Flaquito, verborrágico, gestual. Una sonrisa tatuada. Tenía 18 y ya era un personaje. Zurdo. Reloj en la muñeca derecha (sin sponsor). Pelo semilargo. Usaba vincha. En muchas fotos aparecía con la lengua afuera. Y jugaba lindo, bien. De fondo, pero metía drops. Hacía cosas distintas. Le decían Pulga, un apodo que se lo estampó el sueco Thomás Stalhandske, otro tenista de aquellas épocas, promediando los ochenta. Todavía estaban Guillermo Vilas y José Luis Clerc en escena, al punto de que a fines de 1981 habían disputado juntos (aunque separados de espíritu) la primera final de Copa Davis para la Argentina, perdiendo con Estados Unidos en Cincinatti. Pero el nombre de Horacio de la Peña empezaba a sonar. Fuerte.La gente lo seguía en sus primeras incursiones. Justo coincidió con la vuelta de la democracia, de la mano de Raúl Alfonsín, y había regresado, de Barcelona, un chico al que se conocía poco: Martín Jaite. Y colisionaron como dos trenes de frente, tenísticamente hablando y también en los modos, las formas. De la Peña era como era y Jaite, más serio, menos grandilocuente. Salió otro clásico de la nada cuando el de Vilas-Clerc todavía no se había apagado. Jugaban por todos lados exhibiciones, para 5000, 6000 personas: San Juan Tennis Club, Camino de Cintura, Lanús South Tennis. A cara de perro. Las canchas se llenaban. Pero también eran compañeros, y de los buenos: en 1986 y 1987 jugaron juntos en la Copa Davis siendo los singlistas elegidos por Tito Vázquez, el capitán. Algo llamaba la atención en ese juvenil De la Peña además de su tenis: cuando hablaba, era como una procesadora de datos. No comentaba su partido: lo desmenuzaba tácticamente y explicaba los golpes que había jugado, y por qué los había tirado de esa manera, en una determinada situación. Tenía el mapa del partido en la cabeza. A veces era imposible seguirle el ritmo porque el caudal informativo sobrepasaba la capacidad de entendimiento del interlocutor. De lo que no teníamos duda era de que el futuro estaba asegurado: "Este tipo está llamado a ser un docente, un entrenador de lujo, si consigue bajar a tierra todo eso que genera en su propia cabeza". Su carrera fue relativamente corta por lesiones. Una del codo izquierdo lo maltrató especialmente a fines de los ochenta. Años más tarde quiso estudiar abogacía, como un legado del padre y para seguir los pasos de su hermana melliza, Nuria. "Ella actúa como que es la mayor, pero yo nací segundo, así queâ?¦". Horacio hijo sólo cursó seis meses porque justo coincidió con empezar a trabajar con Gastón Gaudio y con Totó Squillari. Su padre, también Horacio, lo marcó a fuego desde chico y lo proyectó como futuro campeón al punto de acelerarle los estudios.Ganó cuatro títulos, derrotó a grandes como John McEnroe, Mats Wilander, Jim Courier, Andrés Gómez, Michael Chang. Hizo su carrera juvenil a la par de un crack como Boris Becker. Se retiró joven, a los 28. Vivió en Miami. Años más tarde, cuando Argentina le daba temores, eligió Santiago de Chile. Se casó tres veces, la primera de ellas con Heidi, hija de una leyenda del tenis australiano: Roy Emerson. Hoy, a los 58, disfruta de la vida con Lorena. De la Peña es padre de cinco hijos: las mellizas Camila y Guadalupe (29 años), de su segundo matrimonio, y Francesca (20), Valentino (17) y Bautista (15), con Lorena. Bauti es chileno y tenista en formación. Horacio también es abuelo, de Luca. No dirigió jugadores durante 16 años hasta que recibió un llamado para guiar a Tomás Etcheverry. Y volvió. Están en plena temporada europea sobre polvo de ladrillo. Verlo un rato en un entrenamiento previo a la gira, en Parque Norte, permitió corroborar que es la Pulga de siempre: inquieto, docente, perfeccionista. Explicándole a su jugador qué quiere y de qué manera lograrlo. Ilusionado también con el futuro de Bauti. Apasionado de siempre por el tenis y enamorado de la buena cocina. Hablando de su vida, de su carrera, de todo lo que hizo en el tenis chileno, con medallas olímpicas incluidas, muchos años después de haber revoleado monedazos a la tribuna en Santiago durante una Copa Davis; de la convivencia con Guillermo Pérez Roldán en tiempos violentos cuando nada trascendía en los medios. -Horacio, ¿en qué momento de tu vida te diste cuenta que querías ser tenista? ¿Cuál fue el clic?-A los 4 empecé con una paleta de ping-pong. Desde los 6, 7 años, arranqué. Pero inconscientemente. Tuve una profesora, Nora Somoza, que tenía una manera muy apasionada de vivir el tenis. Me hablaba del tenis, de los Grand Slams, me contaba de lo que hacían Tony Roche, Lew Hoad, Roy Emerson, Rod Laver y a mí se me rompía la cabeza. Y después empecé a jugar bien, lideraba los rankings de juniors, y a los 13, 14 años no es que me decía: "¡Ah, mirá qué sorpresa, voy a ser profesional!". Ya proyectaba mi mente a ser un campeón de tenis desde muy chiquitito. Estaba en mi cabeza. Y después hubo que tomar una decisión familiar.-¿Eras chico de club, así de ir en familia, o ibas a la clase de tenis y nada más? -No, club, familia, club... Creo que la gran diferencia que hace el tenis argentino con buena parte de Sudamérica es la vida del club. Los chicos hacen deporte, los padres los tiran al club a las 8 de la mañana y los buscan a las 9 de la noche, si es que los buscan o no se los lleva un amigo a dormir a su casa. Y hacen de todo. Hacen el deporte que les gusta y después van con un amigo, con la chica que les gusta y prueban otro, y así. Entonces, van teniendo una motricidad mucho más completa que el chico que hace una sola cosa. -¿Y cómo se perfila para el tenis en este caso?-Se hace fácil porque el club está orgulloso de que haya un chico que juegue bien al tenis. Entonces, aparece uno que tiene un par de lucas más y lo ayuda para que pueda afrontar ciertos costos. Se vive así. Eso lo viví en el Club Belgrano Social, y después en el Athletic. Más tarde me fui a un club privado, con Tony Pena: al Máster. Pero ojo, yo era un caso más atípico: a los 14 años ya jugaba con profesionales. Con el Flaco Stalhandske, con Toto Cerúndolo, con Gustavo Guerrero. Yo entrenaba con ellos desde muy chiquito. -¿Y mientras tanto, en el cole qué onda? -Brillante de chiquitito. ¡Brillante! Abanderado. Tenía un poder de captación impresionante. Leía una vez y ya estaba, escuchaba la clase y ya. Y siempre tuve habilidades para hablar, entonces si no sabía, inventaba. Después, cuando pasé a cuarto grado, mi papá dijo: "Yo estoy proyectando que este chico va a ser profesional y tiene que terminar el colegio temprano porque si no va a ser un problema". Entonces, en el verano, cuando aprobé tercer grado, me puso a estudiar todo cuarto grado como si hubiera repetido. Y me llevó al colegio diciendo que nosotros nos íbamos a ir a Europa todo el año, que iba a perder el añoâ?¦ Pidió si por favor me dejaban dar el año como si hubiera repetido.-¿Y qué pasó?-Que fui a dar 4° y lo aprobé. Y me pasé a otro colegioâ?¦ ¡a quinto grado! Pasé de tercero a quinto. Y ahí fue muy duro. Ahí pasé de ser muy inteligente a más o menos, porque ya jugaba muchas horas al tenis y eran todos más grandes. Era muy difícil. Se me complicó. Se me complicó todo el tiempo: desde tercer grado hasta que terminé el secundario. -¿Las épocas de junior? Recuerdo que vi una foto tuya con Gaby Sabatini, Mecha Paz, Minuto (Miniussi), todos chicos.-Síiiii, el Sudamericano de Chile, épocas divinas. De hecho, cuando uno se va poniendo viejo empieza a valorar ciertas cosas. El otro día me encontré en la cancha de River con Gaby. Yo estaba con uno de mis hijos y le digo: "Vamos a darle un beso a Sabatini". Entonces vamos, le doy un beso y Gaby se queda abrazada a mí, pero abrazada como cuando estoy con alguien que me da tranquilidad, con quien estuve muchísimos años en mi vida, y mi hijo me decía: "¿Pero tan amigo sos de Gaby?". Es que vivimos muchas cosas juntos, muchos procesos, o sea, cuando queríamos ser campeones sudamericanos, cuando quisimos entrar al tenis profesional, cuando queríamos ser número uno del mundo. Yo tenía 18 años y era 30 el mundo, quería ser número uno y ella también, y vivíamos cosas muy parecidas. No sé bien por qué, pero como que nos queremos mucho, nos respetamos mucho, y lo apreciamos mucho más ahora que cuando pasaba. Cuando Gaby me decía "Haceme picar la pelota así porque Arantxa Sánchez me la tira allá arriba". O "tirame revés con slice". Y nos ayudábamos mutuamente. Son cosas, recuerdos, que de más grande valorás y apreciás mucho más que en el momento. -Pulga te puso el sueco Stalhandske, ¿pero por qué?-Porque era chiquito y en ese momento había salido un Cartoon llamado "La hormiga atómica". Entonces me pusieron "La pulga atómica", y después me quedó la Pulga. Les hinchaba las bolas a todos para que me jueguen: "Jugame, jugame, jugame". No los jodía con bromas, sino para que jugaran conmigo. Les quemaba la cabeza. Y me decían: "Pero pará Pulga. ¿Cuántas horas querés jugar?". Y yo quería todas las que se pudieran.-Irrumpiste muy joven, la gente te seguía, te quería, le gustaba verte. ¿Cuál era tu secreto en ese momento? Se hablaba de un nuevo fenómeno. ¿Qué era, el carisma o el tenis?-A ver, en mi vida, hiciera lo que hicieraâ?¦ yo iba a la pileta y me ponía a hacer saltos, daba vueltas carnero, muy natural mío. Siempre me gustó sobresalir, que la gente mirara y dijera "Ah, mirá".-Hacerte notarâ?¦-Eso. Siempre me gustó, naturalmente, y con el tenis se me daba mucho, porque yo tenía más talento que algunos. Pero la gran diferencia que yo hacía era porque me entrenaba mucho más que el resto. Mucho más. Entonces mi talento pasaba a ser superlativo, pero no porque era tan talentoso. Yo no me veo tan talentoso como Coria, pero a los 18 años ya había ganado un ATP, a los 17 ya había ganado ya dos Challengers. O sea, jugaba muy en su nivel y hacía cosas muy parecido, pero él era mucho más talentoso que yo. Yo tiraba drop shots, globos con top, hacía muchas cosasâ?¦-Tenían ciertas similitudes.-Tenía mano. Pero después de muchos años de tenis me di cuenta de que Coria, Nalbandian, tenían más todavía. Pero yo le ponía muchas horas, muchas.-Ganaste cuatro títulos, el último fue en Charlotte 1993. ¿Quedaste conforme con tu carrera o pensás que podías haber hecho más? -No, quedé insatisfecho porque el destino me hizo terminar muy rápido. A los 23 años me lesiono un codo, donde me salió una piedra, me rompe toda la articulación y de ahí hasta los 28, cuando dejé, gané un par de títulos, pero no podía doblar el codo. De chiquito tuve el mismo problema que Coria, él 4 centímetros más bajo: pesábamos 62 kilos. Con Tony Pena no encontrábamos la manera de crecer. Las cosas que hay hoy para ponerte fuerte no existían, y las que existían eran muy peligrosas. A mí me faltó envergadura física. Entonces, me quedé sin poder de fuego. Era flaquito más que chiquito. Con 1,78m, pero muy flaquito y no podía subir de peso, y ahí daba handicap. -El resto se fortalecía físicamente y vos no podías.-Te cuento. Me encontré hace unas semanas con Boris Becker en el torneo de Montecarlo y nos reíamos de cómo habíamos empezado juntos en las carreras de junior a profesional. Fuimos de la mano. De hecho, yo ganaba más que él hasta que Boris gana Wimbledon en 1985. Éramos muy amigos y entrenábamos juntos siempre, él fue padrino de mi primera boda. Y me sacó 15 kilos en un año. ¡15 kilos! Se puso así (dibuja una figura gigante). No había cómo competir. Y sacaba a más de 200 km/h. Yo no podía ni mover la pelota. Entonces, me quedé como diciendo "Pucha, qué lástima que no pude encontrar la manera de crecer físicamente acorde con el talento y el esfuerzo que le ponía". Aun así, he ganado torneos importantes, como Kitzbühel, venciendo a tres top 10 (Brad Gilbert, Emilio Sánchez y Sergi Bruguera). Porque cuando la pelota me corría era muy difícil ganarme. Aunque eso me pasaba pocas semanas. La rivalidad con Jaite y los monedazos-Fines del año 83, el regreso de la democracia en Argentina. Martín Jaite, que se había ido con la familia a vivir a España durante la dictadura, vuelve al país. Y se genera un clásico muy especial con vos. -¡Divino el clásico! Había una rivalidad de locos que nunca supe por qué. Nunca pasó nada entre nosotros. No tengo la más pálida idea de por qué estábamos enfrentados.-No era que a vos te causara rechazo algo de él.-¡Nada! Éramos completamente distintos. Yo era muy como cancherito y él tenía otra personalidad. Entonces chocaban las personalidades. Pero nada en particular. Cero de cero.-Y además eran muy compañeros en la Copa Davis.-Exacto. Por eso, cuando nos encontramos ya de viejos, ahora somos muy amigos y decimos "pero qué boludos". Pero bueno, era la edad y también el medio alrededor no ayudó, no tuvimos dos que nos dijeran "Dale boludo, dejen de pelear. Aprovechen que la gente los quiere ver pelear y hagan como que sí están peleados y listo, se divierten". Un detrás de las cortinas, como hacen los políticos. Lo cierto es que me quedaron muy lindos recuerdos de esa rivalidad.-Y muy joven también debutaste en la Davis. Te tocaron dos partidos de local contra Uruguay y Perú, por la Zona Americana, y la final en el Estadio Nacional de Santiago, de Chile. Fue en 1986. Eras chico, tenías 19, y te metieron en "La Caldera". ¿Vos te olfateabas que podía pasar algo así con la gente?-Me acuerdo que el profe Juan Carlos Belfonte me decía: "Pulga, mirá que Chile es otra cosa, nunca vas a ver una cancha tan difícil". Recuerdo que me preparé mucho, estaba entrenadísimo porque sabía que el perro Hans Gildemeister no tiraba ni una afuera y que me iba a tirar 8 mil drop shots, me la iba a tirar para arriba. El éxito de esa Copa Davis era que el primer día jugara contra él para gastarlo. Se dio. Entonces mi planteo fue desde la primera pelota cansarlo. Alto, alto, alto. ¡Lo maté, lo rompí todo!. Pero me putearon como nunca en mi vida.-Nunca te achicaste en ese clima.-Al contrario: me encantaba. Yo confiaba mucho en el trabajo. Sabía que iba a poder jugar 10 horas.-Te tiraban monedas de la tribuna, las recogías del piso y se las tirabas vos a ellosâ?¦-Sí, no me iban a achicar. En una me subí arriba del cajón de un juez de línea porque había uno que me escupía todo el tiempo. ¡Me tenían loco!-¿Y cómo te bancás eso, cómo no se te va la cabeza?-Estaba enfocadísimo en lo mío. Lo que más me desconcentró fueâ?¦ Nosotros peleamos los dos primeros sets: 6-3 le gano el primero, 9-7 pierdo el segundo. En el tercer set él se muere. Voy 5-0, set point, gano la pelota, que fue mala, y dicen "game, set, Argentina". Me voy adentro, al descanso largo. Mientras, en la cancha se pelean jugadores y capitán con el juez y los líneas. Encuentran "otro pique", la dan buena y tengo que seguir. ¡Yo estaba en la ducha ya! Me tuve que vestir y salir a jugar de nuevo. Ahí me desconcentré un poco, de 5-0 pasé a 5-2, gané 6-2 y Gildemeister estaba roto. Lo definí en el cuarto set por 10-8. -Fue una experiencia fuerte.-Sí, y me dio muchas cosas para la vida: para mi vida tenística, como entrenador y para mi vida profesional.-Y al año siguiente vas al césped en la India, a Nueva Delhi. No eras muy amigo del pastoâ?¦-Dificilísimo. No lo entendía, no tenía herramientas. Recién más grande, cuando me caso con Heidi, la hija de Roy Emerson, y él me enseña a entender el juego de aire. Me llegó tarde esa enseñanza.-Y no fueron muchos años más de Davis para vos después de ese 1987. Jugaste un dobles con México (1993, con Javier Frana), otro con Canadá (1989, con Batata Clerc).-Lo que pasa es que me fui a Miami y entonces estaba muy desconectado. -¿Qué es haber tenido de suegro a un jugador legendario como Roy Emerson?-Era muy difícil porque era titánico Roy como entrenador. Él me preparó para jugar el dobles de la Copa Davis contra Canadá, enfrentando a Connel-Michibata. Hacíamos 7 sets seguidos de segundos saque y red, siempre sacando yo. ¡Siete sets seguidos por día! Y le tenía que decir dónde sacaba. Era una locura. Te mataba. Pero después fui y no erraba una pelota. -Pero tenés un tipo así enfrente tuyo, inquieto y curioso como sos, ¿qué hacés?-Yo le preguntaba todo el tiempo. Era un gran maestro del juego de aire. Lo que él sabía del juego de fondo de cancha era medio obsoleto para las nuevas curvas. Tuve la fortuna de utilizar lo que él hacía para el juego de aire y trasladarlo al juego de fondo. Todas las estructuras, jugadas, por qué la pelota iba acá, cuándo iba por detrás, cuándo iba para el otro lado, qué hacer con la pelota. Todo eso que él me enseñaba de aire yo lo trasladé al fondo. Me ayudó muchísimo para ser un gran entrenador."Vilas era como esa estrella a seguir, esa luz en el camino que te dice 'es por acá'. Yo miraba lo que hacía. Y copiaba. Trataba de copiarle muchas cosas. Me entrené muchas veces con él. Me impresionaban su calidad de trabajo, su perseverancia y su búsqueda. Guillermo buscaba siempre hacer cosas nuevas. Era innovador".Su relación con Vilas-Sos zurdo, usabas vincha, tenías una gran cultura para el entrenamiento, inteligencia en la cancha. Todo muy de Guillermo Vilas. ¿Cuál era tu relación con Willy?-Era como esa estrella a seguir, esa luz en el camino que te dice "es por acá". Yo miraba lo que hacía. Y copiaba. Trataba de copiarle muchas cosas. Me entrené muchas veces con él. Me impresionaban su calidad de trabajo, su perseverancia y su búsqueda. Guillermo buscaba siempre hacer cosas nuevas, como las que hacía con el saque con los pasitos, las que hacía al pegarle con el spin. Siempre buscaba y eso me gustó mucho de él. Era innovador.-¿Y tenías charlas con él? ¿Te daba bola?-Teníamos una muy buena relación, pero yo sentí que nunca me daba. Compartía conmigo tiempo, espacio, entrenamiento, pero nunca me decía "tirala esta para acá, la otra para allá". Nunca. No me enseñaba. Yo agarraba, miraba y copiaba.-¿Y eso por qué creés que sucedía, que no te enseñara lo que sabía?-No sé. Yo como entrenador, como ex-jugador, soy pedagógico, mucho más generoso hasta con mis pares, los entrenadores, que son mis rivales. No tengo problemas en compartir.-¿Qué jugador fuera de Vilas te impresionó a lo largo de tu carrera? -A ver, el talento de Nalbandian y de Coria. De Coria me impresionaba su habilidad para encontrarle el punto flojo o lo que le molestaba al otro tipo y tirarle 300 millones de veces la pelota ahí y la habilidad de correr y agarrar los viandazos que le tiraban y volvérsela a poner ahí. Después, lo que hicieron Nadal, Federer y Djokovic es de otro planeta.-¿Alguno te gustó más? -A mi me gustaba la aceleración y la capacidad de adaptación de Rafa Nadal. Es una cosa de locos. Jugaba al tenis de una manera, se empieza a lesionar, jugaba de otra forma y seguía ganando y logrando cosas. Ganó 14 veces Roland Garros y en todas jugaba distinto. No podía correr, no podía hacer esto, y el tipo seguía jugando y ganando. -¿Fue el mejor?-Yo creo que los tres hicieron cosas galácticas. O sea, por detallecitos cualquiera de los tres podría haber pasado al otro. Si Rafa no se hubiera lesionado tanto, hubiera pasado a Nole. Si Roger le gana esa final de Wimbledon que lo tiene match point a Djokovic, cuando hace el ace, pero la pelota había tocado la faja. Si era ace, seguro le ganaba un Wimbledon más y entonces hubieran cambiado los números. Lo que hace Djokovic detrás de estos dos monstruos es una cosa de locos, impensado. Había dos tipos peleando por todo, por la gloria, y salió este y se les metió ahí. Impresionante. Y las cosas que hacía Roger con la raqueta no las hace nadie ni las va a hacer nadie. Impresionante cómo tocaba la pelota-Le ganaste a Wilander en Boston, a McEnroe en Roland Garros. ¿Qué fueron esas victorias para vos? -Fueron cosas importantes, muy importantes. Igual que cuando derroté a Jim Courier en Hamburgo, el mismo año que gana a Roland Garros. O a Andrés Gómez en semis de Florencia, después a Goran Ivanisevic en la final, y Andrés gana a Roland Garros a las pocas semanas. A Michael Chang el mismo año que gana Roland Garros. A mí cuando la pelota me corría, le podía jugar a cualquiera. El problema era cuando la pelota no me corría. Ellos lograban que la pelota les corriera más. Y ahí, cagaba. Michael Chang pasó de ser un chico normal aâ?¦ ¿no viste lo que era? Era un músculo. Los tipos tuvieron acceso a cosas que yo no tenía. Porque no me jodas que todos se ponían así. El alemán Carl Uwe Steeb era un paquete, jugábamos juniors y me divertía con él. Terminó siendo un animal.-¿Pero se ponían qué? -No sé qué se ponían. Pero de eso no había, nosotros no teníamos. Porque ellos se pusieron físicamente muchísimo más fuertes que nosotros. Otro nivel. Eso hacía muchísima diferencia. Muchísima. Porque yo para generar esa misma fuerza tenía que hacer tanto desgaste que me rompía todo. Y por eso las lesiones. -En general, vos sos un tipo muy apasionado, muy didáctico. Eras muy meticuloso como jugador y lo sos como entrenador. ¿Cómo hacés para que todo ese caudal de información le llegue al jugador sin que se enoje? -Es difícil. Es una de las cosas que uno tiene que aprender como docente. Muchas veces, el preparador físico, el kinesiólogo, están al lado y me dicen: "Horacio, ya se le llenó el vaso. No le sigas tirando información porque está derramando". Me cuesta. Porque me gusta explicar mucho. Pero bueno, voy aprendiendo. Me gusta aprender. La experiencia en Chile-¿Te fuiste a Chile en qué año? -En el 2004, después de las medallas doradas olímpicas en Atenas que lograron Fernando González y Nico Massú. -¿Por qué te fuiste? -Porque estaba muy difícil la Argentina. Estaba muy peligroso, más que difícil. Muchos secuestros. Y yo estaba con jugadores profesionales que hablaban de dólares, lo que ganábamos. Y dije: "Me van a secuestrar a un pibe". Era cuestión de tiempo. Encima la prensa, todo el mundoâ?¦ porque se habla del premio del torneo y la gente lee y piensa que te llevás toda esa plata, y resulta que te queda el 10% si ganás el torneo. Pero no, "ganó un millón de dólares". Entonces dije "esto es peligrosísimo". Y la verdad es que era muy injusto porque a mí me gusta mucho el trabajo y sentía que la Argentina era muy injusta, porque vos trabajabas mucho y podías progresar poco. Me fui a Chile y en 20 años de Chile progresé muchísimo. Muchísimo."En chile me recibieron muy bien. Fue raro porque al argentino no lo quieren mucho en Chile. Pero tuve la suerte de entrenar a un chico que jugaba bien (Fernando González), pero que no ganaba. Hacerlo campeón. Y después salimos dos veces campeón del mundo (en Düsseldorf), fuimos a las Olimpíadas, trajimos dos medallas de oro, una de plata. Y la gente relacionó como que gracias a mí pasaban todas esas cosas. Entonces siempre me tiraron muy buena onda". -¿Estuviste más tranquilo ahí desde que llegaste? -Mucho más. Muchísimo más, no un poco más. Ojo, nunca me robaron acá. Sí me robaron el estéreo, tonterías. Pero situaciones angustiantes, digamos, no viví. -¿Y allá te recibieron bien siendo argentino? -Te diría que muy bien. Fue raro porque al argentino no lo quieren mucho en Chile. Pero tuve la suerte de entrenar a un chico que jugaba bien (Fernando González), pero que no ganaba. Hacerlo campeón. Y después salimos dos veces campeón del mundo (en Düsseldorf), fuimos a las Olimpíadas, trajimos dos medallas de oro, una de plata y una de bronce. Y la gente relacionó como que gracias a mí pasaban todas esas cosas. Entonces siempre me tiraron muy buena onda. Y me fue muy fácil hacer cosas. Me llaman para dar charlas motivacionales por todo el país, para contar cómo hice yo para liderar un equipo que estuvo 20 años en segunda división y de repente pasa a ganar todo. Fue un momento mágico. A la gente le interesa mucho el cómo. ¿Cómo hiciste para agarrar algo así y darlo vuelta? Y yo cuento cómo es dirigir un equipo con tres megaestrellas como el Chino Ríos, Fernando González y Nicolás Massú. Es dificilísimo. -¿Y cómo hiciste? -Con el ejemplo, liderando, siendo el primero, teniendo mucho estudio detrás. Mostrándoles que yo me preocupaba. Yo sabía todo. Todo lo de los contrarios y todo lo de ellos. Tanto como ellos. ¿Cómo sabés que yo cambié la cuerda y que ahora uso esta? Sé todo. Miro todo. Y de esa manera te vas ganando la confianza y tomando decisiones drásticas, como ir a jugar un campeonato del mundo e improvisar y decir "¿Sabés qué? Vamos a jugar el dobles de fondo" cuando no se juega de fondo. Los únicos que jugaban de fondo eran el Gringo Schneiter y Escopeta Roitman. Entonces, me dije: "Las habilidades nuestras no están adelante. Llevemos el partido a nuestras habilidades". Y salimos campeones del mundo y ganamos la medalla de oro jugando atrás. Venciendo a los mejores del mundo. Como siempre innové y no tuve nunca miedo a buscar cosas nuevas, me reconocieron mucho eso. -Contaste no hace mucho que el Chino Ríos se tuvo que ir de Chile, que lo echaron. ¿Fue así?-Sí, por su pensamiento, por todo. Él es muy de derecha. Muy perfeccionista. Valora mucho su trabajo y su calidad. Y le molesta la gente que no valora el trabajo y que no valora las cosas. La gente que quiere las cosas gratis o sin trabajar. Y él es muy directo. -¿Se fue porque no le gustaba lo que veía o porque sintió que lo expulsaban?-Se sintió muy incómodo. Porque vio que venían cuatro años (presidencia de Boric) como son. Incómodos para una persona como él. Y no lo quiso atravesar. Se fue a Estados Unidos. -¿Y el Chino que conociste vos, ¿cuál era su secreto? -Era muy perfeccionista. Él veía las cosas que veían muy pocos. Tenía un don, así como Coria, Nalbandian, mismo Gaudio, Federer. Ven cosas que otros no ven. Y tocaba la pelota como los dioses. Era un genio. Muy perfeccionista y muy trabajador, cosas que la gente no sabía. El fastidio que tenía con la prensa, con otros, con cualquiera, no existía. Era otro Chino. Se lo solía ver como un tipo difícil, jodido, y no, era otra persona. Y en la cancha era un animal. Lo único que quería era ganar y hacer las cosas perfectas.-¿Feña González?-Uno de los jugadores más explosivos del momento. Un innovador en el tenis, porque en esa época jugaba el tenis que se juega hoy: a dos, tres tiros. Una potencia, una aceleración de derecha de locos. Y muy trabajador. Con muchas ganas de lograr cosas. Empezamos estando 186 del mundo y a los 6 meses era 16. Y después se metió entre los 10 y no salió nunca más. Un tipo que quería mucho. -¿Y Massú?-Otro que quería mucho. Un perro, un animal de trabajo. Repetitivo. Siempre trataba de encontrarle la vuelta. Otro tipo distinto. Ganó dos oros en Atenas 2004.-En Chile tuviste algún contacto con Guillermo Pérez Roldán, que también vive ahí, ¿no?-Sí, hace unas semanas estuve con él. -¿Qué impacto te causó cuando en una nota que hizo con LA NACION reveló lo de los golpes y abusos que sufrió de parte de su padre, Raúl? -Yo lo viví al lado de él. Cuando lo vivís te parece que es normal, no lo entendés, no entendés la gravedad. Lo veo ahora y digo "qué terrible". Pero lo viví al lado de él. Él tenía dos años menos que yo. Terrible fue. -¿En esa época lo hablaba con ustedes? -Yo lo vi. -¿Pero qué viste? ¿Golpes? -Yo lo viví al lado de él.-O sea, eras consciente de lo que pasaba.-Sí.-¿Y nunca le preguntaste algo al respecto?-Nunca me animé. Nunca me animé. Por eso digo que... Increíble. Y me da mucha pena. Porque las personas que más te pueden afectar en la vida realmente son tus padres. Y te marcan. Entonces... ¡Qué terrible! El regreso tras 16 años-Estuviste mucho tiempo sin dirigir y ahora volviste, con Tommy Etcheverry. ¿Por qué estuviste ausente? -Porque yo no reconozco el tenis de entrenador como "Ah, te veo un par de semanas, después me voy y después vuelvo". Para mí el trabajo es a full. Y con mi familia formándose, no era. Entonces dije "voy a formar a mis hijos". Y voy a hacer cosas con el tenis que mi rol de padre me permitiera hacerlas. Y después de 16 años fuera de actividad, apareció una llamada. "Che, ¿te gustaría volver?". Y dije, bueno, ¿qué mejor manera de prepararme para lo que me va a venir con mi hijo Bauti? De mamar el tenis ahí y ver qué es lo que está pasando, cómo está pasando.-Volviste cuando cerraste una etapa familiar como padre.-Sí. Y estoy recontra convencido de que fue lo correcto. -¿Y es como si hubieras dejado el traje de entrenador y tenista y volviste a ponértelo al día siguiente? ¿No sentiste el paso de los 16 años? -Es que ya hace cinco años que estoy con los Challengers en Chile. Viendo todos los días a los chicos. El ATP Tour es un poco más estricto y vertiginoso. Pero no me costó mucho adaptarme. Sigo mucho tenis. Hay televisores por todos lados en casa. Se ve mucho tenis. Y fútbol también, je. Soy fanático de River. Veo todos los partidos. No me pierdo ni uno. Los de River y los de Argentina. Y los partidos especiales, como Barcelona y Real Madrid o un Barcelona-Inter de la Champions League. Me gusta ir a ver a River, me fascina.-¿A qué edad te casaste la primera vez? -A los 23, con Heidi. No duró mucho, no hubo hijos. Me volví a casar a los 28. Fui padre de mellizas: Camila y Guadalupe. Y después a los 35, con Lorena. Nos fuimos a vivir a Chile. Tenemos tres hijos: los dos primeros nacieron acá y Bauti en Chile. -Hablaste del Bauti tenista. ¿Qué expectativa te genera?-Mucha. Voy a hacer todo lo posible para que sea feliz jugando al tenis. Y le voy a dar las herramientas como para que progrese.-¿Y cómo vas a hacer para no atosigarlo de conceptos?-Bueno, trabajamos mucho en eso con mi esposa, hablamos mucho. Pero la verdad, él es el que me reclama, no quiere a nadie más. "Basta, no es lo mismo si no sos vos", me dice. Y pasó por los mejores lugares, ¿eh? Tiene 15 años. Juega muy bien. Cuenta con un gran físico, es diestro, tiene mucha fuerza. Le pega durísimo, sobre todo la derecha. Le falta fortalecer un poquito más la cabeza, pero se va a ir forjando. -Dijiste que Feña González se adelantó un poco al tenis de estos tiempos. ¿Te gusta este tenis? -No mucho. Hacen cosas sin mucho sentido. Cuando vos ves que vos le tirás una derecha invertida a Alex De Minaur, y el tipo intenta un winner de revés paraleloâ?¦ Es rarísimo. Tiene poca lógica. Es un tute. O ves como juega Andrey Rublev. O Taylor Fritz. Muy poca lógica. ¡Pam, Pam! O el zurdo Ben Shelton. Claro, el día que entra todo, te impresiona. Pero no tienen lógica. -Desde tu época hasta esta, ¿cuál fue el cambio más significativo que notaste en el tenis?-La velocidad con que la pelota va en el aire. Vertiginoso. Juegan muy fuerte. -¿Para qué está Echeverry? -Creo que, primero, para consolidarse. Consolidarse top 40. Un buen top 40. Después está para entrar entre los 25 primeros. Y si logra estos dos pasos, creo que está para más. Meterse, consolidarse. Son dos pasos que cada vez están más cerca, cada vez tiene más herramientas. Tiene que seguir buscando. Queriendo más. Le cuesta mucho cambiar cosas. Lo que hacía tiene un techo y ya no le alcanza. Tenés que sorprender. Va camino a eso. -Se ha hablado mucho de la salud mental de los deportistas, incluidos los tenistas. Incluso habló Casper Ruud antes de ganar en el Masters 1000 de Madrid y habló de sus problemas, serios. ¿Qué pasa con eso?-Es que viven todo el día metidos en el teléfono. El teléfono es... Escuchan y ven lo que todo el mundo piensa de ellos. Y los afecta, le dan mucha bola a eso. Entonces, un flaco está comiendo unos Doritos en la casa y te dice "Sos cagón", y lo toman como si se lo estuviera diciendo su madre. A los chicos les cuesta entender que es un boludo que apostó plata para que ganes y te está puteando porque perdiste. El cerebro no estaba todavía adaptado a lo que está pasando con la cibernética. -¿Cómo te imaginás en 10 años?-En 10 años me imagino viajando mucho más por el mundo viendo a mi hijo jugar por los grandes torneos. Disfrutando mucho de la vida. Me gusta comer, me gusta cocinar, me gusta viajar.-Te vi cocinando en un concurso por TV, ¿eh? -Je, sí. Me gusta disfrutar la vida y estoy para disfrutarla. La estoy disfrutando mucho. Y en 10 años más la voy a disfrutar más todavía. Cada vez voy a tener menos responsabilidades y la misma plata, así que la voy a disfrutar más.-¿En casa cocinás vos? -Muchas veces, sí. Casi todos los días. -¿Qué es lo que mejor te sale?-Ya estoy bastante profesional. Hago de todo. Lo que sea. Me especializo mucho en pastas, porque Bauti come muchas pastas. Me gustan mucho las carnes, los sabores. Entonces improviso y hago cosas. Me gustan mucho los mariscos. El pulpo me vuelve loco y lo hago de 80 maneras distintas. En Chile hay unos mariscosâ?¦ ¡Espectacular! Participé en el concurso en la TV y me encantó. Me fue bien. -Vivís en Lo Barnechea, en las fueras de Santiago. ¿Vas a volver alguna vez a Buenos Aires o no? -Puede ser. Como familia lo que estamos viendo es que no queremos estar tan lejos de nuestros hijos. Tenemos una hija (Francesca) que está en la universidad acá. Bauti jugando por el mundo. Las mellizas ya están grandes, están viviendo en Chile conmigo. Tienen 29, una de ellas ya es mamá de Luca, mi único nieto, por ahora. Valentino se va a ir a estudiar a Estados Unidos, entonces también vamos a estar un poco por allá. No quiero estar tan atado a un lugar. Ya hice todo. Ya está.
De pequeña, en su San Isidro natal, Gachi Ferrari soñaba con ser azafata y viajar por todo el mundo. Sin embargo, la vida le tendría asignado otro destino: en principio, ser una de las modelos más famosas de los 70. "Todo empezó a los 16 años, cuando acepté hacer promociones los fines de semana en un stand de La Rural con el fin de ganar unos pesos para comprarme ropa. Luego, de golpe, me llamaron de una agencia y pasé a hacer fotos publicitarias. Por mi altura no podía desfilar, pero no me importaba porque, por ejemplo, me elegían para ser la cara del chocolate Suflair y las galletitas Terrabusi", rememora entre orgullosa y extrañada la hoy empresaria textil. Su sello personal era su sonrisa. "Yo no era sexy, era simpática, eso fue lo que me hizo ganar mucha plata, por lo que pude comprarme un auto y una casa". Más tarde, tras ser elegida Chica Para Ti y formar parte de "Los personajes del año" de la revista Gente, fue convocada para actuar y conducir programas de televisión. Desde el vamos su target fue el público infantil, que la adoraba, y su ciclo más recordado El libro gordo de Petete.Retirada hace ya 40 años del mundo del espectáculo, hoy se dedica a una actividad muy diferente, pero que -asegura- le demanda una gran cuota de creatividad. Es, junto a su esposo, el italiano Lando Simonetti, factótum de La Martina, la prestigiosa marca de ropa argentina con proyección internacional, relacionada con el polo, que cuenta con 20 locales en el país y 70 repartidos a lo largo y ancho del mundo. De paso por Buenos Aires (vive la mayor parte del año en Italia, en Lago Maggiore, y también en Suiza, en Chiasso, donde la empresa tiene su oficina), hizo un alto en su alejamiento de los medios y conversó con LA NACION sobre su pasado artístico, su presente empresarial y la historia de amor que lo cambió todo.-Tu debut actoral fue en la primera versión de la telecomedia Mi cuñado, ¿no?-Tal cual, en la versión que protagonizaban Osvaldo Miranda y Ernesto Bianco y que emitió Canal 13 en 1976. Del elenco también participaban, Gabriela Acher, Emilio Disi, Nelly Láinez. Yo hacía de hermana de Bianco y novia de Disi. Durante dos años fuimos el programa más visto de toda la televisión. A partir de ese momento me empezaron a llamar para hacer distintos tipos de programas, hasta que me convoca García Ferré y me dedico exclusivamente a los chicos.-Pocos saben que al año siguiente participaste del film Una mujer, junto a Cipe Lincovsky y Federico Luppi. ¿Te interesó el desafio dramático?-¿Cómo lo sabés? ¡No quedó mi escena en la película! Lo peor es que no me lo avisaron y fui al estreno con mi mamá, súper orgullosa. ¡Fue un papelón! [risas]. Hacía de una vendedora en un negocio de ropa y mis diálogos eran con Federico. Él venía a comprarle algo a su mujer y también a su amante. Se trató de una escena muy chica, pero para mí fue como trabajar en Hollywood. Hoy me río de todo eso, pero en aquel momento fue un drama.-¿Cómo fue el paso de modelo y actriz a conductora de televisión, en 1980? ¿Qué recuerdos tenés de tu debut en ATC con A todo color, junto a Fernando Bravo?-Era un programa de cosas raras y de récords, muy bueno, pero que no tuvo demasiada repercusión. Por ese entonces yo estaba embarazada de mi hijo Ignacio, y Fernando, que ya era todo un profesional, se comportó muy generosamente conmigo.-Después de esa primera experiencia en la conducción se sucedieron tus participaciones en los productos televisivos de Manuel García Ferré. ¿El libro gordo de Petete fue la más importante?-Con Ferré hice de todo: El club de Anteojito y Antifaz, La maquinola y otros programas de ese tipo, siempre para chicos, pero el que realmente me marcó y me instaló en el imaginario popular fue El libro gordo de Petete. Ese micro lo hice durante cinco años, entre mis 22 y mis 26 años.Gachi Ferrari: empresaria, reparte su vida entre Suiza y la Argentina y se codea con la realeza brit-¿Cómo era la interacción con el muñeco?-Muy fácil porque lo manejaba García Ferré junto con Néstor D'Alessandro. Ferré manejaba la cabeza y el cuerpo de Petete y D'Alessandro, los bracitos. Como era todo con telón negro -en esa época no existía el chroma- era muy fácil de hacerlo: había un espejo en el que yo debía mirarme y responder lo que me decía Petete. Fue asombroso el éxito mundial de esos micros, se llegó a traducir al japonés. Las canciones las creaba y tocaba en vivo Néstor D'Alessandro.-También "conviviste" con La máquina de mirar. -¡Sí! La había traído al país Cacho Fontana junto a Fernando Marín para hacer VideoShow. Y a Marín se le ocurrió hacer lo mismo para chicos, y ahí nos contrató a Berugo Carámbula, a Mónica Jouvet, a Alberto Muney y a mí. El programa se llamó Supershow infantil, iba por Canal 9 y fue un éxito fenomenal. Estábamos divididos en dos parejas, una integrada por Alberto, que era el serio del grupo y Mónica, y otra por mí, que era la zarpada y Berugo. Y después estaba La mona Margarita... que me odiaba porque amaba a Berugo y, al parecer, yo le despertaba celos. ¡Era una hija de p..., se me tiraba encima y me mordía! ¡O me tiraba del pelo y me pegaba cachetazos!¡Era de lo peor! [risas]. Yo no podía hacerle nada porque los chicos la amaban, así que cualquier respuesta mía a su agresión iba a ser muy mal tomada. Hasta que un día me dieron un fierro, yo lo levantaba un tanto amenazantemente y ella, que no era ninguna tonta, seguía de largo y ya no me molestaba. Creo que fue el trabajo más difícil de toda mi vida, te diría que hasta infrahumano. -Con Berugo trabajaste en distintas ocasiones, ¿fue tu mejor partenaire?-Fue un placer haber trabajado con él. Fui yo la que le propuse a García Ferré que lo sumara a El club de Anteojito y Antifaz porque me parecía carismático y muy simpático con los chicos. Después, como te conté, hicimos Supershow infantil, más tarde Cantaniño (en televisión y en cine), un programa en la radio (Arriba chicos) y así nos fuimos convirtiendo en una dupla. Tengo de él los mejores recuerdos y su muerte, tan joven, me pareció una verdadera lástima. Era un gran tipo que no merecía morir de esa manera. Pensá que él era concertista, así que imaginate lo que habrá sufrido cuando se le estropearon las manos y no pudo tocar más.-¿Cómo fue que, dedicándote tanto al público infantil, te convocaron para formar parte del elenco de una obra con "los galancitos" en Mar del Plata?-Eso fue en 82 o 83, cuando estaba al frente de tres programas infantiles, uno que iba los sábados y estaba dedicado a los niños más pequeños, que se llamaba Jardincito, más uno diario y otro semanal, de García Ferré. ¡Una locura! Y sucedió lo siguiente: yo era muy amiga del productor Gustavo Rozas. A sabiendas de mi éxito con los chicos, me propuso hacer una obra de teatro infantil. Pero, eso sí, acompañada de otra chica. "Porque acá hay que cantar y vos cantando sos una bestia", me dijo [risas]. Entonces la llamó a Elvira Romey, ella cantaba y yo hacía todas las payasadas. Lo hicimos durante dos temporadas en el Teatro Regina. Y como parece que funcioné bien en el teatro infantil, se le ocurrió después que probara suerte en el teatro para adultos. Yo dudé porque me parecía un gomazo trabajar todos los días en el verano, pero al final acepté formar parte de Hasta mañana si Dios quiere, que dirigió Rodolfo Ranni, y la experiencia fue buenísima. Los chicos (Ricardo Darín y Raúl Taibo) eran un amor y mis compañeras (Ana María Picchio, Virginia Hanglin), también. Yo hacía de la novia de Raúl.-A mediados de los 80 abandonaste el medio y la profesión, ¿por qué?- En 1987 dije basta. Sucede que yo estaba grabando tres programas para chicos más La novicia rebelde, que al fin y al cabo fue mi último trabajo. No tenía tiempo para mi vida personal y Lando quiso que lo acompañara en sus viajes.-¿Cuándo, dónde y cómo conociste a Lando?-En 1982... Yo lo conocí acá, pero él vivía en los Estados Unidos, trabajaba para una empresa internacional de jeans. Su especialidad era negociar licencias de esa marca en todo el mundo. Los dos estábamos casados y bueno... en lo nuestro hubo mucha "trampa". Nunca lo conté por respeto a mi exmarido y a mi hijo, pero como a Lando -después de ocultar "este detalle" durante 40 años- se le escapó hace poco, ya no tiene sentido negar el comienzo de nuestra historia de amor. Yo adelantaba la grabación de programas para poder encontrarnos en cualquier continente. En mi casa inventaba alguna excusa y dejaba a mi hijo al cuidado de mi marido, la mucama y mi santa madre. ¡Una vez me fui un mes! Pero llegó un momento en que eso ya no fue viable. El primero que se separó fue él, dejó a su mujer, a su trabajo excelentemente remunerado y se vino a Buenos Aires. Yo me quería morir, no me imaginaba pudiendo hacer lo mismo. -¿Cómo lograste tomar la decisión?-Es que no la tomé yo. En cuanto volví de mi último viaje, mi marido me dijo: "Me separo". No me lo esperaba para nada, pero ahí respiré profundo y dije: `¡Qué bueno!' [Risas]. ¡No tuve que hacer nada, fue un lujo! Y ahí nomás se fue de la casa y yo quedé en libertad de seguir adelante con Lando.-¿Cómo cambió tu vida desde entonces?-Bueno, por un tiempo corto seguí trabajando en lo mío y vivimos de lo que yo ganaba. Después Lando empezó a trabajar desde aquí para Timberland y ahí nos entró cierta plata. Con lo de uno y otro arrancamos de a poquito con La Martina, que nace con y gracias a nosotros.-¿Cuál es tu rol en La Martina?-Al principio fue poner plata. Cuando me separé vendí mi casa y puse toda la guita aquí adentro. Después pasé a ser "el che pibe", hacía todo lo que fuese necesario: lavar, ir a comprar las telas, todo. Es que en un comienzo éramos solo nosotros dos. Luego, de a poco, fui aprendiendo diseño y me especialicé en ese rubro, incluyendo el diseño de los locales. No es que contratamos un arquitecto, ¿eh? Todo lo que ves acá, además de la ropa, fue idea mía.La realeza, el kirchnerismo y Milei-Trabajaste para una industria de masas, como es la televisiva, y ahora lo hacés para una industria más bien elitista, relacionada con el polo. ¿Cuáles son las diferencias y los pro y los contra?-No sé si esta industria es tan de elite, sí lo es el polo. El polo es de elite porque es un deporte muy caro, eso es real. El que quiere jugar al polo tiene que tener cierta cantidad de caballos, veterinarios y petiseros, en fin, toda una estructura a su servicio que es carísima. Ahora, polo de campo y de familia tenés en todos lados. Los petiseros, que son los que adiestran los caballos, juegan espectacularmente bien y no tienen una moneda. Más allá de esta aclaración, para el afuera el polo está considerado una actividad de reyes.-A propósito, ¿cómo se produce tu relación con la realeza británica?-¿Cómo entramos en ese mundo? Te explico: nosotros teníamos un corner en Harrods. Parece que alguien de la realeza se enteró y entonces nos llamaron del castillo de Windsor para ver si estábamos interesados en poner un pro shop en el jardín del lugar, que es donde existe un club de polo. ¡Imaginate! Ahora, allí, vendemos -en exclusiva- de todo, desde vestimenta de polo hasta monturas, botas y cascos. Pero lo más inaudito sucedió después, cuando nos comunicaron que la reina quería inaugurar el pro shop. Y fue así nomás, vino en su autito, elogió el lugar y cortó la cinta. En nuestra representación estuvo el hijo de Lando, Adrián. Allí estamos hace más de 15 años y les regalamos las camisetas que hacemos para el equipo oficial. Pero como los príncipes no pueden usar logos, hacen con ellas charities. En una de esas estuve yo con mi hijo Ignacio y los príncipes nos vinieron a saludar porque son muy educados. ¿Qué impresión te causaron los príncipes Harry y Guillermo?-Con ellos el protocolo es el siguiente: no podés tocarlos ni hablarles, salvo que ellos se dirijan a vos, y mucho menos pedirles por tu cuenta una foto. ¿Y qué hice yo? ¡Todo lo contrario! [risas]. Al primero que enganché fue a William (Guillermo), que es altísimo, y me le puse a hablar en inglés, idioma que hablo como el traste, pero, como no me importa nada, me mando como si fuera Shakespeare. De golpe se agacha y me da un beso. Y como temí que el fotógrafo de la realeza no hubiera llegado a tomar ese momento, le dije: "William, en la Argentina, en señal de agradecimiento, se dan dos besos". ¡Y entonces me volvió a besar! [risas] Yo, chocha. Con Harry me pasó algo parecido aunque él es más antipatiquito. William, en cambio, es un tierno. Luego, no tuvieron problemas en enviarme las fotos al hotel.-En base a tu experiencia de todos estos años, ¿en qué estado se encuentra hoy la industria textil? -Está muy lastimada en todos lados. Acá, porque el país está tratando de salir adelante, aunque le está costando muchísimo. Hoy el argentino no tiene suficiente plata como para gratificarse con la compra de algo, menos de ropa. Es que en realidad nadie necesita ropa, el que compra algo es porque quiere tener algo nuevo o hacer un presente. Hasta hace un tiempo nosotros dependíamos del turismo, pero ahora, con este dólar, hay cero turismo. Para cualquier turista hoy la Argentina es carísima, a nivel del disparate. Pero ya tuvimos épocas jorobadísimas, como las de 2001 y 2008, así que supongo que también zafaremos de esta. En Europa a la industria textil no le va mejor, las guerras pusieron en estado de alerta a la gente y eso frenó el consumo; a un nivel tal que, por ejemplo, Vuitton y Gucci bajaron sus ventas en un 20 y un 30 por ciento, respectivamente.-En las redes sociales apoyás claramente al actual gobierno. Incluso impulsás el "Milei 2027". ¿Cuánto te interesa la política? ¿Aceptarías un cargo? -Yo siempre soy jefa de mesa. Vengo especialmente del exterior para cumplir con mi obligación cívica, pero nunca aceptaría un cargo político, para nada. Simplemente soy una ciudadana que quiere lo mejor para el país. Y hoy creo que (Javier Milei) es la única alternativa que nos queda. Este tipo, te guste o no te guste, está haciendo las cosas que deberíamos haber hecho los últimos 20 años. Por eso, aunque esté loquísimo, tenemos que darle bola. Si no, es volver al kirchnerismo y yo no quiero volver al kirchnerismo.-¿Te fue mal durante el kirchnerismo?-No, me fue bárbaro. Con el kirchnerismo gané un montón de plata porque la gente tenía papelitos y me compraban mucho. No me puedo quejar de eso, obviamente, ni de toda aquella época, pero no la quiero otra vez para mi país. Dejaron a la Argentina en ruinas. Por eso apoyo a este tipo que es la única lucesita, allá en el fondo, que nos puede iluminar el camino y ayudar a crecer. Si somos un país rico y tenemos de todo, ¿cómo puede ser que haya gente pobre que no coma diariamente? Hay que acabar con las coimas, los chorros y los ñoquis. Esta es nuestra última oportunidad.-¿Extrañás la popularidad?-Al principio, sí, la extrañaba. Estaba acostumbrada a que me reconocieran en la calle y me pidieron autógrafos en cualquier lado, en los restaurantes, en los supermercados, bah, donde fuere. Me perseguían todos, desde las madres hasta los niños y nunca rechacé a nadie, siempre fui muy agradecida por el reconocimiento, el cariño y los besos. Pero a los dos años de abandonar la profesión, ya no me reconocía nadie. ¿Qué pasó?, me preguntaba. Fue muy feo, horrible. Me costó aceptarlo.-¿Hoy volverías a la actividad artística, aunque sea esporádicamente?-¿A los 72 años? No, no, ya no.-¿Por qué creés que ya no existen programas infantiles en la televisión abierta?-Porque los chicos cambiaron rotundamente. Hoy los niños tienen un teléfono en una mano y una tablet en la otra, cuentan con mucha información. Hoy un programa como el de Xuxa o como el que hacía yo no lo vería nadie. Tal vez podrían verlos los más chiquititos, los muy, pero muy chiquititos, pero yo tenía un público de hasta 12 ó 14 años. Ese público mayorcito ahora no se bancaría ni en pedo mis viejas propuestas ni una hora sentado frente al televisor.-¿Las nuevas formas de entretenimiento infantiles son necesariamente mejores?-No, mirá justamente el drama de los chicos de 12 y 14 años que juegan por plata en el colegio. El que era mi público ahora está atrapado en el vicio del juego. ¡Un horror! Así que imaginate si yo hoy, desde una pantalla les diría: `hola chicos, soy Gachi y vamos a hacer tal cosa..." ¡Me matan! [Risas].Los nietos, el sexo y Louis Vuitton-Ahora que sos abuela, ¿cómo es la relación con tus nietos? ¿Saben que fuiste idolatrada por los niños? ¿Te creen?-No, no están al tanto de mi pasado. Les muestro algunas cosas, pero no las comprenden. Es que son muy chiquitos. Las hijas de mi hijo tienen cinco años y uno. Los nietos de Lando, en cambio, tienen de 15 a 21. Mis nietos viven en Uruguay, junto a sus padres porque allí tenemos un emprendimiento. El hijo de Lando vive en Madrid, con sus cuatro chicos. Así que estamos repartidos por todo el mundo. -¿Solés ver cada tanto los programas en los que participaste? ¿Qué sentís?-Justamente estuve viendo algo en estos días, con motivo de esta nota y fue como un volver a vivir... Y me dio muchísimas ganas de encontrar mi primer trabajo. ¿Sabés cuál fue? Una publicidad que hice a los seis años, cuando no era ni Gachi ni nada, por insistencia de mi mamá. Recuerdo perfectamente que estaba vestida con un vestidito color azul francia y circulaba con una canastita por La Franco Inglesa, que en los 50 era una súper perfumería. La quería encontrar para mostrársela a mi nieta Mali, la de 5 años, porque está desesperada por empezar a actuar. Ella es un avión a chorro, hermosísima y muy caradura, igualita a mí cuando era chica. Tal vez sea ella la que recoja el guante y se convierta en una actriz con todas las letras. Me encantaría. -Hablando de Lando, ¿cuál ha sido la fórmula para estar tantos años juntos?-El sexo. En un principio, claro. Ahora no tanto... (risas). Al comienzo lo nuestro era una locura. Éramos una pareja completamente pasional. Lo nuestro fue un clinch tan grande que no nos podíamos despegar. Realmente fue eso lo que nos unió, el sexo y después vino La Martina, pero el éxito de la empresa nunca desplazó del primer lugar al sexo.-¿Es verdad que Louis Viutton quiso comprar La Martina?-Es cierto. Eso fue hace como 15 años. Un día nos llama Juan Navarro, un tipo que en ese entonces se dedicaba a comprar todas las marcas para un pool, y así se hizo de Lacoste, Paula Cahen D'Anvers, Freddo y Musimundo. Nos invitó a su casa y le dijo a Lando que (el director ejecutivo de Louis Viutton) Bernard Arnault quería tener una charla personal con él. Por supuesto Lando dijo que sí y se fue a encontrar con él en París. Recibió una gran oferta, irrechazable en términos económicos, pero de todos modos le dijo que no.-¿Por qué?-A él le dijo cualquier cosa, pero a mí me dijo la verdad. "¿Vos querés que venda mi sueño? Ni loco, ¿Qué hago el lunes a la mañana?". A mí me gusta mucho más la guita que a él, así que no sé qué le hubiera contestado a Arnaut cara a cara, pero hoy ni Lando ni yo nos arrepentimos de aquella decisión. En la empresa están depositados todos nuestros años de esfuerzos, penurias y logros. En fin, La Martina es nuestra vida.
Desde que Robert Francis Prevost fue elegido como el nuevo papa, León XIV, se supo que el estadounidense era un apasionado por el tenis. El dato curioso fue que su designación en Roma coincidió con el Abierto de Italia y su primera aparición fue trasmitida por la pantalla gigante del court central del Foro Itálico, mientras se jugaba un partido. "Me considero un tenista aficionado. Desde que salí de Perú he tenido pocas ocasiones de practicarlo, así que tengo muchas ganas de volver a la pista", había dicho en un reportaje, en 2023. Esta mañana, el flamante pontífice recibió al número 1 del mundo, el italiano Jannik Sinner, durante una de sus primeras audiencias privadas.Ayer, en una audiencia con más de 4000 periodistas, le habían preguntado al papa si aceptaría jugar un partido de tenis benéfico y asintió, con una sonrisa: "Sí, pero llevo a (Andre) Agassi". "Simplemente no traigas a Sinner", agregó, simpático, con doble sentido (Sinner, en inglés, significa pecador). Y esta mañana, el papa recibió a Sinner, al presidente de la Federación italiana de tenis (FITP) Ángelo Binaghi y a sus respectivas familias."Es conocida la pasión del papa por el deporte y recibió en la salas adyacentes el aula Pablo VI a Sinner y a Binaghi con sus respectivas familias", aseguró el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, según la agencia EFE. Sinner, que ayer en el torneo de Roma venció al argentino Francisco Cerúndolo y avanzó a los cuartos de final, había dicho: "He oído que jugaba cuando era niño y para nosotros los tenistas es algo muy bueno saber que al papa le gusta nuestro deporte". El encuentro entre el papa y SinnerEl Santo Padre León XIV se reúne con el tenista número 1 del ranking mundial, el italiano Jannik Sinner, presente en Roma con ocasión del torneo internacional de Italia. pic.twitter.com/2hXp9YnR3Z— Vatican News (@vaticannews_es) May 14, 2025Esta mañana se dio un diálogo simpático entre ambos. "Anoche ganaste", le dijo el papa a Sinner, que le obsequió una de sus raquetas y le dijo si quería jugar un poco allí mismo ("¿Giochiamo?"). "¡Mejor aquí no, todo se rompe!", respondió León XIV, sonriente, mirando hacia las luces del techo. Para el encuentro, los responsables de la federación italiana de tenis llevaron los máximos trofeos de las competencias colectivas, actualmente en poder de ese país: la Ensaladera de la Copa Davis y el trofeo de la Billie Jean King Cup. El papa los vio con atención.Quienes conocieron a Prevost con pantalones cortos en un court de tenis del Jockey Club Chiclayo de Perú lo describieron como portador de un interesante revés. Vaya curiosidad: el apellido Prevost no es inédito en el mundo del tenis. Revive a los hermanos franceses André e Yvonne Prevost; él fue finalista del Campeonato Amateur de Francia en 1900 y participó en los Juegos Olímpicos de ese año en París; ella ganó el Abierto de Francia 1900 y obtuvo dos medallas plateadas en esos mismos JJ.OO., la segunda edición de la competencia moderna.El vínculo entre el Vaticano con el deporte de raqueta existe desde 1551, cuando a un carpintero le encargaron construir una galería de madera para jugar a la pallacorda (el antiguo real tennis, que dio origen al tenis moderno) en el Patio del Belvedere, debajo de la habitación privada del papa Julio III. Ilustraciones documentan aquellas prácticas. En la década del 70, además, el bautizado torneo de la Amistad, reunió a empleados de la administración vaticana; incluso jugaron efectivos de la Guardia Suiza. Todavía hoy, en un extremo de los museos vaticanos, se conserva un court de tenis, de superficie dura y rojiza. El nuevo papa estará muy ocupado desde ahora, pero quizás allí mismo encuentre algún momento de recreo para volver a conectarse, al menos por un rato, con aquel "tenista aficionado". Raqueta ya tiene: la del líder del ranking.
"Me siento afortunado de haber estado acá cuando eso fue anunciado", dijo el griego, que disputa el Masters 1000 de Miami."Espero que vea algo de tenis femenino", añadió Coco Gauff, que pensó en ir corriendo del Foro Itálico a la Capilla Sixtina a ver el momento de su asunción.
Quienes lo conocen lo consideran un "papa latinoamericano".Y afirman que tiene el carácter de "un puño de hierro en un guante de terciopelo".
Los rumores de su romance comenzaron en octubre de 2024, poco después de que la actriz se separó de su esposo Don Gummer
La actriz no dejó pasar la oportunidad para 'tirarle' a la modelo paisa y a sus amigas por la nueva relación que estaría surgiendo con el más reciente participante que ingresó a 'La casa de los famosos Colombia'
La publicación no tardó en ser viral y generar comentarios divididos entre los que elogiaron este amor y los que expresaron críticas hacia el mismo
Fue una de las figuras más influyentes del coleccionismo de arte y falleció en París a los 91 años. Su legado abarca desde el apoyo a artistas como Berni, Kuitca y Grete Stern hasta la conformación de una de las colecciones más valiosas del país. Testigo y protagonista del arte contemporáneo, dejó un impacto imborrable en la escena cultural.
Creador de Pussy Galore y Blues Explosion, el cantante y guitarrista generó un culto gracias a sus shows de alto octanaje.
Sergio Gramajo es docente y autor de la obra "Si fuera niño escribiría poesía"."Es sobre lo mundano y el territorio que nos rodea", dice.
El intérprete lleva más de diez años en una relación con la madrileña Claudia Traisac y ambos residen en la capital española
Un recuento por las decisiones más criticadas de la Academia y los momentos que sorprendieron al público en la entrega de los Oscar
El actor fue el foco de la conversación en las redes por sus gestos románticos con la cantautora española.Su matrimonio con Jada Pinkett-Smith vuelve a dar qué hablar.
Difícil etiquetarlo en alguna categoría en la que los argentinos somos tan afectos: era el que todos querían tenerlo en la mesa pero que al final de la velada, era posible terminar peleado a muerte, para amigarse al día siguiente. Con una personalidad que podía chocar a algunos, su presidencia fue una de las que sentó las bases sólidas de un país que fue ejemplo en América
El romance entre Pampita Ardohain y Martín Pepa parece consolidarse cada vez más. Pese a que en el último tiempo mantuvieron su relación con bajo perfil, ayer el hombre ligado al polo sorprendió al compartir en sus historias de Instagram las fotos de un apasionado beso junto a la modelo, quien previamente había publicado las mismas imágenes desde su cuenta privada.En la primera foto se los puede ver muy acaramelados en medio de un campo soleado en la villa de Wellington, dentro del condado estadounidense de Palm Beach, donde actualmente se está disputando el torneo de polo CV Whitney Cup. Por este motivo, la pareja se instaló en esa zona del estado de la Florida, después del viaje que Pampita hizo junto a sus hijos a los parques de Disney y Universal, en Orlando.De hecho, en las imágenes se lo ve a Martín Pepa con la vestimenta y las botas típicas de los polistas (aunque él ya no juega profesionalmente), mientras que la conductora se robó todas las miradas con un vestido negro boho chic, un cancherísimo sombrero de rafia, a tono con la estética del polo. La mesa larga con un mantel cuadrillé rojo estilo picnic que se observa detrás de ellos completa la postal idílica de un día de campo a puro amor en la previa al Día de los Enamorados.Desde que viajó a los Estados Unidos, Pampita prefirió mantener su romance fuera de las redes sociales y simplemente se limitó a compartir fotos junto a sus hijos. Hasta principios de mes, la modelo estuvo en Miami con Bautista, Beltrán y Benicio, fruto de su relación con Benjamín Vicuña, así como la pequeña Anita, de su matrimonio con Roberto García Moritán. View this post on Instagram A post shared by Pampita (@pampitaoficial)Sin embargo, días más tarde se trasladaron a Palm Beach -ya sin Bautista, el hijo mayor de la conductora-, donde comparten sus días con Martín Pepa, que sigue ligado al mundo del polo ya no como deportista profesional sino a través de diferentes organizaciones relacionadas con este deporte en los Estados Unidos y como mano derecha del multimillonario australiano James Packer, que lo lleva a tener una vida nómade entre los Estados Unidos, la Argentina y algunos países de Europa.La semana pasada, Pampita se mostró junto a sus hijos en una estancia, donde disfrutaron de un día a pura naturaleza, rodeados de animales. En las imágenes que la modelo compartió con sus ocho millones de seguidores se la pudo ver en un haras, posando delante de un caballo; a Benicio y Anita acariciando un poni, luego sosteniendo un conejo y recorriendo el corral de las gallinas; a Beltrán con un maple de huevos de granja en sus manos, y a los tres muy divertidos a bordo de un carrito de golf Kubota. Lo curioso fue que en ningún momento se mostraron junto a Pepa, aunque él publicó en sus historias de Instagram la foto de dos caballos que parecía demostrar que estaban todos en el mismo lugar. View this post on Instagram A post shared by Pampita (@pampitaoficial)Por eso sorprendió la publicación que ayer hizo el polista oriundo de La Pampa -al igual que su novia-, en donde se mostraron juntos y muy apasionados por primera vez desde que pusieron un pie en los Estados Unidos.Y aunque las románticas postales solo incluyen, por supuesto, a la pareja, ayer Pampita compartió en la cuenta de Instagram de su hija un carrusel de fotos que parece dar cuenta que la pequeña estuvo con ellos ese mismo día de campo, dado que la modelo lleva el mismo vestido.
Marcos Juan Belgrano Lagache fue bautizado en el Socorro, en la Ciudad de Buenos Aires, y vive en Pilar donde tiene una biblioteca sobre historia nacional de más de mil volúmenes. Es sobrino bichozno de Manuel Belgrano, aunque en realidad desciende de la rama de Domingo José Estanislao Belgrano, un sacerdote que tuvo un hijo sacrílego. "En su época, a principios del 1800, fue un escándalo, se tapó todo, pero después se supo la verdad cuando el hijo secreto apareció para cobrar una herencia ", revela. El cura fue uno de los 15 hermanos del creador de la bandera, cuenta en una entrevista exclusiva con LA NACION realizada en la Quinta Los Ombúes, San Isidro.No sólo se dedica a estudiar a sus antepasados, que incluyen a los Rawson, los Coelho y los Rivadavia, sino que en los últimos años publicó referencias de más de 164 mil personas, con sus árboles genealógicos ascendentes y descendentes, en el portal Geneanet. Empezó en forma casera, a los 20, anotando apellidos en un cuaderno. Es miembro de varias instituciones nacionales e internacionales vinculadas a la historia y la genealogía. La mayor parte de quienes lo contactan lo hacen para poder obtener el pasaporte europeo, comenta.Belgrano despliega las antiguas guías de familias en su poder sobre la mesa del Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro Dr. Horacio Beccar Varela. Se entremezclan con otras similares, donadas al museo por los vecinos, especialmente a raíz de notas publicadas en LA NACION sobre el tema. A estos libros se suele llamar "guías sociales", pero el nombre correcto es "guías de familias" ya que la única que se llamó Guía Social fue la de Poppi Aparicio Arguello, aclara desde el vamos. Dentro de este tipo de libros fue la más conocida. La lanzó en 1965 y duró hasta el 2009.- ¿Cómo definiría una guía de familia?- Eran como grupos de WhatsApp, pero de un determinado grupo social. Un espacio a través del cual las personas con "antigua raigambre argentina", se conocían y se relacionaban entre sí. Incluían un listado de hombres solteros en edad de casarse, así que también sería como lo que hoy es el Tinder, pero limitado a mucha menos gente.- ¿Cuándo publicó Club Azul y cómo obtuvo los datos?- El Libro Azul, editado por la Sociedad del Divino Rostro, había dejado de salir en la década del 60, pero lo reflotó papá, Juan Manuel Belgrano, tomando información de sus páginas y también de la Guía Social. Actualiza los datos de ambos y publica Club Azul, de Club Azul Ediciones, entre 1996 y 2001.- La de Poppi y la de ustedes circularon en forma paralela durante cinco años ¿En qué diferían? ¿Había competencia?Competíamos. Papá eligió un tamaño chico, tipo Biblia. Una señora le dijo: "uy, que buen tamaño para mi mesa de luz. La de Poppi es un mamotreto". Otra diferencia es que ella era más abierta para incorporar gente; papá consideró que algunos anunciantes que pretendían figurar por pagar avisos no debían estar. Lo que primó fue la antigüedad del apellido y el entronque por casamientos con familias criollas de antigua data. Apellidos nuevos, de la nada, no fueron incorporados.Club Azul nació en 1996 cuando el rubro inmobiliario donde trabajaba estaba flojo. Le propuso a su padre publicar un catálogo de apellidos tradicionales y se entusiasmó. "Al principio lo ayudé con llamados. Le vino fenómeno a él, y también a mí". Después tuvo nuevos proyectos y quedó su padre solo a cargo. "No daba como para mantener una familia", aclara. La última edición de Club Azul fue en el 2001.Revisaban la nómina de socios de los clubes para hacerlos figurar en las sucesivas ediciones. Posee un diccionario biográfico de 1904 con las listas de adherentes a esas instituciones: de la Sociedad Rural Argentina y del Club del Progreso, especialmente. Pero también de la Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados, creada por Francisco Ayerza a principios de siglo.El escándalo de las separacionesSegún el investigador, "el gran problema de esa época fueron las separaciones. Era vergonzoso separarse, o ser hijos de separados". Había parejas que no convivían desde hacía 10 años, por ejemplo, y pretendían figurar casados, revela. Si no aceptaban aparecer con su nueva dirección, sólo se mencionaba el nombre de la mujer. "Papá y mamá aparecen cada uno por su lado porque estaban separados", remata.En algunas publicaciones, se debían enviar cartas de presentación para ingresar. Según el investigador, Ese no era el caso de Club Azul: "Entraban por antecedentes genealógicos. Si venía, suponéte, Anchorena y le ordenaba a papá, "metélo a Fulanito", él no lo iba a incluir por eso". El trabajo era a pulmón; llamaban a las casas de los abonados año tras año para chequear información. No les interesaba incluir a famosos ni a estrellas, aunque tiene una anécdota vinculada al padre de Soledad Silveyra: "papá era amigo de Juan Eduardo "Juane" Silveyra Urien, que en la década del 60 o 70 fue parte del staff de una de las guías de familias".Ser "bien" o no ser "bien"- Según Poppi, la "gente como uno", tal como decía Landrú, era la que figuraba en las guías. ¿Está de acuerdo con esta definición?- Mamá, Silvia Lagache, que era cerrada porque venía de Buenos Aires (como le decían en ese momento a la ciudad), usaba, en cambio, la palabra "bien", ser "gente bien". Un día me remarcó papá: "Lo importante no es ser "bien" sino buena persona". Él era de San Isidro y éramos mucho más abiertos acá que en Barrio Norte.- ¿Y el contrario de "bien" cuál era?- Ser "cache". ¿Sabés por qué? Porque la porcelana de buena calidad no se cachaba. "Cache" era una persona que no era de apellido, el que no tenía una tradición familiar. Personas que habían hecho plata rápido y no tenían buen gusto, los nuevos ricos, los que vestían mal. Era una palabra que usaban mucho nuestras abuelas. En mi generación ya no la decíamos, existía mucha más apertura.- ¿Se puede decir que estos libros eran una forma de preservar un grupo de pertenencia?- En definitiva, aquello que sucedía en las guías de familias no difiere demasiado de lo que pasa hoy en día con los barrios cerrados. Pero, en mi caso, el tema va por el lado de la curiosidad. Cuando vos le preguntás a alguien si es algo de tal o cual persona, independientemente de su condición social, estás rompiendo el hielo y mostrándole que tenés un interés en conocer a esa persona. Es bueno para iniciar una conversación.- ¿Usted considera que existe una elite nacional?- No. Fue la generación del 80 hasta Irigoyen, o mejor dicho hasta Perón. Pero estas familias, que estaban en el poder, perdieron poder. La casta hoy son los políticos. Algunas familias tradicionales conservan campos, pero divididos entre muchos hermanos. Ahora, lo mejor que puede pasar es la mezcla de apellidos porque Argentina tiene, de por sí, una tradición de apertura hacia la inmigración y en eso debemos educar a nuestros hijos.Un puñado de 9 mil familias patriciasLas guías que se publicaron a través de sucesivas ediciones, entre 1897 y el 2009, son el Libro de Oro, Libro Azul, Guía Regar, Guía Palma, Club Azul, Nueva Guía Social, Guía Social y Libro Azul II. La denominación "azul" aludiría a la sangre de sus integrantes, aunque según Belgrano "hablar de "azul" es una frivolidad que atrasa". Sin embargo, al cotejar los ejemplares, las nóminas de apellidos no diferían demasiado. Son unas 15 familias por página en unas 600 que tienen por lo general los volúmenes. "Se podría concluir que todo ese universo se reducía a unas 9 mil familias", infiere.Belgrano conserva una de las guías más antiguas, El libro de Oro, de 1902, impreso en La Artística. Es el quinto volumen, el primero fue de 1897. "A la gente le importaba mucho "el qué dirán" y "pertenecer", pero, para eso había que tapar muchas cosas.! Imagináte las cosas que se escondían en 1902! ", exclama."Memento" se titula la sección final de ese ejemplar. Y a continuación: "con estos cuadros se tendrá a la vista la cuenta exacta de los deberes sociales". Las páginas en blanco dicen: "invitaciones a comer; recibidas; por hacer; a ofrecer. Bailes. Casamientos. Direcciones accidentales o temporales. Médicos. Boticas. Tarjetas de pésame mandadas. Tarjetas de pésame recibidas, etc".Los llamados se hacían a través de operadoras telefónicas. Figuran los días y horarios de visita a cada familia. "La gente caía directamente, sin avisar nada, el día y hora que decía la guía", señala Belgrano mientras da vuelta las páginas. Frena y remarca risueño. "Mirá esta señora (por discreción pide no mencionarla). La podían visitar todos los días de la semana. ¡Es evidente que no quería aburrirse ! ".La mayor utilidad que se les daba era para los casamientos. Las solteras figuraban bajo los nombres de sus padres y recién en las últimas ediciones aparecían solas, si no estaban casadas. "Hasta cierta época, no la mía por suerte, era muy infrecuente casarse con alguien que no figurara estuviera en el libro", recuerda. "Había casamientos de hasta 800 personas, o más. Hasta yo la usé para chequear datos para hacer los sobres cuando me casé", revela.Who's WhoOtra versión de las guías es el Quién es Quién en la Argentina, inspirado en el Who's Who internacional, un catálogo de empresarios exitosos de todo el mundo que se empezó a publicar en 1935 en Estados Unidos y a nuestro país llegó al poco tiempo."Se mezclaban los directivos de compañías con apellidos tradicionales de gente que no se destacaba en nada, pero que adornaban la publicación", explica. "Por ejemplo, papá fue sorpresivamente incluido en una edición de los 80 por su apellido, aunque él tan solo era presidente del Club Atlético San Isidro en ese entonces", cuenta. El catálogo fue editado por Guillermo Kraft Limitada y más recientemente por El Cronista.Los motivos por los que desaparecieron las guías de familias a principios del siglo XXI son varios: proliferaron apellidos nuevos y "a muchos no les interesaba la heterogeneidad", explica el genealogista. Otra causa fue la inseguridad; ya nadie quería que su dirección se hiciera pública. Por último, las familias se multiplicaron y hubiera sido una tarea titánica volcar toda esa información. De todos modos, para él la pasión por investigar no cesará jamás, aunque más no sea para crear nuevos árboles genealógicos en Internet.Al final de la entrevista, Carlos Dellepiane, del Instituto Municipal Histórico de San isidro, lo sorprende con un regalo; una medalla tallada en plata con el rostro de su pariente, el patriota. Lleno de recuerdos Belgrano, con la insignia en sus manos, pasea por las barrancas de la Quinta Los Ombúes, uno de sus sitios favoritos, un lugar de grandes historias, como las de sus antepasados.La Quinta Los Ombúes, sede del Museo Biblioteca y Archivo Histórico Municipal Dr. Horacio Beccar Varela, se ubica en Adrián Beccar Varela 774, San Isidro. Para más información ingresar a este link: https://www.sanisidro.gob.ar/content/quinta-los-omb%C3%BAes-16
Se encuentra a menos de 2 horas de CABA y ofrece la famosa Ruta del Queso.Una experiencia gastronómica recomendada por expertos en turismo y cocina, como la revista Time Out.
Profundo dolor provocó el fallecimiento de Daniel Valerio, a los 74 años, ingeniero agrónomo de la Universidad de Buenos Aires (UBA), docente y reconocido periodista agropecuario. Valerio, con más de 40 años de trayectoria en el sector, dejó una huella imborrable en la comunicación y la educación vinculada al agro. Si bien todavía no se conocen los motivos de su muerte, fue encontrado sin vida esta mañana por su hijo cuando iban a desayunar."Cómo no me fui": un tambero que le entrega leche a SanCor desde hace 50 años dice que le debe una suma inmensaNacido en Avellaneda, provincia de Buenos Aires, mantenía un fuerte vínculo con Tres Arroyos, ciudad de origen de su familia, a la que siempre hacía referencia con afecto. Egresó de la Facultad de Agronomía de la UBA con orientación en Zootecnia y desarrolló una destacada carrera académica como docente en la Facultad de Veterinaria de la UBA y en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UCA. Además, se desempeñó como asesor de establecimientos agropecuarios y fue coordinador de Acción Ganadera desde 2017 hasta la actualidad.Su labor periodística marcó un antes y un después en la divulgación agropecuaria. Fue jefe de redacción del Suplemento Rural de Clarín entre 1983 y 1998, donde contribuyó a acercar la realidad del agro a un público masivo. Luego dirigió la revista Super CAMPO, de Editorial Perfil, hasta 2012, consolidándola como una de las publicaciones más influyentes del sector. También fue coordinador del Pool de Periodistas, un espacio de referencia para el debate y la difusión de temas agropecuarios.En los últimos años, Valerio volcó su amor por la naturaleza y el campo en Kiñe Turismo Sustentable, un emprendimiento de cabalgatas en la Cordillera, con el que promovía un turismo responsable y en contacto con la tradición rural.Su partida deja un vacío en el periodismo agropecuario y en la comunidad del sector. Quienes lo conocieron destacan su calidez humana, su generosidad para compartir conocimientos y su compromiso con la difusión de la cultura agropecuaria. Cuentan sus más cercanos que, dos semanas atrás, Valerio había realizado una de sus habituales cabalgatas por los Andes, una travesía de cinco días que reflejaba su pasión por la naturaleza y la vida rural. Durante la expedición, comenzó a sentir fuertes dolores en el pecho, pero solo cuando descendió decidió consultar a un médico. Allí le informaron que había sufrido un infarto. Fue internado en Malargüe y, al día siguiente, trasladado a San Rafael, donde le colocaron un stent. La intervención parecía haber sido exitosa y su recuperación avanzaba favorablemente. El domingo pasado, acompañado por su hijo, regresó a Malargüe con la esperanza de retomar su rutina. View this post on Instagram A post shared by Abopa (@abopaoficial)Sin embargo, esta mañana, su hijo José Ignacio Valerio fue a buscarlo para desayunar y lo encontró sin vida. Aún no se conoce con certeza el diagnóstico médico de su fallecimiento, pero lo cierto es que no despertó. También tenía dos hijas, Elina y Natalia."Desde ABOPA despedimos con profundo pesar al periodista Daniel Valerio, un profesional comprometido con la información agropecuaria y un referente en la comunicación del sector. Su pasión por el periodismo y su calidez humana dejaron una huella imborrable en quienes tuvimos el privilegio de conocerlo y compartir su trabajo. Acompañamos en este difícil momento a su familia, amigos y colegas. Que descanse en paz", indicaron. Daniel Valerio, el soñador El país se incendiaba en el 2001. Fuimos juntos a tomar un helado en la Heladería Olímpica,...Posted by Roderick Mac Lean on Wednesday, February 5, 2025
La modelo paisa y el reguetonero vivieron candentes momentos en medio de una transmisión en las plataformas digitales de WestCol, que "orquestó", con un reto, la muestra de cariño entre la pareja
El abogado de Estado ha llevado una vida al margen de los focos pese a su gran papel como Jefe de la Casa Real y apenas se conocen detalles de su vida personal
No pudo Martín. Y cómo la peleó. Con una entereza, con un optimismo, con una polentaâ?¦ Pero no pudo. Le ganó varias batallas al cáncer de páncreas, dejando todo en el personal entrevero, día a día, mes a mes. Sin embargo, no aguantó la prolongada guerra. Siguió haciendo su vida, instalado en Polo One, su club en General Rodríguez, yendo al campo a ver los caballos y comentando los partidos por ESPN, una labor que disfrutaba mucho. "No se la voy a hacer fácil al bichito. Se metió con el cuerpo que no tenía que meterse", le confió a LA NACION, a mediados del año pasado. "Este año me lo como del todo", respondió, convencido, un mensaje durante las primeras horas de enero. Pero no hubo caso. Martín Garrahan murió este lunes, a los 57 años.El Chochán, como era conocido en el ambiente del polo, nunca perdió la calma. Siempre fue consciente de su enfermedad y que debía cuidarse constantemente, someterse a controles y a las sesiones de quimio. No temía por su futuro, sentía angustia por el sufrimiento de su familia: "No siento nada de miedo. Sí preocupación por mi entorno: mis padres (Agnes y Alex), mi mujer (Macarena), mis hijos (Matías, el mayor, y Agustina, frutos de un primer matrimonio, y Africa, Lucio y Alma, consecuencia de la unión con Maca), algunos de los de mi segunda tanda son muy chiquitos y eso es lo que más me preocupa. Ahora tengo nietos (3, dos por parte de Agustina y uno de Matías), pero yo en mi vida hice todo lo que pude, di hasta la última gota de sudor. Más de lo que hice no puedo hacer. No me da el tiempo. Entonces, cuando no estás arrepentido de nadaâ?¦ Yo que sé, si hoy me toca irme, la verdad, me daría lástima por mis hijos que son chiquitos, los nietos que me encantaría verlos crecer, pero miedo a la muerte no le tengo".Martín Garrahan nació en Villa Cañás, Santa Fe. Arrancó con el polo, junto a su hermano Patricio, en La Espadaña, el club de Lobos, donde vivían. "Después papá nos arrastró a Pilar", contó. "Yo iba al Champagnat y en mi clase estaban Marcos Heguy y Martín González, hijo de Daniel, y en la de al lado, Pepe Heguy, y eso me empujó hacia el polo. Además, de golpe, Horacio Heguy padre, para mí una eminencia, lo llama a papá, que jugaba en Nueva Escocia, para ver si quería jugar el Abierto con sus hijos, Horacito, Gonzalo y Marcos. Papá acepta y, en el primer año, ganan Palermo contra el famoso equipo de La Espadaña, gracias al golazo de Marcos Heguy. Ahí me agarró un fanatismo por este deporte, que hasta ahí no tenía". Su rápido progreso le permitió saltar etapas en la carrera deportiva. "Todo fue muy vertiginoso. Jugué una sola Potrillos, con 14 años, que fue la primera vez que me metí en una cancha normal. En ese momento me tocó jugar tres chukkers a las nueve y media de la mañana, perdí, Mito Goti, pobre, me pegó un tacazo sin querer, y tenía que volverme a Lobos. Una experiencia pésima. Y en el Intercolegial empiezo a mejorar y ya en 5° año, logro entrar en Champa B. Erramos un penal y no llegamos a la final contra un Champa A que era imbatible, con Pepe Heguy, Martín González, Marcos Heguy y Pite Merlos", detalló. Más tarde dio un salto grande: ganó dos abiertos juveniles, a los 20 y a los 21 años. Armó una buena caballada y se lanzó a jugar la Cámara de Diputados, torneo que suele foguear a los jóvenes que aspiran a participar en el Argentino Abierto. "Hasta que en el 94, Alfonso Pieres me agarra en Pilarchico y me propone: 'Che, esta temporada quiero jugar el Abierto con vos, Matías Mac Donough y Rubén Sola'. Nos llamamos Centauros y así jugamos Palermo 94 y 95", rememoraba Martín. El guerrero de la vida que llegó a 8 goles de hándicap, volvió a la Cámara tras esa breve experiencia en Palermo. "Es que yo ya era profesional, tenía un arreglo con Brunei y este dependía de mi hándicap. Con más goles, más plata ganaba. Entonces prioricé Brunei y en Argentina no jugaba el Abierto para cuidar el hándicap". Viajó al continente asiático entre 1995 y 1999. Y cuando se terminó Brunei, el Chochán arrancó nuevamente en la Cámara. "La ganamos en el año 2000". Un equipo con Gonchi von Wernick, su hermano, y Mariano González. A la temporada siguiente vuelve a ganarla con Pablito y Matías Mac Donoguh, y a Matías se le ocurre jugar el Abierto. "Le dijimos que sí, pero necesitábamos 32 goles para entrar directo. Y el pobre Gonchi, que a pesar de haber ganado la Cámara del 99, 2000 y 2001, nunca lo subieron a 8, se quedó afuera. Con todo el dolor del alma tuvimos que cambiarlo por un 8: Juan José Brané". La suerte no los acompañó en el máximo certamen mundial: "Era de seis equipos, nos tocaron dos partidos nada más, y contra Indios Chapaleufú II y La Dolfina, los finalistas de esa edición. No había equivalencia como hay hoy, donde jugás cuatro partidos y tenés rivales más parecidos a vos."La pasión por el polo y por los caballos superó su contracción al estudio: agronomía en la UCA. Quiso profundizar su vínculo con el deporte familiar y se hizo criador, junto a Patricio, o Cucho, como lo llaman, y su padre Alex, campeón del Abierto Argentino. Le fue bien como profesional y armó su propio club, Polo One. Luego lo llamaron para comentar polo en ESPN y en 2024 cumplió 30 haciendo esa labor con Gustavo Sgalla. "Yo siento pasión por lo que hice y por lo que hago. Y con Sgalla y el Tucán Pereira Iraola -sus compañeros de trabajo- voy a la guerra", le aseguró a LA NACION hace algunos meses. La idoneidad demostrada, el tono coloquial y sus aportes siempre constructivos, promovieron que la Asociación Argentina de Polo, con absoluta justicia, honrara esa trayectoria. "Para que el polo sea más grande, hay que contar cada una de las historias, como lo hace ESPN durante los partidos. Es por ello que en este caso homenajeamos a uno de los periodistas de polo más importantes del mundo, el querido "Chochán" Martin Garrahan, quien cumple 30 años de su primera transmisión de polo en ESPN", resumió la entidad madre de este deporte en el comunicado.Tras dar duras e intensas batallas, el viejo gladiador perdió la lanza y dejó caer el escudo. Sin fuerzas y agotado, se entregó. Lo había dado todo. "Tiene unos huevos", exclamaba siempre Lolo Castagnola, con la simpleza que lo caracteriza. Cada éxito de La Natividad se lo dedicaba al Chochán. Ese reconocimiento, ese sentimiento, ese cariño, despertaba Martín Garrahan en la gente. "Puta, que mala leche que me tocó el tema del cáncer, pero también, gracias al cáncer descubrí todo ese afecto que de otro modo no hubiera descubierto", contó Martín, a quien el bichito no le tuvo piedad.