplicará el protocolo antipiquetes. "El pueblo necesita comer", es una de las consignas
La adjudicación del proceso tiene como objetivo mitigar los niveles de inseguridad alimentaria, pobreza y vulnerabilidad social
Sólo el 7% rendía cuentas de los alimentos que recibían. Había "pre inscriptos" más de 40 mil. De los 3.385 comedores verificados por el Ministerio de Capital Humano, el 47,5% nunca funcionaron
A partir de las 10 marcharán al edificio ubicado en Carlos Pellegrini y Juncal. También protestan por las modificaciones al Monotributo Social que obliga a pagar el 50% de la obra social
El grupo de WhatsApp que comunica a los vecinos que concurren al comedor "El Arroyito", del barrio Santa Rita, en González Catán, se activa cuando el guiso de arroz cocinado por cinco mujeres en la casa de Laura Aquino, una referente del movimiento social Barrios de Pie, está listo. En cuestión de minutos, comienza el trajinar de niños, jubilados y madres en busca del tupper que dejaron un rato antes, para llevárselo cargado con una ración que será su comida nocturna, acompañada de unas naranjas. Es el único día de la semana en que este comedor funciona. La misma frecuencia en caída se observa en el comedor "Panza llena, corazón contento", en Los Hornos, La Plata. Alrededor de ambos lugares, los testimonios describen un panorama sombrío que no estalla en protestas ni altera la parsimonia barrial.Tanto en González Catán, partido de La Matanza, cono en Los Hornos, la imagen que devuelven los comedores barriales parece la misma. La escasez de mercaderías limita su capacidad de acción y los obliga a abrir solo una vez por semana, cuando estaban habituados a una frecuencia de al menos tres jornadas semanales. Si bien denuncian que el Gobierno les cortó la asistencia y reclaman que se restablezca el flujo, coinciden en señalar que las protestas no estallan en las calles porque impera el temor a ser reprimidos por las fuerzas de seguridad.La calle Perseverancia es de tierra y tiene a metros un arroyo llamado Las Víboras, cruzado por un estrecho puente metálico. En ese paisaje, se encienden las maderas para calentar una gran olla, acomodada sobre la carcasa de lo que fue una vieja cocina. Las cinco mujeres que trabajan en el comedor "El Arroyito" están identificadas con pecheras que tienen las leyendas "Barrios de Pie. González Catán" y "UTEP [por la Unión de Trabajadores de la Economía Popular]". Cada una de ellas percibe un plan Potenciar Trabajo (un programa que el Ministerio de Capital Humano segmentó en dos planes: Volver al Trabajo y Programa de Acompañamiento Social) de $78.000 mensuales, cuentan a LA NACION. Aunque no llevan un padrón, afirman que las familias que asisten pasaron de 30 a unas 50."Antes hacíamos el comedor toda la semana. Tuvimos que bajar a tres días, dos y ahora una vez por semana. Lo estamos sustentando con rifas, yendo al Mercado Central o con donaciones. El Gobierno no nos quiere dar la mercadería. Para ellos, somos comedores fantasma. Nunca vinieron a ver qué es lo que hacemos. Me llamaron, dijeron que me iban a venir a visitar y nunca vinieron. Estamos abandonados por el Estado", afirma Aquino, que tiene el comedor "El Arroyito" hace 10 años y milita hace 18 en el movimiento social Barrios de Pie, una organización vinculada al peronismo.Tres paquetes de arroz y un poco de sal son suficientes para encarar la última parte de la cocción en la olla del barrio Santa Rita, que las mujeres del comedor revuelven con grandes maderas que tienen colgadas en las columnas, también de madera, que sostienen un techo en el patio de la casa de la calle Perseverancia.Cuando el mensaje de WhatsApp comunica al grupo vecinal que la comida está lista, el primero en llegar es Juan Zarza, un changarín que va al comedor "desde que está" y vive solo. Lo siguen dos chicos de no más de diez años, que pasan a retirar los tuppers y las naranjas para sus casas. La lista se engrosa con una señora, una nena y con Santos Ramón Acuña, un hombre que afirma que se mudó al barrio "hace cuatro días" y ya acude al comedor, al que lo "trajo una señora", según cuenta a LA NACION. A los pocos minutos, llega a buscar su ración Elena Agüero, una jubilada, de 67 años, que va al comedor desde que comenzó a funcionar. "Los jubilados estamos re mal", sostiene, y cuenta que va a distintos comedores del barrio, en el que vive hace 29 años.A unos 90 kilómetros del barrio Santa Rita, en el comedor "Panza Llena, Corazón Contento", de Los Hornos, bosquejan un escenario similar. El espacio no está vinculado a espacios políticos -afirman que se abrieron de Libres del Sur cuando llegó Javier Milei al Gobierno- y se maneja entre la escasez de mercaderías. En sus alacenas queda solo polenta, arvejas y yerba. A pocos metros de la calle 149, una vía rápida con postes y paredones pintados con los colores de Estudiantes y Gimnasia según la cuadra que se transite, el comedor funciona en la casa de los suegros de Silvia Barrientos, la responsable del espacio."No tenemos los medios para sustentar la olla. Estamos haciendo una vez por semana, cuando lo hacíamos antes tres veces. Estamos asistiendo a 250 personas, hay familias de hasta 12 personas. Antes hacíamos 30 tuppers por semana, antes de la llegada del nuevo presidente; ahora estamos haciendo 60. Y estamos poniendo un cucharón por tupper, quizás para una familia de 12 personas, es una locura. Es para no decirles que no hay", relata Barrientos a LA NACION. Subraya que "hay nenes que pasan hambre, al punto de llorar por hambre".El Potenciar Trabajo de $78.000 es la entrada de dinero general para la familia que trabaja en el comedor platense, al igual que en el caso de González Catán. Al lado de la mesa, está el carro con el que el suegro de Barrientos, Santiago Oyhamburu, de 61 años, sale a juntar cartón. En Los Hornos abundan los comedores. Por caso, a la vuelta de "Panza Llena, Corazón Contento", está "La Olla del Puente", a cargo de un vecino apodado "El Ruso".Sin ánimo para la protestaA pesar de que los responsables de los comedores y los vecinos que acuden en busca de alimento relatan una situación social dramática, admiten que es improbable que esa circunstancia se transforme en un estallido de protestas y encuentran la explicación en la estrategia que utiliza el gobierno de La Libertad Avanza ante las manifestaciones. Así lo plantea Karina Pérez, una mujer de 48 años que concurre al comedor de Los Hornos: "La gente ya está muy cansada de la situación. No podés salir a hacer un corte que enseguida llega la policía, no está para salir a hacer un piquete". Admite que ella "antes iba a las marchas por el tema de los planes", y aunque ve la conflictividad en baja, aclara: "Si vos no vas a la marcha, alguno te dice que te da de baja, y por las dudas hay que ir"."La gente no tiene ganas de salir a la calle a protestar. Uno lo ve en la tele: los jubilados salen a protestar porque no les alcanza para un remedio y los agarran a palazos", señala Walter Oyhamburu, el marido de Silvia Barrientos, que también es uno de los encargados del comedor platense. "Reprimir al pueblo ha hecho que se calme un poco [la protesta]. Y la gente quizás dice 'No voy a ir porque pierdo todo el día'", coincide Lorena Pino, colaboradora de "Panza Llena, Corazón Contento".La misma explicación ofrece Aquino, la encargada del comedor de González Catán. "No te quieren acompañar [a una marcha] porque tienen miedo de ser golpeados, de que los lleven presos. A los jubilados les pegaron por salir a reclamar sus derechos. Tienen miedo a salir", considera.Los barrios también sufren el flagelo del narcotráfico y por esa presencia algunos explican la falta de movilización en esos sectores necesitados. Pablo Pérez, coordinador de la ONG La Plata Solidaria, que, entre otros espacios, colabora con el comedor de Los Hornos, plantea una vinculación. "Las ONG que trabajamos en el territorio tenemos algunas conclusiones sobre por qué no explota. Uno toma como parámetro 2001. En ese momento, los territorios los dominaban los punteros políticos. Ojalá hoy hubiera uno por cuadra, pero nos los hay. Los barrios más complejos son dominados por el narco, por el transa. La gente que vive en la miseria heredada de padres a hijos sigue viviendo en la anomia del día a día. Y al transa no le conviene que su barrio se mueva; le conviene la tranquilidad del barrio para que la gente pueda entrar a comprar droga", argumenta.